Arbol de los cuervos

Este recuerdo de la muerte es una de las principales obras de Friedrich, quien en 1822 había alcanzado su plena madurez. Su motivo central es una vieja encina, con sus ramas muertas o rotas, recortadas frente a un colorido atardecer. Los árboles jugaron un papel destacado en la obra del artista, quien realizó numerosos estudios

Estudios de roble

Se trata de un estudio a lápiz realizado por Friedrich en la primavera de 1809, en Neubrandenburg, en dos diferentes momentos. Recoge un roble y unas ramas, que más adelante formarían parte de alguna de sus obras. Se conserva hoy en la Staatsgalerie de Stuttgart.

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del natural, a veces asociados, como en este caso, a túmulos

Dos dólmenes cerca de Gützkow y ramas

Este estudio de 1802 sirvió de base a Friedrich para realizar el Túmulo megalítico en la nieve, cinco años más tarde. Se halla en el Wallraf-Richartz-Museum de Colonia.

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; ya fueran sauces, álamos, encinas, robles o castaños, sus figuras individualizadas pueblan sus lienzos y sepias, hasta el punto de constituir el motivo principal en obras como Paisaje con un árbol solitario

Paisaje con un árbol solitario

Pintado por Friedrich en 1822 como pareja de Luna saliendo sobre el mar, este óleo forma, junto con aquélla, un ciclo sobre los momentos del día: mañana y anochecer. La encina, en torno a la cual se estructura toda la obra, procede de un dibujo de 1806. La obra destaca por sus características compositivas, con la habitual sucesión de planos, y por el empleo del color local. Simboliza la vida terrenal.

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o Roble en la nieve

Roble en la nieve

Junto a Roble en la nieve, de Berlín, es el testimonio del interés de Friedrich, hacia 1828-29, por el tema del árbol, significativamente el roble, solitario. Prescinde ya, pues, del paisaje abierto para hacer de un elemento aparentemente ordinario el centro de la composición y el tema único.

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. Éste, en concreto, procede de un dibujo de 1809, realizado en Neubrandenburg con motivo del viaje que hizo a su patria poco antes de la muerte de su padre; otros dibujos aprovechados datan de 1808 y 1809. A la izquierda, en la lejanía, se distinguen los acantilados cretáceos de Arkona en la isla de Rügen. El roble se asienta sobre un túmulo, un Hünengrab, es decir, un "túmulo Huno", como se llamaban en la época - en alusión legendaria al belicoso pueblo asiático - tal y como consta en una inscripción en la parte posterior del lienzo; es símbolo pagano, de la fugacidad de la propia individualidad humana. A las ramas se aproximan algunas cornejas, aves de mal agüero, mensajeras de la muerte. La encina se abre fuera del límite del lienzo, hacia arriba y la izquierda, dejando espacio visible hacia el fondo. La encina posee un concreto significado cristiano, invertido en esta ocasión por Friedrich a su sentido negativo; según San Judas, los caídos en herejía son " árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz".