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Personaje Literato
Desde su infancia, Emilia Pardo Bazán leía toda clase de libros -incluso algunos que resultaban poco adecuados para una niña de esa edad- por iniciativa de su padre, hombre culto que estimuló su afán de aprender desde los primeros años. Algunos le calificaron de "feminista precoz" porque jugaba indistintamente con juguetes de niños y niñas. Emilia fue en realidad una autodidacta y en sus escritos abordó muchos temas, no sólo los que afectan más directamente a las mujeres. Muchas personas se sorprendían de sus opiniones en temas conflictivos. Su personalidad resultaba sorprendente y fue motivo de escándalo. Por otra parte D? Emilia no eludía las polémicas, sino que participaba activamente en ellas, exponiendo valientemente sus ideas. De hecho participó activamente en todas las controversias de la época, asistió a muchas tertulias literarias, colaboró en numerosos periódicos y revistas, procurando compaginar sus ideas con el mundo moderno. Supo mantener la amistad con personas de diversas ideologías: Menéndez Pelayo, Clarín, Giner de los Ríos, etc. Fue una de las grandes escritoras de la literatura española. Su producción recoge varios géneros literarios como la crítica, las crónicas, el ensayo, la novela y el teatro, entre otros. Publica su primer libro en 1876, bajo el título "Estudio crítico de las obras del padre Feijóo". Unos años más tarde se decanta por el estilo realista como muestra en la novela "Viaje de novios". A estas publicaciones le siguen una larga relación de trabajos, pero es en 1886 cuando alcanza el éxito con "Los pazos de Ulloa". La segunda parte de este relato no llegó hasta un año después con "La madre Naturaleza". Antes de morir escribe "La quimera". Escribió muchos ensayos y artículos feministas. Por ejemplo, en su "Nuevo Teatro Crítico" incluyó algunos: "La educación del hombre y de la mujer. Su relación y diferencias", en el congreso pedagógico de 1892; "Una opinión sobre la mujer. El discurso del Marqués del Busto en la Academia de Medicina", "La mujer española", etc. Era una feminista convencida de la necesidad de mejorar la situación de las mujeres, aunque también consideraba que muchas no opinaban como ella. No llegó a conseguir un sillón en la Academia de la Lengua, pese a sus méritos demostrados, y este fracaso afianzó su feminismo, haciéndolo más agresivo e irónico. Le habían concedido la Cátedra y la presidencia de la Sección de Literatura del Ateneo, quizá como premio de consolación.
Personaje Político
En 1872 alcanzó la presidencia del Perú, siendo el primer presidente civil. Es el fundador del Partido Civilista, que basó su lucha política en combatir el caudillismo y las asonadas militares. Su llegada al poder significó la primera ocasión en que un candidato de la oposición lograba ganar unas elecciones. Sin embargo, la derrota no fue aceptada por el candidato derrotado, el anterior presidente y coronel José Balta, lo que fue motivo de enfrentamientos a lo largo de todo su mandato. Así, fue asesinado por los soldados en el Palacio del Senado de Lima, del que era presidente, en 1878.
fuente
Nombre popular de los caballeros villanos, pequeños propietarios, plebeyos del campo o ciudades, con suficiente dinero para mantener caballo y armamento.
