Busqueda de contenidos

lugar
Voz quechua que significa "el hacedor del Universo". Está situado a 35 Km. al sur de la ciudad peruana de Lima, en el departamento homónimo. Se ubica en la margen derecha del río Lurín, próximo a su desembocadura, y a menos de un kilómetro del mar, sobre unos promontorios desérticos. Es uno de los complejos arqueológicos más importantes de Perú y, en su tiempo, fue una de las ciudades más activas y poderosas de los Andes. La zona arqueológica abarca 492 hectáreas de extensión y presenta una ocupación humana que va desde el 200 d.C. hasta 1533, cuando se produce la llegada española. El periodo más antiguo corresponde al Intermedio Temprano (200 d.C. - 500), cuando encontramos la primera ocupación; etapa en la que resaltan los edificios del "complejo de adobitos", el templo viejo, Urpayanachac, las bases del templo del Sol y el templo Pintado. Las construcciones y la cerámica estilo Lima de tres colores (rojo, negro, blanco) se caracterizan por ser de adobe de pequeño tamaño. Tanto la alfarería como la arquitectura se asocian estrechamente con los sitios arqueológicos de Pucllana y Maranga, extendiéndose por toda la costa central. El Horizonte medio (500 - 1000) destaca por la llegada de Wari a Pachacamac, que extendió por primera vez su influencia a otras zonas de los Andes centrales. Esta ocupación no presenta evidencias de una masiva construcción de inmuebles, a excepción del templo Pintado. El hallazgo de una extensa zona de tumbas y de arquitectura funeraria para los grupos de élite son las evidencias arqueológicas de mayor importancia en esta etapa. Entre el 1000 - 1450 se desarrolló la cultura Ishmay, de carácter regional, cuya zona de influencia correspondía a las cuencas bajas de los ríos Rimac y Lurín. Se construyó un gran centro ceremonial con urbanismo de corte religioso, como demuestran los 15 templos con rampa (también denominados pirámide rampa) y las dos calles principales que se entrecruzaban y dividían la ciudad en cuatro. Es ahora cuando se desarrolló el culto al dios principal Pachacamac, oráculo principal de la costa y gran parte de la sierra. Los sacerdotes-gobernantes de la ciudad se dedicaron al comercio a larga distancia con el altiplano, la selva y la región del Caribe. A la ciudad acudían en peregrinación gentes de sitios como Tacamez, en la costa de Ecuador, portando sus ofrendas de oro, plata y ropas al dios. La llegada inca al valle (1430 - 1532) supuso el establecimiento de nuevos centros administrativos, adecuando las nuevas construcciones a las ya preexistentes. Se construyó el templo del Sol, símbolo oficial de la unidad del Imperio; construido sobre un relieve natural, en un ángulo del recinto del santuario, el templo tiene planta cuadrangular y consiste en una secuencia de terrazas de cinco plataformas en ladrillos crudos, sobre cimientos de piedra unidas por una escalera. El templo estaba pintado de un rojo vivo, y podía ser visible a gran distancia. Otros edificios importantes eran el Aclla huasi, el palacio de Taurichumbi, la plaza de los Peregrinos, etc. La llegada inca, sin embargo, produjo una desacralización y pérdida de su anterior status como ciudad sagrada y centro oracular. A pesar de todo, los cuzqueños decidieron conservar el viejo culto a la divinidad oráculo, implantando a su lado el culto al dios sol Inca, levantando un templo en su honor. Los incas no permitieron el comercio libre con otras regiones, lo que causó su declive. Con la llegada española en 1533, la ciudad fue abandonada bajo orden de los conquistadores, que trasladaron a la población a otros lugares, lo que supuso el final de Pachacamac.
