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obra
Entre los verracos celtibéricos destaca el que en la actualidad se localiza junto al Arco del Alcázar en el Mercado Grande, de Ávila. Se trata sin duda de un cerdo o jabalí, procedente del castro de Las Cogotas y por tanto de cronología prerromana, con basa y un pedestal semiligero, en el que las patas del animal aún no han conseguido despegarse del bloque de granito que forma cada uno de sus cuartos. Da la impresión de que el artesano no ha sabido o no se ha atrevido a desvincular completamente sus extremidades de la propia materia física de que se sirve. Dado su buen estado de conservación, es posible reconocer en él una cabeza donde se aprecian con claridad orejas, carrilladas y hocico, mientras que el marcado espinazo se prolonga en arco hasta rematarse en un rabo enroscado. Conserva asimismo sobre el dorso cuatro pequeñas cazoletas, seguramente provistas de alguna función ritual. Tanto sus patas anteriores como posteriores llevan bien marcados antebrazos, pezuñas y corvejones. En fin, tampoco le falta a este verraco abulense algo tan habitual en todos sus congéneres como son testículos y pene. Elementos todos ellos interpretados con notable dosis de abstracción y simplicidad, pero eso sí cargados de un evidente simbolismo. La Historia de este verraco es cuando menos curiosa. El alcalde de Cardeñosa -localidad donde se ubica el castro de las Cogotas- intentó su venta al conde de Oñate en 1877, argumentando que estaría mejor conservado en poder del noble, al tiempo que el dinero conseguido podría pagarse el jornal que se adeudaba al guarda de yacimiento. La venta no fue autorizada, pero sí se ordenó su traslado a Ávila por orden del rey Alfonso XII.
Personaje
Político
Zeev (Vladimir) Jabotinsky nació el 18 de octubre de 1880 en la ciudad rusa de Odessa. Antes de convertirse en un importante líder sionista, estudió en Italia y Suiza y trabajó como corresponsal para varios periódicos rusos. El pogrom contra los judíos de Kishinev en 1903 provocó una mayor actividad sionista de Jabotinsky, organizando unidades de autodefensa y lucha por los derechos de la minoría judía rusa. Fue corresponsal de guerra durante el primer conflicto mundial y, en 1921, se convirtió en miembro del ejecutivo sionista. Durante el periodo de entreguerras continuó escribiendo poesía, novelas o artículos, traduciendo además clásicos conocidos al hebreo. Se unió al bando aliado en lucha contra la Alemania nazi. En 1940 murió de un ataque al corazón mientras visitaba a miembros de Betar en Nueva York.
lugar
Capital de la comarca de la Jacetania, Jaca se impone sobre el gran corredor transversal de la Canal de Berdún y Val Ancha y la salida del río Aragón. Situada a 815 metros sobre el nivel del mar, su extensión alcanza los 406 km2. En la actualidad sobrepasa los 11.000 habitantes. Al hablar de su historia cabe remontarse a los tiempos de la romanización. Citada por algunos autores romanos como capital de la región de los iaccetanis o jacetanos, la conquista romana se produce hacia el año 195 a.C., cuando es ocupada la capital, Iacca. Cabecera de la región pirenaica peninsular, algunas fuentes citan que pudo existir una ceca en Jaca y emitir moneda. Durante la etapa romana y visigoda, Jaca debió ser una importante plaza, situada estratégicamente entre la península Ibérica y Francia y punto de paso obligado para cruzar los Pirineos. Los siglos VIII y IX ven cómo dos poderes intentan asentarse en la región. Por un lado los musulmanes, que entran en Huesca en el año 714 y establecen un cierto control sobre el territorio, más teórico que real, pues lo abrupto del terreno hace que en algunos valles no penetren sino para realizar incursiones de castigo o saqueo, obligando a la población a refugiarse en las montañas. La capital de la región, Huesca, lo será también de la Marca Superior de al-Andalus, la frontera norte de los dominios musulmanes. Por otro lado, los francos, quienes intentan establecerse en el Alto Aragón utilizando tanto la diplomacia como "manu militari". La presencia franca se traduce en el gobierno de una serie de condes que, con el paso del tiempo, serán sustituidos por una dinastía local, que encabeza la rebelión contra los musulmanes. A caballo entre la historia y la leyenda aparece una importante batalla, llamada del río Aragón, que habrían de vencer las tropas del conde Aznar Galíndez en el año 760. Hoy día se conmemora el hecho el primer viernes de mayo, como una de las fiestas más tradicionales de la ciudad. El condado de Aragón, fundado jurídicamente en el año 824, cae en poder de Sancho Garcés I de Navarra, aunque poco más tarde es conquistado por el emirato de Córdoba. En el año 1016 será el poderoso Sancho III el Mayor de Navarra quien se haga con el condado de Aragón y, a su muerte, se lo ceda a su hijo Ramiro I. Éste logra hacerse con los condados de Sobrarbe y Ribagorza, que les correspondían a sus hermanos, y con todo el territorio bajo su control funda el reino de Aragón y establece su capital en Jaca. La capitalidad del reino de Aragón hace que Jaca pase de ser un pequeño poblado agrícola y ganadero a una importante ciudad bajo dominio regio. Pero será Sancho