HISPANIA ROMANA
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Datos principales
Desarrollo
1.La Hispania republicana . Conquista romana y resistencia indígena . Hispania en el conflicto la II Guerra Púnica . Los pueblos de Hispania ante Roma y Cartago . Cartago y la Península Ibérica . Los preparativos de la Guerra por Aníbal . La toma de Sagunto por Aníbal y su significado . La II Guerra Púnica en Hispania . El fin de la Guerra en Hispania . Consecuencias de la II Guerra Púnica en Hispania . Métodos de control y de ampliación de la conquista . Guerras Celtibérico-Lusitanas . Las llamadas Guerras Celtibéricas . Las Guerras lusitanas . La conquista de Baleares . La crisis del dominio romano a fines del siglo II a.C. . El episodio de la Guerra Sertoriana . Hispania, hacia las guerras entre César y Pompeyo . Hispania, escenario de la Guerra Civil . La administración de los territorios conquistados . Las provincias de Hispania . El gobernador provincial . El gobernador y los publicanos . El ejército romano y los hispanos .
La administración local . Modificaciones del poblamiento . Organización interna de las ciudades privilegiadas . Las ciudades no privilegiadas . Economía de la Hispania republicana . El sector recolector . El sector agropecuario . La ganadería . El sector minero . Los mineros . La sociedad en la Hispania republicana . Ciudadanos romanos y latinos . Emigración itálica . Ciudadanía y rangos . Libres, federados y dediticios . La población dependiente: la Hispania ibérica . La Hispania céltica . Roma y la esclavitud de Hispania . Religión y cultura . Sincretismo religioso . El destino de los santuarios prerromanos . La difusión de la religión romana . La cultura de la Hispania republicana . Latinización . Bibliografía de la Hispania republicana. 2.El Alto Imperio en la P. Ibérica . Conquista y administración imperial . Las guerras contra astures y cántabros .
El marco administrativo . Las reformas de Augusto . La nueva división de Hispania . Otras reformas . Las modificaciones posteriores . La anarquía militar . La urbanización . El programa de Augusto . Nuevas colonias . El norte de España . Urbanización durante la dinastía Julio-Claudia . El edicto de Latinidad de Vespasiano . Las leyes municipales . La administración de la ciudad . Organización censitaria . Transformaciones urbanas . Programa urbanístico . El foro . Construcciones para el ocio y la higiene . La organización económica . La población . Las transformaciones agrarias . La villa y la producción agrícola-ganadera . Pesca y salazones . Explotaciones mineras . Formas de propiedad . Actividades artesanales . Comercio . Rutas Navegables y moneda . La producción hispana . La sociedad .
La ciudadanía romana . Ordenes y plebe . Los esclavos . Los libertos en Hispania . Pervivencias de la sociedad indígena . Religión y cultura . La religión romana . Asimilación . Culto al emperador . Cultos mistéricos . El cristianismo . La latinización . Bibliografía de la Hispania altoimperial. 3.El Bajo Imperio en la P. Ibérica . Marco político de Hispania durante el Bajo Imperio . Hispania en la sucesión imperial . Hispania y los acontecimientos políticos del siglo V . División territorial y administrativa de Hispania . Provincias, diócesis y prefecturas . Los cargos administrativos y sus competencias . El ejército hispano durante el Bajo Imperio . El supuesto limes de Hispania . Economía y sociedad . Política monetaria . La ciudad bajoimperial . El mundo rural en la Hispania bajoimperial . Los grandes dominios . Los posessores .
La minería en la Hispania bajoimperial . Administración de las minas . Artesanado y comercio . Actitud de los hispanos ante las invasiones . Bárbaros y bagaudas . El cristianismo en la Hispania bajoimperial . Primeros testimonios del cristianismo hispano . Las Actas de los mártires . Restos arqueológicos del cristianismo hispano . El Concilio de Elvira . Diversidad social de los cristianos . Castigos para idólatras y fornicadores . Iglesia oficial y sectas . Poder económico y social de la Iglesia en Hispania . Beneficencia, caridad e iglesia . Las sectas en Hispania . El priscilianismo . La Iglesia ante el fin del Imperio romano . Bibliografía de la Hispania bajoimperial.
La Hispania republicana
El pasado de la Hispania republicana romana equivale al de doscientos intensos años llenos de acontecimientos que culminaron con el sometimiento de casi todos los pueblos de la Península Ibérica al poder de Roma.
Más información Conquista romana y resistencia indígena
El período que media entre las últimas décadas del siglo III a. C. y el inicio del gobierno del emperador Augusto a raíz del resultado de la batalla de Accio, en el año 30 a. C., corresponde a una parte de la historia de la República romana y al sometimiento de gran parte de la Península Ibérica a Roma.
Más información Hispania en el conflicto la II Guerra Púnica
Los acontecimientos militares de la II Guerra Púnica tienen lugar entre los años 218-204 a. C. En ella se verán inmersas gran parte de las poblaciones de la Península Ibérica.
Más información Los pueblos de Hispania ante Roma y Cartago
Gran parte de los pueblos ibéricos del Este y Sur peninsular o habían pasado o estaban en fase de superar el nivel de organización de aldeas; la arqueología espacial viene constatando que existían algunos grandes núcleos urbanos, capaces de servir de centros político-administrativos de territorios de ciudades.
Más información Cartago y la Península Ibérica
Además de la necesidad de pagar la deuda militar a Roma, una rebelión local de mercenenarios fue el factor que contribuyó para que triunfara la tesis de los defensores de extender el dominio de Cartago por el sur de la Península Ibérica. El general enviado por Cartago fue Amilcar.
