Desde 1914 hasta 1945
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Rango
1914 - 1945
Desarrollo
ÍNDICE DEL CAPÍTULO La I Guerra Mundial . Causas de la guerra . El equilibrio de fuerzas: 1914-17 . Entrada de EEUU en la I Guerra . El colapso ruso . La victoria aliada . Repercusiones de la guerra . Consecuencias sociales y económicas . Un nuevo orden mundial . El espejismo democrático . La democracia alemana . La era de las dictaduras . La Revolución Rusa . La dictadura sovietica . El fascismo italiano . El régimen fascista . Sociedad y economía fascistas . Expansión de los fascismos . Las dictaduras europeas . La dictadura alemana . El estalinismo . Anticolonialismo en Asia y África . Modernización del Japón . Militarismo nacionalista en Japón . El fracaso de China . Revolución nacionalista en China . Nacionalismos en la I Guerra Mundial . La crisis del pensamiento . El malestar de la cultura . Teorías de la crisis .
La tentación comunista . La cultura de la Depresión . La revolución keynesiana . La ilusión europea . Desarrollos iberoamericanos . Declive del dominio oligárquico . La reforma universitaria . La izquierda . Nacionalismos y fascismos . La Revolución mexicana . La Revolución se institucionaliza . El Cono Sur y Brasil . Los países andinos . La Gran Depresión en Iberoamérica . Efectos de la crisis . Sustitución de importaciones . Industrialización y sus dificultades . Los felices años 20 . La normalización democrática . La ilusión de la paz . La crisis de 1929 . La sombra de la guerra . Declinar de Francia . Decadencia del Imperio Británico . Auge de los Estados Unidos . La II Guerra Mundial . La guerra en Europa: 1939-40 . Estrategias y balances previos . Batalla del Ebro . Primeros éxitos de la Blitzkrieg .
La derrota de Francia . Gran Bretaña permanece en combate . La guerra se hace mundial: 1940-41 . Guerra en los Balcanes y África . Operación Barbarroja . Japón y EEUU entran en la guerra . Hacia el equilibrio . La guerra en el mar . La vida en guerra . Viejos y nuevos procedimientos bélicos . Las retaguardias . El nuevo orden y la resistencia . El esfuerzo económico y de producción . El Holocausto . Cultura y religión en tiempos bélicos . La victoria cambia de campo: 1942-43 . Torch y Túnez . Verano de 1943: la caída del fascismo . Verano de 1944: Overlord . Las dos coaliciones: coincidencias y problemas . La victoria aliada: 1944-45 . El asalto a Alemania . De Leyte al Missouri . Costes y consecuencias de la guerra . Nuevo orden mundial y memoria de la guerra . ÍNDICE POR REGIONES ESTADOS UNIDOS ·Entrada de E.E.U.U. en la I Guerra .
·Auge de los Estados Unidos . ·De Leyte al Missouri . GRAN BRETAÑA ·Decadencia del I. Británico . ·Gran Bretaña permanece en combate . FRANCIA ·Declinar de Francia . ·La derrota de Francia . ·Verano de 1944: Overlord . ALEMANIA ·La democracia alemana . ·La dictadura alemana . ·Primeros éxitos de la Blitzkrieg . ·El asalto a Alemania . RUSIA ·La Revolución rusa . ·La dictadura soviética . ·El Estalinismo . ·Operación Barbarroja . ·La victoria cambia de campo:1942-43 . ITALIA ·El fascismo italiano . ·El régimen fascista . ·Sociedad y economia fascistas . ·Verano de 1943: La caída del fascismo . JAPON ·Modernización del Japón . ·Militarismo nacionallista en Japón . ·Japón y E.E.U.U. entran en guerra . CHINA ·El fracaso de China . ·Revolución nacionalista en China . MEXICO ·La revolución mexicana . ·La revolución se institucionaliza . CONO SUR Y BRASIL ·El cono sur y Brasil . PAISES ANDINOS ·Los países andinos . VIDA COTIDIANA Vida cotidiana en los "locos" años 20 . Un mundo cada vez más pequeño . Jazz, tango y cabarets . Los dioses del estadio . La fábrica de sueños . Fuera los corsés . Nuevos papeles femeninos .