contexto
El asentamiento tuvo una densa población desde el Intermedio Temprano, como se puede observar por medio de los grandes cementerios formados desde el 300 a.C. al 100 d.C. Esta nucleada población vivió tanto de los productos del mar como de la agricultura intensiva practicada en los fondos de los valles y en las montañas mediante un sistema de andenerías. Durante la fase Lima, el Templo Viejo de Pachacamac alcanza gran prevalencia, siendo ampliado y reconstruido; por ejemplo, la Pirámide de los Adobitos en el interior del Templo del Sol, el Templo Pintado o el Templo de Urpiwachak. Este complejo tuvo un gran ascendente entre el 300 y el 600 d.C., hasta el punto de que se pudo transformar en un centro de peregrinaje importante para la costa central. Su importancia se perpetuó con el Templo de los Adobitos y el Urpiwachak, que fueron construidos hacia el 600 d. C. y permanecieron en vigor hasta el 1.000 d.C. En tiempos post-Huari (900-1.400 d.C.) la región estuvo dividida en señoríos: el de Collique o Colli en el valle de Chillón y el señorío de Ichma en las cuencas del Rímac y del Lurín, y el señorío de Yungos en la sierra de Lima. Es muy posible que la influencia del oráculo de Pachacamac quedara relegada en esta época al sector norte de la costa central. Después del 1.000 d.C. de nuevo vuelve a tener importancia el oráculo de Pachacamac, y el centro adquiere entonces connotaciones urbanísticas, introduciendo un patrón de pirámides con rampa muy común en los valles de Lurín, Rímac, Chillón y Chancay. Hacia el 1.100 d.C. el principal centro ceremonial de toda la costa se amuralla con tapial y adobes y cimientos de piedra, con dos grandes puertas en las que se inician sendas vías de comunicación importantes; una que enlaza con los valles de la sierra y otra costera. El centro mantiene una gran importancia hasta 1.450 en que comienza a decaer por presiones del exterior y la expansión definitiva del imperio incaico.
Personaje Literato
Pachacuti es el autor de la "Relación de antigüedades deste reino del Pirú" en la que realiza una variada descripción de la religión y la historia política de sus antepasados, los indios collagua. La obra fue publicada en 1613 por Marcos Jiménez.
Personaje Político
Tras el ataque de la poderosa confederación chanca sobre el Cuzco, que obligó a huir a Viracocha Inca y al sucesor por él designado, Urco, hijo de una concubina, se encarga de la defensa desesperada de la ciudad Cusi Yupanqui (Pachacuti), quien asume el cargo de jefe militar (sinchi) rodeado de sus generales. La inesperada victoria de los defensores anima a otras tribus a aliarse con los incas para enfrentarse al poder de los chancas, lo que supone para estos una fuerte derrota. La victoria le será ofrecida por Cusi Yupanqui al Inca Viracocha, para lo que viajó hasta su residencia en Xaquixahuana. Viracocha ordenó que la victoria le fuese ofrecida a quien él había designado como sucesor, Urco, pero un nuevo éxito frente a los chancas hace que Cusi Yupanqui sea coronado como rey hacia 1438 bajo el nombre de Pachacuti. Los datos sobre su reinado y su persona están a caballo entre la historia y la mitología, lo que le otorgan un carácter semirreal. Se le atribuye la construcción del Coricancha o "recinto de oro", un templo dedicado al Sol erigido sobre una primitiva edificación. Se le atribuye también la reforma del Cuzco y la estructuración como gran ciudad, promoviendo el asentamiento de una gran cantidad de población y, por ende, organizando mejoras como la intensificación en la producción alimenticia, la implementación de un sistema de almacenamiento de alimentos y la reforma del sistema de riego. Realizadas las infraestructuras, se reestructura la malla urbana, asignando solares, creando nuevos barrios y edificando nuevas canchas. El modelo urbano y edilicio se exportará a otras regiones del Imperio, iniciándose la construcción por todo el Tahuantinsuyo de