Más información Los preparativos de la Guerra por Aníbal
La política cartaginesa sobre los territorios controlados en Hispania no se modificó en sus líneas fundamentales con la sucesión de Asdrúbal por Aníbal. Este introduce la novedad de la estrategia global destinada al asalto de Italia.
Más información La toma de Sagunto por Aníbal y su significado
La toma de Sagunto por Aníbal supuso el comienzo de la II Guerra Púnica en tre Roma y Cartago. Ambas potencias comenzaron a hacer los preparativos para lo que sería un encuentro frontal de las mismas. A raíz de este acontecimiento, Roma crea dos cuerpos de ejército: el cónsul T. Sempronio Longo debía partir el 218 a Sicilia y, desde allí, pasar a Cartago, mientras el otro cónsul, P. Cornelio Escipión, debía dirigirse a Marsella y, desde allí, a la Península Ibérica.
Más información La II Guerra Púnica en Hispania
La defensa cartaginesa de Hispania dependía de dos grandes ejércitos: uno de cerca de 15.000 hombres, mandado por Asdrúbal, defendía los territorios del sur del Ebro, mientras Hanón con un ejército de unos 10.000 infantes y 1.000 jinetes defendía los territorios del norte del Ebro. Ambos disponían de un gran contingente de naves que reforzaban la defensa costera.
Más información El fin de la Guerra en Hispania
Puesto al frente de las tropas de Hispania, P. Cornelio Escipión dedica el año 210 a.C. a reorganizar los restos del ejército romano y a buscarse el mayor apoyo posible de los jefes indígenas. El 209 a.C. toma Cartagena asaltando la ciudad por el punto más débil del estero en un momento de marea baja. La toma de Cartagena es el principio del fin del ejército cartaginés de España y de Italia.
Más información Consecuencias de la II Guerra Púnica en Hispania
Además de las consecuencias evidentes como resultado de la expulsión de los cartagineses y de pasar Hispania a la dependencia política de Roma así como de todas las comunes a cualquier etapa de enfrentamientos armados (pérdida de vidas humanas, botín de guerra obtenido por el vencedor, etc.), la derrota cartaginesa conllevó otras que también afectaron profundamente a la población de la Península.
Más información Métodos de control y de ampliación de la conquista
En la primera mitad del siglo II a.C. se dan los primeros pasos de lo que será la implantación del nuevo modelo administrativo romano. En primer lugar, se encuentra la administración provincial y la definición de las competencias de los gobernadores provinciales; para mitigar los efectos de tal administración, se comienza a aplicar el régimen de patronato. En segundo lugar, se dan los primeros pasos en el desarrollo del régimen de ciudades.
Más información Guerras Celtibérico-Lusitanas
A mediados del siglo lI a. C, el Senado romano se encontraba dominado por el sector que mantenía una política de defensa del más duro imperialismo. En ese marco político, hay que comprender el conjunto de acontecimientos que terminaron con el sometimiento de celtíberos, vacceos y lusitanos.
Más información Las llamadas Guerras Celtibéricas
El año 134, Escipión, después de someter a un duro y largo entrenamiento a sus tropas, procedió al cerco completo de Numancia con obras combinadas de campamentos y fortificaciones que impedían cualquier acceso a la ciudad incluso por el río. Se calcula que se empleó en el cerco de Numancia a unos 20.000 hombres. Tras un largo asedio, la ciudad fue rendida por el hambre.
Más información Las Guerras lusitanas
La primera realidad histórica que conviene despejar reside en la comprobación de que las Guerras Lusitanas sólo alcanzaron el escenario propiamente lusitano en los últimos enfrentamientos, a partir de finales del 139 a.C., año de la muerte de Viriato. Hasta esa fecha, las batallas se plantean entre lusitanos y sus aliados contra los romanos en diversos lugares del Sur peninsular.
Más información La conquista de Baleares
El pretexto para la anexión de las islas residía en la acusación de que servían para refugio de piratas que estaban obstaculizando el comercio por el Mediterráneo occidental. A su vez, Roma había desplazado muchas tropas de Italia durante las guerras contra celtíberos y lusitanos y el Estado no disponía de tierras suficientes en Italia para distribuir a los soldados veteranos que pretendía licenciar.
Más información La crisis del dominio romano a fines del siglo II a.C.
Algunas poblaciones de Hispania se rebelaron contra el dominio romano. Contamos con noticias sobre enfrentamientos del ejército romano con celtíberos y lusitanos en diversos momentos de los años 114-93 a.C.
Más información El episodio de la Guerra Sertoriana
El año 80, Sertorio, enemigo de Sila, vuelve a la Península Ibérica contando con la alianza incondicional de los lusitanos. En breve, se convierte en el refugio de muchos populares huidos de la persecución silana. Ahora bien, como le sucedió a Aníbal y a otros grandes generales, sus éxitos fueron empañados por la torpeza de sus lugartenientes.
Más información Hispania, hacia las guerras entre César y Pompeyo
El año 53, el Senado nombra a Pompeyo cónsul único, consul sine collega, poniéndose así bajo su protección. La respuesta de César fue dirigir su ejército victorioso hacia la ciudad de Roma, de la que escaparon a toda prisa muchos senadores y el propio Pompeyo. Había comenzado la guerra civil.
Más información Hispania, escenario de la Guerra Civil
Tanto los romano-itálicos que se habían ido asentando en Hispania como las poblaciones indígenas mantuvieron una vinculación condicionada a César o a Pompeyo. Así, mientras César dedicó toda su actividad a la conquista de las Galias (años 58-51), Pompeyo se ganó a muchos partidarios en la provincia Ulterior.
