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XI
XI Cómo el señor de la isla, llamado Caricaten, pidió socorro a otro señor llamado Zurunban contra Taríacuri, que le tenía cercado en su isla, y fue enviado un sacerdote llamado Naca a hacer gente de guerra Después de algunos días, dijo Carícaten, señor de la isla de Xaráquaro. "¿Qué haremos? ¿Ha cercado la isla Taríacuri? ¿Dónde saldremos por leña, para meter en la isla? Y tenemos ya hambre. ¿Qué haremos? ¿Dónde saldremos a hacer nuestras sementeras? ¿Nasce aquí, en esta isla, alguna cosa? Cómo ¿no estamos cercados de todas partes? Que allá fuera hacíamos sementeras. Enviemos mensajeros a Zurumban, nuestro hermano, a ver qué dirá, si nos querrá ayudar". Y llamó a los sacerdotes, y díjoles: "Id a Zurumban, quél es señor; tomad este pescado y decidle que los chichimecas, quién son o qué tantos son, que si fuésemos todos juntos, en una mañana, los destruiríamos, porque la más de la tierra tenemos poblada nosotros, y los chichimecas siendo tan pocos, juntos en el monte hacen esto". Y partíeronse los sacerdotes, y fueron donde estaba Zurumban, el cual se emborrachaba cada día, y nunca lo dejaba de la boca, y tenía una guirnalda de hilo en la cabeza, que era sacerdote de Xarátanga, e unas tenazuelas de oro al cuello. Cantaba los cantares de Xarátanga, llamados canaqua y uxúriqua, y llegaron los viejos, y él como los vido, díjoles: "¿Qués lo que queréis los de la isla?" Respondieron ellos: "Si, señor, ves aqui este pescado que te envía tu hermano mayor Carícaten, el cual nos dijo: Vení acá y llevad este pescado a mi hermano Zurumban, y decidle que le hago saber que Taríacuri me ha cercado en esta isla. ¿Dónde tengo de salir? ¿Qué tengo de quemar? ¿Dónde tengo de hacer mis sementeras?, que me ha cercado en esta isla. ¿Qué le parece a mi hermano? Quél es señor del pueblo, que él de aquí es, y no de Taríaran, donde mora, que isleño es, y del linaje de Aparicha, Uintutópatin tiene por dios y es Aparicha, que por una hambre que envió la madre Cuerauáperi, que no llovió un año, se salió de la isla por hambre, y hiciéronle allá sementeras que comiese, y asiéronle y tuviéronle allá por la hambre, y así fué esclavo dellos. Y como trujese leña para los cúes, la diosa Xarátanga le favoreció; fué sacerdote mayor, y el dios del infierno le oyó, y un topo que salió encima de la tierra, en medio del camino, donde él traía la leña en Unguani, púsose aquel topo en el camino levantado, y allí le mandó que fuese señor, y que tuviese por diosa a Xarátanga, y ahora lo es, que ¿quién es Taríacuri que en una mañana que nos juntásemos le destruiríamos?" Rióse mucho en demasía Zurumban de la emboscada de los isleños, y dijo a los mensajeros: "¿Qué habéis de decir, o hacer, pobres de vosotros? Que Taríacuri conquistó muy bien los dioses celestes, y a la madre Cuerauáperi, y a los dioses de las cuatro partes del mundo, y al dios del infierno, y él ya es conoscido de todos. Pues ¿cómo le podéis hacer algún mal ahora, que vuestras mujeres le parieron, como le parieron? ¿Por qué no le ahogastes entonces y le echastes en la laguna? Ahora ¿cómo le podéis hacer algún mal?, porque los dioses le conoscen. Asentaos y comeréis y yo os despidiré". Y como comieron, pidieron licencia y dijeron: "Señor, danos licencia, que nos queremos ir. Y díjoles Zurumban: "Id en buen hora y esperaréis allí al sacerdote Naca. Mañana le mandaré que vaya, y estará allá, y hará gente que si así es la verdad, que harta poca gente son los chichimecas, que todos nos juntaremos y le destruiremos. Decidlo así a nuestro hermano Carícaten. El siguiente día llamó a Naca y mandóle ir a hacer gente y sacaron de su casa unas camisetas llamadas ucata tararénguequa y unas guirnaldas de hilo y dióselo a Naca, que lo llevase, y díjole: "Ven acá, ve y lleva un mensaje a Curínguaro y estarás en la isla de Xaráquaro y vendrán allí los de Curíngaro y los isleños. Y nosotros iremos por otra parte, y así los mataremos a los chichimecas". Y partióse Naca, y estaba en un pueblo en el camino llamado Sirauén y era señor en él uno llamado Quarácuri, y pasó por su puerta Naca, y díjole Quarácuri: "Seáis bien venido, hermano borrado. Ven acá y comerás un poco, pues que veniste a parar a mi casa, y traes hambre; seas bien venido, señor. Cierto que has de comer". Y sacáronle de comer y también trujeron de comer a Quarácuri, y comieron y laváronse las manos, y dijo Naca: "Ya he comido, hermano; quiérome aparejar para ir". Díjole Quarácuri: "¿Dónde vas, hermano? Pues yo que soy viejo, ¿no sabré algo dello?" Respondió Naca: "¿Por qué no lo has de saber? Sí, sabrás cierto yo voy a la laguna, y desde allí llamaré a los de Curínguaro y voy a hacer gente, que habemos de destruir a Taríacuri". Dijo Quarácuri: "Sí, sí, bien me parece, señor. ¿Yo lo sabré cuando fuéredes?" Díjole Naca: "Pues hermano, ¿no irás conmigo con tu gente?"Respondió Quarácuri: "¿Por qué no, señor? ¿Es si no muy cerca donde dices?, porque aquí luego es, y yo cogeré los despojos de lo que les haré dejar, aunque sean piedras de moler, o algunas alhajas". Dijo Naca: "Así será, hermano, que nuestros dioses les harán dejar despojos". "Si iré, señor. ¿No es esto cerca, donde dices?" Y despidióse Naca y dijo: "Ya me voy, señora". Respondió Quarácuri: "Ve en buen hora, hermano. Llegaste a mi casa y vergüenza he habido de la comida que te he dado". Y fuese. XII Cómo Quarácuri avisó a Taríacuri y fue tomado el sacerdote Naca en una celada Después de ido Naca a hacer gente, llamó Quarácuri un sacerdote, y díjole: "Ven acá, y irás a nuestro hijo Taríacuri, que no sé qué fué diciendo por aquí Naca, que dice que va a la laguna a hacer gente de guerra, y dice que ha de llamar a los de Curínguaro, y que siempre se ha de estar allí en la laguna haciendo gente. Y dice que han de destruir a nuestro hijo Taríacuri y que se acuerde y esté apercibido porque no lo tome de improviso. Provea a tres partes destar sobre aviso y esté apercibido: esto es lo que le dirás" Y llegado el mensajero, halló a Taríacuri, que estaba asentado haciendo flechas: Llegó a él el sacerdote, con su arco e flechas en la mano y saludóle Taríacuri y díjole: "¿Pues qué hay, hermano? ¿A qué vienes?" Saludóle así mismo el sacerdote y dijole: "Tu padre Quarácuri me envía, y díjome: "Ve a nuestro hijo Taríacuri y dirásle que no sé qué va por aquí diciendo Naca, que dice que va a hacer gente de guerra a la isla y de allí que ha de llamar a los de Curínguaro y que te han de destruir y que estés apercibido y sobre aviso. Esto es lo que me dijo". Respondió Taríacuri: "¿Eso es lo que dijo?" Dijo el mensajero: "Esto es lo que me dijo, señor" Dijo Taríacuri: "Qué, ¿es verdad que es ido Naca a la laguna?" Respondió el sacerdote: "Sí, señor" Dijo Tariacuri: "Bien está; seas bien venido. No te has de tornar tan presto a tu casa, mas ve a la laguna, y primero irás a un lugar llamado Urichu, donde está mi tía, la mujer