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Ciudad construida en las faldas del Micala, en la costa de Jonia, se desconoce sin embargo el lugar que ocupaba la Priene arcaica, recibiendo un nuevo emplazamiento en el siglo IV y continuando durante las dos centurias siguientes su construcción. La ciudad fue levantada sobre cuatro terraplenes escalonados de 300 metros, siendo protegida por un muro reforzado por bastiones y 16 torres. El plano urbano se ajusta al esquema hipodámico, pues templos, edificios civiles y viviendas se integran en bloques regulares. La acrópolis se construyó separada, circundada por un muro con diez torres. El ágora ocupa el centro de la ciudad, extendiéndose a lo largo de dos manzanas. Estructuras notables son el bouleuterion y el pritáneo, integradas ambas en un bloque, así como los gimnasios, el estadio o el teatro. Las casas tienen una construcción sólida, presentando tipologías diferentes, si bien predominan las viviendas con patio central. El suministro de agua estaba asegurado por un sistema de conducción de agua y almacenamiento en cisternas. Sus principales santuarios eran el templo de Atenea, deidad principal de la ciudad, levantado por Piteo, responsable también del Mausoleo de Halicarnaso. Otros edificios religiosos son el santuario de Zeus Olympios; el santuario de Deméter y Core, en la cuarta y más alta terraza; el santuario de Alejandro Magno, que restauró el templo de Atenea, y el altar de los dioses egipcios, situado en el sector oriental de la ciudad.
contexto
Pero quizá el caso más curioso e instructivo de las contradicciones de una ciudad en el siglo IV a. C. lo constituya la pequeña pólis de Priene. Merece la pena acercarse a ella con cierto detalle, y por ello comenzaremos por recordar que, abandonando el emplazamiento primitivo de la urbe por haberse cegado sus puertos, los ciudadanos decidieron construir una nueva Priene hacia el 350 a. C., ayudados por Atenas; y a la hora de planearla se empeñaron, sin mucha imaginación, en aplicar el sistema tradicional de las colonias. En realidad, ya el propio esquema teórico mostraba sus estrechas limitaciones cuando se eligió el emplazamiento: al ser éste un terreno inclinado, todas las calles N.-S., en algún tramo de su recorrido, necesitan escaleras, siendo por tanto inútiles para el tráfico rodado. Pero tan grave inconveniente para el movimiento interno de la ciudad no es un defecto aislado. Además, nos encontramos con que las puertas de las murallas no se hallan a ambos extremos de una misma calle, sino que enlazan con vías paralelas, pero diferentes y difíciles de enlazar entre sí: se trata de mantener la idea clásica según la cual la ciudad es centro de su territorio, nunca lugar de paso; algo que los esquemas comerciales en ascenso empezaban a poner fuertemente en duda. Y algo parecido cabe decir de la ya paradójica acrópolis, gigantesca y casi aislada de la ciudad: en una época en que los ejércitos son más de mercenarios que de ciudadanos, incluso hay leyes que prohíben a los jefes de guarnición descender de su fortín, para evitar golpes de Estado: la fortaleza es ya más un enemigo potencial que un lugar de refugio. Con tales incongruencias de base, sólo se comprende la pervivencia de Priene hasta fines del mundo antiguo si se tiene en cuenta que nunca creció, y que jamás alcanzaría más allá de 10.000 habitantes; con esta limitación, todas las incomodidades podían soportarse. Para irse poniendo al día lo más posible, bastó que, siglo a siglo, se fuesen incorporando a su caserío las novedades urbanísticas y arquitectónicas que en todas partes se desarrollaban paralelamente. Así, aparte de los templos tradicionales (entre ellos, el ya comentado de Atenea que proyectó Piteo y cuya terminación hubo de financiar Alejandro), vemos cómo se levanta en el siglo III a. C. un templo a los dioses egipcios, fruto de la difusión comercial helenística. Pero sobre todo aparecen edificios concretos destinados a funciones determinadas: es el caso, por ejemplo, del bouleutérion o ekklesiastérion (sede del consejo o de la asamblea de ciudadanos que gobernaba