Más información La administración de los territorios conquistados
Desde el fin de la II Guerra Púnica en Hispania hasta el año 197 a.C., Roma actuó como si los nuevos territorios constituyeran dos provincias y siguió enviando dos legiones al mando de consulares. A partir del 197 a.C., esa política de facto tomó forma constitucional.
Más información Las provincias de Hispania
La capitalidad de cada provincia se encontraba allí donde estuviera el gobernador de la misma. En la Citerior, comenzó siéndolo Emporion (Ampurias) para, poco después, heredar tal privilegio la ciudad de Tarraco (Tarragona). Carthago Nova (Cartagena) sirvió de capital en las fases iniciales, para pasar a serlo después Corduba (Córdoba).
Más información El gobernador provincial
Desde la década del 60 a.C., cuando el poder del mundo romano comienza a estar en manos de unos pocos hombres fuertes que se reparten el gobierno de las provincias, éstas reciben como gobernadores a legados, legati; así vemos a los legados de César, de Pompeyo.
Más información El gobernador y los publicanos
En las primeras décadas del gobierno romano de Hispania, la gestión financiera resultó difícil para el gobernador y sus colaboradores. En el año 171 a.C., su tarea se aligeró al comenzar a aparecer en Hispania las compañías o sociedades de publicanos.
Más información El ejército romano y los hispanos
La conquista de la Península no fue llevada a cabo sólo con las tropas romanas sino con el apoyo de los indígenas. Ya desde la época de la II Guerra Púnica, las legiones romanas comenzaron a contar con los celtíberos que se situaban junto a las tropas auxiliares.
Más información La administración local
La administración local
La primera ciudad creada por Roma en Hispania fue Italica (Santiponce, Sevilla). El gran giro en la concesión de estatutos de privilegio a las ciudades de Hispania se produjo en la época de César/Augusto. El programa cesariano de creación de ciudades privilegiadas en Hispania quedó interrumpido con su asesinato. Los triunviros (Antonio, Lépido y Octaviano) recibieron el mandato de completar el programa de César. Y Octaviano, hijo adoptivo de César y primer emperador a partir del 30 a.C., siguió la misma trayectoria.
Más información Modificaciones del poblamiento
Los estudios de arqueología espacial han demostrado que muchas zonas de la Península sufrieron profundas modificaciones en su poblamiento durante la conquista y posterior consolidación romana en Hispania.
Más información Organización interna de las ciudades privilegiadas
La asamblea del pueblo, compuesta por quienes tenían derecho de ciudadanía a través de esa ciudad, se reunía a instancia de los dunviros y siempre que debían realizarse las elecciones de los magistrados. El privilegio de la ciudadanía tenía como contrapartida algunas cargas.
Más información Las ciudades no privilegiadas
Unas pocas ciudades pasaron a la esfera política romana sin enfrentamientos militares (Ampurias, Sagunto, Cádiz, Málaga...) bien a través de un pacto de amistad, amicitia, o bien por medio de un pacto sellado con rituales religiosos, foedus.
Más información Economía de la Hispania republicana
La conquista romana modificó las condiciones jurídicas de las personas en relación con el estatuto de los conquistadores, pero también la relación de las personas con los bienes muebles e inmuebles.
Más información El sector recolector
Las salazones de Hispania son conocidas en el Mediterráneo antes de la llegada de los romanos. Varias ciudades del Sur disponían ya de una importante industria de salazón antes de la llegada de los romanos: las de Cádiz, Cartagena y Baria (Villaricos) son buenos testimonios de ello. A comienzos del Imperio, disponían también de industrias de salazón otras muchas ciudades como Mellaria, Malaca, Sexi o Baelo.
Más información El sector agropecuario
Por más que las fuentes literarias aludan de modo casi exclusivo a la triada del aceite, vino y trigo, la agricultura mediterránea de la que no era ajena nuestra península conocía otros productos como la avena, cebada y vezas de ciclos distintos de crecimiento y fundamentales para la alimentación del ganado o bien como las habas y lentejas que eran habituales en la dieta alimenticia humana. Y algunos frutos como los higos de Sagunto se exportaban a Roma ya en época de Catón.
Más información La ganadería
Las alusiones más antiguas a la ganadería peninsular se encuentran en las múltiples referencias míticas a Hércules y a su robo de las reses del rey tartesio Gerión.
Más información El sector minero
La literatura antigua está llena de referencias a las enormes riquezas mineras de Hispania, entre las que destaca las que brinda Estrabón. La atención preferente del Estado romano se orientó a los grandes distritos: las minas de plata de Cartagena, las del ámbito de Boesucci (Vilches) y de Castulo (Linares).
Más información Los mineros
Tanto en la fase inicial de gestión directa de las explotaciones por el aparato estatal como en fases posteriores, cuando las minas eran alquiladas a publicanos y, más tarde, cedidas a propietarios privados, la administración de la explotación exigía un amplio equipo de técnicos, contables y encargados del abastecimiento de los mineros.
Más información La sociedad en la Hispania republicana
Desde los inicios de la II Guerra Púnica, la población de la Península Ibérica podía estar diferenciada con un estatuto jurídico distinto: los de ciudadano romano, latino, peregrino, liberto o esclavo/dependiente.
Más información Ciudadanos romanos y latinos
Una presencia continua de romanos y latinos era la constituida por las tropas militares. Y si nos situamos en el momento de las guerras entre cesarianos y pompeyanos, baste tener presente para comprender la incidencia del ejército que, en el año 49 a.C., había 7 legiones pompeyanas y 6 cesarianas, es decir, no menos de 80.000 hombres.