de Peraparaqua; ella tiene canosa y ella te llevará y pasará la laguna y tomarás puerto en Cuyameo, y allí surgirás con la canoa y llegarás a su posada y verás si beben vino. ¿Cómo no saldrá Naca alguna vez a orinar? Y entonces haráste encontradizo con él, y diráte: Pues qué hay, hermano? ¿Qué haces por aquí? Y responderásle: "Señor, tu hermano Quarácuri me envía a ti". Y díjome: "Ve a mi hermano Naca, y dile que rescibí mucha vergüenza en dalle tan poco de comer. Pregúntale en qué día y de aquí a qué tanto volverá, porque le espere con comida a la vuelta, y haré pan de bledos y vino de maguey, para que beba a la vuelta, porque hace calor y tienen sed los caminantes." Esto le dirás por saber el día en que ha de venir, y según lo que te dijere, así le irás respondiendo, y dirásle más: "Dice también tu hermano que por qué camino has de venir, porque, hay dos caminos: el uno por donde vino, por Ziraquaretiro, por un arroyo que está allí y que es arrodeo por aquel camino por donde vino, y que hay otro camino, cabe la laguna, por un monte llamado Xanoato hucatzio y que viene por Curimizúndiro, a parar a Pangueo, donde está el camino Uarichu hucario, y llega a otro lugar llamado Hiríquaro y va por Tareua cúcuaro, y por esos lugares va el camino derecho. Que si ha de ir por allí, que yo le saldré al camino y le sacaré un poco de vino y estaré allí esperándole con mi gente en el camino, y que si no ha de volver por allí, que le esperaré aquí. Esto es lo que le dirás a Naca de parte de Quarácuri". Dijo el sacerdote: "Que me place, señor, yo iré". Díjole Taríacuri: "Y volveráste por aquí para ver lo que dice y borrado irás a tu casa después que te hubiere hablado" Partió el sacerdote y llegó a Urichu, donde le dijo Taríacuri, y fue a la mujer de Peraparaco y ella le mandó pasar la laguna y tomó puerto en Cuyameo, isla de la laguna, y fue donde estaba Naca, y ya habían rato que se emborrachaban, y salió Naca de la casa a orinar, y venía mucha gente con él y de contino se tenía vestida una camiseta y un tranzado de pluma y hízose encontradizo con él y díjole Naca: "¿Pues qué hay, hermano? ¿A qué andas por aquí?" Y respondió el sacerdote: "Envíame tú hermano Quarácuri." Y Naca asentóse a orinar. Díjole: "¿Pues qué dice mi hermano?" Respondió el sacerdote: "Señor, dice que está avergonzado por el recebimiento que te hizo, y que ninguno le trujo mensaje ni se lo hizo saber, que cuándo has de volver; que quiere saber el día, que te tendrá aparejado de comer y te hará pan de bledos y vino de maguey para que bebieses a la vuelta, porque hace calor y los caminantes tienen sed." Respondió Naca: "¿Qué dice mi hermano? Hoy fueron a Curínguaro y mañana han de venir, y mañana tengo de estar todo el día haciendo gente para la guerra y esotro día me volveré." Dijo el sacerdote: "Dice, señor, tu hermano, que por qué camino has de volver, porque hay dos caminos, que es un poco lejos por el que veniste por Ziriquaretiro y que no es lejos el camino por Xanoatohucatzio que va por Curimizúridiro." Respondió Naca: "Así es la verdad, que es lejos por donde vine, que nosotros ¿a quién tenemos miedo? Como no estamos de contino en guerra y es arrodeo por allí, dile que yo tomaré puerto en Xanoato hucatzio, en un lugar llamado Panguanhacungueo, y por allí iré y que me salga allí al camino, y yo iré a comer allí. Esto le dirás". Y fuése el sacerdote y tornó a pasar la laguna en su canoa y vino a Taríacuri y recebióle muy bien, y díjole: "Seas bien venido." Y el sacerdote le saludó y contóle todo lo que le había dicho Naca. Dijo Taríacuri: "Así es la verdad de lo que dice Naca, ¿de quién ha de haber miedo, que de contino estamos en guerra? Vete a tu casa y dilo a nuestro padre que le espere y que le saque vino al camino." Y fuese el sacerdote y dijo Taríacuri: "Vení acá y llamaréis mis hermanos Zétaco y Aramen que vengan acá" Y fueron por ellos y venidos díjoles: "Vení acá, hermanos." Dijéronles ellos: "¿Qué mandas, señor?" Díjoles Taríacuri: "Dicen que Naca es ido a la laguna y que va a hacer gente, y ha enviado a llamar los de Curínguaro y que mañana ha de estar todo el día en la isla haciendo gente que nos han de destruir el pueblo. Que pidieron los isleños ayuda a Zurumban el de Taríaran." Dijeron sus primos: "Sea así señor, como dicen." Díjoles Taríacuri: "¿Qué os parece, hermanos? ¿Qué decís que yo os oiré?" Respondieron ellos: "Qué habemos de decir, señor; manda tú y diremos lo que sentimos; ayudarte hemos." Dijo Taríacuri: "Así es la verdad, hermanos. Dad acá ese bolsón". Y diéronsele y sacó de allí una navaja para sacrificar las orejas y díjoles: "Mira, llevad esta navaja. Con esta daba yo de comer al dios del fuego, que hace llamas en medio de las casas de los papas, y llevad también estas guirnaldas de cuero de venado". Dijeron los hermanos: "Que nos place, señor que las llevaremos". Díjoles Taríacuri: "Mañana, luego por la mañana empezaréis hacer flechas, y sean anchos los carcaxes, que tengan cuatro apartados; pone muchas flechas en ellos y partiréis os a medio día y estaréis en Panguan hacungueo, y subiréis la cuestecilla y poné allí leña y no durmáis; vela toda la noche, hasta la mañana puniendo leña, y en amanesciendo, tomá dos de vosotros y súbanse encima el monte llamado Horatzinda y estense allí echados y miraréis desde allí a la laguna a ver quién viene, y veréis si viene una canoa sola o cuatro o cinco canoas. Vosotros sois mochachos. Abaje uno de las espías, y avise a otro para que os lo haga saber y espérele otro al desembarcadero, y como supiéredes ques desembarcado, empezaréis a sacrificaros las orejas, haciendo grandes aberturas y esparciréis aquella sangre en unas hierbas, y en el camino haréis como patadas de venado y trairésle al camino donde hiciéredes las pisadas de venado, y irés ruciando las yerbas y andaréis todos en derredor, como que buscáis un venado herido y apartaréisle un poco del camino, hacia el monte, y allí llegaréis a él y le prenderéis, que nosotros no empezamos la guerra, más otros nos han empezado a hacella. Que así mandaron los dioses a Curicaueri que no empezase él, que otro había de empezar, y que se anticipase a defender. Id, hermanos, en buen hora. "Y partiéronse y llegaron a Uacanambaro, y hicieron todo aquel día flechas y partiéronse por el camino de Panguanhacungueo, y subieron un montecillo y allí velaron aquella noche, y después que amanesció partiéronse dos espías y subieron encima del monte Haratzinda, y allí se echaron encima el monte y miraron a la laguna y vieron que venían cinco canoas, y como tomaron puerto, bajó uno de los espías, y dijeron a los de la celada: "Ya ha tomado puerto Naca" Y Quarácuri le salió a rescibir y le llevó la comida. Pues díjole Naca: "Seas bien venido, hermano; ¿a qué hora te partiste?". Díjole Quarácuri: "Señor, anoche me partí." Y llevóle la comida y trújole al camino vino y comieron todos e bebieron y despidióse Naca y dijo: "Baste ya, hermano, quiero irme; quiero llevar estos dos cántaros de vino y entrando el día beberé que hará calor y habré sed.. Y pidió licencia y díjole Quarácuri: "Ya veniste como concertamos; anda en buen hora". Y como se partiese Naca, vino el espía delante, que le estaba espiando y hízolo saber a otro y aquél a la gente, y díjoles: "Ya viene, hele aquí donde viene cercan. Entonces la gente que estaba en la celada empezáronse a sacrificar las orejas y ruciaban las yerbas con la sangre, porque pensase Naca, que fuere de algún venado que habían flechado, y empezáronla a echar aquella sangre en las pisadas que habían hecho falsas de venado. Y salieron al camino. Unos y otros andaban en torno por el camino, diciendo: "Por aquí, mas por aquí fue" Y llevaban todos sus carcaxes a las espaldas, y todos entiznados y unas uñas de venados atadas en las piernas, y dijeron unos a otros: "Ya se va Naca y va delante, y un sacerdote se atavía para ir con él, y traen detrás dél mucho pescado." Y llegó a ellos y díjoles: "pues ¿qué hay, hermanos?" Y ellos le dijeron: "Mas tú, hermano, ¿dónde fuiste?". Respondió: "Hermanos, fuí a la laguna a comprar un poco de pescado y vuélvome a mi casa." Dijeron los chichimecas: "Vayas en buen hora, hermano." Díjoles Naca: "¿A qué andáis vosotros por aquí, hijos?" Dijeron ellos: "Ayer hicimos flechas y subimos a este monte esta mañana a recrearnos, y hallamos en este lugar un venado y no le flechamos bien. Mira que por aquí fué; he aquí las pisadas." Y díjoles Naca: "Hijos, hoy topé con vosotros, ¿no me daríades un pedazo para hacer la salva a los dioses?" Respondieron los chichimecas: "No has de hacer la salva, mas llevarás un cuarto dél al hombro". Díjoles Naca: "Así había de ser, hermanos, pues ¿por dónde va?" Dijeron ellos: "Hermano, ¿por dónde ha de ir? Muy artero es este venado. ¿Cómo no está aquí?" Díjoles Naca: "Hijos, habéisle de tomar." Respondieron ellos: "Por qué no, hermano. Por nosotros hasta dar mate, no descansamos y acosamos al que herimos hasta tomalle." Y despidiéndose Naca, díjoles: "Quedaos, en buen hora, hijos, que yo me voy." Y ellos le dijeron: "Ve en buen hora, hermano." Y apartose un poco dellos. Entonces dijo Aramen, que era un valiente hombre, a su hermano Zétaco: "Hermano, mira que se va, ¿qué haremos? Y sacó una flecha de su carcax y hincósela en las espaldas y fuese derecho a él y echole los brazos por el cuello y asieron todos dél y díjoles Naca: "Hermanos, paso, paso, que me hiriréis; que cierto sois chichimecas. ¿Cómo ninguno os ha de engañar?" Dijeron los chichimecas: "Mirá qué dice éste; id y decíselo a Taríacuri." Y como fuesen llegaron donde estaba Taríacuri y díjoles: "Seáis bien venidos, hermanos, ¿pues qué hay?" Respondieron Zétaco y Aramen: "Señor, ya le tomamos." Díjoles Taríacuri: "¿Pues qué dice?" Respondieron ellos: "Dice: Paso, paso, que me hiriréis." Dijo Tariácuri: "¿Por qué lo dice? Llevadle al cu y sacrificalde." XIII Cómo Tariacuri mandó cocer a Naca y le dio a comer a sus enemigos Después que hobieron sacrificado este sacerdote, llamado Naca, llamó Taríacuri a sus criados, y díjoles: "Tomad a Naca y llevadle a Quarácuri, pues él lo mandó, que le cuezan los dos muslos, que los lleven a Zurumban que le envió a hacer gente. Que haga con ellos la salva a los dioses y el cuerpo y costillas llévenlo a los isleños para que hagan la salva, y los dos brazos llévenlos a Curínguaro, para hacer la salva. Esto le diréis a vuestro padre Quarácuri, que envíe dos sacerdotes viejos que vayan a llevar esta carne, y que la pongan en unas cestas, y que la cubran por encima de cerezas, y que en cada una de ellas estarán las piernas y muslos, porque ya que se la lleven, no sentirá el engaño, que nunca deja el vino de la boca, y llegarán a él los viejos con la carne, y él les dirá: "¿Pues qué hay? ¿A qué venis?" Y ellos pondrán allí en el suelo las cestas con la carne y dirales: "¿Qué es esto?" Y ellos le responderán y dirán: "Señor, carne es". Y dirales: "¿Dónde tomamos este hombre?" Y ellos dirán: "Señor, un esclavo era de Tarícuari y juntose con una mujer suya, y hízole sacrificar y trujeron un cuarto a tu hermano Quarácuri para que velase y hiciese la salva con él, y dice tu hermano: "¿Es quizá alguna cosa de tener en poco? ¿Cómo lo comeré yo? Llevadlo a mi hermano Zuramban, que él bebe vino y será esto bueno para quitar la imbriaguez y yo comeré las espinillas." Tienen esta gente costumbre cuando sacrifican alguno, de partille por las casas de los papas, y allí hacían la salva a los dioses, y comían aquella carne los sacerdotes. Díjoles más Taríacuri a los mensajeros que enviaba a Quarácuri: "El que le dio el aviso de Naca que iba a hacer gente y que escoja un gran corredor y póngase un buen trecho que no llegue a la casa de Zurumban y esté echado en la yerba, y los viejos que llevaren la carne mírenle cómo la come, y después que hubiere comido, vénganse y aguijen el paso y saldrá el corredor al camino y dirales: "Seáis bien venidos." Y ellos también le saludarán y diranle: "Ya ha comido la carne". Pasa de largo, y el corredor hará como va sudando del camino y echarse ha por la cara una escodilla de agua, y correrá cuanto más pudiere, y entrará así de rendón en casa de Zurumban y dirale Zurumban: "Pues, hermano, ¿cómo vienes sudando?" Entonces diral el corredor: "Señor, tu hermano Quarácuri, me envía, y díjome: "Ven acá ve y corre cuan más pudieres, y que si no ha comido la carne, que no la coma por que no era esclavo de Taríacuri. Dice que es el que enviamos para hacer gente, que si no le ha comido, que no le coma en ninguna manera, porque es un sacerdote Naca". Todo esto dijo Taríacuri a los mensajeros que enviaba a Quarícuri, porque paresciese que él de su parte los enviaba, mas él urdio el engaño. Pues como descuartizasen a Naca, Ileváronsele a Quarácuri y allí le cocieron, y envió el cuerpo a los isleños y los brazos con los hombros a Curínguaro. Llevaron los dos muslos a Zurumban, a quien le había enviado, y llevaron aquella carne los dos viejos que había dicho Taríacuri, y el corredor quedose buen rato apartado, y fueron delante los viejos y saludoles Zurumban, y dijéronle todo lo que había concertado Taríacuri que le dijesen. Y Zurumban, llamó las mujeres de su casa y díjoles: "Vení acá presto, mujeres; calentá esta carne." Y como la calentasen, cortáronla y pusiéronla en unas xicales y pusiéronse todos en el patio los prencipales y las señoras, y sacáronles aquella carne y pusiéronla delante, y a Zurumban pusieron por sí, y sacaron de comer a los viejos que habían llevado la carne, y comieron todos. Después de comer, dijeron los viejos: "Señor, danos licencia que nos queremos ir." Y Zurumban llamó unos mayordomos suyos, llamados Vyana y a otro Acata, y díjoles: "Traed mantas para estos viejos". Y trujéronles sendas camisetas y otras mantas para ellos y sus mujeres, y mantas para Quarácuri, su señor, y díjoles: "Llevad éstas a mi hermano Quarácuri." Y los viejos le dijeron: "Ya nos vamos, señor." Y Zurumban les dijo: "Id en buen hora, ya habéis visto cómo comí la carne; decídselo así a mi hermano." Y como se partiesen y hobiesen andado un poco, salioles al camino el corredor y díjoles: "Seáis bien venidos." Y ellos así mismo le saludaron y dijeron: "Ve de largo, señor, que ya comió Zurumban la carne." Y él, de presto, echose una escodilla de agua por la cara, y fingió que venía corriendo muy sudado, y entró de rendón en la casa de Zurumban y Zurumban le dijo: "¿Pues qué hay, hermano?" Dijo el corredor: "Señor, tu hermano Quarácuri me envía y me dijo: "Ve corriendo, cuanto pudieres, que si no has aún comido la carne, que no la comas, porque no era esclavo de Taríacuri, mas es el que enviamos a hacer gente, y dice que era el sacerdote Naca: que no la comas, en ninguna manera." Como oyó esto Zurumban, dijo: "Y éste, ¿qué dice? Prendedle." Y levantáronse todos los sacerdotes y los que estaban en el patio todos a una y decíales Zurumban: "¡Prendelde al bellaco!" Y el corredor salió muy ligero por la puerta del patio, y metiose por medio del monte y iba la gente tras él para prendelle, y él como era gran corredor, no le alcanzaron y subiose en una sierra muy alta y Zurumban quedó en el patio gomitando la carne y sus mujeres, y metiendo las manos en la boca para echar la carne, y no la pudieron echar, que ya estaba asentada en el estómago y vientre, y quedó muy corrido Zurumban del engaño que le hizo Taríacuri. XIV Cómo Zurumban hizo deshacer las casas a los de Taríacuri, y cómo fueron flechados dos señores primos de Taríacuri y sacrificadas sus hermanas Como sintió el engaño Zurumban, dijo: "¡Cómo nos ha tratado Tariacuri, que estas palabras no fueron de Quarácuri, sino de Taríacuri". Y llamó un criado suyo, y díjole: "Ven acá, Viyana, toma gente y ve a Uacanámbaro que está allí gente de los chichimecas, y aquella sementera no es de Taríacuri, mas es mía. Desháceles las troxes y échalas por el suelo las casas y quita los máxtiles a Zétaco y Aramen, hermanos de Taríacuri, y quítales los bezotes y tranzados, y las orejeras, que por soberbia hicieron lo que hecieron: ¡que cómo nos han traído y qué afrenta nos han hecho! ¡Echalos a rempujones! Y apedréalos, y a sus mujeres quítaldes las naguas y faldillas y deshonraldas echándoles tierra a las mujeres.". Y partióse Viana con la gente, y deshiciéronles las troxes y derrocándoles las casas y quitáronles los maxtiles y bezotes y quitáronles toda su hacienda y echáronles a rempujones hacia Pátzcuaro, y a sus mujeres las deshonraron como está dicho, despojándolas todas. Y como eran mujeres, asían de los hijos y juntábanlos así para encobrir su deshonra: el uno llamado Hirípan y el otro Tangáxoan. Y así los echaron del pueblo. Y sabiéndolo Taríacuri, pensando que venían tras dél, se levantó con toda su gente y dejaban todos por las casas sus comidas, otros mazamorras, otros tamales y otros mantenimientos. Quedaba todo por los herbazales y perros y papagayos y gallinas. Iban todos por los herbazales. Y fueron todos a un lugar llamado Huricuamacuritiro, y así fueron a Eurizan uinío, y llegó a Taríacuri a Tzintzu-cuuíquaro y asentóse al pie de una incina, y sus primos Zétaco y Aramen enviaron tras dél mensajeros y dijéronle que por qué se iba, que si estaba él sentenciado a muerte con nosotros lo han sabido. Y partiéronse los mensajeros y no hallaron ninguno en el pueblo y fuéronse y dijéronles Zétaco y Aramen: "Pues ¿qué hay?". Respondieron ellos: "Señores, no parece nadie; todo está desierto, y no sabemos dónde fue ido nuestro señor Taríacuri." Y enojáronse ellos y dijéronles: "¿Qué dicen éstos?" ¿quién os ha de matar?, ¿dónde fue? ¿Por qué no fuistes mirando por el rastro? los de ahí, vosotros, ¿cómo no amanescer?" borrado Y tornaron otra vez a buscalle, y después de amanescido, fueron a buscalle, y miraron por donde había ido, que estaba borrado la yerba pisada, y llegaron a él, a un lugar llamado Euario tzintzu cuuíquaro, y estaba echado al pie de una encina, y sus mujeres en derredor dél, y los chichimecas estaban esparcidos por los herbazales, y como llegasen los mensajeros, díjoles: "Seáis bien venidos, hermanos. Yo tengo la culpa del mal que os ha venido, por lo que mandé. Decid a mis primos que vengan a un lugar llamado Yéngoan y todos vosotros y allí comeréis. Id y decildes que vengan, que allí tengo una trox de camisetas, para que se cubran sus mujeres, que así las trataron a las pobres." Y como volviesen los mensajeros, y oyesen lo que decía Taríacuri, dijeron: "Esto es lo que dice el rey, que tomemos aquel maíz y lo comamos. Aquello no es sino de Curicaueri, y no suyo, y si lo tomamos, ¿dónde habremos otro tanto? ¿Y las mantas que dice son suyas dél? no son suyas, sino de Curicaueri, ¿Dónde habremos otras tantas? ¿Cómo no hemos de engendrar hijos? Y aquí están Hirípan y Tangáxoan, nuestros hijos. Quizá los maltratarán por pedírselo. Mas vamos a Quarácuri, que mandó esto." Y así, se partieron todos. Tenía esta gente una costumbre, que si tomaban algún maíz o mantas de las trojes de los dioses que estaban deputadas para las guerras, aquellos que las recebían aunque fuese dado gracioso, ellos o sus hijos quedaban obligados por ello, y los hacían esclavos. Y Zétaco fue a morar con los suyos en el monte, y Aramen su hermano menor, era muy valiente hombre, éste hijo su asiento en Hiratzio, y asentose con los suyos a la subida de una cuesta. Y tornose Taríacuri a Pátquaro. Y hacíase un gran mercado en Pareo, que estaba cerca de allí, y venía a este mercado su mujer de Carícaten, señor de la isla de Xaráquaro desde la isla, y Aramen fue acaso al Tiangüey, y era muy hermoso Aramen, y venía todo entiznado, como se usaba. Púsose cabe el mercado, y mirándole aquella señora, mujer de Carícaten (las señoras como son incontinentes) envió por él y dormieron juntos. Pasaba muchas veces la laguna por venille a ver, y descendió Aramen al mercado, y allí se topaban ellos, y no había quien los viese. Como los señores acostumbran a beber do borrado están sus mujeres, allí tenían celos unos con otros, y dijéronle las otras mujeres a esta señora: "Mira qué artera eres. Dices que eres mujer de Carícaten. Mira qué discreta eres. Tú por ventura, ¿piensas o sientes a quien tienes por marido? Que un chichimeca se junta contigo. Aramen se junta contigo. A él vas a recebir, pasando tantas veces la laguna." Y oyolas Carícaten, que era de noche. A la mañana llamó a sus mujeres y empezolas a preguntar, y díjoles: "¿Es verdad esto que decís?" Y respondieron sus mujeres, y dijeron: "Sí, señor, así es la verdad, que Aramen se junta con ella." Y él empezó a decir mal de Aramen, diciendo: "El bellaco, ¡qué afrenta me ha hecho! ¿Cómo no andan sólo por esto desparcidos, por los montes?" Y envió unos viejos y gente con ellos y díjoles: "Tomad, viejos, este pescado y llevádselo a Aramen