La fachada monumental del Palacio de la Generalitat que da a la calle del Bisbe es una de las más bellas obras de la arquitectura civil catalana de finales del siglo XIV y principios del XV. Ornamentado con una espléndida muestra de escultura gótica de carácter decorativo, que preside san Jorge a caballo, ha gozado de una merecida consideración, tanto por sus cualidades como por la relevancia de los autores que la llevaron a cabo: Marc Safont y Pere Joan. Esta fachada monumental se inscribe en la mejor tradición de la arquitectura civil y de la escultura decorativa medieval de Cataluña.
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El Palacio de la Generalitat está unido a la Casa dels Canonges -lugar de residencia del Presidente de la Generalitat- por un puente construido en estilo neogótico en 1928, tomando como referencia el Puente de los Suspiros de Venecia.
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El medallón de san Jorge ejecutado por Pere Joan hacia 1418 en la portada del Palacio de la Generalitat es obra que puede justificar la inclusión de ciertas esculturas en el gótico internacional, tomando el término del campo de la pintura. El refinamiento de la escena, la sutileza del movimiento, los vuelos curvos de la gualdrapa de la montura en paralelo con las alas del dragón alanceado... denotan la participación de la sensibilidad del gótico internacional, que también se deja sentir en los rostros femeninos de las enjutas.
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En la década de los sesenta del siglo XVI Amberes alcanza las máximas cotas de prosperidad y desarrollo. Cornelis Floris de Vriendt construye en la ciudad del Escalda dos edificios totalmente emblemáticos y claves por sí mismos y, sobre todo, en el contexto urbano: el Ayuntamiento (1561-1566) y el palacio de la Hansa (1564). El palacio de la liga hanseática, establecida en la ciudad en 1562, es similar al Ayuntamiento, pero aquí Floris concede un menor desarrollo al cuerpo central, que queda convertido en una torre; el edificio es así más compacto en conjunto, pero también más simple y sin el juego de volúmenes arquitectónicos del edificio municipal. Ubicado en el centro del ensanche de Schoonebeke, fue en su momento el edificio más ponderado de Amberes. Así, en 1572, Braun y Hogenberg en su "Civitates orbis terrarum", aducen "que ennoblece todo el conjunto de la ciudad nueva", poseyendo en su interior "un patio abierto y magníficas salas, adornadas con notables pinturas y tapices de gran valor"; el edificio "posee una magnífica torre de piedra, rematada por un ángel alado, que gira movido por el viento, señalando la dirección".