Estos edificios fueron realizados tomando las pautas diseñadas por Gaudí en el complejo general de la Colonia.
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obra
La fábrica es, sin lugar a dudas, la parte más importante de toda colonia industrial creada por Eusebi Güell, y la que le da razón de ser.
Personaje
Arquitecto
Escultor
Su carrera artística se desarrolla en Castilla y concretamente en la zona de Burgos, coincidiendo con los últimos coletazos del estilo gótico. Para esta localidad realiza las flechas que rematan el frontal de la catedral. También levanta la linterna sobre el crucero (posteriormente derrumbada) y comienza la construcción de la Cartuja de Miraflores.
Personaje
Arquitecto
Escultor
Como su padre, Juan de Colonia, la mayor parte de su actividad se concentra en Burgos desde la segunda mitad del siglo XV. Con el tiempo se convertiría en el miembro más importante de esta saga. Uno de sus primeros proyectos fue finalizar las obras de la Cartuja de Miraflores, que antaño había iniciado su padre. Siendo maestro mayor de la catedral de Burgos se hizo cargo de la capilla funerario del Condestable Pedro Fernández Velasco, donde realiza una asombrosa bóveda estrellada. Igual de prolífica fue su carrera como escultor, al responsabilizarse de la mayor parte de los encargos que se realizaron entonces. El hecho de que fuese contemporáneo de Gil de Silóe provocó ciertas confusiones entre la producción de ambos en más de una ocasión. De su legado también hay que destacar el sepulcro que realiza en Valladolid para fray Alonso de Burgos y un retablo (hoy desaparecido) que esculpió para la iglesia de San Pablo, en el que también colaboró su hijo Francisco.
contexto
Max Ernst y J. T. Baargeld, con la colaboración de Hans Arp, amigo del primero y emisario oficial de Dada, constituyen el núcleo dada en Colonia, fundado después de la Guerra y en el que colabora también otro grupo con un nombre muy significativo, Stupid.Arp ya había pasado por Zurich y los otros dos habían tenido actividades políticas; Baargeld fundó el partido comunista de Renania y editaba por entonces un periódico, "El Ventilador", con el fin de dar aire fresco a un ambiente enrarecido como era el de Colonia en estos años. El periódico resultaba tan subversivo en su ideología comunista que incluso los ingleses lo prohibieron. Como continuación, en 1920, Ernst y Paargeld publicaron, con la colaboración temporal de Arp, otra revista bilingüe, "Die Schammade", bajó el lema "Despertad, diletantes".Los tres juntos realizaron una serie de obras a las que denominaron Fatagaga (Fabrication de tableaux garantis gazométriques). Se trataba de collages sin preparación previa, en su mayor parte, en las que el azar jugaba el papel primordial. Para promoverlos fundaron una sociedad, la Central W/3 y una revista para darlas a conocer, "Dada W/3". Con esta actividad común Fatagaga los dadaístas de Colonia atacaban una de las bases más firmes del arte occidental desde el Renacimiento italiano y más aún a partir del Romanticismo: la autoría de las obras y el culto a la personalidad del artista. También aquí se muestran destructores con el orden establecido de un modo semejante a lo que, con mayor violencia, habían escrito Grosz y Heartfield: "El título de artista es una ofensa. La denominación de arte es una anulación del equilibrio humano. La divinización del artista es equivalente a la autodivinización".Al mismo tiempo cada uno siguió haciendo obras personales: Arp, como en Zurich, componía obras abstractas a partir de cartones recortados y pintados de colores; Baargeld comenzaba a incluir objetos en sus cuadros y Ernst fabricaba imágenes con recortes de ilustraciones de catálogos científicos o de grabados del siglo XIX, en los que intervenía, transformándolos en visiones fantásticas y provocativas de un mundo