Hijo de un herrero, entró como aprendiz en el taller de un miniaturista para dedicarse después a la decoración teatral. En 1804 se trasladó a Londres, acudiendo durante cuatro años al taller de John Varley para perfeccionar su estilo, pero exhibiendo sus obras en la Royal Academy desde 1805. En 1813 fue elegido miembro de la Sociedad de Acuarelistas, el mismo año que publicó "Tratado sobre la pintura de paisajes". Se dedicó especialmente al paisaje, tomando la acuarela como técnica, buscando efectos atmosféricos y lumínicos e interesándose por representar los acontecimientos del lugar. También se interesó por la ilustración de libros topográficos y de viajes. En 1841 abandonó Londres para instalarse en Birmingham. Allí creó una escuela al encontrarse rodeado de los pintores jóvenes interesados por el paisaje, como A. W. Hunt y G. P. Boyce.
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Personaje
Pintor
Pintor flamenco de gran calidad, fue también grabador. Van Orley fue su maestro. Aprendió a utilizar el estilo de Rafael para sus propias composiciones, lo cual le daba un carácter más dulce frente al realismo descarnado y a veces caricaturesco de los flamencos. Trabajó para el rey Felipe II. El monarca español era un gran coleccionista de arte que trataba de obtener los cuadros de los mejores pintores para su colección personal, que pendía en su mayoría de los muros de El Escorial. Sin embargo, no siempre le resultaba posible conseguir los cuadros codiciados, ni por sí mismo, ni mediante las embajadas que solía encargar. Es por ello que contrató a Coxcie ante la imposibilidad temporal de adquirir ciertas obras flamencas, entre ellas algunas de Van Eyck. Le encargó copias de aquellos cuadros que deseaba poseer, como por ejemplo el retablo del Cordero Místico, o el Descendimiento de Van der Weyden. De esta manera, cuando la colección real pasó al Museo del Prado, muchas de las joyas flamencas del núcleo de la colección, formada por Felipe II, se mantuvieron en El Escorial gracias a las estupendas copias de Coxcie, que en ningún momento pretendió falsificarlas ni reformarlas. Esto las convierte en un testimonio de época de la admiración que podía llegar a despertar cierto autor y de cómo era frecuente que otros pintores los copiaran e imitaran para aprender, o para vender las reproducciones.
Personaje
Político
Hija del soberano Inca Huayna Capac. A la muerte de su hermano Tupa Hualpa, decidida a no caer en manos de los españoles huyó de Jauja a Cajamarca, donde fue apresada y conducida a Lima, a casa de Pizarro. Según el relato de Pedro Pizarro, Los celos de Inés Huaylas le llevaron a acusar a Azarpay de traición y Pizarro ordenó darle garrote. Esta decisión fue criticada por el cronista, primo de Francisco Pizarro.
Personaje
Hija de Sayre Tupac (Diego Inca) y Cusi Huarcay. A la muerte de su padre en 1560, fue declarada heredera universal de sus bienes, entre los que estaba la rica encomienda de Yucay. Estuvo viviendo en el Convento de Santa Clara en el Cuzco hasta los ocho años de edad, cuando su madre la llevó a la casa de Arias Maldonado, un influyente conquistador que fue nombrado su tutor. Este quiso casarla con su hermano Cristóbal Maldonado. Por otro lado, dentro del contexto de la revuelta del Tahuantinsuyu, su tío Don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui, el primer Tupac Amaru, también llamado el Inca de Vilcabamba, impuso a la Corona como condición para abandonar su refugio de Vilcabamba, la autorización del matrimonio entre su hijo Quispe Tito y su sobrina Beatriz Clara, que todavía era una niña. Fue entonces cuando Cristóbal Maldonado forzó a la Ñusta y anunció públicamente la consumación del matrimonio. Tras el consiguiente escándalo -ella tenía diez años- Doña Beatriz fue devuelta al convento, la resistencia en Vilcabamba continuó y Maldonado desapareció. La niña permaneció en el convento de Santa Clara hasta los quince años, cuando a instancia del virrey Francisco de Toledo, expresó su preferencia por el matrimonio. Toledo entregó su mano a Martín García Oñas de Loyola en premio a sus méritos militares, y este aceptó cumplir con su deber. Así, fue como una Ñusta Imperial Inca entroncaría con la familia de San Ignacio de Loyola. El virrey confirmó el derecho de los contrayentes al reparto de la encomienda de Yucay, de la que tomaron posesión el 29 de octubre de 1572. Además, al contraer matrimonio, a doña Beatriz Clara le sería devuelta la herencia paterna que suponía una considerable fortuna. Pero ese mismo año de 1572, Cristóbal Maldonado regresó del exilio y exigió por vía de justicia la validación de su matrimonio y la recuperación de los bienes gananciales. Tras un litigio que duró hasta 1592 doña Beatriz Clara no vio finalizado el proceso y por fin pudo celebrar su matrimonio con Loyola. Cuando don Martín fue nombrado gobernador y capitán general de las provincias de Chile, se instalaron en Concepción donde nació su hija, Ana María. Cuando su marido murió peleando en la Guerra contra los Araucanos, el 23 de diciembre de 1598, doña Beatriz Clara Coya regresó a Lima. Tras su muerte, la Corona ordenó que Ana María pasara a España. Allí se casó con Don Juan de Enríquez de Borja, nieto de San Francisco de Borja y futuro marqués de Alcañices. En reconocimiento a su linaje andino, a la coya Ana María fue nombrada en 1614 Adelantada del Valle de Yupanqui, y marquesa de Santiago de Oropesa.
Personaje
Hija de una Quimbalumba o Quimbiulcu del señorío de Pintac en los Chillos y del XII emperador del Tahuantinsuyu, Huayna Capac. Hecha prisionera por el capitán Diego de Sandoval la Mota, durante la conquista de la provincia de la Chaparra en Cañar austral en Quito, tuvieron una hija, Eugenia Sandoval, que se casó en Anserma con Gil Rengifo. En la información de servicios del soldado Tamayo se dice que "cuando la Coya iba a misa le acompañaban todos los caciques y señoras de la provincia de Quito; que cuando iba fuera de la ciudad le llevaban en andas y acompañada de dos o tres mil indios. Otros testigos dijeron que cuando iba a misa los domingos los caciques de Quito le tendían mantas, plumas y flores por el camino a recorrer, para que sus pies no tocaran el suelo". Este reconocimiento de los indios de Quito se debió a la condición de su madre, miembro de la familia de los Collahuaso, señores de los indios Quito.