Más información Emigración itálica
Una parte de la emigración itálica comenzó a producirse desde el momento en que hubo tropas romanas. Dice Diodoro (V, 36) que cuando los romanos se adueñaron de Iberia, gran número de itálicos atestaron las minas.
Más información Ciudadanía y rangos
Algunas otras de las grandes familias de hispanos que comienzan a manifestarse como importantes senadores en el siglo primero del Imperio (los Séneca, Lucano, la familia de Trajano y Adriano) descienden de antepasados emigrados de Italia.
Más información Libres, federados y dediticios
La población de las ciudades libres y federadas, por más que mantuviera una cierta apariencia de autonomía política, se romanizó con una gran rapidez.
Más información La población dependiente: la Hispania ibérica
Tenemos constancia de que, en algunas áreas ibéricas, los pequeños estados se organizaban de modo que unas comunidades extraían beneficios de otras que tenían la condición de dependientes. Respondía a un modelo antiguo de dependencia muy extendido en el mundo colonial griego del período arcaico así como en el ámbito territorial de Cartago.
Más información La Hispania céltica
Frente a visiones idílicas que han tenido vigencia en la historiografía moderna desde mediados del siglo XIX por el influjo de la obra de Morgan y Engels, reforzado por otros estudios de antropología cultural, hoy no hay razones para sostener que las comunidades célticas de la Península poseían la tierra en común, disfrutaban de un mismo estatuto jurídico y de análogas condiciones económicas.
Más información Roma y la esclavitud de Hispania
El historiador Plinio refiere cómo había aquitanos trabajando día y noche en las minas de plata de Baebelo. Y la cifra de 40.000 trabajadores de las minas de plata de Cartagena, tal como cuenta Polibio, obliga a pensar en que la totalidad o la mayoría de ellos eran esclavos, a tenor de los usos de la época en las explotaciones mineras.
Más información Religión y cultura
Los autores antiguos relatan acontecimientos bélicos y rara vez desvelan el estado de las creencias religiosas. Sólo unas pocas inscripciones, algunos testimonios arqueológicos y cierta información parcial de las monedas nos ilustran sobre las tendencias generales del mundo religioso.
Más información Sincretismo religioso
Los dioses romanos eran en realidad greco-romanos cuando comienzan a difundirse por la Península Ibérica. Desde los orígenes de Roma se había ido produciendo tanto la entrada de dioses griegos en Roma como la equiparación entre dioses romanos y dioses griegos. Durante la II Guerra Púnica, el proceso de sincretismo entre los dioses de ambos panteones casi se había completado.
Más información El destino de los santuarios prerromanos
Muchas de las inscripciones votivas de época imperial consagradas a dioses indígenas de la Hispania céltica proceden de pequeños o grandes santuarios rurales que son menos conocidos por la austeridad de sus creyentes, que nos dejaron escasos testimonios de su culto. Pero no hay dudas sobre el arraigo de sus dioses cuando muchos de ellos resistieron hasta épocas tardías del Imperio en que fueron cristianizados.
Más información La difusión de la religión romana
Desde la época de la II Guerra Púnica se fijan los estereotipos de los dioses (forma de representación y símbolos) que se repiten en épocas posteriores. Por ello, la simple imagen no permite distinguir si estamos ante un dios romano puro o bien ante un dios romano sincretizado con otro indígena.
Más información La cultura de la Hispania republicana
La presencia más novedosa de imágenes se basó en aquellas que reflejaban los signos del nuevo poder: el foro de las ciudades (los de Ampurias, Sagunto y Cartagena) con sus templos y espacios públicos así como las imágenes monetales.
Más información Latinización
El pleno aprendizaje del latín estuvo en todo caso marcado por los sonidos de las lenguas prerromanas, como se refleja en los textos epigráficos de época imperial. Del propio emperador Adriano se comentaba en Roma que hablaba latín con acento hispano, hispano ore.
Más información El Alto Imperio en la P. Ibérica
El período conocido en la ordenación cronológica del mundo romano como Alto Imperio coincide en líneas generales con los siglos en los que se realiza una intensa romanización del territorio de la Península Ibérica.
Más información Conquista y administración imperial
La actividad de Augusto constituye el punto de partida de la nueva situación existente durante el Alto Imperio, puesto que completa el proceso anexionista iniciado dos siglos antes, reforma el sistema administrativo existente y acentúa la adecuación histórica de las provincias hispanas al mundo romano mediante la potenciacion del proceso de urbanización.
Más información Las guerras contra astures y cántabros
La sumisión de estos pueblos se realiza mediante diversas operaciones militares que se proyectan en el período comprendido entre el 29 y el 19 a.C.; la explicación clásica del desencadenamiento de las guerras, presente especialmente en Floro y también en Casio Dión, insiste, como forma de justificarla, en la visión tradicional romana de la guerra defensiva.
Más información El marco administrativo
El marco administrativo
El eje esencial que vertebra la evolución de este periodo está constituido por la acentuación del proceso de urbanización, que se había iniciado previamente durante la República Romana, afectando esencialmente a las áreas meridionales y levantinas de las dos provincias Ulterior y Citerior en las que se organizó el territorio.
Más información Las reformas de Augusto
La reorganización del territorio hispano se realiza en el 27 a.C., año en el que se institucionaliza el nuevo sistema político surgido de las guerras civiles.
Más información La nueva división de Hispania
Las dos provincias hispanas existentes durante la República y los territorios recientemente conquistados fueron reestructurados en tres provincias, con capitales en Corduba, Emerita Augusta y Tarraco.
Más información Otras reformas
Las reformas de Augusto afectan al carácter que posee la administración provincial en el período republicano.
