La contribución de Alberto al Pabellón de la República Española en la Exposición Universal de París en 1937, fue una escultura de gran tamaño -más de doce metro- compuesta por las bioformas características de este escultor, que se enraízan en la tierra de una manera natural, como si hubieran nacido de ella. Junto al grito de dolor del Guernica de Picasso y el salvajismo del Payés catalán de Miró, Alberto lanzó hacia lo alto la esperanza y la poesía de su escultura: "El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella".
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Siempre hemos defendido que el Puente sobre el Guadiana fue el genitor urbis, el hacedor de la ciudad, el pasaje de todas las calzadas que confluían en ella. Efectivamente, la fábrica se construyó al aprovecharse la existencia de una isleta que facilitaba el establecimiento de sus estribos y sobre una amplia plataforma diorítica. Fue él, además, el que determinó el esquema urbano de la colonia, ya que su prolongación, bien evidente, aunque algunos no lo han sabido entender, constituyó una de las arterias principales de la urbe, el decumanus maximus, cuyo trazado se identifica con el de las actuales calles del Puente, Cava y Santa Eulalia. Por él pasó toda la historia de España y los documentos conservados en el Archivo Histórico Municipal no pecan de exageración cuando afirman que "la Puente es la más pasajera que ay en estos reinos". Por los caracteres de su arquitectura, muy en relación con ejemplos itálicos, lo que nos indica que sus constructores estaban bien familiarizados con aquellas maestranzas, es plenamente augusteo. La obra fue realizada de una sola vez y no en tres períodos cronológicos como se ha pensado por la distinta estructura de sus tramos, cuyas diferencias no obedecen a otra cosa que a restauraciones y a razones topográficas muy claras. El aspecto primitivo de la fábrica era muy diferente al actual. Básicamente comprendía dos tramos arqueados: el primero de ellos desde la ciudad al primer descendedero y el segundo desde la pila-estribo al final de la obra. Entre los arcos, siempre actuales, 10 y 16 existía un macizo que mantenía el nivel de la calzada. Este malecón estaba protegido por un poderoso tajamar, gran aleta de encauzamiento del río, que se oponía a la corriente 150 metros aguas arriba del Puente, en forma de proa o punta de diamante como la definen los autores antiguos. Con ello se evitaba que la fuerza de la corriente se dirigiera contra la zona central de la fábrica y la destruyera. Además, por lo que pensamos, se soslayaba con ello la construcción de un tramo arqueado en una parte que ofrecía una débil cimentación, lo que hubiera constituido fácil presa para la corriente. El Puente, por tanto, no fue uno, sino doble, como en el caso conocido del Fabricius y del Cestius en la Isla Tiberina. Tras la infausta noche del 20 de diciembre de 1603, durante la que se originó una formidable avenida que dio al traste con la obra del tajamar, ya seriamente dañada, se consideró mucho más rentable construir cinco nuevos arcos en el lugar ocupado por la vetusta construcción. Desde entonces, como afirma el historiador local Bernabé Moreno de Vargas, "las puentes quedaron hechas una" y la fábrica, con la refección llevada a cabo en el último tercio de la pasada centuria, adoptó su aspecto actual. Otras restauraciones se efectuaron en época visigoda, y en los siglos IX, XIII, XIV, XV, y XVI.
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Los puentes llamaron mucho la atención a Van Gogh, al igual que a otros impresionistas, especialmente como telón de fondo para captar los reflejos de las luces en el río, siendo éste el elemento protagonista de la composición. Vincent continúa con el estilo inspirado en Pissarro al captar una luz determinada; su estilo es rápido, empleando pinceladas de color que se aprecian claramente en la escena, otorgando un cierto aspecto caótico a primera vista al aplicar los trazos diagonal, vertical u horizontalmente, sin ningún esquema establecido, de manera arbitraria. Los alegres tonos empleados están totalmente mezclados, renunciando a delimitar las superficies cromáticas para buscar intensificar los colores, creando un aspecto de intemporalidad a la composición.
