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obra
Con sus poderosos bastiones y su trazado de calles cortadas en ángulo recto, la ciudadela de Neuf-Brisach es un ejemplo de la planificación urbanística funcional, totalmente acorde con la mentalidad racionalista francesa.
monumento
Ollantaytambo era un complejo formado por un pequeño poblado y una imponente construcción defensiva. Ésta estaba articulada mediante terrazas, comunicadas mediante una escalinata, que terminaban en la parte más alta en macizas construcciones inacabadas. Pertenece al último periodo de la historia incaica y atestigua la máxima perfección alcanzada por la técnica de la albañilería en piedra. En Ollantaytambo existe una relación precisa entre posición de las diversas terrazas y la técnica muraria empleada; según se iba ascendiendo la importancia de las construcciones aumentaba, pues éstas se acercaban cada vez más a la cumbre, donde se situaba el lugar sagrado. Efectivamente, se puede notar una progresiva transformación de la albañilería, a partir de muros de sostén más bajos hasta llegar a los seis grandes bloques de la cima. En la sucesión de terrazas partiendo desde abajo, tenemos un conjunto poligonal de bloques no muy grandes, casi uniformes en sus dimensiones, dispuestos en hileras más bien delineadas, aunque no siempre horizontales. La escalera termina en un adoratorio llamado "las diez alacenas"; se trata de una serie de vanos ciegos y regulares abiertos sobre un muro de cantería. Al final de este muro hay un portal que da acceso a una explanada con bloques de piedra a medio tallar, lo que hace pensar que la fortaleza no estaba todavía terminada cuando se produjo la llegada española. Un suave terraplén permite el acceso a un nivel más elevado conocido como Chincana que, a modo de pasadizo, comunica con la parte alta, donde hay otros recintos y estancias. El más importante de ellos es el templo del Sol, con un muro formado por seis piedras rectangulares, la mayor de ellas de 4 m. de altura por 2 m. de anchura, ensambladas perfectamente entre sí. Algunos cronistas han dejado testimonios sobre este lugar. Según Garcilaso, La Fortaleza tenía poderes mágicos y religiosos, razón por la que se enterraban allí las vísceras de los soberanos muertos en el momento de la momificación. Cobo, sin embargo, afirma que desde allí se lanzaban las cenizas de los sacrificios porque Viracocha quería que llegaran al mar sin contaminar la tierra.
monumento
Este monumento es uno de los más representativos de la cuidad por su curioso diseño, especialmente si se observa desde el aire. La Ciudadela es una fortaleza con carácter defensivo, cuya construcción se inició en el último tercio del siglo XVI, coincidiendo con el reinado de Felipe II. Su objetivo era la defensa de la ciudad desde su frontera occidental. Para su diseño se pensó en una estrella de cinco puntas, siguiendo las pautas de la arquitectura defensiva italiana del renacimiento. Al principio estaba situada más lejos de la ciudad, y para garantizar su función defensiva se realizaron algunos cambios. De su planta, en forma de estrella de cinco puntas, se han seccionado dos salientes al realizar ensanches.
monumento
Situada en el monte de Mokattam, en El Cairo, evoca recuerdos de su fundador, el gran Salah Eddín Al-Ayubi (Saladino). Fue construida entre 1176-1182 al estilo de las fortalezas medievales. Para su construcción se utilizaron piedras de monumentos antiguos. La fortaleza proporciona una vista panorámica de la ciudad. Fue la residencia de califas, sultanes, visires y pashas hasta los tiempos de Muhammad Ali, en el siglo XIX. Se divide en tres sectores principales: la fortaleza y muros del Este fueron construidos en época de Salamino (1176); del siglo XIX son la parte Sur, con los palacios y establos, y el sector que desciende la ladera por el Oeste, donde están la puerta principal y la mezquita del sultán Hassan. Otros monumentos de la Ciudadela son el museo de armas, el pozo Bir Usef, la mezquita Sidy Sariah y el Qasr al-Ablaq; este último fue mandado construir por el sultán al-Nasir en 1313, siendo destruido en 1824 por una explosión. El término ablaq hace referencia al tipo de decoración en los muros, alternándose los colores blanco y negro. El edificio era un gran complejo que comprendía una qa'a y un Iwan (gran pórtico con columnas). La mayor parte de los edificios originales fueron destruidos con el paso de los siglos y los actuales son casi todas de época otomana.