la ciudad), sala cubierta y con gradas muy típica del helenismo. También merece una mención el teatro, con gradas de piedra y escena arquitectónica compleja, de las que aparecen a fines del siglo III a. C.; y no cabe olvidar el gimnasio situado junto al estadio: este tipo de edificio, escuela para niños a la vez que lugar para ejercitar el cuerpo, con su patio porticado para competiciones y su sala para lavarse tras los ejercicios, es el verdadero símbolo de la cultura griega en todo el mundo helenizado. Junto a estos edificios, interesa ver, en el entramado de la ciudad, cómo se imponen los espacios y ambientes nuevos, rompiendo con la tradición clásica; en este sentido, quizá lo más claro sea el desarrollo urbanístico de la zona del ágora: pórticos y columnatas rodean la plaza, llevándose el comercio a las salas construidas bajo sus soportales; y mientras tanto el área central se llena hasta lo inverosímil de estatuas, bancos de piedra y monumentos varios, convirtiéndose en simple lugar de encuentro y en prestigioso escaparate de la ciudad y sus habitantes. Decididamente, el ágora ha pasado a ser un espacio decorativo, y sus funciones antiguas se han descentralizado por completo. Priene muestra a la vez las causas de la crisis del urbanismo clásico y las soluciones parciales que podían adoptarse cuando ya la planta de una urbe estaba trazada. Pero cabía un planteamiento del urbanismo más radical, que rompiese con la tradición para ajustarse decididamente a los nuevos tiempos. Y ese nuevo urbanismo debió de discutirse e iniciarse con Alejandro. En efecto, se trataba de un momento óptimo para tal tipo de disquisiciones: el conquistador, en sus larguísimas campañas, fundaba una colonia tras otra; cabía por tanto hacer todo tipo de ensayos, incluso teniendo en cuenta elementos tan desconocidos en la Grecia clásica como los palacios de reyes y gobernadores.
fuente
Su torreta con forma de púlpito y la ametralladora que llevaba montada provocó que se le bautizara con el nombre de "Priest" (traducido como cura). Su diseño se remonta a los semiorugas norteamericanos sobre los que se montaban obuses. Sin embargo, para que se amoldara a las dificultades del terreno se le adaptaron cadenas. Gran parte de la producción fue destinada al ejército británico de acuerdo con el programa "Préstamo y arriendo". La primera vez que aparecieron sobre el campo de combate fue en 1942 en la segunda batalla de El Alamein. Satisfechos con los servicios prestados el ejército inglés pidió 5.500 unidades. Uno de los inconvenientes que planteaba este modelo era el tamaño del obús, cuyo calibre era distinto al estándar británico. Esta circunstancia hizo necesario importar los proyectiles. En lo que se refiere al resto de sus prestaciones era tan fiable que se continuó utilizando como transporte, una vez concluida la guerra.
Personaje Político
Comenzó a trabajar en "El Liberal" como taquígrafo y luego se convertiría en su director. Como representante del PSOE, ocupó el cargo de diputado en 1918. A lo largo de estos años se convirtió en uno de los personajes más acaudalados de su tiempo. Durante la dictadura de Primo de Rivera, se negó a colaborar. Fue uno de los firmantes del Pacto de San Sebastián y detentó la cartera de Hacienda y Obras Públicas desde la II República.Fue traficante de armas y uno de los participantes del alzamiento que tuvo lugar en octubre de 1934 y terminó en fracaso. Esta circunstancia le obligó a abandonar España. A su regreso mantuvo algunos enfrentamientos políticos con Largo Caballero, poco antes de que estallara la Guerra Civil. Mientras se desarrolló el conflicto fue ministro de Marina y Aire con Largo Caballero y con Negrín de Defensa. En 1938 tuvo que exiliarse a México, debido a las diferencias surgidas con el PCE.Al terminar la guerra, desde el exilio, creó una Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles y la Junta Española de Liberación, con sede en México.Escritos de su autoría como "Discursos en América", "Palabras al viento" o "Cartas a un escultor: pequeños detalles de grandes sucesos", conforman su aportación literaria.