mágico que hace pensar ya en el surrealismo. Lo mismo que sus cuadros, realizados también a base de asociaciones de objetos o de seres que, aparentemente -lógicamente- no tienen nada que ver entre sí, como el Elefante de las Célebes (1921, Londres, col. particular), en el cual la asociación de formas que evocan tanto una aspiradora como un elefante, un toro, una mujer, etcétera, consigue construir una realidad inquietante.El acontecimiento más sonado de Dada en Colonia tuvo lugar en la primavera de 1920. Fue la exposición sorpresa Principio de la primavera Dada, que realizaron en el patio de la cervecería Winter, y a la que se entraba, previo pago, por los retretes. Allí había de todo, desde un grabado de Durero que escandalizó al público y supuso una denuncia por inmoralidad, hasta una niña diciendo obscenidades con su traje de primera comunión mientras recibía a los visitantes; Baargeld exponía su Fluidoskeptrik, un acuario con líquido rojo en el que flotaba una peluca de mujer, y Max Ernst fotomontajes escandalosos. Además, había toda clase de objetos inútiles, como la Tabla de huevos de Arp (Lieja, col. particular) o provocadores, incluida un hacha para que los visitantes ofendidos pudieran destruir alguna obra, como un leño firmado por Ernst. Con esto quedaba claro otro de los principios de Dada: la nueva relación que se podía establecer entre el público y las obras. Con el tronco de madera y el hacha se brindaba al espectador la posibilidad de pasar a la acción. La policía, como era habitual, cerró la exposición y algunas de las piezas se expusieron después en la Primera feria internacional dada de Berlín.
contexto
A lo largo del siglo XIX, los europeos continuaron expandiéndose por Asia y África. Grandes extensiones fueron conquistadas directamente, sometidas a la administración de algún país europeo o quedaron bajo su control económico. La fase de conquista arbitraria fue sustituida a finales del siglo por una organización y desarrollo metódicos llevadas a cabo por los Estados que, frecuentemente, tuvieron intereses contrarios. Tratados y convenciones, en los que normalmente pesó la ley del más fuerte, obligaron a las potencias coloniales a respetarse recíprocamente los derechos de soberanía. En África, los europeos se encontraron con formas de organización débiles y éstas no resistieron. A finales de siglo, quedaron dos Estados indígenas: Marruecos y Abisinia; una república negra de reciente creación, Liberia, dos repúblicas independientes de colonos blancos, Transvaal y Orange, y dos Estados vasallos del imperio otomano, Trípoli y Cirenaica. Pero aun estos países independientes se vieron involucrados enseguida en nuevos intentos de conquista llevados a cabo por países europeos. En Asia, el problema colonial se planteó de forma distinta. Los países occidentales se encontraron frecuentemente con antiguas culturas, que habían establecido un orden social con tradiciones de gran arraigo y capaces de organizarse. En mayor o menor medida, se resistieron a la colonización. Era evidente que, a pesar de su desmayo, hacer de China una colonia resultaba imposible. Tampoco China aceptó fácilmente la presencia europea en lo que consideraba su área de influencia. Los europeos, y singularmente Inglaterra, cuando no pudieron crear colonias al estilo africano, buscaron fórmulas para obtener beneficios económicos que no implicaran la soberanía del territorio. Japón no sólo no fue colonizado sino que pasó a ser una potencia más en el concierto internacional y sus aspiraciones de expansión, en competencia con los occidentales y China, se centraron en el propio continente asiático. Los conflictos a que dio lugar esta situación no se solventaron hasta finales de la década de los cuarenta del siglo XX, después de la II Guerra Mundial y aún no se resolvió el problema de Corea.