y sabréis cómo está, y él como os vea, os saludará y dirá: "Seáis bien venidos viejos." Y vosotros poné allí delante dél el pescado y prendelde y mataldo." Y partiéronse y llegaron a la casa de Aramen, que aquella sazón se estaba bañando, y tenía cubierta una manta, y asentado estaba secándose, y como los vio, díjoles: "Seáis bien venidos los de la isla". Y ellos así mesmo le saludaron y dijeron: "Tu hermano Carícaten nos envía y díjonos: "Tomó este pescado y llevádselo a mi hermano Aramen para que coma con mazamorras." Y diole las gracias Aramen y díjole: "Estese ahí, asentaos y sacaros han de comer." Y sacáronles de comer y después de comer pidieron licencia que se querían ir, diciendo que ya habían comido. Y díjoles Aramen: "Esperad y buscaros he algunas mantas que llevéis y camisetas que os pongáis vosotros." Y salió y los señores suelen tener allí en su casa, su arco y flechas a la puerta, y los isleños tomaron el arco y flechas y armáronle y flecháronle en las espaldas y Aramen como se vido herido saltó de presto por una pared, y fuese huyendo por el monte y echose al pie de una encina herido, y allí murió. Y los isleños asieron de sus hermanas y sacáronlas de casa y atáronlas a todas y metiéronlas en la laguna, a la isla de Xaráquaro, y saludoles Carícaten, y díjoles: "¿Matástesle?" Respondieron ellos: "Señor, no, mas solamente le flechamos, y no sabemos dónde huyó, y traemos todas sus hermanas." Y enojose Carícaten con ellos y deshonrolos y díjoles: "¿Quién os dijo que trujesedes sus hermanas? ¡Llevadlas al cú de Puruaten y sacrificaldas y echaldas en la laguna a las bellacas, malas mujeres! Sabiéndolo Taríacuri, sintiólo mucho, y llamó a sus consejeros llamados Chupítani y Tecaqua y Nuriuan y dijo: "Dad acá un plumaje rico, y iréis a Curínguaro, al viejo Chánshori, y llevadle este plumaje que destas plumas hace atavíos para su dios Hurendequauécara. Tiene ochocientas plumas y mil e doscientas de papagayos y de otras plumas coloradas en medio mil e doscientas, y de otros pájaros, dos mil y quatrocientas. Y diréis al viejo Chánshori, que le ruego yo, que me dé pasaje para mí y mi gente, por su tierra, para ir donde está Mahíquasi, señor de Condénbaro, que dicen ques muy valiente hombre, que tengo necesidad de su ayuda. No quiero más, que me dé pasaje para ir a Condénbaro." Y partiéronse los mensajeros, y llegaron donde estaba el señor de Condénbaro y saludoles y díjoles: "Seáis bien venidos, chichimecas." Y ellos a él, así mismo saludaron y pusieron allí el plumaje y dijéronle: "Taríacuri, nuestro señor nos envía." Y contáronle su embajada, y respondió el señor de Curínguaro: "¿Qué dice nuestro hijo Tariacuri? A dónde ha de ir, ¿al señor de Condénbaro? ¿Es esto de valiente hombre? que es un loco Mahiquasi, que a los que vienen por el camino les da en la cara con las mantas revueltas, y si se enojan los lleva a sacrificar y tiene un atabal de un muslo de hombre y tañe con él, y con un brazo tañe hecho trebejo, y con la calavera de un hombre bebe vino, y así se ha tornado loco y mal hombre. ¿A qué ha de ir allá a él? Véngase aquí, a un pueblo mío, llamado Tupátaro con su gente, y allí trairá a su dios Cuaricaueri. Allí tengo trojes de maíz y de frísoles, de que den ofrendas a Curicaueri y beberá él y su gente de la fuente llamada Xaripitío. Esto es lo que le diréis." Y así se volvieron los mensajeros. Y ya era partido Taríacuri para ir por Curínguaro, y topáronle por el camino, y díjoles que fuesen bien venidos y contáronle lo que decía el señor de Curínguaro, y Taríacuri consideró y miró para adelante y dijo: "El maíz que dice Chánshori que tomemos y los frísoles que dice, ¿cómo no habemos de tener hijos si después nos lo piden? ¿Dónde lo babemos de haber? ¿Y el suyo lo que dice? ¿No es de su dios Hurendequauécara? Muriendo nosotros, lo pedirán a nuestros hijos. Vení acá; estémonos aquí. Sea tal cual es el lugar que tenemos." Y hizo su asiento a las espaldas de una sierra, llamada Hoatapexo y hicieron allí cúes y las casas de los papas, y los fogones y casas. XV Cómo se casó Taríacuri con una hija del señor de Curínguaro y fue mala mujer Pasándose algunos días, el señor de Curínguaro, llamó a sus hijos, y díjoles: "¿Qué haremos? Mirá qué os parece; decidlo que yo os oiré. Ya sabéis cómo Taríacuri tiene a Curicaueri que es gran dios. ¿No sería bueno que le llevasen vuestra hermana? Y dijeron los hijos: "Bien han dicho, señor, ¿qué habemos de decir nosotros? Basta tu parescer que es bueno." Y como concertó de dársela por mujer a Taríacuri llamó unos viejos y díjoles: "Llevá esta mi hija a Taríacuri de mi parte." Y mandóles lo que habían de decir, y dijo a la hija, avisándola: "Oyeme lo que te quiero decir: No te apartes de tu marido, mas está de continuo con él, y trátete como quisiere, no le digas nada, y placerá a los dioses, que tuviesen un hijo dél y así le quitaríamos a Curicaueri, ques muy gran dios, que fueron engendrados Urendequauécara nuestro dios, y él juntos." Y llevaron aquella señora los viejos a Taríacuri, y como los vio Taríacuri díjoles: "Seáis bien venidos." Y estaba a la sazón Taríacuri en un lugar llamado Zimbani, haciendo flechas y saludáronle los viejos dijéronle: "Tu padre Chánshori nos envía, y díjonos: .Vení acá, y llevaréis esta mi hija a Taríacuri para que le reciba el arco y flechas cuando veniere de fuera, y como andará trayendo leña todo el día, cuando vuelva a casa, le recibirá la hacha y el petate de las espaldas, y hará mantas para Curicaueri, y después para él, y ofrendas a Curicaueri, y después hará para él, porque tenga fuerza para ir a los dioses de los montes. Para esto traemos esta señora que está aquí." Respondióles Taríacuri: "Traigaisla en buen hora, y esto que me habéis dicho, no lo habéis dicho a mí, sino a Curicaueri nuestro dios. Asentaos y daros han de comer." Y trujiéronles de comer y pidieron licencia. Díjoles Taríacuri: "Esperad y buscareos algunas mantas y camisetas que llevéis vestidas, y decidle a vuestro padre cómo la rescibí." Y volviéronse los mensajeros y la señora entró en casa de Taríacuri. Y después de algunos días, hízose preñada aquella señora y ella íbase muchas veces a Curínguaro, sin licencia, y traíanla emborrachando por las casas de los papas, sus amigos, y yéndose una vez, nunca más tornó. Y vino Taríacuri de traer leña para los cúes, y sacábale de comer solamente una tía de Taríacuri y comió y dijo: "Llamad a mi tía." Y díjole Taríacuri: "¿Qué es de la señora de Curínguaro? ¿Fuese a su casa para nunca volver? ¿No viene alguna vez?" Respondióle su tía: "Señor, nunca viene, ni aun envía mensajero." Díjole Taríacuri: "Tía, ¿no sería bueno que fueses por ella?" Dijo su tía: "Ya señor, ya que vaya, ¿qué les diré? De ir, yo iré, ¿por qué no tenía de ir? Ya que vaya, no me la dará su padre. ¿No sería mejor, señor, que fueses tú y vendríaste en la tarde?" Y respondióle Taríacuri y díjole: "Dices la verdad, tía. Yo