La I Guerra Mundial
El 28 de junio de 1914, un joven estudiante serbio de 19 años, Gavrilo Princip, vinculado a la organización nacionalista clandestina Mano Negra asesinó en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) al heredero del trono austro-húngaro archiduque Francisco Fernando y a su esposa, la duquesa Sofía. La guerra no estalló de inmediato, pero el despertar del avispero balcánico fue el detonante de la contienda.
Más información Causas de la guerra
El detonante de la guerra fue, además del asesinato de Sarajevo, la declaración de guerra de Austria-Hungría a Serbia. Y la razón de la generalización del conflicto -pues todo pudo haber quedado en una "guerra local" - estuvo en el "funcionamiento automático de movilizaciones y mecanismos de alianzas" establecidos por las potencias, especialmente a cargo de Bismarck, a lo largo de los años. Finalmente, la puesta en marcha por Alemania (4 de agosto) del "plan Schlieffen" (diseñado en 1892, aprobado en 1905 y modificado por Moltke en 1911) hizo imposible la localización del conflicto.
Más información El equilibrio de fuerzas: 1914-17
Las expectativas alemanas de una guerra rápida y móvil pronto se desvanecieron, al comprobar la resistencia que en todos los frentes opusieron los aliados. La guerra en el frente occidental fue desde entonces una guerra de posiciones, con los ejércitos prácticamente inmóviles, y los soldados sometidos a la vida tediosa y miserable de trincheras. Para finales de 1914, la guerra se había extendido a otros escenarios. Desde el comienzo, la marina británica había iniciado el patrullaje de los mares para cortar las líneas alemanas de suministro. En 1915, por tanto, la guerra sería ya una verdadera guerra mundial.
Más información Entrada de EEUU en la I Guerra
El presidente Wilson quiso en principio mantener a toda costa la neutralidad de su país y luego, a medida que la guerra fue afectando a Estados Unidos, ejercer como mediador de cara a la negociación de la paz. La decisión alemana de reanudar la "guerra submarina ilimitada" provocó que Estados Unidos rompiera las relaciones diplomáticas. Luego, tras la interceptación del "telegrama Zimmermann" -enviado por éste, ministro de Asuntos Exteriores alemán, a su embajador en México exponiéndole ciertos inverosímiles planes germanos contra Estados Unidos- y ante el hundimiento de nuevos barcos norteamericanos, el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania.
Más información El colapso ruso
La notable capacidad militar mostrada por los ejércitos rusos y el descomunal esfuerzo de guerra (producción de armas, munición y material de todo tipo) habían dejado a Rusia exhausta. El descontento con el curso de la guerra abrió la crisis política, que finalizó con la abdicación de Nicolás II. El triunfo de la revolución bolchevique, con Lenin a la cabeza, fue de extraordinaria importancia para el curso de los acontecimientos bélicos, pues apartó a Rusia de la contienda tras firmar la paz con Alemania.
Más información La victoria aliada
El colapso de los aliados de Alemania precipitó el fin de la guerra. El 3 de octubre, en efecto, el Kaiser había nombrado el gobierno que le había aconsejado Ludendorff, un gobierno parlamentario -lo que para muchos constituyó una "primera revolución alemana"- presidido por un liberal, el príncipe Max de Baden, y formado por liberales de izquierda, socialistas y católicos. El mismo 4 de octubre, el nuevo gobierno pidió el armisticio (petición apoyada por Austria-Hungría) sobre la base de los 14 puntos que había anunciado en enero el presidente Wilson, y que eran relativamente generosos con alemanes y austro-húngaros en la medida que no incluían disposiciones punitivas para ellos. El hundimiento de Austria-Hungría hizo, finalmente, ver a todos que la guerra estaba terminada.
Más información Repercusiones de la guerra
La I Guerra Mundial dejó un balance de 10 millones de muertos y cerca de 30 millones de heridos. El descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población fueron evidentes en toda Europa desde 1920. Viudas, huérfanos y mutilados de guerra se contaron por millones.