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Corot descubrió la luz en Italia. Su inquietud viajera volvería a llevarle a Italia en 1834 y 1843, país que le había cautivado. Pero también recorrió incansablemente numerosos rincones franceses, pintando tanto paisajes normandos y borgoñones como edificios monumentales -La catedral de Chartres-, pasando por la representación de lugares simplemente evocadores del tipo de El viejo puente de Nantes que aquí podemos contemplar. Corot empleaba en su método de trabajo la toma de apuntes del natural, a los que proporcionaba un lirismo especial. No de otro modo podría ser si se tiene en cuenta esta confesión del artista: "Mientras busco la imitación concienzuda, no pierdo ni un instante la emoción... Lo real es una parte del arte, pero el sentimiento lo completa. Si estamos verdaderamente conmovidos, la sinceridad de nuestra emoción se transmitirá a los demás".
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Pese a que prohibiera abandonar la línea Sigfrido, como sus generales le recomendaron ante la imposibilidad de defenderla, Hitler confiaba mucho más en el Rhin como gran trinchera difícil de pasar. Se tomaron cuidadosas medidas para que, tras la retirada de las tropas alemanas, fuesen volados todos los puentes sobre el gran río, que parece condensar el espíritu germánico lo mismo que da cobijo a las sagas de los Nibelungos. Sin embargo, las órdenes de Hitler, excesivamente minuciosas para que pudieran cumplirse siempre en medio de confusas batallas, determinaron que un pequeño grupo de combate, mandado por el capitán Karl Timmermann, llegase al puente de Ludendorff, en Remagen, y lograse cruzarlo el 7 de marzo ante los infructuosos intentos alemanes por demolerlo. Remagen fue más un símbolo que un logro. Los alemanes reaccionaron con desesperación, Hitler envió contra la cabeza de puente lo mejor que le quedaba en su arsenal. En torno al puente se quemaron las últimas bombas V del Reich, los últimos aviones, los últimos grandes cañones... nada consiguieron, hasta que el día 17, cansado de tantas vibraciones, el puente se hundió solo. Por él pasaron a Alemania las primeras 4 divisiones americanas, aunque no lograsen una profundización importante. Para Berlín, el paso tuvo enorme trascendencia. Hitler ordenó fusilar a cuatro oficiales que mandaban las unidades próximas a Remagen y cambió al jefe del frente Oeste. El veterano y glorioso Rundstedt fue sustituido por el mariscal Kesselring, que había demostrado su talento en los combates defensivos de Italia durante 1943 y 44. Pero la situación que encontró el nuevo jefe era desesperada. Disponía de 55 divisiones diezmadas, quizás 400.000 combatientes, que debían enfrentarse a 85 divisiones aliadas con sus plantillas al completo (cerca de 1.500.000 hombres). Sus líneas, con una densidad de 100 hombres por kilómetro, escasas de medios blindados y sin aviones, eran un coladero. Y, para mayor angustia, sus informadores aseguraban que Montgomery preparaba un gran ataque. Los preparativos de Montgomery y su 21 Grupo de Ejércitos eran imposibles de camuflar. Movía más de medio millón de hombres, cerca de 2.000 tanques; un número similar de cañones; 30.000 toneladas de material e ingenieros, 60.000 toneladas de municiones... Para que, al menos, no se supiera muy claramente la dirección de su impulso durante tres días tendió cortinas de humo sobre el Rhin a lo largo de un centenar de kilómetros, mientras que los aviones angloamericanos realizaron 16.000 salidas durante los días 20, 21 y 22 de marzo, machacando las zonas designadas con 49.500 toneladas de bombas... Ni que decir tiene que aquella prioridad para cruzar el Rhin -pese a Remagen, que no estaba siendo aprovechada- irritaba a los norteamericanos. Por aquellos días se contaban mil chistes sobre las cautelas de Monty y quizás por ello, y sobre todo, por aprovechar las evidentes debilidades alemanas, Patton, que llegaba lanzado tras atravesar como un rayo la línea Sigfrido, lanzó sus botes al Rin en la noche del 22 al 23 de marzo. Al amanecer este día, al precio de 8 muertos y dos docenas de heridos, Patton disponía de una cabeza de puente de 5.000 hombres al Este del Rhin, en Oppenheim, y telefoneaba gozoso a su superior Bradley: -"Brad, por el amor de Dios, di a todo el mundo que estoy en el lado de allá... quiero que se sepa que el III Ejército ha atravesado el Rhin antes que Monty haya empezado..." Pero esa penetración sería sólo una curiosidad histórica. En esa ocasión los triunfos eran de Montgomery.
