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La variedad del panorama político que se ofrece en el mundo helenístico responde a una variedad económica que por lo menos presenta igual complejidad, determinante de aquélla, pero también producto de los distintos caminos que toma en ese enorme espacio territorial el modo de actuación de los gobernantes. En cada uno de los reinos resultantes del proceso de disolución del estado de Alejandro, las formas de explotación se definen de acuerdo con sus tradiciones, pero en todos se impone el hecho político representado por el despotismo en su vertiente económica. El despotismo sirve de vehículo para normalizar los sistemas de explotación. En Egipto perviven las explotaciones faraónicas, mientras que en los territorios asiáticos son las formas heredadas de las estructuras aqueménidas las que subsisten. En el mundo griego de las ciudades, éstas mantienen, a través de los órganos representativos supervivientes, un control sobre la explotación agraria. Sin embargo, todo ello puede estructurarse de acuerdo con un esquema general dentro del que perviven particularidades y se desarrollan elementos específicos, sobre trayectorias previas y a partir de nuevas condiciones integradas en los sistemas de intercambio y contactos que el mundo helenístico permite. De este modo, incluso las entidades que permanecen políticamente al margen de la integración regia están condicionadas por el sistema en que ésta es dominante. Además, la heterogeneidad de los pueblos que llega a ser característica de algunos de los reinos, sobre todo del de Siria, también se hace notar en la persistencia de formas de explotación colectiva que sirven para definir algunas de las medidas étnicas que sobreviven bajo el reino, conservando sus propias características, pero sometidas a las aportaciones tributarias que parcialmente definen el sistema global. En general, la tierra que pertenece a las unidades étnicas (chora ethniké) puede explotarse colectivamente o haberse atribuido a los templos o a los particulares por el rey. La tierra del rey (chora basiliké) puede explotarse directamente por la administración real o por la aldea que entrega el tributo, aunque puede adjudicarse, directamente para su explotación o a través de la cesión del tributo, a los particulares, a los templos o a las ciudades. La entregada a los particulares puede estar asignada o no al territorio de las ciudades (chora politiké), mientras que la entregada a las ciudades puede quedar en manos de la colectividad, de algún particular encargado de gestionarla o de determinados grupos específicos de ciudadanos privilegiados, definidos como politai o klerouchoi. Según los casos, el punto de partida del proceso se lleva a cabo desde la economía regia o desde la economía politiké, de la polis. Dentro de los reinos, todo tiende a quedar integrado en ese sistema, donde un texto atribuido a Aristóteles, distingue, en su período formativo, cuatro formas de economía: basiliké, satrapiké, politiké, idiotiké. Cada término pone el acento en un aspecto específico: la realeza, la percepción regional del tributo, las ciudades y los particulares, pero en el fondo son los modos específicos de una forma de explotación que tiende a la homogeneidad, pues las ciudades y los individuos privados sólo conservan sus privilegios dentro de las garantías proporcionadas por el sistema despótico. Pero ello tiende a ocurrir de la misma manera en las zonas donde la acción política de la monarquía se ejerce indirectamente o en tensiones alternativas con sistemas no personalizados. De hecho, ligas y ciudades terminan gobernadas por sistemas igualmente despóticos, por Arato de Sición o Agis de Esparta, o por la alianza de Demetrio de Fálero con los macedonios.
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Los mesoamericanos expresaron sus números de distintas maneras. Los mayas concibieron un sistema vigesimal en que las unidades se representaban por medio de puntos hasta llegar al número cinco, especificado por una barra. Este método sirvió para contar hasta 20; después, la posición de abajo arriba permitió elaborar cifras más complejas multiplicando por 20. Así, una unidad de primer orden pudo llegar a 20, una del segundo a 400, una del tercero a 800 y así sucesivamente. En realidad, el sistema maya se complicó aún más, debido a que muchos números fueron representados por convención mediante un jeroglífico particular. Fundamental en las elaboraciones científicas mayas fue el descubrimiento del cero, ya que a partir de él se establecieron cálculos superiores. También los aztecas utilizaron un sistema vigesimal, pero la cuenta del 1 al 19 la realizaron mediante puntos; mientras que símbolos arbitrarios sirvieron para conseguir anotaciones superiores: una bandera para el 20, una pluma para el 400, una bolsa de incienso para el 8.000. El hecho de no existir un signo para el cero les impidió seguir un sistema de posición como los mayas. Otros pueblos mesoamericanos participaron de uno u otro método: zapotecos y mixtecos utilizaron la barra para expresar el 5; mientras que Teotihuacan y Xochicalco pudieron conocerla en su historia temprana, pero después se decidieron por el sistema de puntos.