Más información Las modificaciones posteriores
La trascendencia de la organización administrativa de las provincias hispanas creada por Augusto, al igual que la de otros aspectos de su reestructuración del Imperio, se expresan en su perduración en los siglos siguientes con leves modificaciones, que o bien complementan su organigrama o se derivan del papel que Hispania desempeña en las nuevas situaciones históricas a las que hace frente la evolución del mundo romano.
Más información La anarquía militar
Con el paréntesis restaurador de la dinastía de los Severos (192-235), la crisis del Principado se desencadena durante el período de la Anarquía Militar (235-268), en el que se hacen presentes de forma acentuada y coetánea los distintos factores que en los años precedentes habían desestabilizado coyunturalmente al Imperio.
Más información La urbanización
Condicionado por las vicisitudes históricas del mundo romano, el desarrollo del proceso de urbanización y la implantación de la ciudad romana en Hispania se había desarrollado puntualmente desde los inicios de la conquista. Tras el asesinato de César, los puntos de referencia en la urbanización de Hispania están constituidos por la política que pone en práctica, primero como triunviro y con posterioridad como princeps, su heredero Octaviano
Más información El programa de Augusto
El desarrollo del proceso de urbanización proyectado e iniciado por César mediante dos elementos fundamentales, como son concretamente la fundación de colonias y la promoción de los centros indígenas al estatuto municipal, se continúa e intensifica mediante la actividad de Augusto.
Más información Nuevas colonias
Algunas de las nuevas colonias se fundan sobre enclaves de los que no existe constancia que estuvieran habitados anteriormente; tal ocurre con Emerita Augusta y, probablemente, con Julia Traducta, que se crea, según nos informa Estrabón, en la Bahía de Algeciras, en el contexto de la política mauritana de Augusto.
Más información El norte de España
En el territorio recientemente conquistado del Norte el programa urbanizador de Augusto reviste una dinámica distinta, que se relaciona con las características diferenciadas en el orden histórico que poseen los distintos pueblos recientemente sometidos; en este sentido, la información que nos proporciona Floro nos indica claramente que Augusto utiliza como centros de población la propia infraestructura de los campamentos de las legiones que intervienen en la conquista.
Más información Urbanización durante la dinastía Julio-Claudia
En claro contraste con la intensidad que posee el programa de implantación de la ciudad romana en Hispania en época de César y de Augusto, la actividad en este campo de los emperadores julioclaudios tiene menor relevancia hasta el punto de constituir en líneas generales un paréntesis en la extensión de la vida urbana en la Península Ibérica.
Más información El edicto de Latinidad de Vespasiano
Las puntuales promociones que se producen en la equiparación jurídica de los centros hispanos, con sus correspondientes proyecciones en el ámbito urbanístico y territorial, tras la muerte de Augusto contrastan con el carácter universal que adquiere la concesión de los derechos latinos mediante el Edicto de Latinidad de Vespasiano.
Más información Las leyes municipales
La información de mayor relevancia para el conocimiento de la nueva realidad municipal está constituida por las leyes municipales conservadas en las correspondientes tablas de bronce.
Más información La administración de la ciudad
Todas las ciudades son concebidas como centros que, aunque contribuyen al funcionamiento escasamente burocratizado del Imperio, poseen en el orden interno un carácter autónomo.
Más información Organización censitaria
El ordenamiento administrativo que se documenta en las ciudades hispanas y en gran medida en las provincias occidentales del Imperio posee una cierta homogeneidad, que facilita, dadas las atribuciones que recaen en la ciudad, el normal funcionamiento del imperio. A su vez, mediante tal organización, Roma proyecta sus propios valores sociales y políticos, propicia la romanización de las provincias hispanas y facilita la aceptación del Imperio con el que se identifican especialmente las aristocracias locales.
Más información Transformaciones urbanas
Con los precedentes de época republicana observables en las modificaciones que se operan en la antigua colonia griega de Emporiae, las grandes transformaciones urbanísticas se producen en época augústea con proyección durante la dinastía julio-claudia y especialmente durante el reinado de Claudio, en el período flavio y durante el reinado de Adriano.
Más información Programa urbanístico
El principado de Augusto implica un programa urbanístico, en el que cuenta con la colaboración de su yerno M. Vipsanio Agripa, que se proyecta especialmente en las colonias de nueva creación como Emerita Augusta y Caesaraugusta.
Más información El foro
En su conformación definitiva en las ciudades hispanorromanas del Alto Imperio, el foro es producto de transformaciones que pueden rastrearse concretamente en Emporiae.
Más información Construcciones para el ocio y la higiene
El programa monumental básico también incluye otra serie de construcciones relacionadas con el ocio o con la higiene. En todos estos monumentos, pero especialmente en los teatros conservados en Malaca, Acinipo, Italica, Emerita, Saguntum y Tarraco, se proyectan los valores presentes en el ordenamiento social de las ciudades hispanorromanas.
Más información La organización económica
El lugar central que ocupa la ciudad con sus diferentes estatutos jurídicos en el ordenamiento provincial, tiene su correspondencia con el papel que desempeña en la organización económica de Hispania durante el Alto Imperio.
Más información La población
La evaluación de la población hispana durante este período presenta enormes dificultades, derivadas de la pérdida de las correspondientes bases censales elaboradas periódicamente por la administración imperial. Tan sólo en casos concretos, Plinio el Viejo nos ha transmitido algunos datos referidos a las poblaciones del Noroeste.
Más información Las transformaciones agrarias
Durante el Alto Imperio se intensifican y se extienden procesos de transformación en la agricultura hispana que habían estado presentes de forma geográficamente limitada durante el período republicano.