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La campiña romana fue motivo de inspiración para muchos artistas, Turner entre ellos. En sus numerosos viajes a Italia encontró las vistas que también había pintado Claudio de Lorena, uno de sus maestros más admirados, por lo que realizó numerosos bocetos que posteriormente se convertirán en obras definitivas. Curiosamente, el maestro londinense realizaba sus cuadros de manera tan rápida que aprovechaba para dar los últimos toques en las horas previas a la exposición de los trabajos en la Royal Academy de Londres, provocando a su alrededor un remolino de artistas y amantes del arte entusiasmados ante la rapidez con que iba tomando forma la obra definitiva. Turner sentía verdadera pasión por estas atmósferas brumosas que devoran los contornos, convirtiendo la imagen en manchas de color y de luz que casi anticipan el Impresionismo. Siempre emplea colores claros, casi pasteles, con los que otorga un aspecto muy romántico a la composición.
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Como Raoul Dufy André Derain recorre estéticamente las tendencias de fin de siglo antes de llegar a Matisse y el fauvismo, y lo hace con espíritu de síntesis, aprovechando lo bueno de cada una, porque su actitud es la de una persona culta que disfruta aprendiendo. El precio de dicha actitud es la duda y, al fin, el eclecticismo.
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El 18 de junio de 1817 se inauguraba el puente de Waterloo para conmemorar la victoria de los aliados contra las tropas de Napoleón en las cercanías de Bruselas. El príncipe regente fue el encargado de realizar la inauguración y el acto se convirtió en uno de los eventos más importantes del año, estando presente la mayoría de la población de la ciudad. Constable no pudo faltar a la cita y se sintió tan impresionado que deseó representar con sus pinceles el evento. En 1819 se puso manos a la obra en el primer boceto, posiblemente con la intención de enviar el cuadro definitivo a la exposición de la Royal Academy de 1821. Sin embargo, no será hasta 1832 cuando realice el trabajo final que hoy se puede contemplar en la Tate Gallery de Londres. Uno de esos trabajos preparatorios es el que aquí contemplamos, captando con una pincelada rápida y abocetada el ajetreo de barcas que navegaron en el Támesis con motivo de la inauguración, presentando al fondo la silueta majestuosa del puente, iluminada por un potente rayo de sol que resalta la tonalidad dorada de sus piedras. Tras el puente podemos apreciar la cúpula de la catedral de San Pablo. Un amplio cielo en el que se aprecia la luz del atardecer y las habituales nubes del pintor ocupa buena parte de la superficie del lienzo, fórmula aprendida de los maestros del Barroco holandés, especialmente Ruysdael y Hobbema. Las tonalidades rojas se adueñan del conjunto y llaman la atención del espectador, configurando un entramado de puntos que abarcan toda la escena, desde el primer plano hasta el fondo. También es digna de mención la sensación atmosférica creada, efecto que envuelve los contornos y los difumina aún más. Constable no ha representado en esta ocasión la naturaleza que tanto admiraba y nos ofrece una de sus escasas visiones urbanas, rivalizando con Turner.
