Paisaje Bohemio

En 1810, o lo más tarde en 1811, Friedrich realizó tres paisajes de Bohemia de similares formato y características. Dos de ellos, este Paisaje con el Milleschauer y Paisaje de Bohemia

Paisaje de Bohemia

Entre 1810 y 1811 Friedrich pintó dos paisajes de Bohemia procedentes de dibujos del periodo 1807-1809; el otro es el Paisaje de Bohemia (con el Milleschauer), con el que éste formaba pareja. Fuera de todo drama, es un paisaje sereno y armonioso, casi perfecto en su recreación de la naturaleza.

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, fueron concebidos como pareja, y como tales adquiridos por el conde Franz Anton von Thun-Hohenstein para su castillo de Tetschen, al que también fue destinado el conocido Altar

La cruz en la montaña

A poco de comenzar a trabajar al óleo, Friedrich sorprendió al público con esta obra que, a pesar del título -Altar de Tetschen-, nunca llegó a ser situada en una capilla. Fue comprada por los condes de Thun-Hohenstein para su castillo de Tetschen en Bohemia en 1808. Suscitó la que se conoce como la "querella Ramdohr", por el nombre del personaje que vertió las primeras grandes críticas a la obra de Friedrich, y señaló la ruptura definitiva con el arte clasicista en todos los órdenes de perspectiva, color, encuadre y contenido alegórico.

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. El tercero, 'Paisaje con lago', engrosó la colección del duque Karl August de Sajonia-Weimar merced a los buenos oficios de Goethe. Esta obra reproduce una vista del Milleschauer al sur de Teplitz con precisión fotográfica, según un estudio que Friedrich había realizado durante su primera visita en el verano de 1807. Como si de un descanso tras su Monje en la orilla del mar

Monje en la orilla del mar

Con esta obra de 1809-10, Friedrich rompía de manera radical con el clasicismo en el paisaje. Su "abstracción" acentúa el contraste entre la falta de expresión sensible y su poder conceptual, simbólico. Se trata de una reflexión sobre la muerte y la nimiedad del hombre ante Dios y la naturaleza. A pesar de abrirle el camino a la Academia de Berlín y la corte prusiana, fue una obra incomprendida en su época.

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se tratara, Friedrich recrea una serena y apacible atmósfera cediendo a ciertos principios del paisaje clásico. Un elemento característico de los primeros paisajes de Friedrich es el camino que, desde el primer término, nos lleva hacia el horizonte serpenteando entre las suaves colinas; también hacia una casa que mantiene humeante su chimenea. Este mismo camino aparece, en 1830, en Ruina de Eldena en el Riesengebirge

Ruina de Eldena en el Riesengebirge

Friedrich, sumamente convencido de que el pintor debía pintar su visión interior ante la realidad, realizó este paisaje fantástico en 1834, situando el monasterio de Eldena en pleno Riesengebirge. Es un ejemplo manifiesto del gusto del pintor por combinar elementos tomados de diferentes lugares y momentos, por muy alejados entre sí que estuvieran.

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. En el centro de la simétrica composición, entre los dos picos (el de la derecha ha sido aguzado por Friedrich respecto a la realidad en aras de este equilibrio), se alzan las torres de un castillo, apenas visible en la luz de la mañana. Por contraste, el 'Paisaje de Bohemia', representa la luz del atardecer.