Virgen con el Niño y Santas

Datos principales


Autor

Domenikos Theotokopoulos

Fecha

1597-99

Estilo

Manierismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

193 x 103 cm.

Museo

National Gallery (Washington)

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Para la decoración de la Capilla de San José de Toledo, El Greco realizó un conjunto verdaderamente atractivo. En el altar mayor se situaba el San José con el Niño y en los laterales San Martín y el mendigo y la Virgen con el Niño y Santa Inés y Santa Martina. Desgraciadamente, el conjunto no se puede ver hoy día entero, al ser vendidos los lienzos laterales en 1907 por 300.000 francos. La Virgen con el Niño en brazos preside la escena. Aparece sentada sobre un trono de nubes, acompañada por dos ángeles y numerosos querubines sobre su cabeza. El ángel vestido de verde lleva sus manos cruzadas al pecho y mira al Niño, produciéndose un interesante juego de miradas entre ambos. El ángel que viste de rosa une sus manos a la altura del pecho, en una postura que es típica en la Inmaculada. La figura de María viste con sus tradicionales colores - el azul de la eternidad y el rojo del martirio - y también dirige su mirada hacia su hijo, en un gesto maternal. En la zona baja están Santa Inés - vestida con un manto rojo y portando un cordero en las manos - y Santa Martina - con la palma del martirio y el león, vestida de azul y amarillo -. La composición recuerda una Sacra Conversazione italiana, habitual en el Renacimiento. Santa Martina está presente por llamarse Martín Ramírez el fundador de la Capilla. La armonía de las tonalidades recuerda a la Escuela veneciana; sin embargo, las figuras son típicamente grequianas con un canon estético diferente al clásico. Sus proporciones son gigantescas en comparación con las cabezas - no exentas de belleza - y en ellas se aprecia cierta influencia de Miguel Ángel. Si el canon habitual considera a la cabeza como la séptima parte del cuerpo, Doménikos sitúa a este miembro como la décima parte del conjunto. Esto se achacó durante largo tiempo a un problema visual del maestro, pero recientes estudios han demostrado que esta hipótesis es incierta y que El Greco pintaba así por gusto y por el éxito que alcanzaba entre su clientela.

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