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El Palacio de Versalles representará el momento culminante de la arquitectura palaciega en Europa, tanto por sus dimensiones como la magnificencia de su estructura, escenificando de manera excepcional el poder del rey absoluto. Luis XIII encargó a Philibert le Roy la construcción de un palacete en la zona de Versalles, lugar rico en caza al que acudía con frecuencia. Se trataba de una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en forma de U. Luis XIV se encariñó con el lugar y decidió transformarlo a lo largo de tres etapas. La dos primeras ampliaciones se deben a Luis le Vau; la tercera y definitiva ampliación de Versalles, motivada por el problema de dónde alojar a las más de 20.000 personas que formaban la Corte y el Gobierno de Francia, se desarrolla entre 1678 -1715 y corresponde a Jules-Hardouin Mansart. Construyó dos inmensas alas que empalmó perpendicularmente con las alas laterales del patio, una hacia el norte y otra hacia el sur, retranqueadas y puestas en línea con el acceso al patio, ya que si lo hubieran estado con la fachada del parque hubiera resultado un frente de casi 500 metros. Deseaba remodelar la fachada que daba al parque para disponer un salón central pero la negativa del rey le llevará a realizar en esta zona la Galería de los Espejos, salón más representativo del palacio versallesco.
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El Palacio de Versalles representará el momento culminante de la arquitectura palaciega en Europa, tanto por sus dimensiones como la magnificencia de su estructura, escenificando de manera excepcional el poder del rey absoluto. Luis XIII encargó a Philibert le Roy la construcción de un palacete en la zona de Versalles, lugar rico en caza al que acudía con frecuencia. Se trataba de una sencilla edificación dispuesta sobre una planta en forma de U. Luis XIV se encariñó con el lugar y decidió transformarlo a lo largo de tres etapas. La primera ampliación se debe a Luis le Vau y se realiza entre 1661-68, edificándose dos alas prolongando las del patio, destinadas a cocinas y cuadras. La segunda ampliación se produce entre 1668-78, cuando el monarca decide hacer de Versalles la residencia de la Corte. Se escogió de nuevo a Le Vau como arquitecto y se diseñó una envoltura en forma de larga U, dejando el primitivo palacio como núcleo del nuevo edificio. El llamado Cour de Marbre, el patio de mármol con losas de colores blanco y negro, se convierte en el núcleo del edificio, agrupándose a su alrededor los aposentos reales. La tercera y definitiva ampliación, motivada por el problema de dónde alojar a las más de 20.000 personas que formaban la Corte y el Gobierno de Francia, se desarrolla entre 1678 -1715 y corresponde a Jules-Hardouin Mansart. Construyó dos inmensas alas que empalmó perpendicularmente con las alas laterales del patio, una hacia el norte y otra hacia el sur, retranqueadas y puestas en línea con el acceso al patio, ya que si lo hubieran estado con la fachada del parque hubiera resultado un frente de casi 500 metros. Deseaba remodelar la fachada que daba al parque para disponer un salón central pero la negativa del rey le llevará a realizar en esta zona la Galería de los Espejos, salón más representativo del palacio versallesco. También será Mansart el encargado de diseñar la capilla, ubicada en el ala norte, como una edificación casi independiente, organizándose a través de dos plantas en torno a un espacio central único con lo que se forman tres naves, divididas mediante arquerías que cargan sobre fuertes pilares cuadrados mientras que en el piso alto columnas corintias sostienen el dintel en el que carga la bóveda. Para que Luis XIV mantuviera sus encuentros "secretos" con Madame de Montespan se construyó en los jardines de Versalles el Grand Trianon, un edificio levantado en sólo seis meses por Mansart, con columnata abierta y largas alas de dos plantas, inspirándose en modelos italianos.
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En las últimas décadas del siglo XVII se hicieron importantes obras que completaron el palacio de Versalles, mereciendo entre ellas una especial mención la Capilla. Anteriormente hubo varias capillas, todas ellas con un carácter más o menos provisional, hasta que en 1689 Jules-Hardouin Mansart recibió el encargo de construir una que había de ser la definitiva. Emprendidas las obras, sufrieron varios parones a consecuencia de las guerras, hasta que se concluyeron en 1703, finalizando la labor decorativa en 1710. Su ubicación fue en la nueva ala norte como una edificación hasta cierto punto independiente. Exteriormente, presenta un esquema diferente al del resto del palacio, acercándose en buena medida a la estética gótica, lo cual está en relación con su condición de capilla palatina que la aferraba a la tradición; anteriormente ya había ocurrido lo mismo en palacios como los de Chenonceau o Saint-Germain-en-Laye. Al contrario, en el interior la decoración se acerca al gusto versallesco, pero la estructura está ligada también a la condición de etiqueta de la Corte, de forma que se compone de dos plantas en torno a un espacio central único con lo que se forman tres naves, quedando dispuesto el trono real a los pies del piso alto y directamente frente al altar, correspondiendo la ubicación de los distintos miembros de la Corte de acuerdo a un estricto protocolo. En el aspecto de los elementos estructurales, la planta baja se divide en naves mediante arquerías que cargan sobre fuertes pilares cuadrados, y el piso alto asoma al espacio central con columnas corintias que sostienen un dintel en el que carga la bóveda de lunetos que cierra la capilla.
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La decoración se llevó a cabo en 1678 bajo la dirección de Charles Le Brun. El conjunto -quizá el más espectacular del palacio de Versalles- es el más representativo del estilo decorativo del reinado de Luis XIV, poniendo el punto final a la evolución iniciada en Vaux-le-Vicomte.
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La estructura es la característica de planta de U, típica del palacio versallesco, a la que se le añadieron unas alas secundarias, siendo especialmente importante la disolución del corps de logis, que no interrumpe el tránsito desde la cour d'honneúr hacia los jardines.
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El trazado general se debe a André Le Nôtre, quien comenzó su actuación a finales de 1660 y la prolongó por cerca de treinta años. Se puede apreciar la presencia de un eje que tras atravesar el palacio avanza casi hasta el infinito, manifestándose a través de él una progresión o escalonamiento en la vegetación desde la zona de parterres hasta la naturaleza salvaje.