Don José María Bracho y Morillo, un hacendado residente en Cádiz, encargó a Esquivel unas "academias con desnudos". El pintor sevillano realizó dos obras de temática religiosa en las que el desnudo es el protagonista. José, hijo preferido de Jacob, fue vendido por sus hermanos a unos mercaderes y llevado a Egipto donde fue entregado a Putifar, capitán de la guardia y eunuco del faraón. Al ser José de hermoso semblante, la mujer del capitán se prendó de su belleza y deseó que el esclavo la hiciera suya pero José huyó, dejando sus vestidos en las manos de su dueña. Ella llamó a los criados y proclamó delante de todos que José había intentado mancillar su honor y que, al gritar para pedir auxilio, el joven había huido, dejando sus vestidos en sus manos. Putifar hizo caso su esposa y encarceló al casto José. Esquivel emplea el desnudo para demostrar sus conocimientos y su dominio de la anatomía, ya que era profesor de Anatomía Pictórica en la Academia de San Fernando. El tema no es muy apto para presentar desnudos, pero el pintor lo hace de manera bastante acertada. Ambas figuras son muy estatuarias, recordando a algunas pinturas de historia, recortándose ante un fondo neutro, destacando el bello dibujo tanto de los cuerpos como de los paños, haciendo Esquivel un interesante estudio de la luz que procede de la izquierda, impactando en la mujer de Putifar mientras que José queda en semipenumbra, haciendo gestos de zafarse ante el acoso de la dama, quien tapa púdicamente su sexo con la sábana y parte del pecho con el brazo derecho.
Busqueda de contenidos
obra
Francisco Gutiérrez sentirá profunda admiración por los grandes escenarios arquitectónicos, inspirados en los grabados flamencos e italianos que llegaban a España. Cualquier tema resultaba interesante para ejecutar una composición de aspecto monumental como en esta ocasión. Las figurillas de José y sus hermanos siendo presentados al faraón, acompañado de su corte y sus soldados, resultan tremendamente expresivas en esa gran estancia del irreal palacio, creando un efecto de dinamismo y cierta teatralidad difícilmente superables. Las paredes del abovedado salón principal y de la galería adyacente están profusamente decoradas con pinturas, relacionándose con las pinturas de gabinete que tan famoso harían a David Teniers. La luz ocupa un importante papel en la composición, penetrando por todas las ventanas y puertas para crear un sensacional efecto atmosférico. La viveza del colorido y la minuciosidad del estilo de Gutiérrez conforman una obra de gran originalidad y belleza.
derechos
José-Luis Anta</br>Universidad de Jaén</br>Area de Antropología Social</br>Campus Las Lagunillas</br>23071 Jaén (Spain)</br></br></br>Tlf: (+34) 953.21.25.17</br>Fax: (+34) 953.21.18.38</br>e.Mail: jlanta@ujaen.es</br>Web RAE: http:// www.ujaen.es/huesped/rae</br>Web Flickr: http://www.flickr.com/photos/jlanta</br>Web Blog: http://spainanthropology.blogspot.com/
obra
La Sociedad de Arte Reprográfico encargó a Klimt en 1895 el retrato de un actor del Burg Teather. El pintor eligió a Josef Lewinsky (1835-1907) interpretando el papel de Carlos en el "Clavijo" de Goethe. Para la realización de esta obra, Goethe se inspiró en la vida de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, uno de los hombres más intrigantes de la Europa del siglo XVIII. Durante su estancia en Madrid, Beaumarchais intentó recuperar el honor de su hermana Lisette, comprometida con el hidalgo José Clavijo y Fajardo. Sin embargo, éste se negó a aceptar su compromiso por lo que se enfrentó en duelo a Beaumarchais, cuyas aventuras dieron lugar a "El barbero de Sevilla" y "Las bodas de Fígaro".El lienzo se divide en tres partes ocupando Josef Lewinsky la zona central; el actor se presenta en pie, recortando su figura ante un fondo oscuro. A los lados observamos, en la izquierda, una admirable decoración vegetal mientras que en la zona baja derecha encontramos una tina de madera de la que asciende el vapor que envuelve a una mujer que dirige su mirada hacia el espectador y sujeta con sus manos una máscara femenina, apreciándose otra del sexo contrario tras ella. Posiblemente sean las representaciones simbólicas de la tragedia, aunque también se piensa que podrían tratarse de otros personajes de "Clavijo". Sobre la zona del actor y en fondo dorado, podemos leer el título del retrato "Josef Lewinsky como Carlos en Clavijo".Para la ejecución de estos primeros retratos -véase Josef Pembuer-, Klimt utiliza fotografías como base, resultando figuras hiperrealistas que tuvieron mucho éxito en su época, tomando como modelo a Hans Makart. Posteriormente se incorporarán elementos simbólicos a sus composiciones.