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Proceso paralelo al de la decadencia otomana fue la penetración de las potencias europeas en las regiones de dominio religioso islámico. Francia ocupó Argelia en 1830 con la excusa de acabar con la piratería en el Mediterráneo; Tunicia se convirtió en protectorado (Tratado del Bardo, 1881) debido a las deudas de su bey. También motivos económicos estuvieron en el origen de la entrada británica y francesa en Egipto, pues los ingentes gastos que conllevaba la modernización del país -mejoras agrarias, hidráulicas y ferroviarias, construcción del Canal de Suez- provocaron su entrada en la órbita económica de París y Londres, el establecimiento de un condominio anglo-egipcio en Sudán y la conversión de Egipto en protectorado (1914). Otra posesión otomana, Trípoli, cayó en manos italianas (1912), mientras que Marruecos acabó siendo un protectorado dirigido por españoles y franceses (1912). Ambas naciones continuaron su expansión por el Magreb: Francia ocupó Mauritania (1905-34) y España el Sahara Occidental (1904-34). La colonización británica de Somalia se inició en 1884, aunque el territorio fue repartido con franceses e italianos; en 1960, finalmente, Gran Bretaña concedió la independencia a su parte, a la que se que perteneció a Italia. En 1977 logró la independencia la porción francesa, pasando a llamarse República de Djibouti. En Oriente Medio, las posesiones otomanas fueron repartidas franceses y británicos. Los primeros recibieron Siria y Líbano, mientras que a los británicos les correspondió Palestina, Transjordania e Iraq. En Palestina la declaración Balfour (1917) estableció el asentamiento de colonos judíos para la creación del estado de Israel, siendo Jerusalén ocupada por los británicos. Transjordania e Iraq recibieron como soberanos a Abdulla y Fayusal, hijos del gran jerife o autoridad de La Meca. Por otra parte, en Persia se asentaron británicos y rusos. Los repartos producidos sobre el antiguo territorio otomano tras la I Guerra Mundial establecieron la creación de un estado kurdo, lo que no llegó a producirse y sí, en cambio, el reparto del territorio entre Iraq, Irán, Turquía, Siria y la Unión Soviética. El resultado es un conflicto permanente y aún no resuelto, en el que se han producido ejecuciones y represión en masa y deportación de poblaciones. Por otra parte, el protectorado británico en Adén (1839) finalmente se disolvió (1925) cuando Adb al-Aziz ibn Saud se hizo con el poder y se proclamó rey de Arabia.
contexto
Las realizaciones de la Dinastía XII en este terreno fueron inmensas, pero la mayor y más duradera, sin duda, la colonización del Fayum. Este oasis está regado por un brazo del Nilo, el Bahr Yusuf, que se separa del cauce principal cerca de Deirut -y por tanto, cerca también de Tell el-Amarna, capital en tiempos de Amenofis IV- y después de realizar un largo recorrido paralelo al del curso del Nilo, atraviesa la Cordillera Occidental, en las proximidades de Illahun, y desciende a la depresión del Fayum. Una vez aquí, desemboca en el Birket Karun, el antiguo lago Moeris de Heródoto (del egipcio mer-wer, gran lago), mucho más extenso en la Antigüedad que en el presente. Las diferencias de cotas constituyen un rasgo dominante en el paisaje, v.gr.: la superficie actual del lago, según datos del año 1931, se encuentra a 45 metros bajo el nivel del mar. Su profundidad es de ocho metros. La ciudad de Illahun se halla a unos 26 metros sobre el nivel del mar, con lo que resulta que la cota más baja del Fayum, que es el fondo del lago, viene a encontrarse a unos 79 metros por debajo del nivel del valle del Nilo. Aunque poblado ya durante el Imperio Antiguo, e incluso en época prehistórica, el Fayum no fue sistemáticamente colonizado y convertido en una de las comarcas más feraces de la tierra, hasta que la Dinastía XII emprendió las grandes obras de ingeniería que permitieron multiplicar la superficie cultivable. Heródoto no salía de su asombro ante la magnitud de aquella empresa. La capital del distrito, situada en la ribera del lago, tenía un nombre que el historiador