Los edificios destinados a albergar a las distintas instituciones que gobernaban la ciudad tuvieron siempre muy en cuenta lo que podríamos llamar su apariencia pública. Esto se plasmó no sólo en su ubicación en la ciudad y la envergadura de su arquitectura, sino incluso en los detalles decorativos. La iglesia también tuvo sus palacios, y no sólo los de los obispos y arzobispos, pues fueron especialmente majestuosos en su arquitectura los de la Inquisición.
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monumento
Doña María de la Concepción Narváez y del Águila, I marquesa de Cartago, ordenó la construcción de este palacio en los solares cercanos a donde había estado enclavada la iglesia de San Salvador. Desconocemos quién fue el arquitecto autor del proyecto, apuntándose a alguno de los que trabajaron en la ciudad en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX: don Luis M? Cabello Lapiedra o don Emilio Moya. El escultor italiano Tarabella será el responsable de la decoración. El palacio fue construido en estilo neogótico en piedra de Villamayor, quedando inconcluso hasta que en 1954 se dieron por finalizadas las obras, llevándose a cabo diversas transformaciones en los diseños originales. Sobre la puerta principal se han colocado dos blasones yuxtapuestos y ligeramente montado uno sobre el otro, con dos heraldos como tenantes; ostenta uno las cinco flores de lis, de los Maldonados, y el otro el Águila y el León, de los Águila de Ciudad Rodrigo.
obra
El palacio fue construido en estilo neogótico en piedra de Villamayor, quedando inconcluso hasta que en 1954 se dieron por finalizadas las obras, llevándose a cabo diversas transformaciones en los diseños originales.
obra
Este edificio, situado en la Plaza de Colón, fue convento de frailes mercedarios. Con el tiempo se convirtió en Palacio de la Merced y en la actualidad es sede de la Diputación Provincial de Córdoba.
obra
El edificio del actual Palacio de la Merced data del siglo XVIII. La fachada se realiza en una segunda etapa, en la que también se ejecutan la iglesia, el claustro principal, la escalera y las dependencias que lo rodean. De esta manera, el edifico constituye en un gran rectángulo ensamblado con gran elegancia, rompiéndose la horizontalidad de la fachada con la verticalidad de la iglesia.
museo
El Palacio de la Moncloa está ubicado sobre unos terrenos que en el año 1600 pertenecían al Ayuntamiento. Al establecerse la Corte en Madrid, los marqueses de Pozas compran estos terrenos. Posteriormente, su hija se casa con Antonio Portocarrero a quién Felipe II le concede el título de conde de Monclova y de éste, por deformación lingüística, viene el nombre de Moncloa. En 1802, Carlos IV lo compra en 80.000 reales para su esposa, la reina María Luisa. Durante el reinado de Isabel II ésta lo dona al Estado, y durante la revolución de 1864 el Palacete pasa a manos del Ministerio de Fomento; a partir de esta fecha será destinado a residencia de los Presidentes de Gobierno. En 1918 es restaurado nuevamente, y en 1923 el General Primo de Rivera lo declara monumento y propiedad de la Corona. Ha sido residencia de Monarcas y Jefes de Estado extranjeros, hasta que en junio de 1977 se convirtió definitivamente en la residencia del Presidente del Gobierno. En su interior atesora un buen número de obras de pintura y escultura de los majores artistas españoles.
monumento
Domenech realizó para el Orfeón Catalán una obra muy representativa del sentir y del pensar cultural de Cataluña. El arquitecto pone los medios tanto racionales (estructura metálica que somete un solar irregular y permite calar los muros envolventes) como orgánicos (fusión unitaria sala -palcos flotantes-escenario) , para que se integren todas las artes en un auténtico manifiesto del Modernisme y del orgullo nacionalista hermanado con la cultura universal: vidrieras de la firma Rigalt, Granell & Cía; mosaicos de Lluís Bru; esculturas de Eusebi Arnau; grupo exterior alegórico de la Canción popular, de Miquel Blay; bustos interiores sobre Clavé, Beethoven y grupo de walkirias, alusivos a la música popular propia y romántica extranjera, obra de P. Gargallo. El Palacio de la Música Catalana es síntesis del momento cultural, lugar simbólico -de creación y de vida- donde confluyen las actitudes que conformaron la época. Para ello, todo un recorrido iconográfico: en el interior hay una permanente consagración de la Primavera presidida por la claraboya -la luz que se desgrana en llamas, nubes y ángeles-. En él todo tiene cabida: Oriente y Occidente, lo primitivo- la cançò popular- y la contemporaneidad -Wagner-, lo autóctono y lo universal. El simbolismo decorativo señala el optimismo de una burguesía que, recuperada su identidad política, se reconoce también en el universalismo y la intemporalidad de la música. El edificio fue reformado entre 1982 y 1990 según un proyecto de Oscar Thusquets y Lluís Clotet.
monumento
Una de las obras más significativas de la arquitectura gótica civil es el Palacio de la Paería. La obra se debe a los señores de Sanaüja quienes en 1383 decidieron ceder el edificio a la ciudad para que sirviera de sede del gobierno municipal, función que perdura hasta hoy, aunque el edificio también alberga el Museo y el Archivo Municipal. En el interior del Palacio encontramos un patio de planta cuadrada, con dos pisos, con arcos de medio punto en la galería inferior, similares a los que hallamos en la fachada. En el exterior sobresale la puerta con amplias dovelas, sobre las que se ubica una cornisa con cinco ventanales tripartitos. La fachada que se abre al río Segre responde a la arquitectura de estilo neoclásico, pero en 1929 se optó por una remodelación de carácter neomedieval.