Personaje Militar Político
El estallido de la Guerra Carlista será el motivo por el que este hijo de un notario inicie su carrera militar. Ingresa en un cuerpo voluntario liberal en 1834, alcanzando tres años más tarde la Laureada de San Fernando y en 1840 será nombrado general. Afiliado al Partido Progresista, al año siguiente es elegido diputado por Tarragona. Será nombrado subinspector de carabineros en Andalucía y en 1843 participa en una conspiración contra el regente Espartero. Será el promotor de la sublevación de la región de Reus y desde Barcelona implicará a toda Cataluña. El triunfo del pronunciamiento le valdrá los títulos de conde de Reus y vizconde del Bruch. El incumplimiento de las promesas por parte de los liberales motivará la creación en Barcelona de una Junta y Prim recibe la orden de contener sus reivindicaciones, lo que provocó la pérdida de una importante dosis de popularidad entre los catalanes. Solicitó permiso al gobierno para emprender un viaje por Europa, ya que no estaba conforme con el rumbo político emprendido. A su regreso será acusado de conspirar contra Narvaez por lo que sufrió proceso. En 1847 es nombrado capitán general de Puerto Rico imponiendo severas medidas para salvaguardar el orden público, medidas que no gozaron de la popularidad de la población por lo que Prim renunció pronto al cargo. Regresa a España y en 1851 es elegido diputado por Vich y dos años después por Barcelona. El triunfo de la "Vicalvarada" en 1854 le permitirá integrarse en las Cortes Constituyentes y un año más tarde es designado capitán general de Granada, siendo ascendido a teniente general en 1856. Será en estos momentos cuando abandone el Partido Progresista para formar parte de la Unión Liberal. La Guerra de Marruecos (1859-60) es posiblemente su gran triunfo. Al mando de un grupo de reservistas catalanes, obtendrá importantes y sonados triunfos en las batallas de Castillejos y Tetuán lo que le valdrá el título de marqués de Castillejos con grandeza de España. Al año siguiente es enviado a México con el objetivo de presionar a Juárez para que éste satisfaga la deuda exterior. Prim consigue su objetivo al firmar el Convenio de La Soledad en febrero de 1862. Las noticias llegadas de Francia, por las que este país pretende la creación de un imperio satélite en México dirigido por Maximiliano de Austria, llevarán a Prim al embarque de tropas y al regreso a la Península. De nuevo en Madrid se reintegra en su anterior partido y se afianza en las tesis del cambio dinástico como solución a los problemas nacionales. Al ser descubiertos sus planes será enviado al exilio, iniciando una serie de fallidos pronunciamientos que le llevarán a cambiar de actitud. Desde ese momento abandona las intentonas golpistas y pretende conseguir apoyos civiles, alcanzando la firma de los acuerdos de Ostende en agosto de 1866 y París en julio de 1867. El fallecimiento de O´Donnell (noviembre de 1867) llevará a sus partidarios a unirse al bloque liderado por Prim. Desde ese momento el general está en disposición de otorgar el definitivo golpe al maltrecho gobierno de Isabel II. Será en septiembre de 1868 cuando se subleve en Cádiz junto al almirante Topete, publicando el manifiesto "España con honra". Al pronunciamiento se suma Serrano, que marcha con sus tropas sobre Madrid mientras Prim recorre la costa levantina. La reina es obligada a abandonar su corona. La "Gloriosa" ha triunfado. Prim formará parte del gobierno provisional como ministro de la Guerra y se convertirá en un firme defensor del carácter monárquico del Régimen. Desde ese momento no escatimará esfuerzos en la búsqueda de un nuevo monarca, siendo Amadeo de Saboya el elegido. Como presidente del Gobierno se convirtió en principal defensor del nuevo rey pero fue asesinado antes de que éste llegara a España, el 27 de diciembre de 1870. La monarquía saboyana perdía de esta manera a su principal valedor.
