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termino
acepcion
En la mitología mesopotámica representan a los dioses de la tierra y los infiernos, frente a los Igigu que son los Dioses del Cielo.
lugar
Situada al noreste de la actual Colombo, fue la antigua capital de Sri Lanka (antes Ceilán). Según la leyenda la ciudad fue fundada en el año 466 a.C., coincidiendo con la muerte de Buda. Sin embargo, habrá que esperar al reinado de Ashoka, emperador maurya, en el siglo III a.C., para obtener los primeros datos fiables. Se considera al hijo de Ashoka, Mahinda, como el introductor del budismo en Sri Lanka. Anuradhapura cuanta con un gran recinto budista, organizado en torno a la gran Dagoba o Stupa Thuparama, la más antigua de la isla, y que integra también otras stupas, monasterios y templos.
lugar
Entre los años 1300 y 1050 a.C. la ciudad de Anyang será la última capital de la dinastía Shang. Pan Gen, decimonoveno rey de la dinastía, será el responsable del traslado desde Zhengzhou, al mismo tiempo que cambió el nombre de la dinastía, utilizando la denominación Yin. De esta manera, el nombre de la ciudad de Anyang también fue Yinxu. Los estudios arqueológicos que permitieron conocer en profundidad esta ciudad -de la que se tienen noticias desde la dinastía Song- se iniciaron en el año 1928 gracias a la labor de la Academia Sínica. Se conoció el alto grado de desarrollo urbano y social de estas sociedades primitivas chinas, al conocer plantas de palacios, necrópolis y viviendas. Es en las necrópolis donde se ha encontrado un mayor número de objetos rituales, fabricados en bronce, hueso, marfil o cerámica. En la década de 1930 se descubrieron diez tumbas reales, mientras que las excavaciones realizadas entre 1967 y 1977 permitieron conocer más de 1.000 nuevas sepulturas, ubicadas en un área de tres hectáreas. Gracias a estas sepulturas podemos conocer las diferencias sociales de la época, en función de la cantidad y calidad de los ajuares funerarios. La aportación más importante de las excavaciones de Anyang la ha proporcionado el descubrimiento de los primeros caracteres escritos sobre caparazones de tortuga y huesos de animales, inscripciones que han revolucionado las teorías sobre el origen de la escritura china ya que hasta ese momento se consideraba que el primer estadio estaba situado en las inscripciones sobre bronce.
Personaje Militar Político
Junto al padre Garcés, el capitán Juan Bautista Anza abrió una nueva ruta terrestre desde Tubac (Arizona) -donde era capitán del presidio- hacia las misiones californianas, atravesando los ríos Gila y Colorado. En 1775 regresó a la nueva zona explorada en compañía de 250 colonos, alcanzando Monterrey de California al año siguiente y fundando el núcleo germinal de la posterior San Francisco. Sus hazañas fueron recompensadas con el ascenso a teniente coronel y el nombramiento de gobernador de Nuevo México. Su afán explorador no se paró aquí y en 1780 organizó otra expedición con la que encontrar una nueva vía que llegara hasta la mexicana Sonora. La sumisión de los indios moquis y la paz con los navajos serán algunos de sus logros en la gobernación. La rebelión de los yumas en 1781 acabó con la muerte de los colonos establecidos en las regiones exploradas, el propio padre Garcés y la pérdida de los territorios ganados.
lugar
Localidad italiana y puerto marítimo, situada cerca de Roma. Según cuenta la leyenda, Anzio fue fundada por Anteo, hijo de Ulises y Circe. Otra leyenda, sin embargo, afirma que ésta fue fundada por Ascanio, hijo de Eneas. Los descubrimientos arqueológicos abarcan desde la Edad de Piedra, y demuestran la presencia humana desde dicho momento. En sus orígenes se la conoció con el nombre de Antium, a inicios del primer milenio a.C. Desde muy pronto se convirtió en un centro comercial importante, lo que provocó que, a partir del año 490 a.C., fuera ocupada por diferentes pueblos; fue, además, la última ciudad en resistir el empuje romano, aguantando hasta el 338 a.C. Desde ese momento pasó a ser una colonia romana, viviendo un enorme esplendor a finales del periodo republicano y llegando a ser el lugar preferido de los patricios. La decadencia del imperio supuso la práctica desaparición de Anzio, hasta que el cardenal Antonio Pignatelli, en el Setecientos, dirigiéndose en barco desde Nápoles a Roma, y no teniendo refugio en el viejo puerto de Anzio de la etapa de Nerón, prometió que, si algún día llegaba a ser Papa, reconstruiría tanto el puerto como la propia ciudad. Elegido con el nombre de Inocencio XII, no olvidó su promesa, reconstruyéndola casi totalmente; se levantaron 0espléndidas residencias y palacios a lo largo de su costa. Al comienzo del siglo XX, Anzio vivió un nuevo periodo de esplendor. Uno de los acontecimientos más importantes de su historia se produjo durante la II Guerra Mundial, el 22 de enero de 1944, cuando los aliados desembarcaron allí, dando lugar a una de las campañas más violentas del conflicto bélico y que derivó en la toma de Roma. Actualmente es un puerto marítimo importante, que ha tenido la fuerza de renacer de nuevo.
