Médico de profesión, trabajó en este campo durante años hasta que su pasión por la literatura le llevó a abandonar. "Apunte de un joven médico" es uno de los relatos en donde recoge esta experiencia. En estos años establece su residencia en Moscú. Allí comienza a trabajar en lo que más le gusta y publica en periódicos una serie de narraciones que le consagrarían como un maestro de la sátira. Sin embargo, su producción literaria no es bien vista por todo el público y las autoridades soviéticas prohiben sus obras alegando que representa un peligro para la sociedad. Es autor de obras como "La guardia Blanca". Otras novelas suyas son: "Vida del señor Molière" y "Novela Teatral". En su faceta como dramaturgo escribió "La evasión" y "Los días de Turbin", y unas ocho obras más.
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Bulgaria inicia el segundo milenio de nuestra era sucumbiendo frente a Bizancio. El 29 de julio de 1014, ante la fortaleza del Kliuch (cerca de Strúmitza), Basilio II Bulgaróctonos aniquila al ejercito eslavo-macedonio del zar Samuel, culminando poco después un proceso expansivo que había iniciado en torno al año 1000. Desde entonces, Bulgaria pasa a formar parte integrante del Imperio bizantino, durante más de ciento cincuenta años. En este periodo, la influencia de Bizancio fue profunda, especialmente a nivel administrativo. Además, el país estuvo sometido a la presión de pechenegos y cumanos, y la herejía bogomilita siguió extendiéndose a pesar de las persecuciones llevadas a cabo por Constantinopla. El bogomilismo, bajo la dirección de una buena parte del clero, se convirtió en una especie de oposición frente a la iglesia griega. Sin embargo, la caída del primer Imperio búlgaro no significó su fin. El espíritu de independencia de este pueblo se manifestó de forma ininterrumpida en rebeliones (Delián, 1040; Vóitej y Vodin, 1072; Néstor, 1074; Leka y Dobromir, 1078...) de los que aspiraban a restablecer el Estado búlgaro. El levantamiento más poderoso tuvo lugar en 1185, al norte de los Balcanes, protagonizado por dos hermanos boyardos de origen búlgaro-cumano, Pétar y Asén. Con ellos, se inició el "segundo Imperio búlgaro", con capital en Tárnovo. El objetivo prioritario del nuevo Estado fue la recuperación de los antiguos territorios. Un proceso expansivo que se consolidó con Kaloián (1197-1207), hermano de los anteriores. En principio, con la formación del Imperio latino de Oriente, surgen inevitables conflictos con los occidentales, pero con el tiempo se entabla el dialogo y la cooperación entre ambas partes. En época de Ivan Asén II (1218-1241), el segundo Imperio búlgaro alcanza su apogeo, pues vuelve a ocupar las fronteras que había tenido en los gloriosos reinados de Simeón y Samuel, y pasa a ser la máxima potencia de la Península Balcánica. Ensanchamiento territorial que tiene repercusiones favorables en lo económico, cultural y espiritual. Tárnovo se alza como patriarcado búlgaro, adquiere un extraordinario prestigio entre los eslavos y se convierte en el centro del mundo eslavo-oriental. A partir de 1230, Bulgaria pone de manifiesto su posibilidad de llegar a ser una formación política capaz de cohesionar y organizar al mundo balcánico frente a la expansión de Occidente. Sin embargo, dicha posibilidad no cristaliza y la muerte de Iván Asén abre un periodo de inestabilidad marcado por la primera presencia de los mongoles en territorio búlgaro, por la presión de húngaros, serbios y griegos y por una política interna muy frágil. A partir de 1256, la guerra civil iniciará el declive definitivo. A finales del siglo XIII, se produce el levantamiento del campesino Ivailo. Alzamiento precursor de los que más adelante tendrán lugar en otros puntos de Europa. Ivailo reunió un ejercito para combatir a los mongoles y también para oponerse al poder de los boyardos y al del zar Constantino Tij (1258-1277), el último representante de la dinastía Asén. El movimiento perdió muy pronto su carácter social y sólo sirvió de trampolín para colmar las ambiciones de su líder, que logró casarse con la viuda del ultimo zar y proclamarse rey legítimo de los búlgaros en 1278. Fue asesinado en 1280. En esta última etapa, la influencia de Bizancio fue aumentando, incluso en los asuntos internos búlgaros. Hacia 1285, los mongoles devastan las tierras búlgaras. Una invasión que se completa sin obstáculos en 1292. Durante algunos años el reino de Tarnovo pasa a la dependencia de la Horda de Oro.