contexto
La elección de sucesor de Pío II recayó en el veneciano Pietro Barbo, Paulo II, a quien los cardenales impusieron una capitulación que significaba un recorte en las atribuciones pontificias, e incluía la reforma de la Iglesia y la pronta convocatoria de un concilio general, así como la continuación de la guerra contra los turcos. No era una novedad, como tampoco lo fue que, una vez elegido, el Pontífice desconociese, por inválidos, los compromisos contraídos. El nuevo Pontífice adoptó posturas contrarias a las tendencias paganizantes del Humanismo, a pesar de su interés por las obras de la Antigüedad, compartido con sus predecesores. Sin embargo, los excesos verbales, verdaderamente contrarios al Pontificado, de algunos de estos humanistas motivaron que algunos fueran perseguidos y que la Academia romana fuese disuelta. Se siguió hablando de Cruzada y se dedicaron a su realización importantes cantidades de dinero; la respuesta internacional fue nula: apenas podía defenderse Hungría y todavía menos Albania, esta bajo la dirección de Scanderberg. Tras su muerte, en 1468, prácticamente toda Albania caía en manos de los turcos. Dos años después conquistaban la isla de Eubea, posesión veneciana, lo que provocó una intensa pero pasajera emoción en Italia: apenas se logró la firma de un acuerdo defensivo entre los Estados italianos, lleno, además, de cautelas y recelos. Menor reacción produjo todavía en otros Estados: nula en el Imperio, bajo el inoperante Federico III; nula también Francia donde la política tortuosa de Luis XI esgrimía, en cuanto lo consideraba oportuno, la amenaza de exigir la convocatoria de un concilio. De modo similar actuaba Carlos el Temerario, duque de Borgoña; en cuanto a Bohemia, se asiste en estos años a un recrudecimiento de las tensiones con el Pontificado por las ya viejas cuestiones del husismo. Siete años de pontificado se cerraban de modo inesperado con la muerte, todavía joven, de Paulo II, el 26 de julio de 1471. Era elegido para sucederle Francisco della Rovere, Sixto IV; se repetía la ya habitual capitulación previa y también el desconocimiento de su contenido, una vez convertido en Papa. La preocupación esencial por las cuestiones políticas, ya apuntadas en el anterior pontificado, se hacen ahora la nota dominante: en muy pocos años, el Pontificado, triunfante sobre la tormenta conciliar, había alcanzado la cima del prestigio espiritual e intelectual; con gran rapidez se precipitaba ahora en el más desaforado temporalismo, con su secuela de nepotismo. El Pontificado no sería otra cosa, en realidad, que el reflejo de un colegio cardenalicio que era la triste parodia de sí mismo y de su autentica misión. El nepotismo de Sixto IV se puso espectacularmente de manifiesto con la elevación al cardenalato de dos de sus sobrinos, Julián della Rovere, futuro Julio II y, sobre todo, la increíble promoción de Pedro Riario, pronto víctima de su vida depravada. Otro de sus sobrinos, Jerónimo Riario, se construía un dominio personal en los Estados de la Iglesia y arrastraba a su tío a la lucha general italiana. La primacía de las preocupaciones temporalistas del Pontificado le reduce a la condición de un príncipe italiano más, inmerso, como todos, en la ininteligible política italiana, mientras la preocupación general por la dirección de la Cristiandad escapa de su horizonte. Una parte del permanente estado de tensión en Italia es el enfrentamiento del Papado con los Médici florentinos, en el curso del cual se producirá uno de los acontecimientos más oscuros y escandalosos, la conjura de los Pazzi. Estos banqueros, favorecidos por Sixto