Más información Consecuencias sociales y económicas
Las devastaciones fueron incalculables. La guerra, además, había trastocado toda la economía mundial. El comercio internacional y las inversiones en el exterior de los principales países europeos quedaron prácticamente interrumpidos. Estados Unidos y en menor medida Japón se hicieron con buena parte de los mercados antes controlados por Gran Bretaña, Francia y Alemania. Con todo, las consecuencias económicas de la guerra y la agitación laboral de la posguerra transformaron la política y aun la naturaleza del Estado. La situación provocó, de una parte, un reforzamiento notabilísimo de la responsabilidad económica de los poderes públicos; de otra, sensibilizó a gobiernos y sociedad en general en torno a los problemas sociales.
Más información Un nuevo orden mundial
Ninguno de los tres grandes imperios europeos -Rusia, Alemania, Austria-Hungría- sobrevivió a la guerra. Tras la finalización de la contienda, se negociaron las bases (Tratado de Versalles) de un nuevo orden mundial tomando como punto de partida las propuestas de Wilson. Uno de los puntos de mayor interés fue la creación de una Sociedad de Naciones, pactada con los representantes de las otras tres potencias vencedoras, Lloyd George, Clemenceau y Orlando.
Más información El espejismo democrático
Los acuerdos de París fueron recibidos como un gran triunfo de los valores democráticos y como el preludio de una nueva era de paz y prosperidad para el mundo. Y en efecto, en más de un sentido, la I Guerra Mundial significó el triunfo de la democracia. A esa interpretación contribuyeron hechos como 1) la desaparición de los imperios autocráticos de los Romanov, los Habsburgo y los Hohenzollern, y del Imperio otomano; 2) la proclamación de repúblicas democráticas en Alemania, Austria y otros países; 3) la concesión del sufragio femenino en Gran Bretaña, Holanda, Suecia y Estados Unidos, y la introducción de fórmulas de representación proporcional en países como Francia e Italia; 4) la constitución de la Sociedad de Naciones sobre el principio una nación, un voto y sobre la base de deliberaciones parlamentarias de su Asamblea General.
Más información La democracia alemana
La crisis económica de la posguerra erosionó profundamente la legitimidad de la República. En esas condiciones, unidas a la inseguridad política creada por el hundimiento de la monarquía, la proclamación de la República y la amenaza revolucionaria de 1918-19, la industria alemana quedó paralizada. El líder nazi, Hitler, creyó llegado el momento para promover un golpe contra la República. El 8 de noviembre de 1923 lo intentó, con la colaboración de otros grupos ultranacionalistas y el concurso personal de Ludendorff. Hitler fue detenido y procesado. Pero todo el episodio fue significativo y premonitorio.
Más información La era de las dictaduras
La dictadura soviética, el fascismo italiano y el régimen nacional-socialista alemán eran dictaduras que aspiraban a la plena centralización del poder y al total control y encuadramiento de la sociedad por el Estado a través del uso sistemático de la represión y de la propaganda. Varios escritores describieron con especial acierto el horror de las utopías "totalitarias" en novelas inquietantes de desalentador pesimismo como Nosotros, de Zamiatin; Un mundo feliz (1932), de Huxley; El cero y el infinito (1940), de Koestler o 1984, de Orwell, publicada en 1949.
Más información La Revolución Rusa
La revolución de octubre fue un golpe de Estado dado por un partido minoritario en una situación de vacío de poder y descomposición del Estado. Ni Kerensky ni sus colaboradores pudieron utilizar el Ejército, aunque lo intentaron. En la noche del 25 al 26 de octubre de 1917, Lenin se presentó ante el II Congreso de los Soviets y anunció la formación de un nuevo gobierno, el "Consejo de los Comisarios del Pueblo", integrado exclusivamente por bolcheviques (Trotsky, Stalin, Lunacharsky, Antonov-Ovseenko, Rykov, etcétera).