Más información La villa y la producción agrícola-ganadera
Mediante la villa se difunde en Hispania un nuevo tipo de explotación agraria, que transforma, de forma generalizada y especialmente en las zonas alejadas de las costas mediterráneas, la situación precedente mediante el perfeccionamiento del instrumental, del sistema de cultivo y de la organización del trabajo.
Más información Pesca y salazones
La mayor parte de la tradición literaria romana sobre Hispania se hace eco de la riqueza pesquera de sus costas. Concretamente, Estrabón a principios del Imperio y Plinio el Viejo para época flavia, subrayan la importancia de la riqueza piscícola de las costas meridionales atlánticas y mediterráneas.
Más información Explotaciones mineras
La información que nos proporciona Polibio en texto transmitido por Estrabón sobre las minas de los alrededores de Carthago Nova o las consideraciones de Diodoro de Sicilia sobre las posibilidades de enriquecimiento rápido que ofrecen su explotación a particulares, ponen de manifiesto la importancia económica de este sector desde los momentos iniciales de la conquista.
Más información Formas de propiedad
Las modificaciones que arrastra en el orden provincial la instauración del principado condicionan el sistema de propiedad-explotación vigente en época republicana, especialmente mediante la proyección del nuevo organigrama de provincias senatoriales e imperiales que da lugar al consecuente control de los yacimientos por parte del Senado o del princeps.
Más información Actividades artesanales
La dominancia que posee en la economía antigua en general, y específicamente en la Hispania romana, la producción agrícola-ganadera determina el carácter subsidiario de las actividades artesanales y comerciales.
Más información Comercio
El dominio que ostenta la producción agraria en la organización económica y la consecuente dependencia de las actividades artesanales condiciona el carácter y el volumen del comercio, que en gran medida está constituido por productos derivados de la agricultura.
Más información Rutas navegables y moneda
Según Estrabón, el Betis (Guadalquivir) era navegable hasta más arriba de Corduba con barcos de gran tonelaje hasta Hispalis. También la difusión e intensificación de la circulación monetaria facilita las actividades comerciales.
Más información La producción hispana
En el conjunto de las exportaciones dominan dos productos derivados de la producción agraria: el vino y, especialmente, el aceite.
Más información La sociedad
Estrechamente relacionado con la difusión en las provincias hispanas del modelo de ciudad romana y con las transformaciones económicas que se operan, se produce la implantación de un modelo social que puede someramente definirse bajo dos prismas completamente antagónicos, como son la integración de las elites sociales indígenas y la explotación de otra parte de la población, los esclavos.
Más información La ciudadanía romana
La ciudadanía romana
La posesión de la ciudadanía romana es, para el período correspondiente a la dinastía Julio-Claudia, un elemento de referencia, puesto que implica la posesión de un conjunto de privilegios de los que están desprovistos la mayor parte de las comunidades hispanas consideradas globalmente como peregrinas. Esta situación se modifica como consecuencia del Edicto de Latinidad de Vespasiano, que concede a los hispanos de forma generalizada los derechos civiles.
Más información Ordenes y plebe
El modelo social que se implanta mediante la romanización de Hispania implica no sólo la comunidad de derechos inherentes a la ciudadanía romana, sino también una comunidad de intereses que se vertebra en una organización censitaria mediante la que se intentan relacionar de forma proporcional los derechos y deberes colectivos.
Más información Los esclavos
Al modelo de ciudad romana, que se implanta en Hispania con el proceso de urbanización, le es asimismo inherente la existencia de la esclavitud.
Más información Los libertos en Hispania
Entre la esclavitud y la ciudadanía el mundo romano ha propiciado una vía de movilidad que se materializa en la existencia de los libertos, a cuya situación se accede mediante el acto público de la manumisión, que se realiza en presencia del correspondiente magistrado, ante testigos o mediante disposición testamentaria.
Más información Pervivencias de la sociedad indígena
El ordenamiento social que Roma instaura en las provincias hispanas provoca la desarticulación de las sociedades indígenas, que en las zonas más afectadas por el impacto de las colonizaciones griegas y fenicio-púnicas se realiza mediante su adaptación a las peculiaridades de la sociedad romana.
Más información Religión y cultura
El conjunto de transformaciones que se operan en Hispania durante el Alto Imperio en los planos político, económico y social son indisociables de los correspondientes en el orden religioso y cultural.
Más información La religión romana
La implantación de la religión romana en las provincias hispanas implica un cambio sustancial en las concepciones religiosas previamente existentes.
Más información Asimilación
La peculiaridad bifronte de la religión romana se proyecta en la asimilación (interpretatio) de diversas divinidades existentes en Hispania con sus correspondientes dioses.
Más información Culto al emperador
La nueva estructuración del poder que implica la fundación del principado y la acentuación de sus características monárquicas en época posterior, tienen su proyección en la acentuación de la impronta sacra y sotereológica de la persona del emperador, que se materializa en el correspondiente culto al emperador mediante el que los provinciales expresan su lealtad al Imperio.
Más información Cultos mistéricos
Las transformaciones que se operan en la religiosidad antigua y el carácter antitético de la religión romana se aprecia en la difusión de los cultos mistéricos que, presentes en Roma parcialmente desde fines de la República, ofrecen un contenido distinto a la religión oficial, ya que por su carácter personal e iniciático llenan el vacío sotereológico y satisfacen las necesidades de un culto de salvación presentes en el Imperio.
