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En el conjunto del Palacio Real de Barcelona sobresale el llamado Salón del Tinell, construido por Guillermo Carbonell en 1359. Se trata de uno de los salones góticos más bellos de la arquitectura civil europea en el que tradicionalmente se sitúa la entrevista entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos tras la llegada del primero de América.
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El llamado Palacio Real Mayor es un conglomerado de edificios que se encuentran en la plaza del Rey, destinados en la actualidad a albergar varios museos entre ellos el Marés. Este recinto fue la sede de la monarquía aragonesa durante sus estancias en la Ciudad Condal y aquí se alojaron previamente los condes catalanes. En el conjunto sobresale el llamado Salón del Tinell, construido por Guillermo Carbonell en 1359. Se trata de uno de los salones góticos más bellos de la arquitectura civil europea en el que tradicionalmente se sitúa la entrevista entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos tras la llegada del primero de América. También destaca la capilla de Santa Águeda, mandada construir por Jaime II; es una sala de una nave única cubierta de madera cubiertas de madera sobre arcos diafragmas, decorada con retablos de Jaume Huguet.
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Un ejemplo muy sobresaliente de la jardinería del Romanticismo es, sin duda, el conjunto de parques trazado por Peter Joseph Lenné (1789-1866) en Potsdam y sus inmediaciones durante la permanencia en el trono de los románticos Federico Guillermo III y Federico Guillermo IV, sendas encarnaciones del conservadurismo restauracionista. Se trata de un proyecto de intervención y ampliación sobre un parque preexistente, el del palacio de Federico el Grande en Sanssouci.
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En esta fachada del palacio Rucellai diseñado por Alberti, las pilastras de órdenes clásicos marcan las verticales de los tres pisos, que se rematan con una cornisa. A su vez las horizontales son dibujadas por los entablamentos de los órdenes. La medida base es el cuadrado y la alternancia de vano/muro/pilastra marca un ritmo perfectamente armónico. Las proporciones y el lenguaje clásico de esta fachada otorgaron al edificio una gran consideración por parte de los contemporáneos.
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Alberti solucionó el problema de la fachada del palacio Rucellai adaptando a un palacio florentino tradicional los tres órdenes de columnas -en este caso pilastras- superpuestas que se podían ver en el Coliseo de Roma.
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La antigua residencia de verano de la familia imperial toma su nombre de un hermoso manantial que se encontró en este lugar. Anteriormente, fue utilizado como pabellón de caza, destruido por los turcos. Por ello, Leopoldo I pidió en 1695 a Johann Bernhard Fischer von Erlach que construyera en este emplazamiento una gran residencia en estilo barroco. Sin embargo, el palacio no fue terminado hasta el reinado de María Teresa, quien contrató a Nikolaus Pacassi en el siglo XVIII para que lo finalizara. Llama la atención la estricta simetría de la arquitectura, que se complementa perfectamente con los jardines llenos de fuentes y estatuas, rodeada de vegetación y senderos. Los jardines están formados por laberintos de complicado recorrido, obeliscos, lagos y glorietas, como la diseñada por Ferdinand von Hohenberg, levantada en 1775. Los jardines se completan con un zoo en forma de pabellón octogonal, la Casa de las Palmeras, que cumple funciones de invernadero tropical, o la Casa de las Mariposas. El interior del palacio es de estilo rococó, decorado por Nikolaus Pacassi, prevaleciendo dicha decoración en los salones oficiales. Destacan los espacios blancos, a veces decorados con motivos ornamentales dorados. Las habitaciones son muy suntuosas, forradas de madera de higuera y adornadas con miniaturas persas; también las hay muy sencillas, como las estancias ocupadas por Francisco José y la emperatriz Isabel. La Gran Galería se utilizaba para los banquetes imperiales y, desde 1994, alberga recepciones oficiales. El Salón Chino Circular era utilizado por María Teresa para mantener conversaciones privadas con su canciller. Otras salas importantes son la del Chino Azul, lugar de abdicación de Carlos I en 1918; la de Laca Antigua, donde vivió María Teresa al quedar viuda; el Gran Salón Rosa, que recibe este nombre por los paisajes de Suiza y norte de Italia, pintados por José Rosa; y el Salón del Desayuno, donde desayunaba la familia imperial.