Más información La dictadura sovietica
La concepción leninista del partido; las ideas de los bolcheviques sobre el Estado y el poder político (dictadura del proletariado, control obrero, regulación planificada de la economía); el carácter minoritario del partido bolchevique, todo ello hacía inevitable que un régimen bolchevique desembocara, de forma casi inmediata, en un Estado totalitario y represivo. Las circunstancias en que los bolcheviques llegaron al poder y que condicionaron los primeros años del nuevo régimen -guerras, aislamiento internacional, hundimiento de toda la producción industrial y agraria, inflación, hambre- dejaron además muy escasas alternativas: la centralización del poder apareció como una necesidad inevitable para la reconstrucción del país.
Más información El fascismo italiano
El fascismo italiano fue, como el comunismo ruso, resultado a la vez de la I Guerra Mundial y del propio contexto histórico nacional. Este último había visto, de una parte, la cristalización desde la década de 1910 de un nuevo nacionalismo italiano -D'Annunzio, Corradini, los futuristas-, un nacionalismo autoritario y antiliberal que aspiraba a la creación de un nuevo orden político basado en un Estado fuerte y en la afirmación de la idea de nación; y de otra parte, el descrédito político del régimen liberal. El 30 de octubre de 1922, Mussolini aceptaba el encargo que formalmente le hacía Víctor Manuel III y asumía la gobernación del país al frente de un gobierno de coalición en el que, junto a cuatro ministros fascistas, estaban cuatro liberales, dos populares, un nacionalista y algún independiente. Ese mismo día, miles de "camisas negras" desfilaban por Roma proclamando el triunfo del fascismo.
Más información El régimen fascista
Benito Mussolini, cuyo gobierno fue ratificado por el Parlamento, tardó aún en crear un régimen verdaderamente fascista. Ello se debió, primero, a que el fascismo carecía de ideas y programas claros, coherentes y bien estructurados; y segundo, a que su llegada al poder había exigido evidentes compromisos políticos.
Más información Sociedad y economía fascistas
El fascismo suprimió las libertades sindicales y prohibió las huelgas y los sindicatos de clase como contrarios a la unidad y a los intereses nacionales. Con todo, fue en el ámbito económico donde el dirigismo estatal fascista se hizo más evidente. El diseño económico bajo el gobierno de Mussolini se completó con grandes inversiones públicas en obras de infraestructura y con la creación de un gran sector público.
Más información Expansión de los fascismos
Los distintos fascismos europeos fueron fenómenos singulares y particulares definidos por su propia especificidad. Pero tenían estilos, ideas, programas y hasta mentalidades comunes, si bien combinados en grados muy distintos: ultra-nacionalismo, elementos militaristas e imperialistas, antiliberalismo, anti-comunismo, sindicalismo nacional, agrarismo, populismo, culto al líder y a la fuerza, autoritarismo, mística del heroísmo, de la acción y de la violencia y un estilo militar y disciplinadamente ritualizado. Hitler, Primo de Rivera o Degrelle, entre otros, importaron a sus países modelos políticos cuyo referente último era el fascismo desarrollado por Mussolini.
Más información Las dictaduras europeas
La mayoría de las dictaduras que se implantaron en Europa entre 1920 y 1940 no fueron formas de fascismo -algunas de ellas reprimieron a los movimientos fascistas-, sino dictaduras de inspiración por lo general conservadora y a veces nacionalista, que ante el aparente fracaso de los sistemas de partidos y parlamentarios, quisieron establecer un nuevo tipo de orden político autoritario y estable como base del desarrollo económico y social de sus respectivos países. Oliveira Salazar en Portugal, Horthy en Hungría o Pildsuski en Polonia son algunos ejemplos de dictadura conservadora cercana al fascismo.
