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Templo dórico levantado en el extremo noroccidental del ágora ateniense, magníficamente conservado. Está dedicado a los dioses protectores de la industria artesana: Atenea y Hefaistos, y en él se deja sentir una fuerte influencia del Partenón en las proporciones esbeltas de las columnas, contracción de metopas, curvatura y policromía. Es muy probable que el arquitecto que realizó este templo fuese el mismo que levantó el de Poseidón en el Cabo de Sunion.
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Imagen cedida por la Oficina de Turismo de Grecia.
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La llamada Basílica de Posidonia -la Paestum romana- es en verdad un templo erigido en honor de Hera poco después de mediados del siglo VI, del que se conserva la perístasis completa, el arquitrabe, parte del friso y los fundamentos de la cella. Lo más interesante en este templo es la libre interpretación de los principios que rigen en el dórico canónico, que da pie para pensar en una especie de arte colonial. La perístasis consta de 9 x 18 columnas, la cella tiene dos naves con otros tantos accesos y las columnas ostentan en el arranque del equino una decoración tan variada como inusual.
monumento
La llamada Basílica de Posidonia -la Paestum romana- es en verdad un templo erigido en honor de Hera poco después de mediados del siglo VI, del que se conserva la perístasis completa, el arquitrabe, parte del friso y los fundamentos de la cella. Lo más interesante en este templo es la libre interpretación de los principios que rigen en el dórico canónico, que da pie para pensar en una especie de arte colonial. La perístasis consta de 9 x 18 columnas, la cella tiene dos naves con otros tantos accesos y las columnas ostentan en el arranque del equino una decoración tan variada como inusual.
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A poca distancia del templo de la Fortuna Viril, y ya en el Foro Boario, se levantó unos años después el edificio más antiguo de mármol que se conserva en Roma, de mármol pentélico, importado de Atenas y, por tanto, costosísimo. Se trata de un templo circular, que también contaba con antecedentes itálicos bien acreditados y no menos antiguos que los thóloi griegos; pero ahora las formas, diseñadas quizá por Hermodoro de Salamina, delataban la oriundez griega del arquitecto, como la ejecución de las finezas de la labra apuntaba a la mano de obra itálica. Su forma circular determinó el nombre que llevó mucho tiempo, Templo de Vesta, hasta que una inscripción, que seguramente corresponde a la basa de su estatua de culto, aportó información muy distinta: el templo estaba dedicado a Hércules Víctor Olivarius, patrono del comercio de aceite. El donante, tal vez un rico olearius, se llamaba Marcus Octavius Herrenus; y el escultor, Scopas minor, un griego del siglo II. El templo de Hércules Víctor hubo de ser restaurado por Tiberio y ha perdido el entablamento original; pero es un precioso periptero corintio de veinte columnas de mármol asentadas en un basamento de toba de Grotta Oscura, elocuente testigo de la helenización de la Roma de los Escipiones.
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En el Foro Boario se levantó el edificio más antiguo de mármol que se conserva en Roma, de mármol pentélico, importado de Atenas y, por tanto, costosísimo. Se trata de un templo circular, que también contaba con antecedentes itálicos bien acreditados y no menos antiguos que los thóloi griegos; pero ahora las formas, diseñadas quizá por Hermodoro de Salamina, delataban la oriundez griega del arquitecto, como la ejecución de las finezas de la labra apuntaba a la manó de obra itálica. Su forma circular determinó el nombre que llevó mucho tiempo, Templo de Vesta, hasta que una inscripción, que seguramente corresponde a la basa de su estatua de culto, aportó información muy distinta: el templo estaba dedicado a Hércules Víctor Olivarius, patrono del comercio de aceite. El donante, tal vez un rico olearius, se llamaba Marcus Octavius Herrenus; y el escultor, Scopas minor, un griego del siglo II. El templo de Hércules Víctor hubo de ser restaurado por Tiberio y ha perdido el entablamento original; pero es un precioso periptero corintio de veinte columnas de mármol asentadas en un basamento de toba de Grotta Oscura, elocuente testigo de la helenización de la Roma de los Escipiones.