IV, declarados enemigos de los Médici tramaron una conjura cuyo objetivo final era el asesinato de Julián y Lorenzo de Médicis, y la toma del poder en Florencia; era una maniobra en la que seguramente Sixto IV no participó, pero de la que no estuvo suficientemente apartado. El 26 de abril de 1478 estalló el complot que logró el asesinato de Julián; el golpe de Estado, sin embargo, fracasó, y fue seguido de una sangrienta represión. Florencia y el Pontificado se hallaron en guerra, en la que Sixto IV decretó la excomunión contra Lorenzo y el entredicho contra la ciudad. Era la primera de una serie de guerras que absorben por completo las energías y los recursos pontificios. El resultado de la actitud pontificia es el reforzamiento del control de las grandes Monarquías del momento sobre sus respectivas Iglesias nacionales: Francia, Inglaterra y Castilla-Aragón, recientemente reunidas; era la culminación de un proceso que tiene hondas raíces. El incesante crecimiento del poder turco exige la organización de una Cruzada. Sixto IV no regateó esfuerzos diplomáticos y multiplicó las embajadas, sin hallar respuestas adecuadas; pese a ello, en 1473, una flota pontificia, junto a naves venecianas y napolitanas, realizaba operaciones en el Mediterráneo oriental, protagonizando algunos saqueos. El gran acontecimiento lo constituiría la toma de Otranto por los turcos en agosto de 1480; la presencia turca en la península italiana disparó el temor en toda la Cristiandad. Sin embargo, la respuesta fue muy escasa, limitándose únicamente a la recuperación de la ciudad, al cabo de un año de su caída, sin aprovechar el desconcierto que supuso la muerte del sultán Mohamed II. El pontificado de Sixto IV, en el orden artístico y cultural, alcanzó considerable altura; la Biblioteca Vaticana conoció un extraordinario desarrollo, tanto en el numero de volúmenes como en la función de desarrollo cultural. Junto a ella el Archivo Secreto reunía la documentación pontificia, bajo la dirección de Platina, que realiza una primera historia del Pontificado. También fue reabierta la Academia Romana que clausurara Paulo II, y, por primera vez, comenzó a funcionar un museo de antigüedades, en el Capitolio, que recogió muchas de las numerosísimas piezas reunidas por el Papa. Desplegó también Sixto IV una gran actividad constructora y urbanística; sin exageración es posible afirmar que de su impulso nace la Roma renacentista. Calles, iglesias, el puente Sixto, y muy en especial la capilla que, en el palacio vaticano lleva su nombre, decorada con extraordinarios frescos. En el terreno científico hay que reseñar el primer proyecto de reforma del calendario, aunque no pudiese convertirse en realidad por el momento.
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Poco se puede decir de este grupo zoológico que presenta especies endémicas en cada continente. Así grupos como Cercopithecus, Cercopithecoides, Theropithecus, Cercocebus, Pan, Gorilas y Australopithecus no se dispersaron fuera de Africa, mientras que Presbytis, Rhinophitecus, Szechuanopithecus, Hylobates, Pongo, Symphalangus y Gigantopithecus parecen tener sólo una distribución asiática. Una excepción curiosa es Macaca que se ha identificado en varios continentes desde su aparición en el registro fósil. Aparece en el sur de Asia, norte de Africa y Europa, pero no se presenta en el Africa sursahariana. Éste tiene una amplia tolerancia ecológica, aunque su preferencia por selvas o bosques puede hacer que fracasara en el cruce al sur del Sahara. Su existencia en la colonia de Gibraltar le convierte en el único primate (junto a Homo) presente en Europa.