Más información El cristianismo
La difusión del cristianismo en Hispania debe de enmarcarse en el contexto de la proyección que poseen en el Mediterráneo occidental los mencionados cultos orientales. Tradicionalmente, se acepta el origen apostólico de la propagación del cristianismo en Hispania; su fundamentación está constituida en gran medida por tradiciones de época posterior propias de la iglesia hispana, como ocurre con la pretendida evangelización por Santiago el Mayor o con la llegada de los Varones Apostólicos.
Más información La latinización
Manifestación del proceso de latinización de Hispania debe de considerarse su contribución a la cultura clásica, con poetas Lucano y Marcial, el filósofo Séneca, eel retórico Quintiliano, el geógrafo Mela o en el agrónomo Columela.
Más información El Bajo Imperio en la P. Ibérica
Bajo Imperio está unido íntimamente en la historiografía moderna al término decadencia. Así, se ha establecido la curva descendente en este período que se iniciaría con las reformas de Diocleciano y acabaría con la sustitución del último emperador, Rómulo Augústulo, por el bárbaro Odoacro.
Más información Marco político de Hispania durante el Bajo Imperio
El Bajo Imperio en Hispania no puede estudiarse ni comprenderse aisladamente. Hispania, como parte del Imperio Occidental, estaba sometida a las mismas disposiciones que el resto de Occidente y con problemas muy parecidos.
Más información Hispania en la sucesión imperial
A partir de Diocleciano, el Imperio romano es objeto de frecuentes luchas por el poder, que provocarán una interminable sucesión de emperadores y la debilitación del Imperio. Hispania no es ajena a estas convulsiones, aunque su papel cada vez es más periférico.
Más información Hispania y los acontecimientos políticos del siglo V
En el 469, Eurico, rey godo, decide separar la Península del desfallecido Imperio Romano y en el 472, la Tarraconense, que había sido el último vestigio imperial en Hispania, pasa al control del rey godo.
Más información División territorial y administrativa de Hispania
La subdivisión del Imperio en un mayor número de provincias (se pasó de 48 a 104) agrupadas en diócesis y dependientes de las prefecturas de pretorio, tuvo como objetivo fundamental aumentar la eficacia del aparato fiscal.
Más información Provincias, diócesis y prefecturas
Como resultado de la nueva organización administrativa, Hispania, a la que se añadió la Mauritania Tingitana, una parte del territorio norteafricano con capital en Tingis (Tánger), pasó a denominarse Diocesis Hispaniarum. La razón que se ha encontrado para explicar esta inclusión es que, en esta época de inestabilidad, la zona costera norteafricana se comunicaba más fácilmente con Hispania que con la Mauritania Cesariense.
Más información Los cargos administrativos y sus competencias
Una de las características de la nueva administración bajoimperial fue la estricta separación entre los funcionarios civiles y los militares. Separación ya iniciada por Diocleciano, pero tajantemente impuesta por Constantino. El ejército no debía ni podía ocuparse de los asuntos de gobierno y los administradores, a su vez, estaban incapacitados para asumir el mando de las tropas.
Más información El ejército hispano durante el Bajo Imperio
Los efectivos militares no eran muchos. Esta pequeña cifra se justificaría bien al considerar que la Península Ibérica se encontraba alejada de los grandes acontecimientos militares que tenían lugar en las zonas fronterizas del Imperio.
Más información El supuesto limes de Hispania
La distribución de las tropas militares estables en campamentos/ciudades situados en el norte de Hispania y el hecho de que la enumeración de las tropas hispanas en la Notitia Dignitatum presente paralelos con la enumeración de otras tropas asentadas en la frontera romana ha servido para que varios autores hayan sostenido la existencia de una frontera militar, limes, para defender al resto de la Península de la amenaza de los pueblos del Norte. Sin embargo, esta tesis parece poco probable.
Más información Economía y sociedad
Las reformas económicas de Diocleciano pretendieron reactivar la vida económica resolviendo las cuestiones monetarias y tributarias.
Más información Política monetaria
Los sucesores de Constantino intentaron remediar los inconvenientes del sistema constantiniano procurando revalorizar la moneda de vellón. En el año 348 Constante y Constancio II acuñan nuevas monedas que pasan a sustituir al devaluado nummus de Constantino.
Más información La ciudad bajoimperial
Durante el Bajo Imperio la mayoría de los aristócratas y personajes importantes, anteriormente vinculados a las ciudades, se establecen en sus villas de campo, al frente de unos latifundios que progresivamente van constituyéndose en unidades políticas, sociales, económicas y, en cierto modo, incluso religiosas, con la aparición de las iglesias domaniales y la extensión del monaquismo.
Más información El mundo rural en la Hispania bajoimperial
Uno de los resultados de las reformas de Diocleciano consistió en vincular a la población agrícola a la tierra.
Más información Los grandes dominios
El estilo de vida de la aristocracia y grandes propietarios durante el siglo IV se reparte entre la vida urbana y sus períodos de estancia en los dominios próximos o lejanos. Durante este período hay aún cierto equilibrio entre la ciudad y el campo, pero a comienzos del siglo V este equilibrio se rompe.
Más información Los posessores
Durante el Bajo Imperio, y a medida que el eje económico y social va desplazándose hacia el campo, el patronato sufre una serie de modificaciones y se convierte en patrocinio rural y patrocinia vicorum.
Más información La minería en la Hispania bajoimperial
La minería en la Hispania bajoimperial
Al tratar de contabilizar los distritos mineros en actividad durante el Bajo Imperio, se comprueba que su número era mucho más reducido que en el período altoimperial.
Más información Administración de las minas
Aunque no disponemos de información escrita sobre las minas hispanas durante el Bajo Imperio, nadie duda de que debió estar presente el Fisco de algún modo, aunque nada hace pensar que el Estado gestionara directamente ninguna mina. Lo más probable es que siguiera vigente el sistema de concesiones por arriendos temporales, con el consiguiente pago de un canon.