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La situación de Bulgaria era peculiar en 1940-1941: aliada del Eje, había declarado la guerra a Gran Bretaña y Estados Unidos, pero no a la URSS, y había enviado tropas para colaborar con aquél en la desmembración de Yugoslavia y Grecia. Sin embargo, Alemania había exigido siempre una mayor contribución y, en particular, la ruptura con la URSS, pese a las reticencias del rey Boris, de su Gobierno y de las fuerzas políticas. Desde 1941, el partido comunista PCB -que ya en 1939 se había pronunciado contra la guerra y las anexiones de porciones de Yugoslavia y Grecia- había pasado a la resistencia contra el régimen y, más tarde, contra la presencia alemana. El PCB llevará a cabo acciones de propaganda y sabotaje, y en ellas se verán implicados altos mandos militares, que sufrirán represión como bolcheviques. En 1942 se crea un Frente de la Patria, impulsado por el comunista G. Dimitrov, que reúne a antifascistas -comunistas, agrarios, socialdemócratas, nacionalistas, etc.- y que trata de forzar la salida de Bulgaria del Eje; lo mismo desean el Rey y la derecha monárquica, que entran en contacto con norteamericanos y británicos. Mientras, la red clandestina anti-Eje se extiende aceleradamente después de la derrota alemana en Stalingrado, en 1943. En septiembre surgen los primeros grupos armados, cuando, tras la muerte del Rey -agosto- presuntamente asesinado por los alemanes, el Gobierno prosigue su impopular política pro-Eje. A fines de año, los guerrilleros son unos 10.000, dirigidos por un Comité Nacional, en su mayoría procomunista. Las victorias soviéticas en Ucrania, el prorrusismo popular, los bombardeos anglo-americanos de noviembre sobre Sofía, la propaganda de la resistencia y las presiones soviéticas deciden al Gobierno a salir de la guerra como sea posible, sobre todo a partir del momento en que los soviéticos han penetrado ya en Rumania y este país rompe con el Eje. El gobierno -2 de septiembre- declara la no beligerancia, con respecto a los aliados occidentales, pero no hacia la URSS. Temiendo ser marginado, Stalin declara la guerra a Bulgaria -día 5-, que se apresura a pedir el armisticio -día 6- y a declarar la guerra a Alemania, aceptando la entrada del Ejército Rojo en el país. Inmediatamente, el Frente de la Patria iniciaba una campaña de huelgas y golpes de mano, como preludio a la insurrección popular del 9 de septiembre de 1944, cuando ya los soviéticos habían franqueado la frontera. Los partisanos ocupan Sofía, detienen al Gobierno e instauran uno de carácter provisional.
