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Este, igual que otros carros de la clase Panzer, es uno de los tanques más efectivos que intervinieron en la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era contrarrestar el ataque de los T-34 rusos, por lo que fue dotado con un potente armamento. Sus diseñadores también pensaron en aportarle movilidad y un buen blindaje para que gozara de una eficaz protección. A pesar de tener en cuenta todos estos aspectos, a la hora de poner en marcha las primeras unidades en la batalla de Kursk surgieron serios problemas. Parte de ellos fueron debidos a que no se realizó el periodo de pruebas exigido. Cuando se puso solución a estos contratiempos, el Panzer pasó a la historia como uno de los carros de combates más eficaces. Su fabricación, que no se interrumpió hasta 1945, alcanzó las 4.500 unidades. Al término del conflicto, el ejército galo continuó empleándolos.
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Originario de la casa Henschel, el Panzer está basado en un modelo de 1941. La fabricación de este carro pesado se inició en verano 1942 y no concluyó hasta 1944. A lo largo de este periodo vieron la luz 1.350 tanques. De este diseño, cuya fabricación se prolongó hasta que fue sustituido por el Panzer VI King Tiger, se realizaron tres versiones. Una respondía a un carro de mando, el segundo era un modelo de recuperación con cabrestante y por último se diseñó el Sturmtiger que llevaba incorporado un lanzacohetes. El avance técnico que caracterizó a este carro de combate encareció su fabricación y también su mantenimiento. Uno de los defectos más acusados del diseño era la suspensión de las ruedas, lo que provocaba que se cubrieran de barro y piedras. En caso de que bajaran las temperaturas esta incidencia se podía complicar al helarse el mecanismo, llegando a impedir su movilidad. La primera vez que apareció en el campo de batalla fue en el enfrentamiento que se llevó a cabo contra las tropas inglesas en Tunez en 1942.
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Este carro tiene su origen en 1943. Del proyecto se hizo cargo la Henschel, aunque las torretas de los primeros modelos de serie eran de Porsche. El Panther presentaba una estructura muy similar, aunque el blindaje del Tiger era superior. A mayor grosor de la coraza, el peso incrementaba, por lo que la velocidad disminuía y también la movilidad. En definitiva, resultaba un carro poco fiable. Su primera actuación bélica aconteció en 1944. Intervino en las operaciones que se desarrollaron en Normandía.
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La mejor arma anticarro de manejo personal que se empleó durante la Segunda Guerra Mundial fue casi con absoluta seguridad el panzerfaust- "puño de hierro"-. Su proyectil de guerra se basaba en el principio de carga hueca o efecto Monroe. Monroe demostró en la segunda mitad del siglo XIX la propiedad de algunos explosivos de dirigir y concentrar todo su efecto en determinado lugar, dependiendo de la forma de su contenedor. Este principio había sido empleado frecuentemente en minería, ferrocarriles, etcétera. Durante la Segunda Guerra Mundial se pensó en aplicarlo a las granadas. Dado que la habitual forma de éstas es ojival, se supuso que, debidamente moldeada la carga explosiva y dotándola de un doble cono anterior, todo el efecto del explosivo se concentraría en el vértice del cono. Sus efectos se suceden según esta secuencia: el proyectil alcanza el blanco y se produce la explosión. Del foco de la parábola o vértice saldrá un pequeño haz de fuego a una temperatura de 3.000 grados, que fundirá el metal del objetivo tocado, Si éste es un tanque, la carga hueca fundirá las planchas y lanzará dentro del vehículo un chorro de calor y gases que carbonizará a la tripulación y hará estallar sus depósitos de carburante y de municiones. El panzerfaust, que los alemanes tuvieron en abundancia durante la última fase de la guerra y utilizaron con una tremenda efectividad, nació de combinar una granada de carga hueca y un cohete, que era lanzado desde un tubo. La mayor virtud de esta arma era su sencillez: granada-cohete-tubo. Este tenía una sencilla mira que al levantarla para apuntar quitaba el seguro del arma. Al apretar el disparador, la ignición del cohete fundía la baquelita del tapón posterior, de modo que se convertía en un arma sin retroceso. Los alemanes fabricaron tres modelos de panzerfaust. El "30" fue un ingenio peligroso para quien lo empleaba, pero demostró ser muy eficaz: lanzaba una granada que podía perforar 14 centímetros de acero a 30 o 40 metros de distancia. El tubo era desechable. El modelo "60" era más seguro y preciso: disponía de un alza para disparar a 30, 60 y 90 metros. Sus granadas podían perforar hasta 20 centímetros de buen acero con una inclinación de hasta 30 grados. El tubo era recuperable. El mejor de los tres modelos, el que se empleó preferentemente en la fase final de la guerra, fue el "100". Podía alcanzar objetivos hasta a 150 metros de distancia, y no había blindajes que resistieran sus impactos a 70 metros. Medía un metro y pesaba completo 6,8 kilos.
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Lanzacohetes alemán sin retroceso de 88 mm. Disparaba un proyectil de 3,170 kg. de peso, capaz de perforar una coraza del espesor de 114 mm. desde una distancia de 150 m.
