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Cuando Caravaggio llegó a Roma para continuar con su carrera de artista encontró pronto la protección del cardenal del Monte. Éste mantuvo en su colección varios óleos del pintor, entre los cuales se cuenta esta Partida de Cartas, también conocida como "Los Tramposos". Fue pintada hacia 1594-1595 y forma parte de una serie de cuadros que Caravaggio dedicó a escenas de género, normalmente picarescas. Sus escenas tuvieron gran éxito entre la clientela romana, por lo gracioso de la anécdota y por la particular manera de enfocar a los personajes: vistos desde muy cerca y enmarcados en un espacio muy justo, sin otras referencias a contexto o arquitecturas. Esto hacía que los personajes destacaran con viveza, quedando aislados de cualquier otro elemento. Los cuadros más famosos que se conocen de este género son el que ahora vemos y la pareja titulada La Buenaventura. En todos ellos existe como elemento común un ingenuo que es timado por un pícaro. En este caso, un joven caballero juega a las cartas con dos pícaros, uno de los cuales le hace señas a su compañero, diciéndole qué cartas lleva el incauto, mientras que su cómplice extrae de un bolsillo secreto de su jubón la respuesta adecuada a la jugada. Además, se añade el atractivo de la propia vida de Caravaggio, que se desenvolvía en este ambiente de engaños y pequeños delincuentes.
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La tediosa espera de las prostitutas ante la llegada de los clientes al burdel será el motivo de algunos cuadros de Toulouse-Lautrec como El salón de la rue des Moulins o esta partida de cartas que contemplamos, donde las dos mujeres, ataviadas para su trabajo, matan el tiempo jugando una partida, sentadas en los confortables sillones rojos y utilizando como mesa uno de los cojines situado sobre sus piernas. La imagen está captada con absoluta familiaridad y naturalismo, acostumbrado Henri a contemplarla en sus habituales visitas a los diferentes burdeles parisinos e incluso durante su estancia en uno de ellos, pese a estar prohibido. Este mundo de la prostitución será para Lautrec su principal fuente de inspiración, recogiendo en sus cuadros las relaciones lésbicas de las chicas, su engalanamiento para la ocasión, la llamada de la madame o la llegada del lavandero, creando un conjunto difícilmente superable que tiene en Forain a su más directo antecesor. El vivo colorido ha sido aplicado de manera rápida y contundente, conjugándose con las líneas para crear una sensacional composición vista desde atrás en la que las tonalidades rojas se adueñan del espacio.
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La relación entre Francisco Bayeu y Goya - acentuada tras el matrimonio con María Josefa Bayeu - permitirá al de Fuendetodos iniciar sus trabajos par la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, dirigida por Cornelio Vandergoten. El primer encargo serían nueve cartones destinados a decorar el comedor de los Príncipes de Asturias en San Lorenzo de El Escorial, entre los que destacan los Perros y útiles de caza y la Partida de caza que aquí contemplamos. La temática cinegética y el control directo por parte de su cuñado impedirán a Goya trabajar libremente. También es cierto que el maestro no se quiere desmarcar de las pautas establecidas en la decoración palaciega con el fin de recibir nuevos encargos que le permitan avanzar hacia la fama.La composición de este lienzo se articula a través de sucesivos planos en profundidad para adquirir la sensación de perspectiva, siguiendo las pautas establecidas por el Neoclasicismo a través de Antón Rafael Mengs. La escena parece inspirada en el mundo flamenco que tradicionalmente establecía la decoración palaciega en España. Pero Goya puede introducir algunos elementos propios como la sensación de perspectiva aérea - recordando a Velázquez - y el empleo de una luz y un color alejados de lo exigido a los demás cartonistas, su cuñado Ramón Bayeu entre ellos. Sin embargo, existirá una gran diferencia respecto a los siguientes cartones que pintara para el comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo, en los cuales Madrid será el principal protagonista como se observa en la Merienda o en la Riña en la Venta Nueva.
