Estudio en el Colegio de los Jesuitas de su ciudad natal, ingresando en la Compañía aunque no se ordenó. Felipe V le llamó como colaborador durante la Guerra de Sucesión y entre 1711-1713 recibe los nombramientos de intendente de Extremadura y superintendente de Cataluña, ocupándose después de la presidencia de la Junta Superior de Gobierno y Justicia del Principado, poniendo en marcha las primeras reformas financieras y las normas que permitirán la confección del Catastro en 1716. Al año siguiente recibe de Alberoni los cargos de intendente general de Marina y Ejército y presidente del Tribunal de Contratación de Indias, poniendo en marcha un ambicioso destinado a la reforma de la Marina y la potenciación del comercio con las Indias a través de la creación de compañías. Será uno de los promotores del traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz donde se construirán en 1724 los astilleros de La Carraca. También se encargará de organizar las expediciones a Cerdeña y Sicilia con las que Isabel de Farnesio pretendía situar a sus vástagos en los territorios italianos. La caída de Alberoni arrastró a Patiño, siendo encarcelado y procesado para conseguir después la absolución. Desde este momento empieza una nueva carrera ascendente, siendo designado en 1726 secretario de Marina e Indias y poco después de Hacienda. La política del país estaba en sus manos, intentando mantener la herencia de los infantes en Italia. Intentó poner en marcha el Catastro y como secretario de Guerra organizó la victoriosa campaña de Orán (1732). Dos años más tarde se aúpa a la secretaría de Estado, ocupando el cargo hasta su muerte.
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Político
A pesar de humilde origen, se hizo con el control de la mina La Salvadora y los ricos yacimientos de estaño de Cataví, lo que le convirtió en una de las mayores fortunas de Iberoamérica antes de la Primera Guerra Mundial y en el mayor productor de estaño del mundo. Gracias a la aportación de capital británico, en 1924 se formó la Patiño Mines and Enterprise Co. Participó en política en defensa de los interese de la oligarquía boliviana, integrado en La Rosca, financiando la guerra del Chaco. Fue también embajador de España y Francia.
obra
A principios del año 1865, gracias al dinero que le entregó el duque de Riansares como anticipo del cuadro Isabel II pasando revista a las tropas, Fortuny hizo un viaje a Tánger. En tierras norteafricanas volvió a recuperar esa pasión por la luz que se manifestará en sus trabajos íntimos, como esta escena que observamos donde la luminosidad marroquí diluye los contornos de las figuras y del espacio para crear un conjunto dominado por la atmósfera, anticipándose así al Impresionismo. La factura empleada por Fortuny es absolutamente fluida y rápida, quedando el dibujo relegado a un papel secundario, utilizando tonalidades que profundizan los contrastes al igual que ocurre entre las zonas de luz y sombra. El resultado es una pequeña obra maestra que se aleja de las imágenes de costumbrismo pintadas por el artista ante la alta demanda europea.
monumento
El Palacio de la Infanta debe su nombre a la viuda del infante don Luis de Borbón, doña María Teresa de Vallábriga, quien pasó en este lugar los últimos años de su vida. Era un espectacular palacio renacentista mandado construir en el año 1550 por Gabriel Zaporta, en el que destacaban el patio y la escalera. En el año 1636 el edificio dejó de pertenecer a esta familia al ver agotada su descendencia, por lo que fue pasando de unas manos a otras hasta que en 1905 el palacio fue vendido y derribado, salvando los elementos de mayor interés artístico: el patio y la portada. Los propietarios vendieron estas piezas al anticuario francés Fernand Schutz por 17.000 pesetas. Ya en Francia, fue montado en París, en el Quai Voltaire, poniéndose a la venta de nuevo en 1957, cuando fue adquirido por la Caja de Ahorros de Zaragoza por tres millones de pesetas. Tras veinte años de espera, fue integrado en el nuevo edificio de Ibercaja, en la plaza del Paraíso, donde hoy se puede contemplar esta belleza renacentista realizada en piedra y yeso. Se trata de un patio de planta cuadrada con dos pisos. El inferior presenta ocho columnas con el fuste estriado en la zona baja y figuras humanas en la superior, soportando arcos escarzanos. Los frisos están decorados con medallones, amorcillos, grifos,... En la segunda planta encontramos una galería de arcos de medio punto peraltados. Los antepechos se decoran con bustos de personajes históricos como Carlomagno, Fernando el Católico, Carlos V, Felipe II o el propio Zaporta, creándose un complejo programa iconográfico con el que se pretende homenajear al emperador, agradecido Zaporta por recibir de su señor el señorío de Valmaña.