Más información La dictadura alemana
Tras ganar las elecciones con el 44 por 100 de los votos, Hitler logró que las cámaras aprobaran con la sola oposición de los socialistas una Ley de Plenos Poderes que le convertía virtualmente en dictador de Alemania. El 19 de agosto de 1934, asumió la Presidencia, tras la muerte de Hindenburg y luego de un plebiscito clamoroso en que logró un 88 por 100 de votos afirmativos. La dictadura alemana había quedado en menos de un año firmemente establecida. Conocidos escritores y artistas no nazis (Thomas y Heinrich Mann, Lang, Gropius, Brecht, Dix, Grosz, Beckmann y muchos otros) y centenares de intelectuales, científicos, profesores, artistas y músicos judíos tuvieron que exiliarse.
Más información El estalinismo
En la elevación de Stalin al poder fue determinante el control que ejercía sobre la secretaría del Partido y la red de alianzas con líderes locales y elementos de la burocracia. Pero igualmente decisivos fueron su gran habilidad táctica, los errores de sus rivales -y en especial, de Trotsky-, la capacidad de Stalin para monopolizar la herencia de Lenin y sobre todo, la coherencia de su tesis, "el socialismo en un solo país", con las necesidades de la URSS. La dictadura impuesta provocó que Chagall o Kandinsky abandonaran Rusia para siempre. Los poetas Esenin, Mayakovsky y Tsvietáieva se suicidaron. Babel, Mandelshtam y Pilniak desaparecieron en las cárceles de Stalin; Bulgakov, Pasternak, Akhmatova, sobrevivieron condenados al exilio interior.
Más información Anticolonialismo en Asia y África
Pronto el nacionalismo vendría a dar sentido y legitimidad a la reacción antioccidental de muchos pueblos asiáticos y africanos. Lo hizo, sin embargo, desde perspectivas y significados diversos y a veces contradictorios. En Japón, Turquía y en parte también en China, el nacionalismo fue, como enseguida veremos, un movimiento modernizador, reformista y a veces democrático, pero sirvió también de fundamento a políticas y reacciones de carácter militarista y autoritario. En la India, Egipto, Túnez, Marruecos, Indochina y en el África Negra, fue además el motor de los procesos de descolonización y cristalizó muchas veces en movimientos reformistas y hasta revolucionarios.
Más información Modernización del Japón
Cuando en 1912 murió el Emperador Mutsu-Hito, Japón era un país rico. Producía hierro, acero, cemento, gas, electricidad, maquinaria, fertilizantes, barcos. La renta nacional creció entre 1890 y 1914 -verdadera época de oro para la economía japonesa- en un 80 por 100. Disponía igualmente de un ejército fuerte.
Más información Militarismo nacionalista en Japón
Los mismos éxitos militares que Japón había logrado durante la guerra mundial reforzaron el espíritu nacionalista de los militares. El Ejército, seducido por la idea de la misión asiática de Japón, aparecía radicalmente divorciado del poder civil y veía con creciente hostilidad la política internacional de distensión seguida por los distintos gobiernos de los años veinte. Bajo el gobierno del emperador Hiro Hito, Japón se vio envuelto en un formidable despliegue nacionalista expansivo que le llevó a invadir buena parte de Asia y proyectarse hacia el Pacífico, entrando en confrontación con Estados Unidos.
Más información El fracaso de China
La reacción china al desafío occidental -que había comenzado antes, hacia 1830-40, y por los mismos motivos, apertura de puertos al comercio internacional- fue muy distinta a la japonesa. Fue una reacción vacilante, contradictoria, débil e insuficiente, marcada por la aparición de sentimientos xenofóbicos de rechazo del mundo occidental y afirmaciones del tradicionalismo chino. La "rebelión de los boxers", que venía a ser la culminación de la paulatina desintegración del Imperio y de la penetración occidental, fue ya el acto final de la gran crisis china. Reafirmó los sentimientos antioccidentales de la población y desacreditó definitivamente a la dinastía Qing. Ello supuso un considerable reforzamiento del movimiento nacional y republicano de Sun Yat-sen. En 1912, abdicó el jovencísimo emperador Pu-Yi, proclamándose la república de China.