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El Ejército alemán entró en la guerra con una gran variedad de vehículos semiorugas, con capacidades que iban desde 1 a 18 toneladas, y adaptados a usos muy diversos y especializados. Estos vehículos, concebidos en su mayoría durante los años treinta, se caracterizaban por su gran sofisticación y calidad. Sin embargo, a medida que el conflicto se fue alargando, la demanda de nuevos modelos sumada a la falta de mano de obra cualificada y a la necesidad de economizar llevaron a la simplificación de su diseño, estableciéndose una gama reducida a tres tipos de semiorugas: ligero, medio y pesado. Dentro de la última categoría, en mayo de 1942 fue encargado a la Bussing-NAG el diseño de un vehículo cuya capacidad de transporte debería ser de al menos 3 toneladas, destinado a reemplazar a los Sd.Kfz.6 y 7, así como a los Maultier. Con estas especificaciones la compañía alemana presentó en diciembre de 1943 cinco ejemplares, en los que se mantenían la suspensión de barras de torsión, las ruedas imbricadas (aunque de nuevo diseño), el motor Maybach HL42 y la transmisión original de los vehículos que combatieron en los primeros años de la guerra. Las mayores innovaciones se referían a las cadenas, completamente metálicas y con 50 centímetros de ancho, y también a la cabina y a la superestructura de nuevo diseño. Se proyectaron tres versiones: una completamente blindada y armada con el lanzacohetes Panzerwerfer 42 de 15 cm con objeto de sustituir la configuración de dicho armamento montado sobre el Opel Maultier; otra con blindaje sólo en la cabina que se utilizó como tractor de artillería y en algunas subvariantes con el cañón Flak 43 de 3,7 cm; y finalmente la versión sin blindaje empleada como vehículo de municionamiento. Ordenada en un principio la construcción de 7.500 ejemplares, los sistemáticos bombardeos aliados sobre la industria alemana únicamente permitieron completar un millar de vehículos hasta el mes de marzo de 1945.
obra
La escultura de Antonio Canova ejerció una autoridad ilimitada sobre toda una generación de artistas. Su fama atrajo la curiosidad de Napoleón -o más bien la de sus publicistas-, y este escultor de los papas se convirtió en representante artístico del Imperio. El distante rigor clasicista de su estatuaria fue un exponente bien acomodado en la parafernalia neorromana de la corte napoleónica. Realizó retratos del propio emperador, la emperatriz María Luisa y de la hermana de Napoleón Paulina Borghese -esta vez con la figuración propia de una Venus triunfante- y de otros miembros de la corte francesa. La escultura napoleónica, como la arquitectura, se nutrió de artistas maduros fuertemente enraizados en el clasicismo, aunque Canova representó su versión más severa. El italiano fue objeto de culto entre los nuevos artistas galos. Con todo, aunque no fue en Francia donde Canova encontró los ecos más sonoros, sí pudo escuchar allí los más sugestivos. La retratada tenía 25 años cuando el escultor empezó su trabajo en un único bloque de mármol de Carrara. Paolina aparece indolente, tumbada en un diván, extendiendo la pierna derecha sobre la que reposa la izquierda. En su mano izquierda sujeta una manzana -aludiendo a su triunfo en el juicio de Paris- mientras el brazo derecho sostiene su atractiva cabeza, dirigiendo su altiva mirada hacia el espectador.
Personaje
Personaje Pintor
Paolo Ucello siempre ha estado considerado como el maestro del Quattrocento más preocupado por la perspectiva. Su verdadero nombre es Paolo di Donno y nació en Florencia en 1397. Inició su formación artística cuando tenía diez años, en el taller del escultor Ghiberti, en el momento en el que se estaban realizando las segundas puertas del Baptisterio. En 1415 es admitido en el Gremio de Pintores, pero desconocemos sus obras durante un periodo de 15 años; a lo largo de 1425 se traslada a Venecia para trabajar en los mosaicos de San Marcos, regresando a Florencia seis años después, tras haber realizado frescos en Prato y Bolonia. En 1436 se le encarga el fresco del "condotiero" John Hawkwood a caballo, más conocido como Giovanni Acuto, en la catedral florentina, como si se tratara de una estatua ecuestre, pudiendo poner de manifiesto sus conocimientos de perspectiva, introduciendo en la obra la técnica del escorzo. Una vez realizadas varias obras para el Duomo de Florencia, se marcha a Padua en 1445, pintando a su regreso el Claustro Verde en la iglesia florentina de Santa María Novella, exponiendo nuevos sistemas de perspectiva, como ocurre en las Batallas de San Egidio y San Romano, famosas por los escorzos tan marcados. En 1452 contrajo matrimonio con Tommasa Malifici, teniendo dos hijos en el matrimonio. Tras una estancia de cuatro años en Urbino, entre 1465 y 1469, fallece en Florencia en 1475, habiendo declarado años antes: "Me siento débil, viejo y sin empleo, y mi esposa está enferma".