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obra
En este relieve, realizado por F. Laurana y otros escultores, aparece Alfonso de Aragón bajo un dosel, que es elemento relacionado simbólicamente con la bóveda celeste y asociado al poder. Va en un carro, es decir, en triunfo: estas entradas triunfales suponían la plena legitimación de un príncipe, tienen su origen en la antigua Roma y el modelo más inmediato lo dio Petrarca que, a su vez, parece que se inspiró en el arco de Constantino.
obra
Sobresale la visita que Felipe III tuvo que realizar a Lisboa, en 1619, con motivo de su presentación en Cortes y la jura del príncipe de Asturias. Con motivo de la entrada del monarca en la ciudad se erigieron arcos triunfales que reflejaron la misma idea imperialista que, décadas antes, había animado los recibimientos a Carlos V en las ciudades europeas. Dioses de la mitología, como Neptuno o Cibeles, alegorías de la Religión o la Fortuna, referencias a héroes históricos y míticos, como Alejandro o Hércules, a la literatura clásica de Ovidio o Virgilio, también a Dante, salinos y textos bíblicos, armas y escudos, emblemas, pinturas, etcétera, conformaron un mensaje simbólico no menos manierista que las arquitecturas que lo sustentaban. Toda esta representación visual ensalzó a Felipe III como continuador de una política imperial que había que mantener. Pero estos discursos visuales tuvieron siempre un carácter oportunista y excesivamente adulador en las entradas triunfales, tal y como sucedió en este caso, pues muy pronto la exaltación de la monarquía austriaca se desvaneció con los brotes independentistas portugueses.
obra
El Arco de la Sangre es una construcción árabe que formaba parte de un conjunto amurallado y que permitía la comunicación con el Alficén. La capilla es una construcción árabe situada encima del arco. Tras la toma de Toledo por las tropas comandadas por Alfonso VI, la capilla fue cristianizada, dándole el nombre actual.
fuente
El ejército romano contaba entre sus tropas auxiliares con arqueros. Los arcos que empleaban eran de madera. Para la cuerda usaban tendones de animales. Las flechas, de madera, estaban rematadas con punta de hierro. Durante el período de la República de Roma, el ejército no contaba con arqueros en sus filas, hasta que Escipión, durante el cerco de Numancia, les incluyó en sus centurias. Parece ser que se situaban en la valla del propio cerco, alternándose con el resto de tropas, a fin de evitar la salida de los numantinos. En los restos de los campamentos romanos en torno a Numancia se han encontrado numerosas puntas de flecha, lo que indica la presencia de arqueros en la Guerra Celtibérica.
obra
La Alhambra fascinó desde el primer momento a Fortuny, interesándose por sus decoraciones en estuco y azulejo, sus arcos y bóvedas de mocárabes, realizando diversas acuarelas y dibujos donde la arquitectura decorativa se convierte en la protagonista como esta imagen que contemplamos, similar a la que encontramos en la Matanza de los abencerrajes o el Tribunal de la Alhambra. El exquisito dibujo que será una marca del pintor catalán aparece con su firmeza y seguridad características en este estudio, interesándose también por los detalles cromáticos de la decoración, resultando casi una fotografía. La importancia de la luz granadina no queda al margen para el maestro, considerándose la estancia en la ciudad andaluza vital para su acercamiento al luminismo que más tarde continuará Sorolla.
lugar
En el noroeste de la provincia de Cádiz se halla la villa de Arcos de la Frontera, acceso natural de la sierra de Grazalema e inicio de la ruta de los Pueblos Blancos. Bañada por el río Guadalete, su historia se remonta a tiempos paleolíticos. El lugar fue ocupado por romanos y musulmanes -con el nombre de Madinat Ar-kosch-, aunque la leyenda que recoge su escudo hace referencia a su fundación por el rey Brigo, nieto de Noé, recibiendo el nombre de Arcobrigan. Alfonso X conquista la villa definitivamente en 1264, convirtiéndose en una de las fortalezas de la frontera cristiana contra los musulmanes, de ahí su segundo nombre. Arcos fue el núcleo principal de las posesiones del marqués de Cádiz y primer duque de Arcos, Rodrigo Ponce de León, quedando vinculada al señorío hasta el siglo XVIII. Posteriormente pasará a la casa de Osuna. Al ser la capital del señorío, la ciudad tiene interesantes joyas artísticas, entre ellas su castillo, lo que le ha valido la declaración de Conjunto Monumental Histórico Artístico en 1962.
obra
El grupo de los impresionistas Monet, Pissarro, Sisley, Renoir, Boudin et Berhe Morisot crearon un conjunto coherente, decido a defender los principios de un arte nuevo. Las características de esta concepción de pintura, entonces revolucionaria, eran las siguientes: una visión clara, luminosidad y colorido que atacaban a los tonos oscuros y terrosos de los que habían abusado los maestros de la Escuela de Barbizon y los pintores académicos; el estudio atento de los efectos de la luz sobre los seres y las cosas; la fragmentación de la pincelada consiguiendo una mayor expresión con el fin de traducir mejor las vibraciones de la atmósfera; el trabajo sobre el natural, el "plein air", que sustituía las largas estancias en el "atelier". En fin, la elección de temas de la vida moderna como los espectáculos de la calle, los lugares elegantes y las escenas de placer, el teatro y el circo, los deportes, la animación de las estaciones de tren, los trabajos en el jardín, etc.