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Para sus escenas de café pintadas en los últimos años de la década de 1870 - Camarera o Café concierto - Manet realizó numerosos dibujos al natural entre los que destacan En el teatro, la Mujer tocando el piano o esta joven con sombrero. En todos ellos se admira la seguridad en los trazos del maestro, así como la perfecta aplicación de las sombras con el carboncillo. En estas obras existe un acercamiento de Manet a Degas, interesados ambos por mostrar la noche parisina, el ocio en la época que les tocó vivir.
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La aparición del dibujo de un Joven en la puerta realizado por Samuel van Hoogstraten sirve de base para atribuirle este lienzo que contemplamos, considerado habitualmente como una obra de Nicolaes Maes. Junto a este boceto debemos añadir su similitud con el Autorretrato con medalla y la Joven muchacha en la ventana por lo que existirían escasas dudas sobre su atribución. El joven proyecta sus manos hacia el espectador, siguiendo los trabajos de Rembrandt como el retrato de Agatha Bas. Las luces doradas crean un acentuado contraste que recuerda a Caravaggio, mientras que la pincelada rápida y amplia es tomada del maestro. Como especialista en escenas de género y retratos, encontramos tres buenas muestras del estilo de Van Hoogstraten.
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Debido al éxito obtenido con Guitarrista español en el Salón de 1861, Manet repitió la fórmula del hombre vestido a la española para esta obra, que fue enviada al Salón de 1863 junto a Desayuno en la hierba. Ambas fueron rechazadas, siendo exhibidas en el Salón des Refusés, de los Rechazados. Si su compañera recibió duras críticas en este foro, con esta imagen fueron más benevolentes, quizá por el interés que despertaba en Francia lo español desde el Romanticismo. Manet convenció a su hermano menor, Gustave, para que posara vestido de andaluz, empleando uno de los numerosos atuendos hispanos que tenía en su estudio. La figura se presenta a tamaño natural, recortada sobre un minúsculo fondo neutro, recurso muy habitual del artista en estas primeras obras. Emplea el negro puro - tono rechazado por los pintores académicos - y lo contrasta con el blanco, eliminando las tonalidades medias. Ésta sería una de las primeras influencias asimiladas de la estampa japonesa por Manet, estampa que se convertirá en motivo de inspiración para todos los miembros del Impresionismo. Las tonalidades oscuras predominantes son un claro reflejo de la atracción por la pintura del Barroco español, contemplada en sus numerosas visitas al Museo del Louvre para copiar cuadros por consejo de su maestro Couture: allí empezó su admiración por Velázquez y Goya. Pero no debemos olvidar la influencia de Courbet en cuanto al tratamiento realista de los temas, aunque los de éste sean menos costumbristas. En cuanto a la iluminación, existen ciertos aires del naturalismo tenebrista de Caravaggio. Resulta curioso el contraste entre algunas zonas muy dibujadas - el rostro o las manos - y el abocetamiento de otras, como la manta o el fondo.
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En abril de 1876 Renoir presenta quince lienzos a la segunda exposición de los impresionistas. Los críticos se vuelven a cebar con los jóvenes artistas que no dudan en continuar trabajando intensamente. Al tiempo que Renoir pinta escenas de gran tamaño, como Le Moulin de la Galette o El columpio, también hace escenas mas intimistas, como ésta que contemplamos. La joven juega con el gato en una habitación pintada en tonalidades verdes y decorada con una cenefa de flores. La muchacha viste una camisa blanca y se sienta en un sillón rojo por lo que el pintor crea un atractivo juego de contrastes muy admirados, entre otros, por Manet. La fuerte luz del sol penetra por la ventana de la izquierda y proyecta sombras coloreadas en la figura, una de las novedades introducidas por el impresionismo. También debemos advertir que la potente luz solar provoca un efecto atmosférico que aboceta y difumina los contornos, reforzando el aspecto intimista de la escena, en sintonía con los trabajos de Berthe Morisot. Las pinceladas son rápidas, cortas y empastadas, como si de un mosaico se tratara, sin renunciar el maestro al dibujo y el modelado, como bien observamos en la joven y el gato.Un boceto de esta pintura se puso a la venta en Sotheby´s de Londres en 1968, obteniendo un importante éxito de venta.
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Durero dibujó todo aquello que llamó su atención a su llegada a Venecia. Era un joven artista, que había recibido una sólida formación como artesano de la imagen en su Alemania natal. De allí pasó a Venecia, en plena efervescencia renacentista, crisol de culturas donde los alemanes, los españoles, los turcos tenían sus propias colonias donde mantenían sus costumbres. El pintor quedó maravillado antes las novedades y los exotismos. Una de las cosas que más le impresionó fueron los vestidos orientales y los aderezos de las cortesanas, totalmente extravagantes. Así, dibujó esta mujer, que probablemente fuera una esclava circasiana, con sus manos exhibiendo los pliegues y volantes de sus ropas, que al alemán le debían parecer absolutamente fantásticos.
