El Taller del Moro es parte de un palacio del siglo XIV del que tan sólo se conservan un salón central y dos alcobas laterales; alberga en la actualidad el museo del mismo nombre que muestra arte y artesanía mudéjar de los siglos XIV y XV.
Busqueda de contenidos
obra
El Taller del Moro es el único monumento de carácter civil de la primera mitad del siglo XIV que se ha conservado en Toledo. La pieza central está dedicada a la cerámica y la azulejería mudéjar toledana de los siglos XIV y XV.
obra
No puede negar su convivencia con el círculo muniqués de Obrist. Allí Endell realiza la remodelación de la fachada del estudio fotográfico Elvira. Su adhesión a la biología y a la fuerza vital supera la de Obrist. En la pared parecen convivir todas las fuerzas de la naturaleza; para ello no necesita un lenguaje naturalista ni abstracto, es el poder de lo decorativo que se ha hecho autónomo. Su enérgica imaginación le lleva de las corrientes marinas alas a las de los murciélagos. Las lecturas figurativas pueden ser múltiples. La pared desornamentada y plana recibe la decoración multiplicando su efecto en un juego de antítesis.
contexto
Cataluña es la que ofrece dentro de la Península Ibérica un mayor número de sarcófagos antiguos, que demuestran la existencia de relaciones directas y frecuentes con los talleres de Roma y con los de Francia. Entre ellos, se encuentran algunas piezas que tienen sus mejores paralelos en el Norte de Africa, pero éstos son, en cualquier caso, inferiores en número y calidad a los españoles, con lo que se plantea la duda de dónde puede localizarse el taller común. Un factor importante en el conocimiento de la iconografía cristiana primitiva de España, es la inseguridad que tienen todas las comparaciones con el mismo fenómeno en el área norteafricana; aunque los contactos sean claros, en toda la región al sur del Mediterráneo, la destrucción de edificios e imágenes por los musulmanes ha sido más intensa y duradera, hasta el punto de que muchas comparaciones se hacen sobre materiales meramente supuestos. Los elementos orientales que pudieron llegar a la Península por esta vía carecen, en la mayoría de las ocasiones, de la confirmación que debería esperarse. Por esta razón, muchas de las piezas españolas se pueden considerar el reflejo local de estilos y temas cuyos originales orientales y africanos no se han hallado aún; de todos modos, el decaimiento de los talleres romanos y de los orientales a partir del siglo V, dejó abierta la posibilidad de una evolución original de la iconografía cristiana en la Península, cuyas fuentes literarias siguieron siendo remotas, pero se expresaron con un lenguaje artístico propio. El falso frente de sarcófago de la necrópolis cristiana de Tarragona, con la imagen del difunto y de dos familiares femeninos, separados por bandas de estrígiles, concuerda por su disposición y estilo con otra pieza de Cartago y ambas parecen estar ejecutadas en el mismo tipo de mármol. El sarcófago de Leocadio de Tarragona es obra también de un taller que dejó otras obras en Cartago, pero en él se contiene una excepción iconográfica muy significativa: el rollo de la ley que recibe Moisés de la mano divina está abierto en el extremo y sobre él se ha grabado un crismón, con el sentido de reunir en una misma transmisión la ley mosaica y la de Jesucristo; en el mismo tipo de piedra local y con factura similar hay un sarcófago con los apóstoles Pedro y Pablo en los extremos; los rostros de todos estos personajes poseen los mismos rasgos que algunos sarcófagos de Cartago con los que el parentesco estilístico es indudable. Quizás, el sarcófago de las dos orantes fuese traído de Cartago, pero con él se trasladarían a Tarragona un grupo de artesanos que formarían su propio taller en los inicios del siglo V. Es también significativo que el acto de recibir Moisés la ley lo realice sin alzar las manos, sino manteniéndolas horizontales, como se representa el mismo acto cuando es Cristo el que efectúa la "traditio legis" a Pedro o a Pablo; de la misma forma, nos encontramos esta representación en el sarcófago de las Vegas de Puebla Nueva (Toledo), conservado en el Museo Arqueológico Nacional. Este sarcófago, labrado en mármol portugués y por expreso encargo de un rico propietario, que se hizo enterrar además en un mausoleo octogonal de tipo bizantino, revela la libertad en el desarrollo de la iconografía que se mantenía entre los cristianos hispánicos. Entre los apóstoles que acompañan a Cristo en la escena de la transmisión de la Ley, están Mateo y Bartolomé realizando un acto similar, en este caso, la entrega del Evangelio de Mateo a Bartolomé, para que lo propague por la India; son temas inéditos en el arte cristiano y que debieron ser encargados expresamente, teniendo como base relatos poco difundidos. Son rasgos de una inexplicada originalidad hispánica, que hubo de tener otras muchas manifestaciones, especialmente en pinturas y objetos pequeños perdidos.
