El Museo Arqueológico de Cacabelos fue fundado en 1964 por Eumenio García Neira y la Sociedad de Recreo y Expansión de Estudios Cacabelenses, "San Florencio", cuyo fin era la creación y conservación de un museo que recogiera y protegiera los objetos artísticos. La primera sala del museo fue acondicionada en uno de los locales privados de la Casa Consistorial. Progresivamente, se fue formando una colección mixta, en la que predominaban tanto objetos arqueológicos procedentes de hallazgos fortuitos como de donaciones y excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la zona. En los años '70 del siglo XX, el museo se trasladó y sus fondos se almacenaron, provocando una disminución de la colección, pues muchas de las piezas fueron devueltas a sus dueños. En 1984 fue acondicionada una de la salas del sótano del Ayuntamiento, donde permaneció hasta 1993. Actualmente, el museo ha sido trasladado a dos de las salas de la segunda planta de la Casa de la Cultura y se prevé la restauración de una casa del pueblo para la futura ubicación del museo. El Museo Arqueológico hace un recorrido cronológico desde la etapa prerromana hasta el siglo XIX, mediante la exposición de materiales. De etapa prerromana y romana, el material procede del yacimiento de Castro Ventosa, principalmente, y de otros menos importantes, como Los Horros, Los Carneros o La Sellana. El periodo medieval refleja el arte románico del momento (siglos XI - XII), mediante piezas como capiteles, claves o pilas de agua bendita, todas ellas procedentes del monasterio de Carracedo y del propio Cacabelos. De finales del siglo XV hasta el siglo XIX, hay un variado conjunto de piezas, como escudos nobiliarios, armas, libros antiguos, tallas o arte sacro. Por último, llama la atención su sección etnográfica, representada mediante utensilios domésticos fabricados en madera, cobre, hierro y bronce.
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El Museo Arqueológico de Córdoba es un museo de titularidad estatal gestionado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Como la mayoría de las instituciones museísticas españolas ha discurrido por una larga trayectoria histórica hasta desembocar en la sede actual de la Plaza de Jerónimo Páez, enclavada en el Casco Histórico cordobés, declarado Patrimonio de la Humanidad. El origen de la institución se remonta a la política liberal de la España del XIX ejercida por el Ministro Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), cuya Ley Desamortizadora de bienes eclesiásticos en 1835 provocó la puesta en circulación de numerosos bienes artísticos. Para controlar esos bienes artísticos surgieron en 1844 las Comisiones Provinciales de Monumentos, en cuyos reglamentos se ordenaba la creación de Museos de Bellas Artes y de Antigüedades, asumiendo además las colecciones donadas por algunos eruditos cordobeses formadas desde el siglo XVI, los hallazgos casuales, las adquisiciones por compra, etc., perteneciendo a esta primera época el cervatillo de bronce de Madinat al-Zahra. Años más tarde, por Real Decreto de 20 de marzo de 1867, nace oficialmente el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba; sin embargo no llegará a tener sede propia hasta 1920, en el nº 4 de la Plaza de San Juan, trasladándose en 1925 a una casa de origen mudéjar de la c/ Samuel de los Santos Gener, hasta que en 1960 se instala definitivamente en este Palacio Renacentista de los Páez de Castillejo, cuya majestuosa portada es atribuida a Hernán Ruiz II. Las reformas realizadas para su adaptación museística, bajo la dirección del Arquitecto D. Félix Hernández, permitieron conjugar con rítmica armonía la majestuosidad de los patios y salas del Palacio, sus setos y plantas ornamentales, los restos arqueológicos romanos "in situ", junto a las magníficas colecciones, convirtiendo a esta Institución en una de las más importantes y conocidas de su género. Una vez finalizadas las obras e instaladas las piezas fue inaugurado en 1962, siendo entonces directora Ana María Vicent. El espacio expositivo está formado por seis salas y tres patios en la planta baja, donde se presentan las colecciones de Prehistoria, Protohistoria, Hispanorromano e Hispanovisigodo, y dos salas más una galería en la planta alta donde están las colecciones medievales, fundamentalmente islámicas. Como museo provincial expone piezas arqueológicas recuperadas en el subsuelo de la ciudad de Córdoba y otras muchas halladas en gran número de pueblos de nuestra provincia.
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El palacio Benamejí está considerado uno de los más hermosos del barroco andaluz. En su interior se encuentra el Museo Arqueológico Municipal. Consta de cuatro salas dedicadas a la arqueología, con mosaicos romanos, joyas tartésicas o estelas de guerreros.
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Cercano a la Iglesia de Santa Sofía, el Museo Arqueológico de Estambul se encuentra junto al recinto del Palacio de Topkapi. La colección que alberga se inició en el siglo XIX, pero es muy completa y proviene de todos los rincones del Imperio Otomano y de reinos adyacentes. Las piezas más valiosas datan del periodo clásico y está considerada como una de las colecciones más importantes del mundo. De ellas destacan los majestuosos sarcófagos como el de Alejandro o el del Rey Tabnit de Egipto.
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Fundado en 1824 e instalado en el Palazzo della Crocetta -del siglo XVII-, sus fondos proceden de la colección Medici, a la que posteriormente se le añadieron las obras conservadas por la familia Lorena. Incluye piezas de arte etrusco (las piezas más representativas de esta civilización se exhiben en este museo como el Arringatore o la Quimera de Arezzo), grecorromano y egipcio. Estas últimas fueron recopiladas por Leopoldo II, convirtiéndolo así en el museo egipcio en Italia de más importancia después del de Turín.
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El Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera expone una colección de piezas encontradas en la zona que abarcan desde tiempos prehistóricos hasta el siglo XV. La institución fue creada el 27 de septiembre de 1907, empleando como salas expositivas dos casas anexas, la capilla de San Salvador y la antigua Universidad. Los descubrimientos de la necrópolis de Puig des Molins en 1931 motivaron la ampliación de la colección. En 1979 se realizaron obras de reforma y ampliación, expandiéndose a dos edificios cercanos: la Casa de la Curia y el Baluarte de Santa Tecla, configurando el museo que hoy día se puede visitar.
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Transformado en el siglo XVIII por el arquitecto Pompeo Schiantarelli en Real Museo y Palacio de Viejos Estudios, el Nuevo Museo hospedaba las colecciones arqueológicas procedentes de Pompeya, Herculano y Stabia. Fernando IV de Borbón, heredero de Carlos III de España, transfirió entre 1806 y 1834 algunas de las colecciones a los Museos de Capodimonte y de la Villa Real de Portici. También en 1806 otras piezas del museo fueron llevadas a Palermo. Con la segunda restauración borbónica, el edificio fue denominado Real Museo Borbónico y se enriqueció con algunas colecciones egipcias y greco-romanas. Finalizada la dominación borbónica, el museo fue titulado Nacional englobando las colecciones arqueológicas, artísticas y bibliográficas de los monarcas anteriores. A lo largo de su historia se han producido diversas reorganizaciones en la distribución de sus colecciones.
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La Torre del Agua acoge en su interior el Museo Arqueológico de la ciudad de Osuna. Está formado por cuatro salas, distribuidas en dos plantas. El criterio cronológico sirve para organizar las colecciones. Así en la primera sala encontramos restos de época prehistórica y reproducciones de relieves ibéricos. La segunda es ocupada por piezas de cerámica ibérica y restos de época romana. las salas tercera y cuarta se dedican al tiempo de la dominación romana y los tiempos visigodos.