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En el jardín de la casa alquilada por Berthe y su marido en Bougival la pintora realizó numerosas escenas entre las que destacan Eugène Manet y su hija y ésta que contemplamos, protagonizada también por la pequeña Julie, ahora en un segundo plano. La muchacha que cose en la sombra del árbol sobre el que se apoya sería una niñera. El abocetamiento es la característica más destacable de esta obra en donde los largos trazos dominan al dibujo, que se encuentra presente en menor medida. El aspecto fotográfico queda de manifiesto por la intimidad de la composición; la luz también tiene un papel destacado al jugar con dos zonas contrastadas, incidiendo directamente en el color. Con estos trabajos Morisot crea un estilo personal, tanto en la temática como en la técnica, siendo muy respetada por sus compañeros impresionistas.
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Durero había regresado hacía pocos años de su primer viaje por Venecia y en 1505 se marcha de nuevo. Allí su estilo se llena de color y calidez, como podemos apreciar en este retrato de una dama desconocida. Las características que podemos encontrar son la sensualidad, el idealismo y un nuevo manejo de la luz, que el artista aprendió de pintores como Bellini. El descubrimiento del claroscuro fue trascendental para Durero, que lo aplicará a partir de este momento de manera sistemática en sus grabados y dibujos como insrumento para introducir profundidad.En el caso de la pintura, el retrato hace gala de una sutil armonía de colores, reducidos a dos gamas tonales: el amarillo dorado que se extiende desde los cabellos rizados hasta el riquísimo vestido, y el negro, que cubre todo el fondo para destacar la figura y que encuentra un audaz eco en el lazo negro del vestido, los ojos de la muchacha y las cuentas que rodean el cuello.
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Durante los siete años que Toulouse-Lautrec vivió en la rue Fontaine, en compañía del doctor Bourges, sintió una especial admiración hacia su vecina Hélène Vary. Henri la fotografió en varias ocasiones para tomar esas instantáneas como modelo de sus obras. La bella joven aparece en un rígido perfil, recordando los retratos renacentistas, recortando su rostro ante un fondo neutro en cuya parte superior se insinúa el espacio. Viste traje oscuro, abotonado hasta el cuello, diferenciándose de los retratos de las divas de la noche parisina como La Goulue o Yvette Guilbert. La tristeza de la muchacha también ha sido interpretada de manera correcta por el pintor, interesándose siempre por la personalidad de sus modelos, aportando en algunas ocasiones cierta dosis de caricatura a sus retratos. La pincelada empleada por Henri es rápida y contundente, apreciándose los toques de pincel en el soporte, recordando al estilo de Degas, pintor impresionista que Lautrec admiraba profundamente.
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Balthus es el menos moderno de los pintores contemporáneos. No en balde el mismo afirmaba: "Mi pintura es de un mundo que ya no existe. (...) me siento desconcertado ante un mundo del que ya no entiendo nada". "Lo aprendí todo en los museos y en las iglesias. Cuando tenía 18 años (...) me fui a Italia y copié a Piero della Francesca -que mi padre consideraba el Cézanne de su época-, a Tiziano, a Masaccio. Estuve dos años y así aprendí el color, la composición". Su pintura fue evolucionando y luchando contra las tendencias de su tiempo, especialmente la abstracción. Utilizaría una técnica muy similar a los maestros del Renacimiento así como una unidad compositiva rigurosamente clásica, una estructura casi arquitectónica de las figuras y de la escena, lo que da como resultado un realismo frío. Le influyó profundamente el realismo de Courbet y desarrolló un estilo naturalista. La temática en los cuadros de Balthus es "la excusa. Lo que más me interesa son las imágenes reconocibles, el efecto pictórico que decía Braque. El contenido no interesa para nada". De su producción, quizá lo más conocido sean las escenas protagonizadas por adolescentes, "sin duda, la edad más bella e interesante. Encarnan el devenir, el ser antes de serlo, la belleza perfecta".
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Una de las razones por las que Van Gogh se trasladó a París en marzo de 1886 fue para perfeccionar su dibujo, preferentemente al copiar modelos vivos y figuras de yeso o escayola. Esa es la razón por la que se matriculó en el taller de Ferdinand Cormon - donde conocerá a Toulouse-Lautrec - poniéndose en contacto con el Impresionismo. Esta joven sentada desnuda debe corresponder a los meses que acudió al estudio. En ella apreciamos la seguridad y la fuerza de los trazos así como la perfecta ejecución de los volúmenes en diferentes planos, mostrándose como un artista académico.