Nombrado en 1504 por Julio II inspector e ingeniero de todas las fábricas pontificias, incluso de los dispositivos demandados por el belicoso papa Della Rovere para sus empresas militares, Bramante acometió construcciones tanto religiosas, como el coro ábside de Santa María del Popolo y el proyecto de nueva basílica de San Pedro, como palaciegos en el propio castillo vaticano, prosiguiendo los desvelos de los papas Sixto IV, Inocencio VIII y Alejandro VI por ennoblecer la morada pontificia. Entre éstos sobresaldrán dos patios monumentales, uno de ellos el de San Dámaso, de cuatro plantas, adintelada la última, bajo la cual están las famosas Logias pintadas con grutescos e historias bíblicas por Rafael y sus discípulos, organizada en tres lados que rememoran la luego destruida Logia de las Bendiciones de L. B. Alberti. El otro patio, aún más grandioso y de concepción perspectiva que toma como punto de observación la Torre Borgia y extiende la vista hasta el mirador o Belvedere que para Inocencio VIII construyó en la cumbre de las colinas vaticanas el florentino Antonio del Pollaiolo entre 1485 y 1487, es denominado por ello patio del Belvedere, destinado a fiestas, torneos y espectáculos. Al fondo del dilatado espacio y ante el palacete o villa del Pollaiolo levantó Bramante una gran cortina de arquitectura pautada en tramos rítmicos de pilastras en retícula albertiana, que se interrumpe al centro simétrico con un sorprendente ábside abierto, el Nicchione al que se accede por escaleras de abanico romboidal, denominadas pronto bramantescas, que suben las diferencias del nivel del suelo en el menor solar, cuyo lejano antecedente retrocede hasta los zigurats de Mesopotamia. Incluye también el Belvedere la hábil rampa helicoidal de piso sin gradas en espina de pez, a un extremo del hastial, que asciende a la terraza, adornada más tarde por Pirro Ligorio con la columnata semicircular encargada por Julio III.
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obra
El papa Paulo III encargó a Antonio da Sangallo el Joven la tarea de reestructurar y embellecer el ala más antigua del palacio medieval, donde se realizaban recibimientos oficiales, consistorios públicos y otras ceremonias pontificias. La sala de mayor prestigio de esa época era la Sala Regia, antesala de la Capilla Sixtina. Las obras de reestructuración se iniciaron en la primavera de 1538; Sangallo eliminó la buhardilla sobre la antigua sala y la dotó de una bóveda de cañón de 33,60 metros de altura que fue decorada por Perin del Vaga con octógonos de estuco pintados. En la pared del fondo de halla el acceso a la Capilla Paolina, decorada por Miguel Ángel, y a la derecha a la Scala Regia. En primer plano, a la derecha, está la entrada a la Capilla Sixtina y a la izquierda a la Sala Ducal. La decoración pictórica de la Sala Regia fue iniciada durante el pontificado de Pío IV con episodios de la historia del Papado, finalizándose por Taddeo Zuccari y Giorgio Vasari y otros artistas llamados en 1573 por Gregorio XIII.
obra
Entre 1663 y 1666 Bernini abordó su última gran empresa vaticana: la Scala Regia, realizada bajo el estímulo de la dificultad, su genial solución de ilusionismo perspectivo es una evidente referencia a la Galería erigida en el Palacio Spada (1635) por Borromini, al que Bernini parece referirse de continuo cuando hace arquitectura. En el arranque de la escalera, al fondo del vano de acceso desde el atrio de la Basílica, y en ángulo recto respecto a ella, colocó la monumental estatua ecuestre de Constantino (1662-68) que, ambientada teatralmente delante de una gran cortina de estuco, se presenta como una aparición. La Scala conduce a la Sala Regia y a las grandes salas de recepción del Palacio Vaticano.
contexto
La arquitectura civil neosumeria es poco conocida, pues la mayoría de los palacios fueron destruidos en su totalidad, dados los avatares de la historia de Mesopotamia (caso de los de Ur-Baba y Gudea en Lagash) o bien se construyeron sobre ellos, posteriormente, otros edificios (palacio de Mari, por ejemplo). En Ur, dentro del recinto sagrado o Egishshirgal, Ur-Nammu edificó el Ekhursag, luego agrandado por su hijo Shulgi, dividido en dos grandes sectores, uno público, con grandes salas, y otro privado, destinado a la familia real y a sus servidores. A pesar de lo poco que nos ha llegado de tal palacio, existen notables semejanzas con las construcciones acadias de Assur y Tel Brak. En el mismo recinto sagrado se levantó otro interesante edificio, el Edublalmakh (Casa de las tablillas ensalzadas), transformado siglos después en un santuario, ante cuya monumental puerta se impartía justicia. No lejos de él, y al sur del gran patio de Nannar, se construyó el Enunmakh (Casa de la gran tesorería), el almacén del templo de Ur. En la ciudad de Eshnunna se edificó junto al lado occidental del templo de Shu-Sin, por orden del gobernador Ilushuilia, un palacio provincial, formado por un conjunto arquitectónico de tres sistemas de patios. El más cercano al templo presentaba dos grandes estancias rectangulares, el Salón del trono y un Gran salón, a las cuales se accedía por laberínticas habitaciones y largos cuartos de guardia; el segundo patio presentaba a su alrededor dependencias administrativas y los aposentos del gobernador; finalmente, el tercer sistema -el más occidental de todos- repetía en buena parte la planta del templo de Shu-Sin, con patio, antecella y cella, con lo que venía a ser una especie de capilla complementaria, usada a modo de Salón de audiencias. Pocos datos tenemos para evaluar las tumbas reales neosumerias. En Ur, se localizaron los restos del complejo funerario de Shulgi y Amar-Sin, quienes lo levantaron en la zona sudoriental del gran recinto sagrado del cementerio real de la I Dinastía. Sobre una estructura hipogea, de unos 10 m de profundidad, abovedada y formada por dos estancias (una con dos tumbas dobles, la otra con una tumba simple), se edificó un piso formado por un cuerpo central (el de Shulgi) y dos alas anejas (construidas por Amar-Sin). A pesar de sus mayores proporciones (64 por 24 m, aproximadamente) este complejo arquitectónico, en donde se celebraban las ceremonias funerarias, era un calco de las casas de la época. En Girsu se localizó también un hipogeo principesco, perteneciente a Ur-Ninirsu (2121-2118) y a su hijo Pirigme (2117-2115), formado por dos conjuntos, separados por un pasillo, en cada uno de los cuales existían dos pequeñas cámaras mortuorias, encerradas por espesas murallas en forma de tridente. En algún sector se reutilizaron ladrillos planoconvexos, elemento constructivo que había dejado de emplearse hacía muchísimo tiempo.