obra
La ciudadela de Teisebani constituye uno de los conjuntos fortificados más estudiados de la civilización urartia. Situada en la antigua URSS, muy cerca de Ervan, fue fundada por Rusa II (685-639 a. C.) y debió ser destruida por la invasión meda en el 590 a. C. La gran puerta fortificada se situaba al oeste, a través de ella se accedía a un gran patio. Al otro lado, un gran edificio donde se distribuían las habitaciones y almacenes a las que se llegaba desde la plataforma superior.
contexto
Allá en las fértiles colinas y mesetas de Etruria, es posible que el pobre campesino no sintiese, a mediados del siglo VII a. C., ningún cambio importante para su vida. Las producciones agrícolas se mantenían, advirtiéndose tan sólo el crecimiento de la viticultura y la tímida aparición del olivo; las nacientes ciudades proseguían su expansión a expensas de las pequeñas aldeas; las riendas del poder seguían en manos de los príncipes, y éstos continuaban luciendo sus joyas, fruto del comercio con griegos y fenicios o de los talleres orientalizantes situados en las zonas costeras. Y, sin embargo, por detrás de esta simple fachada de continuidad, se esbozaba una evolución profunda, destinada a dar sus primeros frutos hacia el 630 a. C. Después de décadas de incipiente desarrollo, testimoniadas por ciertas pinturas en vasos, la flota etrusca pasa a adquirir una importancia real, y constituye el mejor medio para la apertura de mercados exteriores. El bucchero, ahora en su doble versión, refinada o sottile, y vulgar o pesante (aunque ésta con decoraciones de animales a molde), empieza a difundirse por todo el mar Jónico y llega en grandes cantidades al valle del Ródano, e incluso a las costas de Iberia; junto a él, debieron exportarse vinos y perfumes producidos ya en la propia Toscana. Esta expansión económica produce profundos cambios en la psicología y la sociedad etruscas: por una parte, la pasión por el atesoramiento y el adorno personal comienza a enfriarse, pues los príncipes más emprendedores prefieren invertir sus riquezas en el comercio, la piratería o la guerra; por otra, esa propia afición a invertir fomenta un proceso de agilización social, ya que muchas gentes, incluso venidas de fuera de Etruria, pueden armar sus barcos o distribuir mercancías, y alcanzar así un status que antes les estaba vedado. Y todo esto, finalmente, supone, a la vez que un enriquecimiento general, la aparición de tensiones entre los viejos aristócratas y los advenedizos, y, para superarlas, la creación de poderes fuertes: estos poderes, encarnados en monarcas de carácter tiránico (en el sentido griego de la palabra), son los únicos capaces de acallar las querellas, y además, en su afán de exaltar el bien público por encima de los particulares, son quienes estructuran definitivamente las ciudades-estado, dotando incluso a las poblaciones principales de edificios de uso colectivo, de servicios comunes, etc. El siglo VI a. C. será, por tanto, el período en que las capitales etruscas se conviertan en verdaderas urbes, superando por completo el aspecto de aldeas que antes tenían. Si en el período orientalizante eran simples agrupaciones de chozas, entre las que sólo sobresalía alguna casa cuadrangular con un par de habitaciones, y si entonces el único monumento colectivo era, en el mejor de los casos, alguna muralla de tierra, ahora se multiplican los nuevos edificios. Es quizá en este aspecto donde hemos de reconocer la más importante evolución de la cultura etrusca, y la mejor muestra de cómo el enriquecimiento de los príncipes supuso a la postre la superación de su propia fase cultural. Etruria entra ahora en su período más brillante, y sus ciudades se convierten en verdaderos emporios artísticos durante un siglo y medio.