quiero ir: vamos, cierto que habemos de ir." Y dijéronle los suyos. "Vamos, señor." Y partiéronse. Iban a Zirimbanangatacuyo derechos, y tomaron allí un venado, y tomó toda la gente mucha rama y leña, que iban en dos procesiones, y llegaron así al pueblo y llevaban el venado delante, y hicieron un gran fuego que se alzó una gran llama y humo cabe la trox del dios Urendequauécara de Curínguaro, y sacrificaron aquel venado al pie de la trox y atáronle y pusiéronle a las espaldas. Y ya había rato que se estaban emborrachando todos los hermanos y parientes de Chánshori señor de Curínguaro, y todas sus mujeres, y saludóle Chánshori su suegro y díjoles: "Seáis bien venido, padre de Curátame", que se llamaba así su nieto, el hijo de Taríacuri, y saludole así mismo Taríacuri a su suegro, y díjole su suegro: "Muy bien; me contenta como vienes y la caza que trais. Cierto que eres mi hijo. Desuéllate tú que no sabemos nosotros, y con él quitaremos la embriaguez." Y descuartizóle Taríacuri y él mesmo asaba del venado para su suegro que andaba sudando, y dióles a todos unos torreznos o pedazos del venado asado, y díjole su suegro: "Pues hijo, ¿por qué no trujiste tu mujer contigo? ¿Por qué eres tan celoso?, y comiéramos aquí todos y estuviéramos aquí en conversación un poco." Díjole Taríacuri: "No la truje que no venía a entrar en tu casa, mas vine a dar ofrenda de leña a Urendequauécara, y por esto, sólo vine a entrar en tu casa por el venado que tomamos cabe Zirímbaro. Allí le sacrifiqué, y por eso vine acá." Díjole su suegro: "Bebe, que yo te quiero dar a beber." Dijo Taríacuri: "No tengo de beber, que me tomo luego del vino, y caireme aquí encima de vosotros porque me tomo muy malamente." Y enojose Taríacuri, y tomó su arco y flechas, y saliose fuera de la casa, sin licencia, y dijo su suegro: "Qué, ¿se va ensañado a su casa Taríacuri?" Y no sé cómo lo supo con su cuñado llamado Huresqua, y salióle al camino y saludáronse. Díjole el cuñado: "¿Por qué te vuelves tan presto, señor? ¿Cómo no beben vino?" Respondió Taríacuri: "Sí señor, y me querían dar de beber, y en llegando, que llegué lo primero que me dijeron fue preguntarme por tu hermana, la cual yo no he visto ni hallo. ¿Cómo no está aquí con vosotros? Que mucho ha ya que se vino. E yo vine agora por ella. Vosotros la habíades de monestar, y no me habíades de preguntar por ella, pues que la distes a Curicaueri cuando la casastes conmigo." Respondió su cuñado: "Así es la verdad, señor, y quizá es de cierto venida. Yo quiero ir allá y preguntarémoslo unos a otros y los viejos la tornarán a tu casa." Partiose Taríacuri, y su cuñado se entró en casa y fue donde estaba su padre, y el padre le saludó, y el hijo a su padre Chánshori y díjole: "Pedistes a Taríacuri mi hermana, y él viene por ella, que ha mucho que se vino." Y llamó Chánshori a las mujeres de su casa y díjoles: "Mujeres, ¿habéis visto a la mujer de Taríacuri?." Y ellas respondieron: "Señor, no la habemos visto." Dijo el viejo Chánshori: "¿Quién le dijo que se apartase de su marido? Id a buscalla." Y sabiéndolo la mujer, que la andaban a buscar, vínose ella a su casa, y entró en su aposento, y asentose. Y llegaron a ella los de casa y dijéronle: "Levántate, señora, que te llama tu padre." Y llevaronla a su padre, que llevaba los bezos sucios del vino que había bebido y toda la cara intiznada y díjole su padre: "Ven acá, tú, ¿dónde andas, quel pobre de tu marido sollozando vino por ti? ¿Qué mucho ha que te veniste? ¿Quién te dijo que te apartaras dél?" Respondió ella: "Así es la verdad, padre, que me vine de enojada, que no sé lo que se dice Taríacuri. Nunca me había de enojar de lo que cada día me decíe haciendo flechas; dicíe ques valiente hombre. Y toma la flecha en la mano y muestrámela diciendo: "Mira, mira, mujer, con éstas tengo de matar todos tus hermanos y parientes. ¿Cómo, son valientes hombres? ¿Son ligeros? ¿Para qué se quieren poner bezotes? ¿Es por ventura bezote el que se ponen? ¿No es un palo que se ponen allí? ¿Son esforzados? ¿No son mujeres? Y las guirnaldas de trébol que se ponen en la cabeza no son sino cintas de mujeres que se ponen por el cabello. Las orejeras de oro no son orejeras de oro mas de zarcillos de mujeres. ¿Por qué no se las quitan y se ponen zarcillos? Y lo labrado que tienen en las espaldas no es de valientes hombres, mas labores de mujeres. Y las camisetas que traen, no son sino mantas de mujeres y sayas. ¿Para qué traían los cueros de tigres en las muñecas? ¿Son por ventura valientes hombres? Mejor harían de comprar sartales para ponerse en las muñecas, borrado y las otras insinias que traen de valientes hombres y los máxtiles que traen que no son máxtiles, mas sayas y fajas de mujeres. Y los arcos que traen no son arcos, mas telares de mujeres; y las flechas no son sino lanzaderas y husos de mujeres. ¿Son por ventura de valientes hombres? Yo los mataré y acabaré a todos. Mira, mira, mujer, con éstas les tengo de flechar." Esto es lo que me dice Taríacuri. No hay día que deje de decir esto, cada vez que hace flechas. ¿Cómo nunca me tenía de enojar de oír hablar siempre una cosa? Y de verdad que me vine por amor de mis hermanos." Oyendo esto su padre, enojose. Dijo: "Mira, qué dice. ¿Por qué ha de decir esto Taríacuri? Cómo, ¿no son estas palabras de mujeres?" Y llamó los viejos y díjoles: "Llevad ésta a su marido" Y tornáronla a traer a su casa. Y de camino, fuése a un lugar llamado ltzi parámucu, a sus amigos, que tenían con ella conversación, uno llamado Xorópeti y otro Tareque Zinguata. Y luego, como la vieron, en llegando, la emborracharon y cometieron adulterio con ella, como solían. A la mañana vino Taríacuri de traer leña para los cúes, y asentóse en un portal y trujéronle de comer, y ella llegó entonces a la puerta, y habíase bañado: llevaba en la mano una xical de pescado, y miraba, y parábase muchas veces a la puerta como quien ha hecho algún mal, y de rato en rato acechaba para querer entrar, y ataviábase las naguas apretándolas, y juntaba las manos, estregándolas una con otra, y determinóse de entrar, y como entró, puso allí el pescado donde estaba Taríacuri, y díjole: "Señor, seas bien venido." Y él le respondió: "Señora, tú también seas bien venida." Y dijo ella: "Ay señor, que fui a comprar un poco de pescado." Y entróse hacia dentro, y como volviese las espaldas, paróse a una entrada de una puerta y llamó Taríacuri y dijo: ."Hora venga mi tía." Y respondió su tía que estaba allí y díjole Taríacuri: "Ven acá y lleva este pescado y cuécelo todo, nosotros ¿qué habemos de comer pescado del burdel? borrado ¿Habíamos de comer este pescado?." Y la mujer estaba a la puerta escuchando y tornó a decir Taríacuri: "Levadlo todo y coceldo y queden algunos pocos para que pongamos ofrenda dello a Curiacuri. Esta afrenta no se ha hecho a mí, sino a Curicaueri." Y entróse en casa su mujer y Taríacuri tornó al monte por leña para los fogones.
