Albarracín
Localización
Desarrollo
Esta bella ciudad turolense está emplazada en el istmo y la península formada por el río Guadalaviar, rodeándose por un profundo tajo que sirve de defensa. Las raíces de esta población se remontan a la Prehistoria. Un buen ejemplo lo encontramos en las pinturas rupestres del abrigo de Prado del Navazo , que se encuentra en la zona denominada del Rodeno. También se han hallado numerosos vestigios de castros celtas sobre los que posteriormente se asentaron los romanos que ocuparon la zona. La invasión musulmana del siglo VIII traerá la fundación de la ciudad, gracias a un tribu de origen berberisco, los Ibn-Racin, dando nombre a la población. La caída del califato de Córdoba supondrá la creación de un reino en Albarracín, un reino que duró apenas cien años, cuya corona portaron tres monarcas. La invasión almorávide del siglo XII provoca que la ciudad pase a depender del reino de Valencia. El castillo amparaba a la población desde el siglo X, contando con una muralla defensiva que la hacía más inexpugnable. Albarracín comienza una curiosa etapa como señorío independiente en manos de la familia Ruíz de Azagra, gracias al acuerdo entre el rey valenciano y Sancho el Fuerte de Navarra firmado en 1170. La independencia de Albarracín se mantendrá hasta 1300, una independencia incluso eclesiástica al crearse un obispado dependiente directamente de Toledo. Será ésta una etapa de prosperidad gracias a la ganadería, la industria de la lana y el comercio.
En 1285 el rey Pedro III conquista la plaza fuerte para el reino aragonés, si bien quedaría bajo la influencia de los Azagra hasta bien entrado el siglo XVI. La centuria siguiente traerá la decadencia a la villa, crisis que aumentará tras la Guerra de la Independencia. Albarracín tiene una amplia nómina de monumentos entre los que destacan la catedral, la iglesia de Santa María, el Palacio Episcopal, algunos palacios señoriales y algunas casas populares, sin olvidar la Plaza Mayor. El trazado de las calles de la ciudad, adaptado a la topografía del terreno la hacen única. Gracias a esta originalidad obtuvo en 1961 la declaración de Conjunto Nacional Histórico Artístico.
En 1285 el rey Pedro III conquista la plaza fuerte para el reino aragonés, si bien quedaría bajo la influencia de los Azagra hasta bien entrado el siglo XVI. La centuria siguiente traerá la decadencia a la villa, crisis que aumentará tras la Guerra de la Independencia. Albarracín tiene una amplia nómina de monumentos entre los que destacan la catedral, la iglesia de Santa María, el Palacio Episcopal, algunos palacios señoriales y algunas casas populares, sin olvidar la Plaza Mayor. El trazado de las calles de la ciudad, adaptado a la topografía del terreno la hacen única. Gracias a esta originalidad obtuvo en 1961 la declaración de Conjunto Nacional Histórico Artístico.