templos, depósitos, almacenes, caminos, puentes, etc. En el ámbito militar, emprendió la consolidación y expansión de los dominios territoriales. Sus primeros objetivos se basaron en asegurar las cercanías del Cuzco, controlando las provincias sureñas de Omasayo, Aymara, Chilque y Cotapampa. También se asegura el dominio sobre los territorios de Vilcas y Soras y sobre los valles Urubamba inferior y Vilcapampa, en el área norte. Asegurada la zona de influencia cercana a la capital, encarga a su hermano Capac Yupanqui la conquista de las regiones de Angara, Huanca y Tarma, para lo que le dota de un poderosos ejército con elementos chancas. Parece ser que estos, conocidos por su fiereza, desempeñaron un brillante papel que ensombreció la victoria de los incas, por lo que Pachacuti ordenó el asesinato de los jefes chancas para prever una posible rebelión. Enterados los chancas, huyeron hacia las selvas orientales perseguidos por Capac Yupanqui, quien en su hostigamiento sobrepasó el límite del territorial del imperio y conquistó Cajamarca. Regresado victorioso al Cuzco, fue condenado a muerte por Pachacuti bajo la excusa de no haber apresado a los chancas y de haber desobedecido al emperador, si bien la razón más probable es el temor del Inca a que su hermano le dispute el trono. Posteriores campañas le otorgan el dominio sobre los reinos de Cuismancu y Chuquimancu, en la costa, el santuario de Pachacamac y, en la región del Titicaca, sobre los lupacas y los chumpivilcas. Interesado en ampliar el imperio hacia el este, emprende la conquista de la zona de selva, pero habrá de abandonarla ante la dificultad del terreno y las enfermedades. Un nuevo intento posterior habrá de ser apartado ante la rebelión de los collas. Hacia 1463 Pachacuti designa como heredero a uno de sus hijos más jóvenes, Tupac Yupanqui, desdiciéndose de su anterior elección que había recaído en Amaru. Pachacuti le cedió el trono en 1471, tras unos años en que habían compartido el poder y en los que Tupac Yupanqui consiguió importantes victorias militares. Alejado de la vida pública, Pachacuti murió algún tiempo después.
Personaje Pintor
Francisco Pacheco es más conocido como maestro y suegro de Velázquez que como pintor. Nació en Sanlúcar de Barrameda en 1564 pero pronto se trasladó a Sevilla para iniciar su formación artística con Luis Fernández. Su estilo manierista se aprecia en su Santa Inés o San Juan Bautista del Museo del Prado. En su paleta predomina un cierto estilo escultórico con dominio de la línea sobre el color. Su afición a la cultura y a las letras le hicieron hacerse cargo de la tertulia de un tío canónigo, a la que acudían todos los intelectuales sevillanos, incluido el Conde-Duque de Olivares en alguna ocasión. Fue censor de pinturas de la Inquisición, creó iconografías de las imágenes sagradas y escribió el Arte de la Pintura, uno de los mejores tratados artísticos del Barroco español. Falleció en Sevilla en 1644.
Personaje Político
Nacido en Potosí en 1823, en el seno de una acaudalada familia, alcanzó a ser presidente de Bolivia cuando el país se encontraba inmerso en una profunda recesión, fruto de la guerra con Chile. Sus esfuerzos se encaminaron principalmente a estabilizar el país y sacarle del marasmo económico en que se encontraba. Falleció en 1899.
Personaje Político
Trabajó desde 1440 con el futuro monarca castellano, Enrique IV, por aquel entonces príncipe de Asturias. Gracias a esta relación se convirtió en una de las personas que más influencia ejercían sobre el monarca. Cuando en 1445 finalizó la batalla de Olmedo y se proclama vencedor sobre Alvaro de Luna es nombrado marqués de Villena. Pero las confabulaciones realizadas a sus espaldas por los nobles le llevaron a fundar la Liga de Burgos y ponerse en contra del rey al declarar ilegítima a la hija del monarca, Juana la Beltraneja. En los últimos días de su vida volvió a ponerse del lado de Enrique IV.