Más información Revolución nacionalista en China
El renacimiento cultural chino adquirió dimensión política cuando en 1919, como protesta por la adjudicación a Japón en el Tratado de Versalles de las antiguas concesiones alemanas en China, profesores y estudiantes de la Universidad de Pekín organizaron grandes manifestaciones de protesta. El Movimiento del 4 de mayo reveló la profunda conciencia a la vez nacionalista y reformista de la elite intelectual y universitaria. En 1927, Chiang dio un golpe de Estado contra la izquierda del Guomindang y contra los comunistas, arrestando y ejecutando a varios miles de ellos. El régimen de Chiang reprimió con dureza extrema a las células clandestinas del Partido comunista y a sus hipotéticos colaboradores y simpatizantes, y lanzó varias ofensivas militares para acabar con la guerrilla comunista, uno de cuyos líderes era Mao Zedong.
Más información Nacionalismos en la I Guerra Mundial
Antes ya de la I Guerra Mundial, Japón y China, por vías distintas, parecían liberadas definitivamente de las ambiciones hegemónicas del colonialismo europeo. Con la excepción relativa del África negra, el nacionalismo hizo del antiguo orden colonial un escenario de inestabilidad, insurrecciones, protestas y conflictos. En los años treinta, la crisis económica agudizó la rebelión anticolonial. Personajes como Gandhi, Abd-el Krim o Weizmann lideraron movimientos independistas en sus respectivos territorios.
Más información La crisis del pensamiento
El clima intelectual y cultural de la posguerra cristalizaría en una verdadera cultura del pesimismo, en una visión desesperanzada de la civilización occidental, de los valores que la inspiraban y del tipo de sociedad que esa civilización había generado. La Gran Guerra destruyó la confianza que los europeos habían tenido hasta entonces en su propia civilización. Sólo unos pocos intelectuales -como Barbusse, Zweig, Rolland, Hesse o Russell, encarcelado por objetor de conciencia- no habían cedido al sentimiento de exaltación nacional que el estallido de la I Guerra Mundial había provocado en todos los países europeos.
Más información El malestar de la cultura
El pesimismo y la incertidumbre, reflejados por Spengler y Ortega, impregnaron muchas manifestaciones artísticas. En sus obras, Proust, Hesse, Pirandello o Kafka reflejan un mundo angustioso dominado por el conflicto. Desilusionados con la civilización occidental, artistas e intelectuales descubrieron con fascinación culturas no europeas (Hesse, la India; D. H. Lawrence, los aztecas; Malraux, Indochina; T. E. Lawrence, el mundo árabe) o regiones supuestamente "singulares" de Europa (Douglas, Capri; Brenan y Hemingway, España). La irrupción de violentos nacionalismos antisemitas destruyó el mundo en el que había germinado la formidable intelectualidad judía de la preguerra. Algunos de esos intelectuales (Buber, Scholem) optaron por el sionismo; otros (Bloch, Benjamin, Lukacs) por el marxismo; Freud se exiló, y Zweig y el mismo Benjamin terminaron suicidándose.
Más información Teorías de la crisis
Para algunos intelectuales -T. S. Eliot, Valéry, Spengler, Ortega-, la crisis era consecuencia del declinar de la cultura, provocada por la irrupción de las masas en la historia, un hecho originado a lo largo del siglo XIX pero precipitado en los años de la posguerra. La interpretación de Freud, que no escapó a esa preocupación por la crisis de la sociedad occidental, apuntaba la posibilidad de que la cultura occidental, y la humanidad en general, padeciesen de una especie de neurosis colectiva como consecuencia de las mismas restricciones a la felicidad que toda la civilización se impone en beneficio de su propia seguridad.
Más información La tentación comunista
La tentación comunista
Consecuencia de la crisis económica y social de los años treinta, provocada por el crash de 1929 fueron la politización de buena parte de los jóvenes escritores, casi exclusivamente de izquierdas. Sucedió sobre todo en Inglaterra y, en concreto, en el grupo de escritores que integraron la llamada generación de Auden, esto es, en los poetas W. H. Auden, Day Lewis, Mac Neice, Spender y el novelista Isherwood. La izquierdización de los intelectuales fue general, con nombres como Breton, Aragon, Eluard, Pérec y Pierre Unik, Malraux, Gide, Rolland, Barbusse, Benda, Tzara y un larguísimo etcétera.