contexto
Hasta este momento, hemos omitido prácticamente la proyección de los talleres leridanos y, en cambio, constatado la llegada de escultores de diverso origen, si bien los artífices de la puerta de La Anunciata se encontrarán en Tarragona y el tercer taller tendrá sus consecuencias en Fraga. La reciente alusión a la gran portada de Agramunt nos obliga a tener en cuenta la denominada Escola de Lleida, definida a partir de las puertas de Fillols y central de los pies de la seo, así como de la primera. No hay duda que las tres constituyen el núcleo a partir del cual hay toda una serie de conjuntos que, con mayor o menor grado de proximidad, y distinta calidad, serán el reflejo de las primeras. La portada occidental de Agramunt presenta la misma síntesis que las leridanas, siguiendo el recuerdo de la producción de los últimos talleres tolosanos. Incluso su desarrollo y dimensiones son superiores a las de la Seu Vella, y su extraordinaria calidad puede hacer pensar en una prioridad cronológica respecto a aquellas, de manera que se ha propuesto una datación temprana, casi coincidente con la de los primeros talleres del interior de Lleida. La diferencia, ahora, radica en la figuración que se dispuso longitudinalmente en algunas de las arquivoltas, y de manera especial el grupo de la centrada por la Virgen y el Niño, flanqueados por los Magos y la Anunciación que, según la inscripción que lo acompaña, fue colocado en 1283 a cargo del Gremi de Teixidors. Dicha figuración es gótica, de acuerdo con esta fecha, quedando la duda de hasta qué punto todo ello se añadió tardíamente o bien toda la portada parte de la misma concepción, lo que retrasaría su datación. A partir de estos ejemplos se produjo un movimiento de talleres y una difusión de las soluciones decorativas aportadas por dichos conjuntos, en una serie de edificios que abarcan un extenso marco geográfico, no sólo en Cataluña sino también en Aragón y en la catedral de Valencia. Quizá el ejemplo catalán más cercano y convincente sea el de la portada de Santa María de Solsona, obra de mediados del siglo XIII. La mayor parte de los conjuntos pertenece a la segunda mitad del XIII, y a menudo constituyen producciones góticas de gran tosquedad. Entre los ejemplares más representativos están los de Verdú, Vilagrassa, Cubells y Gandesa. Aquí, el repertorio característico y exitoso de Lleida y Agramunt se combinará con otros recursos, como en la puerta del Palau de la catedral de Valencia, en la que una detallada historiación ocupa los capiteles. En la zona aragonesa se encuentran algunos de los ejemplos más relevantes de la difusión más directa de los talleres leridanos: es el caso de algunos ventanales del monasterio de Santa María de Sijena, de la portada de Nuestra Señora de Salas (afueras de Huesca) o de los arcos de entrada a las capillas laterales de San Miguel de Foces. La portada de esta iglesia, en cambio, aprovecha el esquema y motivos de las arquivoltas de raíz leridana con parte de la temática de los capiteles y la talla góticas. Nos encontramos ante unas fechas muy avanzadas del siglo XIII, como en la puerta de Anzano, que se conserva en el Museo Frederic Marés de Barcelona.
Personaje
Político
Cursó estudios eclesiásticos y en 1788 fue nombrado obispo de Autun. En los Estados Generales, como diputado, propuso que las propiedades de la Iglesia fueran declaradas nacionales y salieran en venta para ayudar al Estado. Durante el siguiente periodo estuvo entre Francia, Inglaterra y Estados Unidos hasta que regresa en 1796. Fue ministro de Asuntos exteriores y siempre apoyó la vuelta de la monarquía. Con Luis XVIII ocupó el ministerio de Negocios extranjeros, puesto que volvió a detentar durante la segunda Restauración. Los acontecimientos, sin embargo, le obligan a abandonar momentáneamente su cargo hasta la revolución de 1830. Con Luis Felipe de Orleans en la monarquía es nombrado embajador de Londres. Gracias a su diligencia diplomática incrementó su prestigio, al ser quién propuso un periodo de paz. Su actuación más importante tuvo lugar en la firma de la cuádruple alianza entre España, Portugal, Inglaterra y Francia. Cinco años después dimite y se retira de la vida política, aunque siguió siendo uno de los principales consejeros del rey en la intimidad.