contexto
Al amanecer del 21 de enero, la orilla izquierda del Rápido, frente a Sant'Angelo, estaba ocupada por seis batallones norteamericanos preparados para el cruce del río y ocultos tras los matorrales y las redes de camuflaje, a los que la niebla que entonces se levantaba parecía añadir una salvaguardia definitiva. La tensión era enorme por los fracasos anteriores (1) y por la gran acumulación de pertrechos que, forzosamente, habrían sido advertidos por los alemanes, pero no había ni la menor huella de tropas alemanas.Desde que el V Ejército del general Mark Clark, tras desembarcar en Salerno, luchaba península italiana arriba, los aliados se habían enfrentado a dos hechos irreversibles: los ríos discurrían perpendicularmente a su avance, convirtiéndose en aquel invierno tan lluvioso en obstáculos muy difíciles de superar, y los alemanes habían montado una inteligente y tenaz defensa.En su lenta progresión hacia Roma, los Cuerpos de Ejército (Compuesto por el cuerpo expedicionario de Juin (Divisiones 2? y 4? marroquíes y 3? argelina), 2.° Cuerpo de Ejército Keyes (Divisiones 34? y 36?), 10?. Cuerpo de Ejército de McCreery (Divisiones 4?, 46? y 56?); 6.° Cuerpo de Ejército, Lucas, que en esos momentos preparaba la operación Shingle) a las órdenes de Clark habían dejado atrás las fortificaciones de la línea Bernhard. Los alemanes, maestros en la lucha defensiva, y en posesión de magníficos observatorios para su artillería, habían convertido cada paso del río en una pesadilla. Así le ocurrió al V Ejército en el paso del Volturno, y ya cerca del Adriático, al VIII Ejército británico, en el paso del Sangro.Las tropas que les hacían frente, los alemanes del X Ejército de Von Vietinghoff, sembraron campos de minas en cada hondonada, en cada vuelta de río, en vados, laderas y sembrados; emplazaron en zig-zag nidos de ametralladoras cubriéndose entre sí y sin ángulos muertos; colocaron inesperadas trampas de contracarros -los temibles cañones 88- y, al acecho, sus pocos pero poderosos carros, los Panther y los Tiger I.Todos estos repetidos intentos de forzar posiciones que se alzaban incansablemente unos kilómetros más atrás habían hecho prever una agotadora y sangrienta lucha hasta la conquista de Roma, si antes no se producía un impacto demoledor en las líneas germanas.Ese impacto lo había intuido, calculado y llevado finalmente a término frente a sus generales el premier británico Winston S. Churchill. Era la operación Shingle, un ambicioso intento de romper las fortificaciones de la Línea Gustav en el Rápido y el Garellano, los dos ríos frente a los cuales esperaban la orden de ataque los hombres de Clark.El punto elegido por Churchill era Anzio, a sólo una hora de coche de Roma. Si se triunfaba, como parecía seguro, un formidable empuje de cuatro divisiones anglo-americanas barrería todo y podría apoderarse de Roma en pocos días.Los efectos políticos serían tremendos: el acoso y cerco de una gran masa de divisiones alemanas al sur de la capital italiana provocaría la inmediata llegada de refuerzos germanos desde las reservas ubicadas en Francia -con lo que se debilitaría la oposición frente a la ya muy avanzada operación Overlord en Normandía- y la ocupación de las dos terceras partes de Italia, con sus aeródromos y puertos intactos gracias al factor sorpresa, permitirían realizar el gran proyecto cumbre de Churchill: el ataque directo a los Balcanes por Trieste, en Yugoslavia.El avance directo a Viena y la posibilidad de atacar por la espalda al III Reich, ocupando todo lo que antes era el imperio de los Habsburgo: Checoslovaquia, Hungría y Austria, arrebataría a los ejércitos soviéticos -lindando ahora las fronteras orientales de Hitler en Polonia y Prusia- el gran bocado de la Europa del Este; imposibilitaría el futuro dominio de Stalin sobre esta porción vital del continente -obsesión creciente en Churchill- desplomaría la estructura policíaco militar de la Europa Hitleriana y produciría como final lógico la conclusión de la guerra para este mismo año.Frente a Sant'Angelo, el silencio era absoluto. Cuando la niebla se solapó con el cauce de agua, llegó la señal. Las primeras secciones introdujeron los botes de goma y las lanchas en el agua helada.Apenas habían comenzado a avanzar cuando un fuego tremendo taladró la lechosa claridad, sembrando la muerte y la confusión entre los asaltantes. La 94.