obra
Resulta dudoso considerar que ésta sea la esposa de Goya, ya que la Pepa, como era llamada familiarmente por su marido, había nacido en Zaragoza en 1747, por lo que por esas fechas tendría 50 años, sí es que la datación es correcta. Sí se trata de la esposa, debemos decir que casi no influyó en la vida del maestro, ya que era una persona hogareña, ingenua y bondadosa. Lo que no se puede dudar es que nos encontramos ante un bellísimo retrato femenino de alguien cercano al pintor, por el cariño depositado en la obra. Los ojos de la mujer hablan por si solos, llenos de candor e inocencia. Aparece sentada en un sillón, con una pañoleta blanca transparente que ha sido perfectamente representada por el pintor, con las manos enguantadas sobre el regazo, vistiendo un traje oscuro con adornos dorados en las mangas. La figura se recorta sobre un fondo neutro, muy oscuro; pero lo que más llama nuestra atención es el rostro y lo que transmite al espectador. A partir de ahora, los retratos de Goya son especiales porque captará la personalidad del modelo, su psicología; ante ellos podemos sentir cariño o rabia, pero nunca nos dejarán indiferentes.
obra
Esposa de don Ignacio Garcini y Queralt, doña Josefa Castilla Portugal y Wanasbrok también posó para Goya en 1804. Aparece sentada sobre un diván tapizado en rojo, vistiendo un escotado traje estilo Imperio que destaca aun más su pecho. La larga cabellera rubia cae sobre hombros y brazos, resultando uno de los retratos femeninos más curiosos de Goya. El sonrosado rostro y los ausentes ojos hacen muy atractivo el conjunto a pesar de que la pose de los brazos no ha sido muy lograda. El blanco vestido parece absorber toda la luz, creando un fondo oscuro para resaltar el volumen de la modelo. La pincelada empleada por el maestro no es nada detallista, insinuando las calidades del vestido de un modo soberbio, digno de un genio.
obra
Doña Josefa Coello de Portugal contrajo matrimonio con el político y escritor Alejandro Oliván, naciendo del enlace Rafael de Oliván, primer marqués de Coello de Portugal. La dama aparece retratada por Federico de Madrazo de cuerpo entero, vistiendo un traje verde adornado con puntillas y lazos. Cruzada al pecho lleva la banda de la Orden de María Luisa mientras que en sus muñecas exhibe sendas pulseras de perlas y oro respectivamente. La figura se ubica en una estancia con varios sillones, una mesa y amplio cortinaje, adornada con una alfombra de diversos colores. Dicha estancia queda en semipenumbra para no apartar nuestra atención de la dama, cuyos grandes ojos claros sirven de referencia al artista. La obra se incluye dentro de los retratos de aparato ejecutados por Madrazo donde interesan los minuciosos detalles de los vestidos y adornos gracias a un exquisito y firme dibujo, quedando apartado el interés expresivo del modelo. El artista cobró la respetable suma de 15.000 reales por el lienzo.
Personaje
Pintor
La pintora portuguesa más importante de la segunda mitad del siglo XVII fue Josefa de Ayala, luego llamada Josefa de Óbidos. Su padre, Baltazar Gómez Figueira, miembro de una familia en buena posición económica natural de Óbidos, se mudó a Sevilla para seguir la carrera militar, pero terminó trabajando como pintor en el taller de Francisco Herrera el Viejo. En esa localidad contrajo matrimonio con Catarina de Ayala Camacho. Josefa nació en Febrero de 1630 y fue apadrinada por el pintor sevillano Francisco de Herrera. Tres años más tarde sus padres regresaron a Portugal y no se sabe con certeza si la niña se fue con ellos o se quedó junto a su padrino y su abuelo materno. Josefa tuvo siete hermanos, tres de los cuales fallecieron precozmente. Hacia 1644 la joven se encontraba instalada en Coimbra, en el convento agustino de Sant'Ana, como "doncella emancipada de sus padres", recibiendo educación religiosa y los primeros rudimentos artísticos, pero no siguió el camino religioso. Su padre fue llamado a pintar en esta ciudad universitaria, donde realizó grandes obras caracterizadas por un fuerte naturalismo tenebrista que ejercieron mucha influencia en el trabajo de Josefa. Las primeras obras de la artista, realizadas en Coimbra en el ambiente conventual, como los grabados de "Santa Catalina" y de "San José", de 1646, muestran su destreza manual y sus trabajos pintados sobre cobre, "Casamiento Místico de Santa Catalina" (Museos de Lisboa y Porto) y "San Francisco y Santa Clara adorando al Niño" (1647, colección particular), evidencian su ya desarrollada habilidad con el pincel en la elaboración de este tipo de miniaturas y su buen manejo del contraste de claroscuros, siguiendo los cánones de la pintura sevillana bajo la orientación de su padre. El estilo de Josefa parte de la influencia del naturalismo tenebrista de Baltazar y adquiere una personalidad propia, siendo definido como "sui generis", reflejo de una particular intuición poética, de paleta suelta y libre de imposiciones académicas. Tras la muerte de su padre, en 1674, tuvo que realizar con más frecuencia encargos públicos para mantener a su madre y dos sobrinas huérfanas que vivían con ella. Esta podría ser la razón por la cual algunos de sus trabajos de temas religiosos y bodegones tardíos presentasen cierta dureza en la composición y cansancio en la pincelada. Josefa fue considerada un caso muy raro en su época. En Portugal no se había visto nunca que una mujer se ganara la vida ejerciendo el oficio de pintora; y mucho menos hacerse famosa y rica por ello. Josefa nunca contrajo matrimonio, sin embargo amasó cierta fortuna que le permitió ser propietaria de grandes extensiones de tierra. Josefa murió en Óbidos en 1684, a los 54 años, y fue enterrada en la iglesia de San Pedro