contexto
Existen varias dificultades a la hora de establecer la cadena de la evolución que lleva a los grandes primates vivos y al hombre. En primer lugar, debemos mencionar que el tipo de restos encontrados son dientes aislados o fragmentos de maxilares, aún más escasos que en los restos de homínidos. En segundo lugar, la definición taxonómica de estos restos pasa por una constelación de atribuciones, y, por último, esta búsqueda de los antecesores se encuentra entorpecida, dado que algunos especímenes no presentan rasgos que nos lleven a la cadena de hominoideos vivos actuales, extinguiéndose sin descendencia clara. El registro fósil es más completo en África que en Eurasia, y más abundante en el Mioceno, aunque existen lagunas importantes por las cuales es aún más difícil la asignación taxonómica. Siguiendo a R. Kkein podemos comentar algunos especímenes. En el Oligoceno, hace 30 millones de años, encontramos los restos del Aegyptopithecus y el Propliothecus. Entre ambos, el aegiptopiteco se acerca más a los hominoideos del Mioceno y es más reciente que el segundo. Sin embargo, ambos se muestran más cerca de la separación entre hominoideos y cercopitecos, cuya separación descansa sobre la base de diferencias divergentes en la dieta. A partir de ellos se presenta un lapsus en los hallazgos hasta alcanzar los primates del Mioceno Antiguo y Medio, donde encontramos más abundancia de fósiles. En el Mioceno Antiguo africano, de 22 a 18 millones de años, se encuentra el género Proconsul. Es el más antiguo y recuerda a los grandes primates vivos y al aegiptopiteco. Su dieta era frugívora. El principal yacimiento del Proconsul es Rusinga (Kenia), en donde el medio ambiente se ha interpretado como un bosque tropical húmedo, oscilando hacia un medio más seco con arbolado difuso. Existe un debate sobre la determinación de su comportamiento, mitad arborícola y mitad terrestre (cuadrúpedo). Asimismo presenta un dimorfismo sexual muy marcado. Además del Proconsul, se conocen cuatro géneros más. El Micropithecus y el Dendropithecus en Kenia occidental, donde coinciden con restos del Proconsul. Sin embargo, el Afropithecus y el Turcanapithecus aparecen en el norte de Kenia, donde el Proconsul es desconocido. El Dendropiteco era arborícola, pero adaptado a una marcha cuadrúpeda. En el yacimiento de Legetet se asocia a un bosque cálido de altura. Por otro lado, el Afropiteco muestra un avance en la separación entre gibones y los grandes primates hominoideos, que se calcula que sucedió entre los 17/18 millones de años. En el Mioceno Medio nos encontramos con la pervivencia del Proconsul hasta los 8/9 millones de años. A su lado se encuentra el Kenyapithecus, que aparece en yacimientos keniatas datados aproximadamente entre los 16/14 millones de años, y se tiende a considerarlo el ancestro de varios hominoideos del Mioceno Final euroasiático (Ourapithecus, Sivapithecus y Gigantopithecus), así como de los hominoideos actuales africanos. En el período comprendido entre los 17/18 millones de años el contacto terrestre entre África y Eurasia se incrementa, facilitando la expansión de hominoideos en Eurasia. Desde el sur de Europa hasta el suroeste de China, se conocen mejor estos especímenes que en Africa, debido a una mejor conservación de los restos. Así tenemos probablemente seis géneros. El Dryopithecus era un cuadrúpedo arbóreo que rara vez aparece asociado al Pliopithecus, antecesor del gibón, y en su comportamiento se muestra como un primate arborícola adaptado a la suspensión de ramas. El Sivapithecus (12 a 8 millones de años) se conoce especialmente por los restos encontrados en los montes Siwalik, en la frontera indopaquistaní, y en Turquía. Con cierta discusión entre los investigadores, aparece también en Europa, China y Kenia occidental (Kenyapithecus wickerii de Fort Ternan). Se le considera el antecesor del orangután y engloba al Ramapithecus, estando habituado a un medio abierto. Sus restos son significativos, ya que muestran