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EI 19 de septiembre, tercer día de la ofensiva, los ingenieros del XXX Cuerpo de Ejército terminaron el nuevo puente de Son permitiendo así que la División Acorazada de los Guardias alcanzara Nijmegen, en donde un ataque de la 2? Brigada del 505° Regimiento comenzó aquella misma tarde con la ayuda de los Granaderos, pero sin conseguir aún alcanzar el puente. Por ello se pensó atravesar el Wall de noche para atacar el puente por ambos lados. Aún en Son, al comienzo de la tarde, un ataque en tenaza por parte de la 107? Brigada Panzer, formada por un batallón de PzKmpfw V Panther, por un regimiento de panzergrenadieren y por la 59? División de Infantería, fue rápidamente bloqueado por un ataque de la 101? División apoyada por la 8? Brigada Acorazada, que colocó a la 59? División en retirada hacia el norte. La 107? División, que atacó en solitario por el este, casi consiguió arrasar el Cuartel General de Taylor en el mismo Son, antes de que éstos consiguieran formar una eficaz defensa. Durante este último ataque, 196 aeroplanos consiguieron aterrizar ilesos con unos 1.300 hombres y la mitad de la artillería que esperaba la División. En Arnhem, a las 3:30 horas de la mañana, la 11 Brigada realizó un nuevo ataque hacia el este a lo largo del Bajo Reno, mientras que la 41 Brigada atacó hacia el noreste, en la zona controlada por los Kampfgruppe Krafft. Hacia las 7:15 horas, las tropas inglesas que atacaban en dirección a la ciudad, teniendo la niebla a favor, habían conseguido deshacerse de los defensores y poder liberar al General Mayor Urquhart, que comenzó inmediatamente a reorganizar los restos de la División. El ataque sufrió un brutal cambio de sentido cuando se levantó la niebla y los paracaidistas ingleses se encontraron expuestos a un mortal fuego cruzado entre las baterías antiaéreas de 20 mm colocadas en la orilla sur y los Kampfgruppe Spindler al norte. Durante la mañana, la totalidad de la Brigada había sido destruida. Al final de la tarde, incluso la 4? Brigada, a pesar de haber sido reforzada por la 7? Brigada del King´s Own Scottish Borderes (al comienzo retenida como reserva), tuvo que retirarse hacia el sur de la línea ferroviaria bajo el fuego del Kampfgruppe Krafft. Justo en aquel momento, los 35 aeroplanos de la 1? Brigada Paracaidista polaca, no habiendo recibido la advertencia de Urquhart, aterrizó en la zona prevista, que se encontraba todavía bajo el poder alemán. Pocos de ellos consiguieron escapar de la masacre. Alrededor del puente, los 250 hombres que quedaban del 2° Batallón de Frost y que todavía conservaban entre 10 y 18 de los edificios ocupados al principio, comenzaron a ser ametrallados desde el comienzo de la mañana. Aunque la artillería alemana bombardeaba todas las casas, los paracaidistas seguían resistiendo en sus posiciones haciendo frente a los distintos intentos de la infantería alemana de hacerles salir de sus escondrijos; pero el valor de los hombres de Frost no pudo mejorar la situación de los refuerzos, que se hacían cada vez más necesarios. En los alrededores de Son, el cuarto día de batalla se abrió con una nueva ofensiva de la 107? División Panzer a lo largo de la carretera que unía Eindhoven con Nijmegen, ofensiva que fue repelida por los hombres de la 101? División con la ayuda de los carros armados ingleses. En Nijmegen, los hombres del 504° Regimiento de Paracaidistas, con la ayuda de los Irish Guards de la División de los Guardias, comenzó a limpiar la periferia de la ciudad para permitir que pudieran atravesar el río, mientras que el 505° Batallón y los Granaderos se desplazaban hacia el puente. Hacia las 15:00 horas, después de un intenso bombardeo por parte de la artillería, el 1er. y 3er. Batallón del 504° Regimiento Paracaidista atravesaron el Waal bajo un intenso fuego de obstrucción alemán, atacando sucesivamente el