Ramírez quien dé el empujón definitivo al desarrollo de Jaca, otorgándole un Fuero y trasladando allí la sede episcopal de Aragón. Con ello llegan a Jaca numerosas gentes, atraídos por los privilegios concedidos por el monarca y por la actividad comercial que comienza a desarrollarse. Los monarcas aragoneses conceden también otros privilegios a favor de Jaca, como la realización de un mercado semanal y la posibilidad de organizar ferias. El esplendor de Jaca se reafirma gracias a su situación como lugar de paso del Camino de Santiago. Los peregrinos europeos que elegían cruzar los Pirineos por el paso de Somport habían de llegar a Jaca, que se beneficiaba así del tráfico de gran número de peregrinos. A través de los Pirineos entra también el primer románico, que tiene en la catedral una de sus primeras muestras (1063 h.). La concesión por parte de los reyes de la facultad de recaudar determinados impuestos y la emisión de moneda hicieron que la ciudad conociera un importante desarrollo, lo que se tradujo en el establecimiento de una extensa colonia judía. De la importancia de este grupo nos habla la existencia de dos sinagogas hasta bien entrado el siglo XV. Además de la catedral, la historia ha dejado un excelente patrimonio artístico en la ciudad. El Museo Diocesano acoge una de las muestras más importantes de pintura mural románica-gótica de toda España. La iglesia de Santiago, el Puente de San Miguel o la Torre de la Cárcel o el Reloj, son tan sólo algunos ejemplos de su riqueza cultural. En el ámbito económico, el comercio y el turismo conforman el principal motor de su economía. Jaca celebra sus fiestas el primer viernes del mes de mayo. En este sentido, otra de sus actividades más importantes es el Festival Folclórico de los Pirineos.
contexto
Citada por algunos autores romanos como capital de la región de los iaccetanis o jacetanos, la conquista romana se produce hacia el año 195 a.C., cuando es ocupada la capital, Iacca. Cabecera de la región pirenaica peninsular, algunas fuentes citan que pudo existir una ceca en Jaca y emitir moneda.Durante la etapa romana y visigoda, Jaca debió ser una importante plaza, situada estratégicamente entre la península Ibérica y Francia y punto de paso obligado para cruzar los Pirineos.Los siglo VIII y IX ven cómo dos poderes intentan asentarse en la región. Por un lado los musulmanes, que entran en Huesca en el 714 y establecen un cierto control sobre el territorio, más teórico que real, pues lo abrupto del terreno hace que en algunos valles no penetren sino para realizar incursiones de castigo o saqueo, obligando a la población a refugiarse en las montañas. La capital de la región, Huesca, lo será también de la Marca Superior de al-Andalus, la frontera norte de los dominios musulmanes.Por otro lado, los francos, quienes intentan establecerse en el Alto Aragón utilizando tanto la diplomacia como "manu militari". La presencia franca se traduce en el gobierno de una serie de condes que, con el paso del tiempo, serán sustituidos por una dinastía local, que encabeza la rebelión contra los musulmanes. A caballo entre la historia y la leyenda aparece una importante batalla, llamada del río Aragón, que habrían de vencer las tropas del conde Aznar Galíndez en el año 760. Hoy día se conmemora el primer viernes de mayo, como una de las fiestas más tradicionales de la ciudad.El condado de Aragón, fundado jurídicamente en el año 824, cae en poder de Sancho Garcés I de Navarra, aunque poco más tarde es conquistado por el emirato de Córdoba. En el año 1016 será el poderoso Sancho III el Mayor de Navarra quien se haga con el condado de Aragón y, a su muerte, se lo ceda a su hijo Ramiro I. Éste logra hacerse con los condados de Sobrarbe y Ribagorza, que les correspondían a sus hermanos, y con todo el territorio bajo su control funda el reino de Aragón y establece su capital en Jaca.La capitalidad del reino de Aragón hace que Jaca pase de ser un pequeño poblado agrícola y ganadero a una importante ciudad bajo dominio regio. Pero será Sancho Ramírez quien dé el empujón definitivo al desarrollo de Jaca, otorgándole un Fuero y trasladando allí la sede episcopal de Aragón. Con ello, llegan a Jaca numerosas gentes, atraídos por los privilegios concedidos por el monarca y por la actividad comercial que comienza a desarrollarse. Los monarcas aragoneses conceden también otros privilegios a favor de Jaca, como la realización de un mercado semanal y la posibilidad de organizar ferias.El esplendor de Jaca se reafirma gracias a su situación como lugar de paso del Camino de Santiago. Los peregrinos europeos que elegían cruzar los Pirineos por el paso de Somport habían de llegar a Jaca, que se beneficiaba así de la llegada de gran número de peregrinos. A través de los Pirineos entra también el primer románico, que tiene en la catedral de Jaca una de sus primeras muestras (1063 h.). La concesión por parte de los reyes para recaudar determinados impuestos y la emisión de moneda hicieron que la ciudad conociera un importante desarrollo, lo que se tradujo en el establecimiento de una importante colonia judía. De la importancia de este grupo nos habla la existencia de dos sinagogas hasta bien entrado el siglo XV.