familia
lugar
La capital de las dinastías Qin, Han, Sui y Tang está ubicada en la provincia de Shaanxi, en el centro de la región norte. Su localización geográfica, defendida por un buen número de barreras naturales, y su cercanía al corredor del Gansu serán los motivos de su elección como capital. Los primeros asentamientos en la zona se registran en el Neolítico, destacando el yacimiento de Banpo, dentro de la cultura de Yangshao. Ya durante el primer milenio antes de Cristo fueron establecidos diversos núcleos urbanos gracias a la dinastía Zhou, convirtiéndose Xian en capital del imperio por primera vez durante el reinado de Qinshi Huangdi, durante el siglo III a.C. Su denominación fue, en un primer momento, Xianyang y se contempló un importante desarrollo urbanístico, con la ciudad rodeada de murallas y distribuida interiormente en función de los diferentes usos, especialmente el palaciego y el administrativo. A las afueras de la capital se levantó la tumba de Qinshi Huangdi, el famoso mausoleo donde se conserva la reproducción de su ejército. Durante los tres próximos siglos, la dinastía Han mantuvo la capitalidad en la ciudad, tomando como nombre Chang'an -Paz duradera-, nombre que mantuvo hasta el siglo XIV, cuando fue renombrada como Xian -Paz del oeste-. Liu Bang fue el responsable de la urbanización de la capital, trazando la muralla siguiendo el curso del río Wei por el lado norte, mientras que por el sur se constreñía a los palacios erigidos durante la dinastía Qin. El acceso a la ciudad se realizaba a través de doce puertas; cada una contaba con tres caminos que formaron, gracias a su prolongación, el trazado viario de la ciudad. En el centro se situaron los edificios administrativos y palacios, mientras que el sur estaba ocupado por zonas residenciales y talleres de artesanos, así como en el norte se ubicaban los mercados y las zonas de abastecimiento. La ciudad se convirtió en centro neurálgico de confluencia de mercancías y culturas, formando parte integrante de la famosa Ruta de la Seda. En el siglo I a.C. la capitalidad recaía en Luoyang, pero Xian recupero su estatus en el siglo VI, gracias a la unificación que trajo consigo la dinastía Sui. La ciudad fue reconstruida, siguiendo los principios geománticos y urbanísticos tradicionales. La dinastía Tang permitió el enriquecimiento y la ampliación de la ciudad, alcanzando el rango de ciudad más desarrollada y poblada de su tiempo. Se construyeron palacios nuevos, se levantaron pagodas, mezquitas y monasterios, importantes complejos funerarios se edificaron en sus cercanías y se favoreció el desarrollo de las artes decorativas. La caída de la dinastía Tang provocó el declive de Xian, que acabó destruida durante las invasiones de los pueblos del norte, recibiendo posteriormente diferentes nombres. La dinastía Ming reconstruyó la ciudad en el año 1374 para consolidar el control de la región septentrional, rebautizándola con el nombre de Xian.
Personaje Pintor
Los pintores de la Academia del sur tomaron como punto de partida las innovaciones compositivas de Li Dang. En su desarrollo e investigación destacaron los pintores Ma Yuan y Xia Gui, que dieron lugar la creación de una escuela propia denominada Ma Xia Jia. Xia Gui llevó aún más lejos la simplificación y la eliminación de volúmenes iniciada por Ma Yuan. Como él, utilizó formatos pequeños, sustituyendo la seda por el papel al resaltar éste el trabajo del pincel. Frente a los contornos precisos de Ma Yuan, Xia Gui se ejercitó en juegos de luces y sombras, por medio de la aplicación de pinceladas con total ausencia de color. El dominio de la tinta monocroma y sus matices, abrieron nuevas posibilidades expresivas que fueron retomadas por los pintores chan, tanto chinos como japoneses.
Personaje Político
Nació el 12 de julio de 1904 en Guangan (Sichuan). Como otros futuros dirigentes, viajó a Francia, en el programa de estudio y trabajo, donde ingresó en el PCCh en 1924 y trabaja en la fábrica Renault de Billacourt. Actúa en la clandestinidad en Shanghai, antes de unirse al 7.° Ejército Rojo, en la base de Guangxi, y dirigir su retirada hasta unirse a Mao en Jiangxi. Participa en la Larga Marcha. En 1952 es nombrado viceprimerministro del Gobierno y en 1954 Secretario General del PCCh. Colabora con Liu Shaoqi en el proceso de rectificación tras el fracaso del Gran Salto Adelante, con quien cae en desgracia durante la Revolución Cultural. En 1973 es rehabilitado por Zhou Enlal y nombrado viceprimerministro. Se enfrenta Mao y la Banda de los Cuatro y es de nuevo purgado en 1976. Tras la muerte de Mao, llega a un compromiso con su heredero oficial, Hua Guofeng, al que eliminará progresivamente de la escena política. En junio de 1989 protagonizó uno de los mayores escándalos al ordenar al Ejército que hiciera fuego contra los estudiantes de la plaza de Tiananmeen. Aunque los manifestantes trataron de frenar los tanques con su cuerpo, éstos pasaron sobre ellos.
termino
acepcion
Motivo ornamental propio de ciertas áreas de Mesoamérica consistente en una greca escalonada o línea en escalinata. La greca escalonada se ha asociado con el pájaro-serpiente, Quetzalcóatl.
Personaje
familia
contexto
El sucesor de Montuhotep II, Montuhotep III, accede al trono en edad avanzada. Continúa la labor constructiva de su padre y reabre las canteras del Wadi Hammamat, la ruta que une el Nilo -hacia la altura de Coptos- con el Mar Rojo y que permite acceder al Punt. También atendió a la frontera del Sinaí, cuyas minas continuaron siendo intensamente explotadas. Poco más sabríamos del reinado del tercero de los Montuhotep si no fuera porque se han conservado unos papiros, la correspondencia de un tal Hekanakht a su hijo, en la que le da instrucciones para la administración del dominio que regentaba, una parte en propiedad y otra en alquiler, sumamente ilustrativas sobre aspectos económicos y jurídicos; pero una referencia rápida nos hace saber que al sur de Tebas el hambre de nuevo obliga a comer carne humana. Ignoramos si esta noticia corresponde a un hecho aislado o se trata de una situación generalizada y, en el segundo caso, qué relación pudiera tener con el problema sucesorio que aparece inmediatamente. En efecto, a la muerte de Montuhotep III, hacia 1970, las fuentes documentales no indican claramente la sucesión. En opinión de muchos investigadores Montuhotep IV sería un usurpador, como se demostraría por la insólita composición de su nombre de Horus a partir de un teónimo de Ra: Nebtauiré (Re es el Señor de las Dos Tierras), que remite a planteamientos ideológicos del Reino Antiguo y cuyo significado no nos es posible alcanzar. A pesar de su corto reinado sabemos que durante el segundo año envía a su visir, Amenemhat, al frente de una expedición por el Wadi Hammamat. Las inscripciones dejadas por el propio Amenemhat con relatos de los prodigios sucedidos durante la campaña son la principal fuente de información sobre la misma. En 1963 el visir se hacía con el poder en circunstancias que nos son desconocidas, probablemente envueltas en una guerra civil, y que han dado lugar a todo tipo de conjeturas. Se ponía así fin a la undécima dinastía egipcia. Amenemhat es el fundador de la XII dinastía, la mas relevante desde el punto de vista histórico del Reino Medio. El nuevo monarca no parece proceder del entorno real, a pesar de los empeños de algunos investigadores, si atendemos al contenido de la "Profecía de Neferty", un texto justificatorio del advenimiento de la nueva dinastía, en el que queda claro el origen no cortesano: "el hijo de un hombre se hará un nombre para toda la eternidad". Su padre fue un sacerdote llamado Sesostris y su madre una mujer procedente de Elefantina. Para demostrar su deseo de conexión simbólica entre los dos reinos, a su origen meridional opone su pirámide en Lisht, a unos cincuenta kilómetros al sur de Menfis, y muy cerca de su templo funerario funda con carácter programático una nueva capital, Ithtaui. Pero el espacio del Egipto Medio también tiene su vinculación integradora, pues el nombre del monarca significa "Amón está a la cabeza". A partir de ahí no puede resultar extraña la actividad de edificación desarrollada en Karnak y que continuará de forma ininterrumpida a lo largo de toda la historia faraónica. Por otra parte, su nombre de coronación (El que apacigua a Re) parece reflejar los temores que su conducta puede acarrear, de manera que su intencionalidad será el sincretismo de Amón y Re. Las construcciones afectan también a muchos otros dioses del Alto Valle. Pero la preocupación mayor de Amenemhat fue la restauración del poder central; la nueva capital no fue más que uno de los