puente del ferrocarril y el de la carretera. Al mismo tiempo, el 505° Regimiento y los Granaderos atacaron en la ciudad, conquistando el puente antes que se hiciera de noche. En las zonas altas, al noreste de Groesbeek, el Kampfgruppe Feldt atacó al alba con el apoyo de la 406? División Landesschutzen por el norte y el 2° Regimiento de Paracaidistas por el sur; este último consiguió llegar al puente de Heumen, justo detrás de la 82? División, antes de ser repelido por violentos contraataques. En Groesbeek, después del ataque fallido del día anterior, Urquhart volvió a desplegar a sus hombres mientras los de la 4? Brigada se encontraban en sus posiciones dentro del centro habitado, al amparo del río. Se contuvieron varios ataques de baja densidad que se sucedieron durante el día a lo largo del perímetro defensivo. A mediodía se negoció una tregua que permitía a los ingleses retirarse ligeramente dejando el hospital en manos alemanas, los cuales pudieron de esta forma hacerse cargo de los heridos de forma adecuada. Alrededor del puente de Arnhem la situación no era mucho mejor; los hombres de Frost disponían de agua tan sólo para un día. Los bombardeos de los edificios ocupados por los ingleses continuaron durante toda la noche y, hacia el mediodía, el mismo Forst fue herido gravemente por un disparo de mortero. Alrededor de las 18:00 horas, un grupo de "Konig Tiger" consiguió abrirse camino atravesando el puente de norte a sur, a pesar de que el camino estaba bloqueado. Alrededor de las 21:00 horas, los ingleses, que se negaban obstinadamente a rendirse, negociaron una tregua que permitió a los alemanes socorrer a los heridos de ambas partes, más de 200, entre los que se encontraba el mismo Forst. En general, la ofensiva del XII y del VIII Cuerpo de Ejército, que debería haber aligerado la presión sobre los flancos de la directiva Market Garden, apenas había hecho efecto, sobre todo si consideramos el continuo refuerzo de los flancos alemanes; después de haber atravesado el Willhelm Canal y Best, sin, por otra parte, haber conquistado la ciudad, ya no eran capaces de alcanzar Helmond. Al amanecer del 21 de septiembre, una vez caído el puente de Nijmegen en manos de los aliados, Model dió la orden al Kampfgruppe Feldt de resistir en sus posiciones y dirigió todas sus tropas hasta Elst bajo el mando del II Cuerpo de Ejército Panzer, con la misión de expulsar a los ingleses hacia el norte del Bajo Reno y bloquear el avance aliado por el norte de Nijmegen. Al 1er. Ejército Paracaidista de Student le tocaba cerrar la Hell´s Highway mediante un ataque coordinado con el LXXXVI y el LXXXVIII Cuerpo de Ejército. En Nijmegen, hacia las 10:00 horas del día siguiente, el camino estaba limpio de cazadores y en dos horas, el XXX Cuerpo de Ejército comenzó a moverse hacia el norte alcanzando, antes de quedarse bloqueado, el pueblecito de Elst. Las últimas tropas inglesas que se encontraban alrededor del puente de Arnhem habían sido definitivamente vencidas, debido también a la falta de municiones, por los alemanes, dejando libre al Kampfgruppe de las SS Knaus, que consiguió atravesar el puente hacia el mediodía, llegando a tiempo para llegar a Elst y bloquear el paso a los carros de combate ingleses. En la parte alta alrededor de Groesbeek, el Kampfgruppe Feldt fue definitivamente quitado de en medio mediante un ataque general de la 82? División Aerotransportada, que lo consiguió después de haber establecido un sólido perímetro defensivo. Alrededor de las 9:00 horas, en Oosterbeel, el Kampfgruppe von Tettau consiguió penetrar en las líneas defendidas por el 1er. Batallón de Border Regiment y conquistar la colina de Westerbouwing, desde la que se dominaba el trayecto entre Heavedorp y un largo trecho del río. Con todo, el ataque no fue suficiente para minar toda la posición, gracias a la ayuda que recibieron de la artillería del XXX Cuerpo de