Personaje
Pintora, esposa de Diego Velázquez, quien la retrató en la clásica pose del artista pintando característica del Renacimiento. Era hija de Francisco Pacheco, maestro de Velázquez y autor del Tratado de la Pintura. No se ha conservado ninguna obra suya. Fue Juana Pacheco, esposa amante y discreta, le proporcionó un hogar feliz; tuvieron dos hijas, nacidas en 1619 y 1621. (Vid. LÓPEZ SÁNCHEZ, Fernando: Los tasadores Diego Velázquez y Juana Pacheco, en Archivo español de arte, Tomo 72, N? 288, 1999 , pp. 541-545)
Personaje Militar Político
Comunera, esposa de Juan de Padilla. María llegó a gobernar sola Toledo hasta la llegada del obispo de Zamora Antonio de Acuña, más preocupado por dirigir las actividades militares que las espirituales. Al recibir las malas nuevas sobre Villalar, María se vistió de luto y fue entonces cuando entró realmente en la historia como enérgico soporte de la última resistencia de las Comunidades de Castilla en Toledo, ocupando el Alcázar con sus seguidores el 28 de abril y dirigiendo, primero desde su casa y luego desde allí, la resistencia al emperador. Colocó tropas en las puertas toledanas, mandó traer la artillería desde Yepes, implantó contribuciones y nombró capitanes de las tropas comuneras toledanas. Aunque Lasso de la Vega y Avalos se inclinaban por capitular, ella logró evitar la rendición. María llegó a mantener la causa comunera nueve meses después de Villalar aunque el largo lapso que Toledo resistió se debe en parte a que el ejército real fue a Navarra para combatir la invasión francesa que comenzó el 10 de mayo, oportunidad que muchos ex-comuneros aprovecharon para lograr el perdón luchando contra Francia. Tras rendirse Madrid, solo resistía Toledo. En aquellos momentos, María Pacheco controló totalmente la situación en Toledo. Para mantener el orden llegó incluso a apuntar los cañones del Alcázar contra los toledanos y entrar el 6 de octubre en el Sagrario de la Catedral para, de rodillas, coger la plata para pagar a los soldados. Cuando la situación se hizo insostenible, María Pacheco se fugó de noche disfrazada de aldeana y logró llegar a Portugal donde murió. Denostada de los siglos XVI a XVIII, María empezó a ser alabada por los liberales en el reinado de Isabel II. Ciertamente tuvo un fuerte carácter. Sus contemporáneos se refirieron a ella admirativamente como "Leona de Castilla", "brava hembra" y "centella de fuego" aunque también se dijo que "era más propensa a los excesos que a la moderación". Su hermano menor, Diego Hurtado de Mendoza, escribió un epitafio, en claro desacuerdo con las opiniones anteriores: Si preguntas mi nombre fue María si mi tierra, Granada; mi apellido de Pacheco y Mendoza, conocido el uno y el otro más que el claro día si mi vida, seguir a mi marido; mi muerte en la opinión que él sostenía España te dirá mi cualidad que nunca niega España la verdad. (en versión de A. González Palencia y E. Mele, 1941)
Personaje Escultor Pintor
Su legado se encuentra repartido a lo largo de pequeñas iglesias en la región del Tirol. El desarrollo de su carrera coincide con el paso del gótico tardío a modelos dotados de mayor dramatismo. En este tiempo entra en contacto con la escuela de Padua, mostrando su inclinación por la obra de Filippo Lippi y Mantegna. Las esculturas del altar de Vipitendo de Hans Multscher es otra de las obras que más impresión le causan. En el altar de la iglesia parroquial de San Lorenzo actualmente dividido en distintos museos es posible apreciar esta síntesis. El estilo que refleja en sus obras posteriores con grandes y monumentales formas dotadas de complejos escorzos hace sospechar que pudo realizar un viaje a Italia, donde entró en contacto con la obra de Mantegna. De su legado hay que destacar el altar de La coronación de la Virgen en la iglesia parroquial de Gries, el altar del Santuario de Sankt Wolfang y el de Los Padres de la Iglesia para la abadía de Novacella. Una de sus creaciones más grandiosas fue el altar que realizó para la iglesia de los franciscanos en Salzburgo, donde se anticipa a las formas renacentistas con imágenes más serenas. En definitiva, la fusión del estilo medieval alemán con elementos propios de las escuelas renacentistas de Padua y Venecia constituyen los dos rasgos que definen su obra.