Distribución geográfica del arte rupestre peninsular

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Datos principales


Desarrollo


En el arte rupestre peninsular encontramos dos grandes focos, que se corresponden con diferentes momentos cronológicos y estilos: el arte paleolítico cantábrico y el arte neolítico levantino. En la cornisa cantábrica, entre los Pirineos y Finisterre, se distribuye la mayor parte de arte paleolítico, realizado entre los años 30000 y 8000 a.C. En el País Vasco destacan las cuevas de Altxerri, en Guipúzcoa, y de Santimamiñe, en Vizcaya. Cantabria tiene un amplio catálogo de yacimientos, encabezado por Altamira. El foco de El Castillo en Puente Viesgo también es de gran importancia. En la localidad asturiana de Ribadesella se halla la cueva de Tito Bustillo. El arte rupestre mediterráneo o levantino se desarrolla entre Huesca y Almería, fechándose entre el VI y el III Milenio a.C. Los abrigos de la Roca dels Moros, en Cogul, y de Ermites de la Sierra de la Pietat son los yacimientos más importantes de Cataluña. En la provincia de Teruel se han hallado significativas muestras: Prado del Navazo, en Albarracín; Cañada del Marco, en Alcaine; o Charco del Agua Amarga, en Alcañiz. La Comunidad Valenciana también cuenta con un amplio catálogo, destacando el famoso Barranco de la Valltorta, el abrigo de la Sarga, en Alcoy, o la Cueva de la Araña, en Bicorp. Albacete es una provincia con un buen número de yacimientos. Entre ellos destacan los de Minateda, en Hellín, y la Solana de las Covachas, en Nerpio. Finalmente, en Andalucía destacan los sitios de Cañada de la Cruz y la Tabla de Pochico, en la provincia de Jaén, y la Cama del Pastor, en Almería.

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