Ejército situada en Nijmegen, lo que degeneró en un exclusivo y extenuante altercado entre cazadores y morteros. Hacia el mediodía, casi 750 hombres de la 1? División Paracaidista polaca consiguió aterrizar en Driel, no sin que los cazadores y la artillería antiaérea hubieran tenido su ración de víctimas; sin absolutamente nada de equipamiento pesado, se perdieron junto con los 35 aeroplanos de hacía dos días. En un nuevo intento de tomar el puente por el sur, los alemanes desplegaron inmediatamente 2.500 hombres (entre marineros, policía de la SS holandesa y soldados) entre los paracaidistas y el puente. Al norte de Eindhoven, la 101? División seguía mientras tanto respondiendo a los alemanes por ambos lados de la Hell´s Highway, mientras que la ofensiva del XII y del VIII Cuerpo de Ejército se había detenido completamente. El viernes 22 de septiembre se abrió con un ataque conjunto para cerrar la Hel´s Highway entre Uden y Grave por parte de lo que quedaba de la 59? División al oeste y al este del Kampfgruppe Walther, ya prácticamente compuesta por la 107? Panzer. El éxito de la maniobra de tenaza bloqueó el tráfico de refuerzos durante todo el día y provocó el desbarajuste en la retaguardia aliada. Un ataque del 501° y del 502° Regimiento Paracaidista hacia el noreste tuvo que ser abandonado al comienzo de la tarde, cuando la 59? División llegó a Veghel, en donde comenzó a disparar sobre el puente. La 32? Brigada de los Guardias tuvo que ser liberada del ataque en el que se encontraba en Elst, más al norte, y enviada urgentemente en sentido contrario para limpiar el camino. Mientras tanto, la 43? División había vuelto a intentar liberar los restos del 1er. Cuerpo de Ejército Aerotransportado inglés de la trampa de Oosterbeek, atacando a lo largo del frente situado al norte de Nijmegen con la 214? Brigada que se dirigía hacia Driel y la 129?, apoyada por los Irish Guards, que se dirigían hacia Elst. Por la mañana, un grupo de vehículos del Household Cavalry consiguió unirse a la brigada polaca en Driel, completando así, después de más de cuatro días, la unión con el Cuerpo de Ejército inglés. Al anochecer, un grupo de paracaidistas polacos intentó atravesar el río para unirse a los ingleses en Oosterbeek, pero fueron diezmados por el nutrido fuego de obstrucción alemán. En la otra parte de la posición de defensa, los alemanes atacaron distintos puntos del perímetro defensivo durante todo el día, sin poder llegar a un conclusión definitiva. Mientras se sucedían los combates, Eisenhower convocó a todos los comandantes de los distintos Cuerpos de Ejército implicados en Europa nordoccidental; la operación Market Garden había fracasado y un nuevo intento por tender una cabeza de puente en Arnhem sería extremadamente arduo, vistas las defensas alemanas desplazadas en la zona, ahora bien compactas. Por ello, se decidió dar un nuevo curso a las operaciones con la intención de remediar los errores que se habían cometido hasta este momento. El 1er Ejército canadiense debería continuar con su misión de limpieza en Scheldt y reabrir Antwerp, ahora una posición de vital importancia. Desde este momento, cualquier intento del XXX Cuerpo de Ejército de establecer una cabeza de puente en el Bajo Reno se hizo secundario, aun concediendo cualquier intento de romper el acercamiento de las tropas en Oosterbeek. Para guiar el avance del 2? Ejército británico se enviaría al VIII Cuerpo de Ejército, que debería dirigirse en dirección noreste hacia Kleve y Venlo. El 1er Ejército estadounidense se tendría que dirigir a su vez hacia Aachen, con su XIX Cuerpo de Ejército lanzado hacia el norte para ayudar al VIII Cuerpo. En la zona de "Market Garden", esto se tradujo en una nueva dislocación de fuerzas. La 101? División pasaba ahora bajo el mando del VIII Cuerpo de Ejército y, junto a la 50? División, reforzada por la 131? Brigada de la 7? División