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obra
Fotografía cedida por la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo
monumento
Edificio del siglo XVIII y estilo neoclásico, está dedicado a la primera santa local, la carmelita María Antonia de Jesús. Se halla en la rúa Santa Clara. La construcción se inició en en 1758, por el arzobispo Raxoy y Losada, siendo el frontis finalizado en 1792. En la fachada, diseñada por José de los Santos, donde se encuentra una bella imagen de la Virgen del Carmen, atribuida a Gambino.
monumento
Los Canónigos Regulares del Espíritu Santo fueron los primeros ocupantes de este convento, en el que se dedicaban a recoger niños huérfanos. La iglesia es de una sola nave, cerrada por una capilla mayor cubierta por bóveda semiesférica. Al muro izquierdo se abre otra capilla, dividida en dos tramos que se cubren con bóveda de cañón con lunetos. En el interior nos encontramos con interesantes retablos y pinturas al óleo, en sintonía con las que adornan las demás paredes del templo. La torre es otra de las piezas más interesantes de este monumento, con sus tres cuerpos rematados por un chapitel piramidal. Pilastras flanquean la portada, finalizada en un frontón semicircular coronado por pináculos. El espacio del camarín se manifiesta al exterior en la cabecera de la iglesia. En la actualidad las Hermanas de la Cruz atienden el convento.
monumento
Iglesia conventual, levantada en el siglo XVI y de la que poco queda actualmente. La iglesia era de grandes dimensiones y llegó a ser muy concurrida en el pasado. Hoy sólo conserva una de las portadas del antiguo convento de Nuestra Señora del Rosario. Fue levantada en el siglo XVI a instancias de la ciudad y reedificada un siglo después. Su estructura es muy similar a la de la iglesia de la Consolación, salvo en la ubicación de la torre, situada en la cabecera. Destaca la Real Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, cuya capilla lateral comunicaba con la Calle Real a través de una reja exterior. Tras la desamortización de Mendizábal, el convento fue destinado a hospital de beneficencia y acogida de niños abandonados o huérfanos; a pesar de desaparecer ésta, su vinculación con los niños ha seguido vigente a través de una guardería pública municipal en el local del antiguo hospital. Tras los destrozos de la Guerra Civil, y ante el estado de ruina que presentaba el templo en la posguerra, en el año 1950 el obispado decidió trasladar el retablo mayor a la iglesia de San Francisco de Linares. El solar de la primitiva iglesia está ocupado hoy por viviendas particulares.