La actriz belga Berthe Bady fue una de las mujeres que más impresionaron a Toulouse-Lautrec. En este retrato que contemplamos el pintor utilizó modelos tomados del Neoclasicismo, concretamente de Ingres, quizá para otorgar a la actriz mayor elegancia y distinción de la que poseía. Ésa es la razón por la que vemos a Berthe sentada en una silla de época, llevándose la mano derecha a la cara y apoyando el brazo en la pierna, un gesto que provoca que nuestra atención se dirija al bello rostro. Igual que en el retrato de Paul Leclercq, Henri emplea pinceladas verticales para otorgar verticalidad a la composición, recurriendo al encaje de los hombros para romper con esa uniformidad. Las pinceladas utilizadas por Lautrec son largas y rápidas, aplicadas sobre el cartón de manera que son claramente perceptibles.
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La mujer que aquí contemplamos era la esposa de Friedrich-Ludwig de Rutté, arquitecto suizo que trabajaría en París en la década de 1870. Mme. de Rutté se separa del espectador a través de una barrera de elementos que la hacen distante y fría, actitudes reforzadas por la expresión de su rostro. El jarrón con las flores equilibra la figura que se desplaza a la derecha, resultando similar a la Joven sentada que realizara en Nueva Orleans. La pincelada suelta crea un ambiente espacial que recuerda a Velázquez.
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La especialidad de Ingres será este tipo de retratos, muy del gusto de la sociedad francesa del Neoclasicismo. Los detalles que consigue el artista con su exquisito dibujo se convierten en el elemento de mayor atracción para sus clientes. En este caso sobresale el estampado del vestido de la dama y la elegancia de la pose. Incluso la figura se refleja en el espejo situado en el fondo, creando un atractivo juego de perspectiva. Las joyas, los bordados, la textura de la piel, la madera, todos los detalles están realizados a la perfección, resultando un conjunto sumamente equilibrado en el que los colores tiene un papel protagonista. El blanco del vestido contrasta con el rojo del sillón y ambos con las tonalidades oscuras de los muebles. La expresión de la modelo no ha sido olvidada, centrando el artista la atención en el bello rostro de Mme. Moitessier, en el que apreciamos cierta influencia de las Madonnas de Rafael, el gran maestro para el pintor francés.
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Berthe Marie Bachoux, casada con Charles Jentaud en 1872, era prima del vizconde Ludovic Lepic y vecina de Degas, frecuentando el pintor su casa. Fruto de esta relación surgió este retrato en el que la dama se mira a un espejo preparada para salir. Viste elegante capa, sombrero y manguito. En el espejo pega un fogonazo de luz procedente de la ventana, obtenida a base de tonalidades blancas que también se repetirán en el sillón de la derecha. Los colores son aplicados con rápidos toques de pincel, eliminando el preciosismo para crear un conjunto totalmente atmosférico en el que la luz disuelve los contornos, a excepción de la nariz de la dama donde recoge toda su personalidad. Las líneas verticales vuelven a organizar la composición como ocurría en Bailarina posando para un fotógrafo.
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Toulouse-Lautrec conoció a René Grenier en el taller de Cormon, entablando una estrecha amistad que llevará a Henri a instalarse en su piso de la rue Fontaine en 1884, a pesar de la negativa de la madre del artista. Lautrec vivió con los Grenier un periodo que fluctúa entre los cinco meses y los dos años, periodo durante el cual conocerá a todos los artistas que frecuentaban "Le Chat Noir" gracias a sus amigos, cuyas fiestas de disfraces eran famosas entre la bohemia. Parece que entre los habitantes del piso de los Grenier existía alguna relación sexual como atestigua un dibujo en el que Lily hace una felación a Lautrec. Lily Grenier era una hermosa campesina rubia a la que encantaba disfrazarse y vivir bien; ésta es la razón por la que aparece aquí con un quimono, recordando la influencia de lo japonés en la sociedad francesa del siglo XIX, especialmente entre los artistas impresionistas. La figura de la dama se recorta ante un fondo plano consiguiendo una magnífica sensación volumétrica, reforzada con la pincelada suelta característica de estos momentos al igual que la austeridad de los tonos. Pero el centro de atención del retrato es el rostro de Lily donde consigue recoger la personalidad de la modelo, destacando la fuerza de su mirada en la que apreciamos su potente carácter. El mechón del cabello rojo que cae sobre su ojo recuerda al retrato de Carmen Gaudin. Lily también posó en alguna ocasión para Degas.
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Existe un buen número de dibujos que servirán como bocetos para las publicaciones efectuadas por Toulouse-Lautrec en los diversos periódicos y revistas de París como éste que observamos donde una mujer contempla con un atractivo gesto a su pequeño perro. La seguridad y la firmeza de la línea se conjuga con la captación psicológica de la modelo para obtener un sensacional resultado.
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La hermana de Berthe Morisot posará en varias ocasiones para Degas. Su nombre de pila era Yves Morisot, casada en 1866 con Théodore Gobillard, anciano oficial del Ejército que había perdido un brazo en la campaña de Méjico. Esta obra que aquí contemplamos es un estudio del retrato que también está en el Metropolitan Museum, resultando curiosamente más acabado el boceto que la obra definitiva. La mujer aparece de perfil - recordando los retratos del Quattrocento - con un gesto de tristeza quizá por su matrimonio. Su nariz respingona resalta gracias al perfecto dibujo con el que Degas ha trazado el rostro y los bucles del cabello, mientras que el fondo y el vestido están esbozados. Las tonalidades negras del traje contrastan con la claridad de la cabeza, destacando el volumen de la figura, inspirada en las obras de Ingres.
Personaje
Arquitecto
Junto con Iktinos, colaboró en los trabajos que encargó Pericles para la Acrópolis de Atenas. Es el arquitecto de los propileos, que destacan por la mezcla de los órdenes dórico y jónico.
acepcion
Toro sagrado al que se rendía culto en Heliópolis. Estaba relacionado con la adoración al sol.