La Historia en la Ruta del Califato

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Datos principales


Desarrollo


Los territorios de la Ruta del Califato se integraron con rapidez en el naciente estado de al-Andalus tras la llegada de los musulmanes a la Península. Sus poblaciones, herederas de un rico pasado romano y visigodo, crecieron y se ampliaron, adoptando una configuración urbana. Cabra, Luque, Baena, Alcaudete... aparecen pronto citadas en las fuentes más antiguas. Con la proclamación del Califato por Abd al-Rahman III, Córdoba y su área de influencia viven su época dorada. A la suntuosa corte califal llegan emisarios, sabios y artistas de todos los rincones del mundo conocido. A partir del siglo XI, tras la caída del estado califal, Córdoba y Granada se convierten en sendos reinos. La unidad impuesta por almorávides y almohades, entre finales del siglo XI y finales del XII, dio un nuevo impulso a las poblaciones de la comarca, que juegan ahora un papel militar de primer orden. La victoria cristiana en las Navas de Tolosa, en 1212, convirtió en fronterizos a los pueblos de la Ruta. Castillos y atalayas jalonan un paisaje sobre el que castellanos y nazaríes juegan las últimas bazas antes de la caída de Granada. Apagado el estruendo de las armas, los pueblos ven cambiar poco a poco su fisonomía. Las iglesias se alzan donde antes había mezquitas, y los palacios de los señores dejan en las calles la impronta de la nueva situación. Culturas superpuestas, el resultado es una integración maravillosa, en ocasiones realizada con dolor. La consecuencia: un crisol de monumentos y paisajes, un sobrecogedor viaje por la historia viva y la tradición.

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