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Bulgaria combatió durante la Segunda Guerra Mundial al lado de Alemania, como ya lo había hecho en la Primera. Esta le costó el trono a Fernando de Sajonia-Coburgo Koháry. Su hijo y heredero, Boris III, no vivió lo bastante para conocer el resultado de la contienda de 1939 a 1945. Murió repentinamente el 28 de agosto de 1943. Un año después, el país estaba sumido en el caos. El Consejo de Regencia, que se había hecho cargo del poder en nombre de Simeón II -tenía seis años a la muerte de su padre, Boris-, quiso entablar negociaciones para la conclusión de un armisticio. Pero la Unión Soviética se adelantó y declaró la guerra a Sofía el 5 de septiembre de 1944. Declaración técnicamente necesaria porque los búlgaros no la habían hecho anteriormente contra Moscú, aunque estuviesen luchando al lado de los alemanes. El panorama se complicó aún más al producirse el golpe de Estado de los generales Stancev y Velcev en nombre de un llamado Frente Patriótico que se hizo cargo del poder, promovió un Gobierno presidido por Kimon Georgiev y declaró la guerra a Alemania. En cierta manera parecía volverse al pasado, porque los mismos nombres habían seguido los mismos pasos en 1934, cuando Georgiev se puso al frente del país contando con el Partido Zveno como apoyo. No importaba, al parecer, el fracaso histórico del golpe de los años treinta. En cualquier caso, Bulgaria pudo decidir poco por sí misma. El Ejército soviético ocupó su territorio durante el mes de septiembre de 1944 y cuando Sofía firmó el armisticio del 28 de octubre, todo quedó en manos de la URSS. Stalin maniobró de manera que el hombre fuerte de Bulgaria fuese Georgi Dimitrov, antiguo secretario general de la extinta Komintern. Los comunistas de Dimitrov controlaban las carteras de Interior y justicia en el Gabinete Georgiev, pero prefirieron delegar sus funciones en tribunales populares, que procesaron a cuantas personas habían significado algo en épocas anteriores y sembraron el terror en toda Bulgaria. Finalizada la guerra se convocó al año siguiente -8 de septiembre de 1946- un referéndum para decidir el régimen que habría de adoptar el país. Las urnas dieron 3.081.160 votos a la República y 197.168 a la Monarquía. Se invalidaron nada menos que 119.168 papeletas. El 15 de septiembre la Asamblea Nacional proclamaba la República Popular de Bulgaria y el 27 de octubre se celebraban elecciones generales. Los resultados fueron contundentes: el Frente Patriótico -en el que se sumaban comunistas, campesinos, socialistas y el antiguo Partido Zveno- consiguió 366 escaños (de los que los comunistas tenían 277), mientras que la oposición sólo obtuvo 99. Georgi Dimitrov presidió un Gobierno en el que casi todos sus componentes eran comunistas. Como en el caso de Italia, la Constitución tuvo que esperar a conocer los pormenores del tratado de paz. Trece países -potencias aliadas y asociadas- se llamaban a la parte para acordar el tratado con la vencida Bulgaria. El texto es muy semejante al ya considerado de Italia. En este caso, los considerandos son tres: la responsabilidad de guerra al lado del Eje; la ruptura con el III Reich, el armisticio de octubre de 1944 y la parte activa que tuvieron, a partir de aquella fecha, en la lucha contra los alemanes, y la búsqueda en común de los principios de justicia para hacer posible la vida de Bulgaria en el concierto internacional. El articulado concretaba estos temas: - La fijación de fronteras, retrotrayéndolas a las que tenía el país el 1 de enero de 1941. - El mantenimiento de los derechos del hombre y de las libertades fundamentales. - La disolución de las organizaciones militares o paramilitares que pudieran suponer un apoyo a situaciones anteriores. - La adopción de medidas para poner a disposición de los jueces a: a) Todos aquellos que hubieran sido responsables de crimenes de guerra o delitos asimilables. b) Todos cuantos pudieran haber incurrido en delitos de traición contra el Estado o colaboracionismo con los alemanes. Para la aplicación de estas medidas, y las dudas que sobre ellas surgieran, se debería estar a la decisión de los jefes de las delegaciones diplomáticas del Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética. - El reconocimiento de los tratados con otros países vencidos. - La liquidación de cuantos asuntos político-diplomáticos pudieran estar pendientes en la fenecida sociedad de Naciones. - Se concedía un plazo de seis meses para el estudio de cuantos tratados anteriores pudieran mantenerse en vigor. Los que fuesen aceptados por las dos partes firmantes deberían registrarse en las