instrumentos para la administración del estado. La carencia de funcionariado seguramente hizo recurrir a sistemas de propaganda para el reclutamiento de escribas, uno de cuyos efectos sería "La sátira de los oficios", en la que se hace un elogio de esta profesión. Mantuvo los privilegios de los nomarcas que habían favorecido su ascenso y les confirió en general notable autonomía, que se veía únicamente limitada por el canon tributario regulado en función de la crecida anual del río y por el restablecimiento de las circunscripciones militares. Con ello restaura las arcas del estado, otorgando una importancia extraordinaria a la tesorería real y facilita la composición del ejército como fundamento de su propio poder. Al mismo tiempo, él se convertía en árbitro de los litigios que se suscitaban como consecuencia de las demarcaciones territoriales y las divisorias de aguas. En el vigésimo año de su reinado asocia como corregente al príncipe heredero, su hijo Sesostris I. La eficacia de este procedimiento para conjurar cualquier peligro en la sucesión justificó su práctica a lo largo de la XII dinastía y será posteriormente imitado. Pero en el caso de Amenemhat concurre otro factor importante. El monarca ya no tiene la posibilidad por su avanzada edad de superar las pruebas del festival renovador del sed, ni la capacidad de dirigir personalmente los ejércitos. Un general con demasiada fuerza ante un monarca débil sería un peligro constante, por ello la solución de la corregencia parece la más adecuada. Diez anos duró ésta, en la que se alcanzó militarmente la segunda catarata para controlar, seguramente, la ruta del oro; el Sinaí también fue aparentemente objeto de atención militar, mientras que Biblos y el Egeo mantienen relaciones comerciales con Egipto. Cuando el propio Sesostris combatía en 1942 contra los libios le llegó la noticia del asesinato del monarca, según nos hace saber el "Cuento de Sinuhé". Sesostris voló como el halcón y no dio tiempo a que la conjura cuajara. Sesostris I tendrá un largo y pacífico reinado de cuarenta y cinco anos. Un texto conocido como "Las Instrucciones de Amenemhat I", análogas a las de Merikaré, constituye un conjunto de enseñanzas basadas fundamentalmente en la desconfianza, que supuestamente el difunto padre pretende transmitir, probablemente desde la obra vida, a su hijo Sesostris. Los frentes de la política exterior egipcia durante este reinado corren suertes diferentes. El "Cuento de Sinuhé" transmite una imagen sustancialmente pacífica de las relaciones con el corredor siriopalestino, pues el protagonista se ve obligado a permanecer, desarraigado por la melancolía, veinte años en Asia. Los restos arqueológicos, con abundante presencia de objetos suntuarios egipcios en los principales yacimientos palestinos, parecen corroborar esas idílicas relaciones entre la corte faraónica y las aristocracias locales, que se extienden hasta Ugarit. Da la impresión de que todos los esfuerzos militares se habían concentrado en la frontera meridional. Culmina la conquista de la Baja Nubia en el año 18 de su reinado, lo que le permite poner bajo su control el reino de Kush (cuya capital probablemente es la ciudad de Kerma), que le da acceso a la riqueza aurífera de la zona y a los productos del Africa central, por donde se extienden las relaciones de intercambio del reino de Kush. Por el este mantiene abiertas las canteras del Wadi Hammamat y, al oeste, el dominio de los oasis del desierto libio es la clave para asegurar unas relaciones pacificas con las poblaciones nómadas. El estado de equilibrio logrado por Sesostris I va a ser disfrutado por sus sucesores, Amenemhat II, corregente durante los dos últimos años de su padre y faraón durante unos treinta más, y Sesostris II, que gobernará Egipto durante quince años aproximadamente. Comienza así la época de esplendor del Reino, que en ocasiones se denomina Imperio por analogía con el periodo de las dinastías XVIII y XIX, y que culmina durante el reinado de Sesostris III. En realidad, la presencia egipcia en el exterior -excluido quizá el caso nubio- no es de carácter imperialista. Y ello a pesar de que cada vez es más frecuente el hallazgo de materiales egipcios en el Egeo y en los palacios próximo-orientales y viceversa, según el procedimiento de relaciones de reciprocidad al que ya se ha aludido. Por otra parte, estos monarcas emprenden obras de envergadura en El Fayum para la canalización y drenaje, cuyas consecuencias, quizá, fueran el desplazamiento de la necrópolis real de Dahshur a Il-Lahún. Allí se erigió una ciudad artificial, Kahún, destinada entre otras funciones a dar alojamiento a la masa de trabajadores que habían de participar en las construcciones reales, una suerte de precedente de Deir el-Medina. La política general del reino se modifica drásticamente con el ascenso de Sesostris III. Sus reformas administrativas son tan espectaculares como su expansionismo militar. Conocemos al menos cuatro campañas contra Nubia. El establecimiento de fortalezas de gran impacto, como Mirgissa y Buhen, pone de manifiesto la voluntad de ocupación militar para garantizar el tráfico comercial con el reino de Kush. Ya Sesostris I había fundado una guarnición en Buhen, pero los resultados no habían sido satisfactorios. El nuevo monarca sistematiza esta forma de control territorial en Nubia. Por otra parte, el propio faraón dirige sus ejércitos en una campaña asiática que le permite tomar, seguramente, la localidad palestina de Siquem, aunque en los textos de execración -exvotos con el nombre del enemigo que se desea aniquilar- aparecen también mencionadas las ciudades de Biblos, Jerusalén y Ascalón. A pesar de esta actividad bélica, sin embargo, en conjunto el reinado resulta tranquilo en política exterior. En el interior se va consolidando la reforma administrativa emprendida por Amenemhat I, aunque Sesostris la modifica y acelera, según puede colegirse, desde el punto de vista arqueológico, por el aparente abandono de las necrópolis de los nobles, entre las que cabria destacar el-Bersha, Meir y la hermosísima de Beni Hasán, que alcanza bajo la XII dinastía su plenitud. Frente al respeto mantenido por todos los faraones precedentes hacia los nomarcas, que habían contribuido a la restauración tebana, Sesostris III elimina el cargo de gobernador provincial y lo sustituye por tres circunscripciones (Norte, Sur y Elefantina-Baja Nubia) dependientes directamente del visir; cada circunscripción está dirigida por un funcionario, que se encuentra al frente de las instituciones y de la burocracia local. No tenemos información sobre la actitud de las aristocracias locales ante la medida, que sólo se justifica por el deseo de restablecimiento de una monarquía absoluta para la que se daba la coyuntura económica y política favorable y cuyo amparo ideológico jamás había sido abandonado en el pensamiento de los grupos dominantes. Es posible que la eliminación de los nomos fuera afrontada tras conseguir la cohesión de todo el ejército en torno a su persona, habiendo dejado inermes a los nomarcas. Al mismo tiempo, las nuevas necesidades administrativas potencian la presencia de funcionarios que se convierten en un nuevo elemento de consumo, perceptible arqueológicamente, por ejemplo, en las estelas y estatuillas votivas del templo de Osiris en Abidos. Sin embargo, la expansión del funcionariado debe interpretarse como ampliación del grupo oligárquico y no como aparición de una clase media, ajena a la realidad de las relaciones sociales en Egipto. A su muerte en 1844, Sesostris III es enterrado en Dahshur y le sucede con normalidad el corregente, su hijo Amenemhat III, que tendrá un largo y apacible reinado de cuarenta y cinco años, en los que parece que se intensifica la extracción de bienes del subsuelo del Sinaí y del Wadi Hammamat. La riqueza así obtenido le permite afrontar una amplia política de construcciones y no sólo de templos, pues destaca sobre todo el acondicionamiento para el cultivo de la depresión de El Fayum. Sin duda, de todos sus edificios el más famoso fue su templo funerario, mencionado por el geógrafo griego Estrabón como el laberinto, en Hawara. Allí mismo erigió una pirámide y otra en la vieja necrópolis de Dahshur. Con Amenemhat III el absolutismo estatal llega a su punto culminante. Su sucesor, Amenemhat IV, no hace más que proseguir la política marcada por su padre durante los diez años que dura su reinado. Su muerte, sin descendencia, abre el camino del trono a la reina Neferusobek (Sobekneferuré), cuyo breve reinado quizá fuera interrumpido violentamente, pues la última representante de la XII dinastía no llega a ocupar su pirámide.