contexto
Más de una vez, acercándonos a sus enormes bóvedas de cemento, a sus amplios graderíos o a las columnatas de sus escenarios, habremos pensado, después de la primera impresión, o bien que, a la hora de la verdad, se trata de una arquitectura repetitiva, pese a su indudable fuerza, o, por el contrario, que acaso exista una clave para conocer la fecha concreta de un anfiteatro o de un circo a través de ciertos detalles de su construcción. Desengañémonos desde un principio: a la luz de los conocimientos arqueológicos que hoy se tienen, estos inmensos edificios, tan semejantes unos a otros en sus líneas generales, aunque tan diversos cuando se introduce uno en su estudio, siguen fechándose sistemáticamente a través de medios estratigráficos, de cerámicas halladas en sus cimientos, etc., porque aún no se ha dado con otros sistemas más seguros. Una de las razones esenciales de esta penosa situación ha sido ya sugerida, y merece la pena que ahondemos en ella: los teatros, y más aún los anfiteatros y los circos, son esencialmente construcciones utilitarias, y fruto de las ciudades en que se construyen. Del mismo modo que hoy puede levantarse un estadio de tecnología avanzada en una gran urbe, mientras que un pueblecito construye el suyo con materiales y técnicas tradicionales, una capital de provincia romana edificaba su circo siguiendo las últimas modas de Roma, mientras que, a pocas leguas, los campesinos se apelotonaban sobre gradas de madera para ver su carrera de caballos. Mas hay otra razón más profunda, y muy asentada dentro de la mentalidad arquitectónica romana: se trata de la conocida distinción, e incluso oposición, entre la estructura y el ornamento (ornatus) de un edificio. En un anfiteatro, un teatro o un circo, la estructura está compuesta por los muros, los arcos de cemento, las gradas y pasillos tallados en la roca o modelados en el hormigón; esto constituye, digámoslo así, la parte de la ingeniería en la obra y, a menudo, lo único que nos ha llegado de ella. Pero, para un arquitecto antiguo, este aspecto tenía escaso interés porque, en principio, cal y roca tallada quedarían ocultos cuando la obra llegase a su conclusión: por encima habría de colocarse lo más interesante y vistoso: en unos sitios, sería estuco modelado o pintado, en otros, sillares, frisos, placas de mármoles multicolores y hasta esa sucesión de esculturas, obeliscos y templetes que nunca faltaban en la spina de un circo. Y no hablamos de simple decoración: existen ciertos campos, también dentro del ornatos, que un romano consideraría lo arquitectónico por excelencia: son las fachadas de los edificios y las ostentosas frontes scaenae de los teatros, elementos ambos tan independientes de la propia estructura que llegan a conformar en ocasiones verdaderas pantallas exentas. Ante finas fachadas, a menudo de sillares labrados, como las de los circos de Emerita y Toletum o la del teatro de Caesaraugusta, se comprende que los arqueólogos se pregunten, sistemáticamente, si no pueden ser añadidos posteriores. En último término, su situación no es muy diversa de la que presentan las columnatas escénicas, y sabemos que éstas se reconstruyeron en ocasiones, siguiendo la moda de cada momento. Porque es esta parte arquitectónica del ornatus la que sigue con interés las oscilaciones estéticas.
Personaje
Mulata. Mujer de Pedro Escoto. Cuidaba y atendía a los enfermos y heridos de la hueste de Hernán Cortés. También combatió en el lugar de su marido Pedro de Escoto.
Personaje Arquitecto
Este joven arquitecto español es el autor del Palau de la Música de Valencia, emplazado junto al Jardín del Turia, uno de los edificios más emblemáticos de la Valencia actual y uno de los principales auditorios del país. Inaugurado en 1987, lo concibió como una enorme bóveda acristalada perfectamente integrada en el jardín que se abre ante él, diseñado por Ricardo Bofill.
obra
El interés de los pintores del norte de Europa por el realismo les llevará a representar en numerosas ocasiones escenas de bañistas y amantes, abandonando así la necesidad de recurrir a la temática mitológica para mostrar desnudos, tanto masculinos como femeninos. Altdorfer es uno de los pintores más interesantes del Renacimiento alemán y, aunque se especializará en paisajes, convirtiéndose en uno de los primeros paisajistas "puros", no dejará de lado la temática sexual como aquí podemos observar. Muy relacionado con esta composición también encontramos el Baño en Leuk de Hans Bock el viejo. Las figuras de Altdorfer presentan la influencia de Cranach y Durero, interesándose más por la expresividad de sus personajes que por la anatomía en sí.
obra
Terborch depura su estilo y lo conduce hacia una elegancia que caracterizará sus últimas obras frente a las producciones más populares y francas de sus compañeros pintores. En esta ocasión nos presenta una escena de la vida cotidiana, pero de una familia de clase alta. En el salón principal de la mansión, un apuesto caballero con traje militar, espada al cinto y espuelas invita a bailar a una de las hijas de los anfitriones. La muchacha lleva un vestido de seda amarilla lleno de brillos y encajes, que el pintor se complace en detallar minuciosamente para halagar a sus compradores, burgueses y comerciantes que sienten gran placer en reconocer sus propias riquezas en los cuadros que protagonizan. Terborch no ha abandonado el tenebrismo de sus primeras obras y deja la estancia en una densa penumbra de la que apenas se destacan los rostros del resto de la familia y la hermosa lámpara de bronce. Por el contrario, la pareja sobresale, fuertemente iluminada, obteniendo de este modo el protagonismo absoluto de la escena.