Más información Artesanado y comercio
La industria del garum, de tanta tradición y que había sido una de las más importantes de Hispania en otras épocas, aún seguía existiendo. En conjunto, la economía de esta época es una economía cerrada. Apenas unas pocas industrias parecen organizadas con fines a la exportación.
Más información Actitud de los hispanos ante las invasiones
La sociedad hispana de comienzos del siglo V no era una sociedad cohesionada. Los senadores y aristócratas se oponían tenazmente a los bárbaros al igual que la alta jerarquía de la Iglesia Católica. Así, los bárbaros penetraron en una sociedad que no tenía fuerza para rechazarlos ni para someterlos, pero tampoco la flexibilidad necesaria para asimilarlos.
Más información Bárbaros y bagaudas
El reparto del establecimiento de los pueblos bárbaros invasores se hizo mediante sorteo. Durante los primeros años, en el territorio ocupado por los bárbaros debieron producirse escenas de pánico y continuos saqueos. Aliados coyunturales de estos pueblos fueron los bagaudas. Estos aparecen identificados en las fuentes a menudo bajo el nombre de ladrones, esclavos rebeldes, plebe indócil, etc.
Más información El cristianismo en la Hispania bajoimperial
El problema no sólo de los orígenes del cristianismo, sino de la formación y la vida de las comunidades cristianas, durante al menos los cinco primeros siglos, presenta en Hispania y en general en todo el Occidente del Imperio una notable escasez de documentos concretos y auténticos, tanto literarios como arqueológicos.
Más información Primeros testimonios del cristianismo hispano
El primer documento literario que suministra información explícita sobre una serie de comunidades cristianas y el clima general del cristianismo hispano a mediados del siglo III es una carta sinodal datada a fines del año 254 o comienzos del 255. Esta carta sinodal, que está firmada por Cipriano, obispo de Cartago, y 36 obispos africanos participantes en el sínodo, va dirigida al presbítero Félix y a las comunidades cristianas de León y Astorga, así como al diácono Elio y la comunidad de Mérida.
Más información Las Actas de los mártires
En España la relación de los mártires comienza en época del emperador Valeriano. Por un escrito de Dionisio, obispo de Alejandría, y las Actas de San Cipriano sabemos que el primer edicto imperial, emitido en el año 257, tenía como principal objetivo a los obispos y los clérigos, mientras que el edicto del año 258 alcanzaba también a los laicos eminentes: senadores, altos cargos, caballeros y funcionarios imperiales.
Más información Restos arqueológicos del cristianismo hispano
La arqueología paleocristiana prueba también la existencia de núcleos cristianos en el siglo IV, si bien no pueden compararse con los hallazgos arqueológicos de que sólo se conserva el piso inferior.
Más información El Concilio de Elvira
Las actas del Concilio de Elvira o, más precisamente Iliberris (Granada), ya que Elvira es el nombre árabe de la ciudad, constituyen un documento de excepcional importancia para el conocimiento de la sociedad hispanorromana de comienzos del siglo IV.
Más información Diversidad social de los cristianos
La penetración social del cristianismo, en esta época, abarca no sólo gente humilde. Conocemos además la existencia de cristianos que, curiosamente, eran flamines, es decir, sacerdotes del culto romano (cánones 2, 3, 4 y siguientes), que incluía también el culto imperial.
Más información Castigos para idólatras y fornicadores
En esencia, se condenan en el Concilio de Elvira con mayor gravedad la idolatría y todos los aspectos relacionados con prácticas de culto pagano.
Más información Iglesia oficial y sectas
Las primeras comunidades cristianas se constituyeron en grupos (ecclesiae), dentro del marco de las asociaciones romanas como colegios o asociaciones eclesiásticas, enmarcados en la ley de las asociaciones religiosas romanas, las cuales podían poseer bienes en común (res communes).
Más información Poder económico y social de la Iglesia en Hispania
Los bienes eclesiásticos se nutrían principalmente de las donaciones de los fieles, que podían revestir formas variadas: las oblaciones manuales o colectas durante las celebraciones litúrgicas, los diezmos y primicias, los derechos de estola, las donaciones de bienes muebles o inmuebles, los legados y las herencias. En el Concilio de Elvira encontramos cinco cánones que aluden a cuestiones patrimoniales de la Iglesia.
Más información Beneficencia, caridad e iglesia
La Iglesia bajoimperial, tanto en el occidente del Imperio como en Hispania, llenó en cierto modo el vacío institucional dejado por las oligarquías municipales y por las propias autoridades imperiales. Lo cierto es que el ejercicio de funciones de carácter asistencial, si bien debilitó al fisco y por consiguiente al Imperio, contribuyó al fortalecimiento político de algunos obispos y, en consecuencia, al de la Iglesia.
Más información Las sectas en Hispania
A partir de la promulgación por Constantino en el 313 del Edicto de Milán, el cristianismo se divide en innumerables sectas y disidencias, lo que sin duda influye en la disgregación del Imperio, ya que con Constantino los destinos de la Iglesia y del Imperio se habían unido.
Más información El priscilianismo
La secta hispana más importante y cuyo fin trágico marcó un grave precedente, no sólo para la iglesia de este país sino para toda la iglesia occidental, fue el priscilianismo.
Más información La Iglesia ante el fin del Imperio romano
La Iglesia, tanto en Hispania como en el resto de las provincias occidentales, se constituyó muy pronto en el eslabón que hizo posible que el Imperio sucumbiera definitivamente y que los nuevos dueños pasasen a ser sus nuevos protectores.
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