Acorazada (XII Cuerpo de Ejército) y la Brigada Holandesa Princesa Irene relevaría a la 43? División alrededor de Nijmegen. Mientras tanto, la 3? División y la 11? División Acorazada deberían dirigirse hacia el norte, manteniéndose en contacto con el XIX Cuerpo de Ejército estadounidense. De esta forma, al norte de Grave, el XXX Cuerpo de Ejército se encontraría sólo con la 43?, la 82? División Aerotransportada y lo que quedaba de la División Acorazada de los Guardias. En los alrededores de Veghel, el 23 de septiembre, séptimo día de la ofensiva, se abrió con un nuevo intento alemán de cerrar la carretera con el 6° Regimiento de Paracaidistas que atacaba por el oeste y el Kampfgruppe Walther, que atacaba por el este, rechazado, hacia mediodía, por los aliados. Por la tarde, el 506° Regimiento de Paracaidistas se unió con la 32? Brigada de los Guardias en Uden, reabriendo la Hell´s Highway. Más al norte, el avance del XXX Cuerpo de Ejército hacía poquísimos progresos, ralentizado por el Kampfgruppe Frundsberg; mientras tanto, en Driel, al mediodía, la 130? Brigada se unía a los polacos. Poco después del mediodía llegaron desde Inglaterra los últimos refuerzos. La 82? División recibió al 325° Regimiento de Infantería Aerotransportada (unos 3.800 hombres), mientras a la 101? llegó el 907° Batallón de Artillería Aerotransportada y el resto del 327° Regimiento de Infantería. El 1er. Batallón Paracaidista polaco, que no había conseguido alcanzar sus posiciones el 21 de septiembre, aterrizó en el aeropuerto de Oude Keent, ya en desuso, y de allí se marchó a Driel para unirse al resto de su brigada. En Oosterbeek, los ataques alemanes habían sido repelidos una vez más gracias a la artillería que se encontraba en la otra orilla del río y al constante apoyo aéreo favorecido por una jornada soleada. Al oscurecer, la 1? División Aerotransportada inglesa se vio reforzada con 200 paracaidistas polacos que atravesaron el río en barcazas de asalto. A pesar de la nueva amenaza hacia el norte de las fuerzas aliadas, Hitler ordenó una nueva serie de ataques hacia Veghel y Nijmegen concediendo a Model más refuerzos, entre los que se encontraba la 363? División Volksgrenadier que, de todas formas, llegó al final de la ofensiva. Los ataques comenzaron al amanecer del 24 de septiembre con el Kampfgruppe Chill, que sondeaba las líneas de la 101? División tratando de encontrar sus puntos débiles; la mayor parte de estos intentos fueron repelidos, pero, hacia el atardecer, los paracaidistas del Batallón Jungwirth, reducidos a nada, reforzados por una Compañía de Jagdpanthers del 559° Batallón de Asalto consiguieron una vez más interrumpir la carretera al sur de Veghel. Por contra, el ataque previsto por el Kampfgruppe Walther no se realizó y el Kampfgruppe mismo fue obligado a retirarse cuando la 11? División Acorazada ocupó Deurn, al este de Helmond, dejando el paso libre al avance del VIII Cuerpo de Ejército, que todavía mantenía sus posiciones gracias a la amenaza alemana al sur de Veghel. En Oosterbeek, los hombres de la 1? División Aerotransportada consiguieron una vez más frustrar los intentos alemanes gracias a la artillería y al soporte aéreo. Sin embargo, la situación se había hecho desesperada, teniendo que firmarse una tregua al comienzo de la tarde. Casi 700 hombres, seguidos de otros 500 al día siguiente, pasaron a manos alemanas para poder ser atendidos mejor. Para agravar la situación inglesa llegó el 506° Batallón Panzer de artillería pesada, equipado con los formidables Konig Tiger. En el transcurso del día se prepararon los planes para la evacuación de la posición de defensa, plan que preveía un desembarco de los hombres de la 43? División para ocupar temporalmente la colina del Westerbouwing, que dominaba Oosterbeek, y un largo trecho del río, alentando así la presión alemana sobre los hombres que se habrían retirado hacia el río. A las 