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La organización social en Micronesia se caracteriza por su jerarquización desde el individuo hasta el clan y, desde el punto de vista político, desde las simples parcelas de tierra hasta los grupos organizados de islas. Se trata, por tanto, de una jerarquía vertical y su estudio ha demostrado que existían una serie de criterios para ocupar una determinada posición social, desde aquellos individuos con posición fija gracias a sus antepasados, pasando por la antigüedad del asentamiento y terminando por aquellos que escalaban socialmente por méritos de guerra. Destaca la existencia de una diferenciación entre distritos y también entre islas. Una serie de islas sirven de ejemplo acerca del sistema social en Micronesia: La isla de Kosrae fue una de las que tuvo mayor estratificación social; tenía una mayoría de pobladores sin tributos que trabajaban la tierra bajo el control de un jefe, entregando parte de la producción al responsable de distrito y éste, a su vez, al Jefe Supremo, asentado en Lelu, el distrito más importante de la isla. A pesar de la fuerte estratificación, existía cierta movilidad social gracias a matrimonios ventajosos, acciones de guerra, participación en competiciones de prestigio o una serie de méritos con los jefes más viejos, como alimentarles con los mejores productos o regalarles objetos de valor. La comunidad tenía que realizar dos actividades obligatorias al Jefe Máximo; el denominado "gran trabajo" era una labor comunal en la que mostraban su total obediencia mediante la realización de algunos servicios, y el "pequeño trabajo" consistía en su participación en la guerra en apoyo del jefe. En la isla de Truk (Islas Carolinas) la organización socio-política se basaba en linajes, cada uno de ellos asentado en un distrito diferente y con relativa independencia política los unos de los otros. En cada uno de los distritos mandaba el cabeza de linaje con mayor antigüedad, la cual venía definida por tres aspectos: el orden del asentamiento, la propiedad de la tierra y el éxito en la guerra. El cabeza de linaje contaba con el privilegio de recibir los primeros frutos del árbol del pan y, en caso de no respetarse dicha norma, tenía el derecho de confiscar la tierra y transferir los derechos de explotación de ésta. Con el tiempo, las islas pasaron a organizarse en dos Ligas; la de Sopwuno, donde se asentó el clan más importante y entre las que destacaba la isla de Moeu, y la de Ecun, con la isla de Féfeu a la cabeza. La existencia de ambas provocó que los distritos cambiaran de Liga según las conveniencias económicas, para conseguir unos mayores beneficios. El sistema sociopolítico en las islas Palaos se caracterizó por un dualismo marcado por el poder económico, tanto de tierras como de objetos de valor. La mayoría de los clanes estaban divididos en dos partes, cada uno con un número de linajes, y éstos, a su vez, en grupos domésticos relacionados entre sí. Se cree que cada poblado tenía entre siete y diez clanes jerarquizados. Aquellos con el título más alto formaban el consejo del poblado o Klobak, siendo el jefe el hombre más anciano del linaje más alto dentro del clan más antiguo. Dentro de los poblados también encontramos el Klobak El Dil o consejo de mujeres, con un menor peso político que el formado por los hombres. Por último, llama la atención la división de los poblados en dos mitades, con clubes de hombres en cada una de ellas que compiten con los de la otra mitad.
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acepcion
Instrumento musical (carraca o sonajero) de metal originario de Egipto, compuesto de un marco de metal en forma de herradura y atravesado por varillas metálicas, que sonaba al agitarse con la mano. Era de típico de las diosas Hathor y Bastet y solía emplearse como modelo en los capiteles de los templos hathóricos y los mammisi.
termino
acepcion
Término accadiano que aludía a la salida del sol. También hacía referencia a una escultura de bronce de Elam.
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