que probablemente se separara de la línea que conduce a los hominoideos y grandes primates africanos hace 12 millones de años, constituyendo el Ramapithecus la rama favorita en la línea de los homínidos. La clave de la separación entre homínidos y chimpancés y gorilas se encuentra en el Mioceno tardío e inicio del Plioceno, de los cuales no hay apenas restos en África, en donde únicamente se conoce un fragmento de maxilar en Samburu (centro/norte de Kenia) asociado a una cronología entre 10,5 y 6,7 millones de años. Este resto parece representar rasgos del gorila actual, si bien pudiera ser asimismo el ancestro del chimpancé y los homínidos. El Gigantopithecus, de gran talla, probablemente constituya el espécimen más grande de la historia de los primates, teniendo un comportamiento terrestre dado su gran tamaño. Su dotación en Siwalik es de 6,5 millones de años, pero es posible que sobreviviera hasta hace 500.000 años, siendo ya coetáneo del Homo erectus. El Oreopithecus, por último, se encuentra bien definido en Fort Ternan, en un medio seco con bosque abierto de altura. Existiendo una laguna entre el final del Mioceno y parte del Plioceno, en donde ya encontramos los restos de los homínidos más antiguos. De todo ello se desprende que nuestros ancestros eran principalmente arborícolas, que descendían con frecuencia al suelo, pero no presentaban los caracteres de especialización de marchadores cuadrúpedos como los babuinos actuales. Por ello las claves de la evolución se encuentran en el Plioceno, según los criterios básicos en los que se basa la hominización.
Personaje Pintor
Apenas se conservan datos sobre su educación, aunque se sospecha que discurrió en Bolonia. Uno de los artistas que mayor repercusión ejerció sobre su arte fue Rafael. A partir de los años veinte su actividad se documenta en Mantua, donde trabaja con Giulio Romano. En esta época intervino en la decoración del Palacio Ducal y del Palacio de Té, donde realizó los estucos. De Romano adoptó su modo de concebir el manierismo, según las creaciones de Rafael. Aunque rechazó la excesiva monumentalidad del anterior. Correggio y Parmigianino fueron otros dos personajes que despertaron su interés. Cuando cumple los treinta se traslada a Francia al servicio de Francisco I para colaborar con Rosso Fiorentino. Trabajó en la decoración del Pabellón de Pomona de Fontainebleau. La mayoría de estas creaciones desaparecieron con el paso del tiempo, aunque muchas se conocen a través de bocetos. Tanto su trabajo como el de Fiorentino supuso una considerable evolución en la pintura -concretamente en la decoración mural- por el refinamiento de su ritmo. A la muerte de Rosso, se consolidó como el principal artista de la corte, cargo que le obligaba a revisar todas las producciones artísticas que se realizaban para la corona. Para la corte de Francisco I protagonizó un viaje a Italia con el fin de adquirir una colección de esculturas clásicas y los vaciados de yeso de las principales creaciones de la antigüedad (como la Columna Trajana o el Laocoonte). En la década de los cincuenta contrata a Niccoló dell'Abate como ayudante. Su compañero de trabajo le sustituiría en su puesto cuando en 1559 fue elevado al rango de superintendente real por Francisco II. Desde aquí fue el responsable de la educación de los mejores artistas franceses de la corriente manierista. Para difundir su arte empleó la reproducción de grabados que se extendieron a otros países. Gracias a los dibujos que se conservan se han podido identificar algunas de sus obras como su Autorretrato (en la Galería de los Uffizi), La Sagrada Familia de Leningrado o Ulises y Penélope de Ohio. Residiendo en Francia realizó dos viajes a Italia. Durante estas estancias entró contacto con Perin del Vaga. La escultura y la arquitectura se convirtieron el refugio de los últimos años de su vida. Fue uno de los grandes exponentes del manierismo. Su estilo elegante, refinado y artificial fue decisivo en la evolución del arte francés.