° División Panzergrenadier esperaba a los norteamericanos perfectamente camuflada y con todas sus armas enfiladas contra el río.El cruce del Rápido se convirtió en una matanza. Enfiladas por las ametralladoras, aturdidas por un densísimo fuego de mortero y frenadas por el fuego de barrera de los ilocalizables 88, muy pocas secciones lograron alcanzar la orilla opuesta, para ser luego fijadas sobre ella y exterminadas poco a poco.Durante todo la mañana, los norteamericanos trataron de ayudar a las tropas copadas enfrente. Se tendieron pasarelas, la Artillería disparó sin tregua, se empeñaron las reservas.Fue un desastre completo. Las pasarelas volaron hechas trizas por el fuego concentrado de los cañones alemanes, las piezas que podían haber inclinado la balanza a su favor, los famosos Long Tom de 155 mm. quedaron pronto sin observadores ni coordenadas que las dirigiesen, y las reservas se sangraron en un nuevo y obstinado fracaso que tuvo lugar a las cuatro de la tarde.El general Fred L. Walker, jefe de la División 36.° Texas, comprendió que había enviado al matadero a dos de sus mejores regimientos: el 141.° y el 143.° Antes de que la oscuridad se hiciera total, cuarenta hombres reventados y con los ojos idos pudieron regresar a las líneas americanas. Era todo lo que quedaba del 141.°La más negra desesperación reinó aquella noche en el cuartel general de la División. Definitivamente, era imposible desalojar de allí a los alemanes. Los jefes norteamericanos, los pocos que lo sabían, pensaron en Anzio, un lugar en la costa hacia donde pronto tendrían que correr los alemanes, dejando libre el paso.Algunos comentaron entonces que, si los de Anzio lo lograban, tal vez pudiesen acercarse a la cota 516: Montecassino. Decían que era una maravilla del Renacimiento.Pero en esta decisiva madrugada del 22 de enero de 1944, la abadía de los monjes seguidores de la regla de San Benito permaneció a oscuras y detrás de las poderosas fortificaciones de la Línea Gustav.En el mar, bajo un cielo que perdía rápidamente sus estrellas, la luz azul de la noche silueteó incrédula las múltiples formas de cientos de barcos. Ciento diez mil hombres del 6.° Cuerpo de Ejército, mandado por el general Lucas, miraron a la vez el cíelo y la tierra. La paz que les hacía frente no podía ser cierta.
video
En su avance hacia Roma, los Cuerpos de Ejército a las órdenes de Clark se encontraban de frente con las excelentes fortificaciones alemanas de la línea Gustav, que aprovechaban el cauce de los ríos Garellano y Rápido. Los alemanes, maestros en la lucha defensiva, habían convertido cada paso de los ríos en una pesadilla. El X Ejército de Von Vietinghoff había sembrado nidos de ametralladoras, cañones contracarros del 88 y, al acecho, muy pocos pero poderosos carros, los Panther y los Tigre I. El 17 de enero comenzó el ataque aliado por el sur. La artillería del X Cuerpo de Ejército británico abrió fuego contra la otra orilla, ayudada por los cañones de los buques fondeados en el golfo de Gaeta. Por el norte, la División 46 británica comenzó el cruce del río, apoyada por parte de la artillería del Cuerpo de Ejército II americano. Dos brigadas de la División 56 británica atacaron en el centro, al tiempo que la División 5 británica atacó silenciosamente por la costa, efectuando un movimiento envolvente por el mar. El 18, al amanecer, sólo las divisiones 5 y 56 habían logrado establecer cabezas de puente al otro lado del río. Las defensas alemanas, a pesar del fuego de artillería, se estaban viendo sorprendidas, por lo que se solicitó el envío inmediato de refuerzos. Así, llegaron a la zona la Panzerdivision Hermann Göering, y las divisiones de granaderos panzer 90 y 29. Mientras tanto, algo más al norte, el cruce del Rápido lo intentó la división 36 norteamericana. Al amanecer, aprovechando la niebla, fueron lanzados al agua multitud de botes de goma y lanchas. Apenas habían comenzado a avanzar cuando un fuego tremendo procedente de las defensas alemanas, perfectamente camufladas, convirtió el paso del río en una matanza. La falta de observadores y coordenadas hizo inútiles las andanadas de los cañones Long Tom americanos. Prácticamente inexpugnable, la única manera de sobrepasar la línea Gustav era realizando un desembarco por detrás de las posiciones alemanas, lo que les obligaría a defenderse en dos frentes. El lugar elegido fue Anzio.