2:00 horas del 25 de septiembre, casi 350 hombres del 4° Batallón del Regimiento Dorsetshire (43? División) atravesaron el Bajo Reno bajo el manto de la oscuridad y de la lluvia, pero fueron aniquilados por el fuego alemán apenas llegaron al pie de la colina. Fracasado el intento de reducir el control enemigo en el río, a los paracaidistas ingleses no les quedó más que intentar escapar aquella misma noche; pero atravesar el río se hizo aún más difícil cuando algunos hombres del Kampfgruppe von Allworden, dotados con los nuevos Konig Tiger del 506° Batallón, consiguieron irrumpir en las defensas exteriores y, entrando en profundidad en la posición de defensa, consiguieron rodear a los ingleses "echándoles" del río. La masacre se pudo evitar sólo gracias a la ayuda de la artillería y de la aviación, pero aún les quedaban algo más de 700 metros a los paracaidistas para llegar hasta el río. Aquella misma noche, la 43? División realizó un desembargo diversificado en Renkum, a unos 6 kilómetros de Oosterbeek, mientras que en la misma Oosterbeek, la operación Berlín comenzó alrededor de las 21:00 horas con un bombardeo de la artillería del XXX Cuerpo de Ejército destinado a durar más de diez horas. Un poco más tarde, dejando atrás a los heridos asistidos por algunos voluntarios, los paracaidistas ingleses comenzaron a retirarse a través del paso abierto que quedaba abierto y, hacia las 2:00, hora en la que fue hecho saltar el depósito de municiones, todos los destacamentos habían alcanzado la orilla del río. Los alemanes no hicieron ningún intento de seguir a las tropas en fuga, limitándose a someterles a un intenso bombardeo con artillería y morteros. El embarque de los hombres terminó con las primeras luces del alba, marcando el final de la operación Market Garden diez días después de su comienzo. El fracaso de dicha operación costó a los aliados 16.800 hombres. En el mismo Arnhem, de los 10.000 hombres que intervinieron de la 1? División Aerotransportada, sólo unos 2.000 consiguieron escapar; y de éstos, casi 1.700 atravesaron el río, mientras que el resto escapó atravesando las líneas alemanas ayudados por la resistencia holandesa. Por la parte alemana, las pérdidas no pueden ser calculadas con la misma precisión debido a la indefinibilidad de las fuerzas que formaron parte de la defensa de los puentes; con todo, se estiman aproximadamente unos 2.000 muertos y 6.000 heridos. El fracaso de Arnhem y la consiguiente necesidad de reabrir el Scheldt y el puerto de Anversa, fueron la causa directa de la ofensiva alemana en las Ardenas, en diciembre de aquél mismo año. En octubre, Bradley emplazó el XIX Cuerpo de Ejército en el límite con las líneas ocupadas por el 21° Cuerpo de Ejército inglés, bajo el control del 9? Ejército USA, dejando al 1er Ejército con sólo dos Cuerpos reagrupados en el área de Aachen y un sólo Cuerpo de la Ejército extendido (excesivamente) a lo largo de las Ardenas, hecho del que se aprovecharon los alemanes. Los informes enviados por los alemanes sobre la operación Market Garden indicaban como razón de su fracaso la decisión de realizar lanzamientos en distintos días, en vez de concentrarlos en uno solo y por el hecho de que éstos no fueron distanciados suficientemente uno de otro; al mismo tiempo, los lanzamientos se realizaron demasiado lejos de los objetivos prefijados. Student, por su parte, vio los lanzamientos como un gran éxito, echándole la culpa del fracaso a la lentitud para avanzar del XXX Cuerpo de Ejército, cuya responsabilidad se atribuía al Generalfeldmarshall Model, sobre todo después de contemplar el estado en el que quedaron sus Ejércitos. Más o menos, la misma valoración fue hecha por la parte aliada, reconociendo la habilidad de Model y añadiendo, a las ya citadas razones del fracaso, las adversas condiciones atmosféricas, al escaso apoyo antiaéreo y la falta total de contacto por radio.