Una de las principales novedades en los palacios florentinos del Quattrocento la encontramos en el patio, no tanto por ser el eje del edificio, como ya ocurría en la casa romana o en los claustros medievales, sino por introducir elementos clasicistas en estas zonas, especialmente los arcos de medio punto o la decoración vegetal. Juan de Ibarra había empezado en 1521 la construcción del Colegio de los Irlandeses o de Fonseca en Salamanca y Diego de Silóe comenzó a trabajar aquí ocho años después, tras su estancia en Granada. El patio que podemos observar consta de dos plantas con arquerías, más estilizada la inferior al tratarse de arcos de medio punto mientras que la superior presenta arcos escarzanos; pilastras corintias recorren esta zona inferior. En las claves de los arcos y en las enjutas encontramos decoración escultórica, aunque el aire general del conjunto sea de inspiración clasicista.
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El cardenal Silíceo es el fundador de este colegio dedicado a la educación de los monaguillos de la catedral. Se trata de un edificio de planta irregular en el que destaca la portada plateresca, obra de Francisco de Villalpando.
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La portada del Colegio de Infantes está constituida por un hueco rodeado de dos canéforas y rematado por el escudo del cardenal fundador, coronándose el conjunto con un relieve circular de la Virgen y el Niño.
monumento
El cardenal Silíceo es el fundador de este colegio dedicado a la educación de los monaguillos de la catedral. Se trata de un edificio de planta irregular en el que destaca la portada plateresca, obra de Francisco de Villalpando. Está constituida por un hueco rodeado de dos canéforas y rematado por el escudo del cardenal fundador, coronándose el conjunto con un relieve circular de la Virgen y el Niño. En el interior del Colegio sobresale el patio, que aporta la luz natural a las aulas, y el artesonado de la capilla.
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Cuando Gaudí se hizo cargo de las obras, el futuro Colegio de las Teresinas había alcanzado la altura del primer piso. Un tanto condicionado por las partes construidas, concibió el resto del edificio como una estructura de tres pisos más, compacta y austera por el exterior, reservando para el interior soluciones más transparentes y ligeras, como el corredor de esbeltos arcos parabólicos de la primera planta, formas derivadas de una muy personal interpretación del estilo gótico.
obra
La austeridad de la fachada del Colegio de las Teresianas se ve suavizada por la decoración obtenida con los propios materiales de construcción, sin ningún tipo de revestimiento, mampostería de piedra y ladrillo, combinados formando amplia franjas, que señalan cada una de las divisiones en altura.