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La elaboración de los frescos de la Biblioteca del Duomo de Siena será confiada por el cardenal Francesco Todeschi Piccolomini a Pinturicchio en junio de 1502. Vasari cuenta que Pinturicchio solicitó colaboración a su buen amigo Rafael "sabiéndolo óptimo dibujante" para la ejecución de los dibujos y cartones. Evidentemente las limitaciones de Pinturicchio se ponen de manifiesto al comparar los trabajos preliminares de Sanzio y las obras definitivas.La representación de los caballos en movimiento y el acertado monumentalismo de las figuras demuestran la facilidad de Rafael para el dibujo, incorporando a esta escena de la partida de Eneas Silvio Piccolomini al Concilio de Basilea un sensacional efecto de perspectiva al situar los barcos al fondo de la composición, enlazando los caballeros con el espectador al dirigir sus miradas hacia el exterior. Los juegos de claroscuro indicarían un posible conocimiento de la pintura de Leonardo durante un viaje a Florencia.
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Hogarth es el mejor cronista de la sociedad de su tiempo, recogiendo en sus lienzos y estampas una sensacional muestra de la Inglaterra del siglo XVIII. En algunas obras se presenta como moralizante -véase La Mañana- y en otras como un mero reportero gráfico como en esta ocasión, donde nos presenta la partida de la Guardia Real para Finchley, eligiendo no el desfile -que se muestra ligeramente entre las construcciones, al fondo de la composición- sino el momento de la despedida en el que el artista puede mostrar con mayor acidez los comportamientos de su pueblo. Así en primer plano, contemplamos como dos mujeres embarazadas se disputan al apuesto soldado que las mira con cierta resignación; a su lado observamos al tamborilero perseguido por un mujer y un tierno infante mientras en la otra zona un soldado borracho caído en el suelo continúa bebiendo gracias a que un compañero le deja caer el licor en su boca, escena que es contemplada por una mujer con un crío a la espalda. Y en el centro de la composición observamos como un soldado se despide de una moza sin dudar a la hora de echar mano a sus pechos. Las mujeres en las ventanas o el robo al pastelero son algunas de las escenas que pueblan esta desenfadada estampa, realizada con una exquisita calidad técnica como observamos en el dibujo, los colores, los efectos atmosféricos o lumínicos, mostrando la influencia de Rembrandt en cuanto a los retratos de grupo y de la escuela veneciana en la iluminación.
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En 1490 los miembros de la Scuola de Santa Úrsula de Venecia encargan a Carpaccio la decoración al lienzo del edificio, realizando el maestro una importante serie de "tellari" dedicados a la vida de Santa Úrsula inspirada en "La Leyenda Dorada" de Santiago de la Vorágine. Siguiendo a Gentile Bellini, Carpaccio traslada la historia de la santa al mundo veneciano, incorporando notas propias tomadas de Antonello da Messina, Alvise Vivarini o Giovanni Bellini, creando un estilo cada vez más personal. La primera escena de la serie narra la partida de los embajadores, inspirada en el mundo veneciano tanto en las arquitecturas como en los ropajes y casi se podría decir que en los rostros o la iluminación. Carpaccio se interesa por la perspectiva a través de los diferentes planos empleados, creando un lugar de fuga con el arco de medio punto. La sensación atmosférica es un importante logro típico de la escuela que más tarde desarrollará Tiziano. El Regreso de los embajadores, el Sueño de Santa Ursula y El rey de Bretaña recibiendo a los embajadores ingleses completan la serie. La vida de santa Úrsula cuenta con cierto aspecto legendario. En el siglo IX se la hace hija de un rey de la isla de Bretaña, enviada a Europa para contraer matrimonio con un príncipe pagano. Tras una peregrinación a Roma con 11.000 vírgenes convertidas al cristianismo, llegó a la ciudad de Colonia, que estaba siendo asediada por los humos. Tras contemplar el martirio y la muerte de sus compañeras, recibió ella también el martirio tras negarse a casarse con el rey de los hunos. Los hechos se supone que ocurrieron en el siglo III, pero en la actualidad su nombre no aparece en el santoral oficial por los problemas históricos que presenta su biografía.