contexto
Bajo la protección de Sancho Ramírez (1063-1094), Jaca se convertirá en la ciudad más importante del reino, aunque esa preeminencia durará poco, pues, a partir de la conquista de Huesca (1096), se trasladará a esta ciudad el centro político del reino. La catedral jaquesa debió su origen al establecimiento del obispado en 1076 ó 1077. Las obras se emprenderían en seguida y una parte importante de ellas debería estar acabada cuando, finalizando el siglo, se trasladó la sede catedralicia a Huesca. En 1094, se tiene noticia de donaciones para la obra (ad opus) de la catedral. El templo corresponde a una estructura basilical, con tres ábsides semicirculares -el central fue sustituido por el actual en 1970-. El crucero no se marcaba sobre las colaterales y tiene, en su centro, un cimborrio octogonal con cúpula de nervios que arrancan en modillones, sin tener un tambor intermedio, y descansa sobre trompas. Los intercolumnios se componen de pilares cruciformes y columnas alternadamente. El proyecto original preveía un abovedamiento con cañones, la pérdida de protagonismo con la conquista de Huesca obligó a los constructores a simplificar el proyecto reduciendo la cubierta a una simple estructura de madera -las bóvedas actuales son obra del siglo XVI-. A los pies del templo, se disponía un pórtico abovedado de dos tramos, que cobijaba una portada monumental con un tímpano decorado con un crismón flanqueado por dos leones. Aunque se discute su cronología, también esta portada ocupa un hito importante en la experimentación de la fijación del prototipo historiado, con toda seguridad anterior a los ejemplos de Toulouse. Las dificultades de comprensión de las imágenes del crismón y los leones, incluso para las gentes de la época, obligaron a epigrafiar numerosos letreros explicativos. Si el empeño arquitectónico no muestra grandes pretensiones, la calidad de los maestros escultores es patente en la riquísima serie de capiteles y elementos de impostas y cornisas. La escultura jaquesa labra sus figuras con un sentido del volumen que denuncia claramente su fuente de inspiración, modelos tardorromanos. Los procedimientos constructivos y alguna de sus formas responden a la tradición edificatoria hispana, tal como podemos ver en la cúpula nervada y en los modillones. Algunos artistas de este taller y otros, inspirándose directamente en sus obras, difundieron su arte en numerosos edificios aragoneses y navarros durante toda la primera mitad del XII. Podemos seguir la evolución de este arte jaqués en monumentos como la iglesia del castillo de Loarre, San Pedro el Viejo de Huesca, Santa Cruz de la Serós, San Juan de la Peña, etc. El castillo de Loarre, que había conocido un primer encintado murario en la primera mitad del XI, tendrá, finalizando la centuria, importantes obras de ampliación, entre las que destaca la iglesia construida a dos niveles para salvar el gran desnivel del terreno. Un primer piso está ocupado por una cripta, un cuerpo de guardia y una escalera dispuesta transversalmente al eje del templo. Este tenía una sola nave, dividida en dos tramos, y un ábside semicircular. El tramo anterior al presbiterio se cubre con una cúpula sobre trompas. Capiteles y canecillos siguen en la línea de lo que hemos señalado en Jaca. Para la infancia doña Sancha, que habitaba en el monasterio de Santa Cruz de la Serós desde 1076 hasta su muerte en 1096, se realizó un hermoso sarcófago que en la actualidad se conserva en Jaca. En sus dos frentes mayores, bajo arcadas, se representa un transporte del alma a los cielos entre dos composiciones que deben aludir al sepelio de la princesa, y un combate entre caballeros, de evidente significación simbólica. Debe ser obra de los mismos maestros que trabajaron en el proyecto de la iglesia de Santa Cruz desde poco después de la muerte de la infanta. Los artistas de Jaca y su entorno se deben trasladar a la recién conquistada Huesca para proceder a su renovación. Su forma de hacer deja su impronta en el arte local, así detectamos su influjo en los tímpanos de San Pedro el Viejo. Los capiteles del claustro de la antigua catedral románica de Pamplona, realizados entre 1135 y 1140, son el testimonio de una nueva tendencia, posiblemente languedociana, que acaba con las formas jaquesas.