Naciones Unidas; todos los demás quedarían automáticamente abrogados. La Constitución de 4 de diciembre de 1947 varió muy poco la situación de hecho. Antes de su promulgación -en diciembre- Dimitrov había maniobrado para disolver el Partido Campesino; su dirigente, Nicola Petkov, fue condenado a muerte y ahorcado. En 1948 los socialistas quedaron subsumidos en el Partido de los Trabajadores, que éste era el nombre de los comunistas. El Partido Zveno se disolvió. Bulgaria quedaba inscrita en la órbita de las democracias populares, dirigidas por Moscú a través de las grandes organizaciones que después vendrían: el Pacto de Varsovia y el COMECON. La vecindad de la URSS con Finlandia fue un condicionante para ésta. Aceptó a la fuerza el tratado de paz que los soviéticos hicieron firmar en Moscú el 12 de marzo, aunque ellos suponía la pérdida de la mayor parte de Carelia, unos inoportunos arrendamientos en Hanko y un fuerte desplazamiento de población, como consecuencia de las modificaciones territoriales. Finlandia manifestó, al empezar la ofensiva del III Reich contra la URSS, el 22 de junio de 1941, su deseo expreso de permanecer neutral. Aun así, los soviéticos se lanzaron sobre Finlandia tres días después de la agresión alemana. Los fineses lograron consolidar una línea de defensa sólida y mantuvieron una guerra de trincheras hasta junio de 1944. Los Estados beligerantes declararon el estado de guerra con Helsinki, a excepción de Estados Unidos, que mantenía sus relaciones diplomáticas (y que rompería en 1944). Después de la invasión de Normandía, los rusos aprovecharon para lanzar fuertes ofensivas en sus frentes. El 20 de junio Finlandia estaba al borde del desastre. Los alemanes ofrecieron su ayuda a Helsinki con una sola condición: que no firmara un acuerdo de paz por separado con la Unión Soviética. El presidente Ryti se comprometió personalmente con el ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Von Ribbentrop, a no iniciar negociaciones, y con la ayuda alemana los fineses pudieron rechazar una primera ofensiva. Pero la situación no ofrecía seguridad para el futuro. Con una argucia diplomática el presidente Ryti abandonó sus funciones públicas, alegando que el compromiso con Alemania era personal. El Congreso nombró un nuevo jefe de Estado, el mariscal Mannerheim, quien negoció el armisticio, que fue firmado, al fin, el 19 de septiembre de 1944. El resultado de la guerra significó para Finlandia la pérdida del 2,2 por 100 de su población, el 12,5 de su extensión territorial y el 13 de los bienes nacionales. El armisticio del 44 supuso el primer paso a una neutralidad que no modificó el tratado de paz de 10 de febrero de 1947. Es éste, en líneas generales, idéntico al registrado por Bulgaria, con las solas modificaciones que afectan a su identidad. Las potencias aliadas y asociadas, que son la parte contraria, suman 10; el cese de las operaciones militares se fija el 4 de septiembre de 1944, y el armisticio, el 19 del mismo mes, como ya se ha indicado, haciéndose hincapié en que ha cumplido lealmente las condiciones de este armisticio. El armisticio señala la devolución a la URSS del territorio de Petsamo y el arrendamiento -en condiciones muy penosas- de la base naval situada en Porkkala-Udd. Se da plena validez al tratado de 12 de marzo de 1940 y se exige el mantenimiento de las islas Aland en régimen de desmilitarización. En la persecución obligada de los hombres que habían dirigido la situación anterior al armisticio, el presidente Ryti y alguno de sus colaboradores sufrieron duras penas, a las que, en realidad, no fueron acreedores. Finlandia habría de permanecer, en el futuro, en una difícil neutralidad -con ligero desplazamiento hacia la izquierda-, encorsetada por el poder incontestable de su vecino soviético. Con Rumania y Hungría el tratado de paz se repite como si se tratara de un impreso multicopiado. En el caso rumano las novedades son: que el armisticio se firmó el 12 de septiembre de 1944; que la delimitación de nuevas fronteras -generalizada a las del 1 de enero de 1941- admite dos importantes modificaciones: la soviético-rumana, que habrá de ajustarse a lo pactado el 28 de junio de 1940 y a lo marcado por los soviéticos y los checos el 29 de junio de 1945, y la rumano-húngara, retrotraída a los límites del 1 de enero de 1938.) El tratado de paz amplía su validez para el estado de guerra existente, al menos técnicamente, en el momento de la firma entre Rumania y Hungría. El articulado referido a este último país incluye algunos artículos nuevos por implicaciones históricas que se remontan a 1848 y a lo que significó el Imperio