traduce a su lengua como Krokodeilon polis, la Ciudad de los cocodrilos (la actual Medinet el-Fayum), en honor del rey de los saurios, que era objeto de culto en la localidad. Cuando Amenemhet III decidió dar el impulso definitivo a esta obra de colonización, la superficie cultivable se reducía al delta del Bhar Yusuf, en las proximidades de la capital. Para que el resto, que eran inmensos pantanos, se convirtiese en tierras de labor era menester regular tanto las entradas de agua como el drenaje de los terrenos, y aquí fue donde los técnicos de Amenemhet III realizaron una obra de ingeniería de canales que causaba el asombro del mundo antiguo. Gracias a obras como ésta, aún en tiempos de Roma, Egipto era el primer productor de alimentos de todo el Imperio Romano, y por tanto, el gobierno (la prefectura) de Egipto, el cargo político más importante fuera de Italia. Satisfecho de haber coronado con éxito aquella empresa tan descomunal, Amenemhet III quiso erigir allí, en Hawara, el lugar de su eterno reposo, para lo cual no tuvo reparo en abandonar la tumba que tenía dispuesta en Dahsur. La posteridad, respetuosa con su memoria, lo veneró como a un dios hasta el final de la historia de Egipto. La escasez de obras edilicias del Imperio Medio se debe a la renovación o reconstrucción de las mismas en épocas posteriores. Sólo las muchas referencias a fundaciones de monumentos, donaciones y obras de extracción y búsqueda de materiales de construcción y decoración, tanto en el país como fuera del mismo, suplen en parte aquella deficiencia. Así, hay constancia de que Amenemhet I promueve la extracción de diorita en las canteras de Toshke, y de piedras duras, en general, en las del Wadi Hammamat; de que Sesostris I envía varias expediciones a las canteras de Wadi el-Hudi y de Assuán, extrae bloques de alabastro de Hatnub y en un momento dado, reúne 17.000 hombres en el Wadi Hammamat para extraer piedra para 60 esfinges y 150 estatuas. Gracias a la Dinastía XII, el dios Amón, cuyo nombre entra en el de Amenemhet, sigue su marcha ascendente hacia la cima del panteón tebano a expensas de Montu, a quien la Dinastía XI había reservado aquel puesto de honor. No quiere ello decir que éste se viese execrado; antes al contrario, fue objeto de grandes mercedes; pero con todo, hubo de ceder el mando a Amón, cuyo santuario de Karnak asumió el papel de centro religioso del país. Otros santuarios -en Menfis, Koptos, Abydos, Dendera, etc.- fueron objeto de atención por parte de los reyes. Sesostris I inauguró un santuario en el extranjero: el de Hathor, en Serabit el-Khadim, en el Sinaí, donde había un magnífico yacimiento de turquesas, explotado por Egipto desde entonces. A su patronazgo se debe asimismo la erección en Heliópolis de una pareja de obeliscos, uno de los cuales (hoy en la vecindad del aeropuerto) no sólo tiene el mérito de conservarse en pie, sino de ser el más antiguo de los obeliscos monolíticos de que hay constancia. La protección dispensada a Heliópolis es reveladora de que a pesar de todas sus simpatías por Tebas, los faraones de la XII Dinastía se percataban de que el centro de gravedad del país se hallaba más al norte, y de que el buen sentido aconsejaba implantar la capital del Egipto unificado a corta distancia de Menfis. Y así lo hicieron, en Licht, a medio camino entre Menfis y Hawara, a la entrada del Fayum. Justamente en esta zona, donde está situada la pirámide de Sesostris II, se encuentra la correspondiente ciudad-pirámide de Kahun, única ciudad excavada con amplitud en el Egipto antiguo.
contexto
Franceses e ingleses intentaron varias veces establecer colonias en América durante el siglo XVI, sin conseguirlo. En la centuria siguiente lo lograron plenamente, con claves importantes en Norteamérica, como la Nueva Francia y las Trece Colonias. Fundaron, además, colonias en el Caribe, donde encontraron otros rivales, los holandeses. El Mar Caribe se volvió durante dicha centuria en el punto de encuentro de los contrabandistas, bucaneros y filibusteros de todos los países de Europa occidental, configurando así su carácter internacional.