acepcion
Cabañas construidas desde periodo neolítico, fabricadas a base de pilotes de madera sobre aguas poco profundas, lagos, bahías y ríos. El objetivo era protegerse tanto de los terrenos pantanosos, húmedos y de las inundaciones, como de los animales peligrosos. Ya desde el Neolítico europeo (Alemania y Escandinavia) encontramos este tipo de estructura, extendiéndose, posteriormente, al resto del mundo. En la actualidad, las encontramos entre pueblos primitivos del sudeste asiático y Oceanía, y también en Kamtchatka, Sudamérica y Africa.
obra
Una vez acabada la Guerra de la Independencia, Goya realizará tres obras cumbres: el Dos de Mayo, el Tres de Mayo y el retrato ecuestre del General Palafox que aquí contemplamos.José Rebolledo de Palafox y Melci consiguió defender la ciudad de Zaragoza frente al ataque francés, sitiadores de la capital aragonesa en dos ocasiones en un espacio inferior a seis meses. Tras negarse a capitular en el segundo sitio, Palafox fue hecho prisionero y llevado a Valençay. En 1814 regresó a España donde fue recibido como un héroe, encargando posiblemente este retrato a Goya. El pintor solicitó 100 doblones por el cuadro, pero la mala situación económica del general hizo que no se llegara a un acuerdo entre las partes, adquiriéndolo en 1831 al hijo del pintor.Aunque Goya no era muy amigo de los retratos ecuestres, admitiendo que era lo más dificil para un pintor, tuvo que enfrentarse con ellos en varias ocasiones a lo largo de su vida - veanse los de Carlos IV o María Luisa de Parma, inspirados ambos en Velázquez -. En el del General Palafox se aparta del estilo del sevillano para otorgar un mayor efecto de movimiento a la composición. Da la sensación de estar realizado para ser contemplado en alto, recurriendo al escorzo del caballo - que se introduce en una clara diagonal hacia el fondo de la imagen - y al del jinete, mostrándonos el ímpetu del militar en la defensa de Zaragoza. Al fondo, obtenido a base de manchas de color, se observa un efecto de incendio que aludiría a la batalla.Las condecoraciones y las charreteras del uniforme del general están realizadas sin matizaciones, con una pincelada rápida y vibrante, pero sin omitarlas, mostrando de esta manera su capacidad para insinuar sin tener que matizar. Desgraciadamente, este estilo tendra escaso éxito a partir de la llegada a Madrid de Vicente López, cuya meticulosidad y preciosismo se harán rapidamente con la clientela aristocrática, dejando a Goya sin clientes a los que retratar.
Personaje
Militar
Educado en el seno de una familia aristocrática aragonesa, cursó estudios en Zaragoza y antes de cumplir los veinte años entró en la Guardia del rey Carlos IV. A comienzos del siglo XIX, Palafox ya era caballero de San Juan de Jerusalén y miembro de la orden de Alcántara. Fernando VII le había encargado la custodia de Godoy. En 1808 acude a Bayona y pide a través de un dictamen a Fernando VII que no abdique. En este mismo año es nombrado, capitán general de Aragón. A él se debe la defensa de Aragón. Zaragoza fue sitiada y Palafox fue capturado por las tropas francesas. Le llevaron a Francia y allí permaneció hasta 1814. A su vuelta, Fernando VII ratificó su cargo como capitán general de Aragón. Posteriormente, continuó con gran éxito su trayectoria militar. Tras el fallecimiento del rey, mostró su apoyo a la reina Isabel II, en contra de la causa carlista.
Personaje
Religioso
Político
Nacido en 1600, en el seno de una familia noble, fue consejero de Guerra con el Conde-Duque de Olivares. Más tarde se ordenó sacerdote y fue nombrado obispo de Puebla. Se le encargó realizar la visita general a Nueva España y la residencia a dos virreyes. Al ser destituido el marqués de Villena como virrey de Nueva España, fue nombrado como su sucesor y arzobispo de México, manteniendo el puesto de visitador y obispo de Puebla. Tuvo fama de buen político, emprendiendo obras públicas, realizando acciones a favor de la población india y reformando el clero. Se enfrentó en varias ocasiones a los jesuitas. De vuelta a España, fue nombrado obispo de Osma. Falleció en 1659.