austro-húngaro. En ellas se ven interesados países como Yugoslavia y Checoslovaquia, a los que el tratado de paz concede la devolución de archivos, bibliotecas, documentos y objetos artísticos que habían sido remitidos a Hungría. Bulgaria, Rumania y Hungría se ven afectados, igualmente, en los tratados de paz por las cláusulas que garantizan la libre circulación a lo largo del Danubio, siempre bajo las condiciones generales que rigen la navegación comercial. Rumania, que había tenido hasta 1944 un partido comunista insignificante, vio cómo la acción del presidente de la Comisión del Armisticio -mariscal Voroshilov- y la del embajador Vichinsky, llevaban a la creación, en el otoño de aquel mismo año, de un Frente Democrático Nacional en el que los comunistas dominaban al resto de los otros grupos integrantes: socialistas, patriotas y trabajadores campesinos. El jefe de Gobierno, Radescu, que se esforzaba por eliminar las dictaduras locales comunistas, fue apartado de su puesto por el rey. Esto y la llegada al ministerio de Exteriores de la comunista Ana Pauker forzaron la abdicación del rey Miguel, el 30 de diciembre de 1947, y su exilio. Los pasos inmediatos fueron: la proclamación de la República Popular; la creación del Partido Obrero Rumano, por la fusión de los socialistas, campesinos y comunistas (con la dirección de éstos), y la promulgación de una Constitución, el 13 de abril de 1948, que sancionaba la situación de Rumania en la órbita de Moscú. También actuó el mariscal Voroshilov en Hungría -y en la misma calidad de presidente de la Comisión del Armisticio-, pero su trabajo tuvo que vencer mayor resistencia. Las elecciones del 4 de noviembre de 1945 dieron el 57 por 100 de los votos al Partido del Pequeño Agricultor -no comunistas-, mientras que éstos sólo conseguían el 17,4 por 100. Pero Voroshilov obró de manera que los comunistas controlaron el ministerio de la Presidencia -con Rakosi, secretario general del partido- y el del Interior, en manos de Imre Nagy, que se titulaba comunista independiente. Después de la declaración de la República Húngara, el 31 de enero de 1946, fue nombrado presidente Tildy, del Partido del Pequeño Agricultor. La acción de los comunistas consitió en echar las culpas de todos los obstáculos que el país encontraba en su reconstrucción al partido en el poder. Los pequeños agricultores se vieron obligados a liquidar el partido, que perdió toda su fuerza en las elecciones de verano de 1947, celebradas bajo una fortísima presión comunista. La fusión de socialistas y comunistas en abril de 1948, la dimisión de Tildy y la disolución de los pequeños partidos dejaron libre el camino para la formación de un Frente Nacional de la Independencia -naturalmente, dominado por los comunistas- que, en 1949, elaboraba una nueva Constitución por la que Hungría se convertía en República Popular, con todas las connotaciones que esta denominación implicaba. Los acuerdos de Potsdam habían pretendido ser la base de apoyo para lanzar la Europa de la posguerra hacia una ordenación del mundo capitaneada desde el ágora de las Naciones Unidas. En la realidad, la ONU nació desprovista de posibilidades. Una vez más los hechos y las buenas palabras recorrían caminos diferentes. Probablemente, sólo Stalin, de los reunidos en 1945 en la vieja barriada berlinesa, tenía una idea bastante aproximada de lo que habría de ser el futuro inmediato.
Personaje
Arquitecto
Para completar su formación artística vivió durante un tiempo en Roma. A su regreso se hizo cargo del castillo de Ecouen y del Petit Château de Chantilly. En 1570 se consagró como arquitecto de Catalina de Médicis, sucediendo a Philibert de l'Orme. Su estilo evidencia fuertes tendencias hacia el clasicismo. Como teórico escribió: "Regla General de la arquitectura".
Personaje
Arquitecto
Su formación corre a cargo de Blondel, con quién intervino en la proyección de un diseño urbanístico que contemplaba la expansión de París. De sus creaciones cabe citar el castillo de Poisson en Champs-sur-Marne y la puerta de San Martín de París. Como teórico editó el "Tratado de Arquitectura práctica".
Personaje
Político
De profesión diplomático, fue la primera persona en detentar el cargo de embajador estadounidense en la Unión Soviética, donde permaneció desde 1933 hasta 1936. A partir de esta fecha es destinado a París, a la embajada norteamericana. En la ciudad de las Luces estuvo hasta 1940. Durante estos años fue conocido como "el más parisiense de todos los embajadores", por su perfecta adaptación al país. Cuando se desencadenó la Segunda Guerra Mundial se alistó a filas como comandante del ejército francés.