Más información La cultura de la Depresión
La literatura de la Depresión fue copiosísima, con autores como Caldwell, Farrell o Llewellyn. El mismo realismo social de obras como la trilogía U.S.A. (1930-36), de Dos Passos, o como las novelas "negras" de Hammett respondía al clima ideológico y social generado por la crisis. Pero tres obras sacudieron la conciencia del público lector inglés y norteamericano: Love on the Dole (Amor en el paro, 1933), de Greenwood; El camino de Wigan Pier, de Orwell y la novela de Steinbeck, Las uvas de la ira. La reacción del cine ante la Depresión económica fue ambigua y contradictoria, conociendo fórmulas como el gran auge del musical (Busby Berkeley, Astaire- Rogers), o el cine cómico (Chaplin, hermanos Marx), y al mismo tiempo, denuncia social como el cine de "gansters" o las películas de Clair o Renoir.
Más información La revolución keynesiana
La respuesta teórica a la crisis de las economías occidentales no vino de la izquierda sino que la elaboró un economista, Keynes, que militó siempre en el liberalismo. Sus tesis básicas, resumidas en su Teoría general del empleo, interés y dinero (1936), rompían con los principios de la economía clásica. Así, mientras los economistas ortodoxos pensaban que el libre juego de las fuerzas del mercado aseguraría el reajuste de la economía y el retorno del empleo, Keynes creía que sólo la intervención del gobierno estimulando la inversión y la demanda pondría fin a la situación de recesión y desempleo.
Más información La ilusión europea
La I Guerra Mundial había suscitado un amplio debate sobre el concepto mismo de Europa. En concreto, la conciencia del empequeñecimiento del papel de Europa dio paso a la idea de una posible unidad europea. "Uno anticipa el comienzo de una nueva era -escribió Gide en 1914-: los Estados Unidos de Europa, unidos por un tratado limitando su armamento...". La idea tomaría fuerza a lo largo de los años veinte, a través de iniciativas y escritos a cargo del conde austriaco Coudenhove-Kalergi, de Benda, de Ortega o de Briand y Stresemann, entre otros.
Más información Desarrollos iberoamericanos
Procesos como la Gran Depresión de 1929 y el auge de los nacionalismos y fascismos marcarán el desarrollo iberoamericano en estas décadas. La Revolución mexicana servirá de referente para los respectivos procesos políticos de estos países.
Más información Declive del dominio oligárquico
La lucha de los sectores medios tenía por principal objetivo la conquista de su derecho a participar plenamente en la vida política, y no el de constituirse en alternativa de poder al modelo oligárquico, ya que lo que se cuestionaba era su funcionamiento pero no sus axiomas. En algunos casos, estos procesos se desarrollaron de un modo más o menos violento, como el de la Revolución Mexicana, y en otros, aunque no estuvieron exentos de algunas manifestaciones de fuerza, los objetivos se cumplieron de forma más pacífica, como ocurrió con Yrigoyen, el candidato de la argentina Unión Cívica Radical, que ocupó la presidencia de la república después de que se modificaran las leyes electorales de su país.
Más información La reforma universitaria
La Revolución Mexicana y la Revolución Rusa se convirtieron en los dos referentes políticos e ideológicos más importantes de los movimientos estudiantiles que comenzaban a despuntar. Buena parte de los principales líderes políticos e intelectuales que actuaron entre 1930 y 1960 hicieron sus primeras armas en el movimiento reformista. Este fue el caso de Haya de la Torre o Rómulo Betancourt, entre una larga lista.
Más información La izquierda
Después del triunfo de la Revolución Rusa y como consecuencia de las escisiones producidas en algunos partidos socialistas, se crearon partidos comunistas en varios países del continente. Por lo general, los partidos de izquierda se interesaban básicamente en el proletariado industrial y otros sectores urbanos, permaneciendo fuera del campo de sus intereses los campesinos, los indígenas y otros grupos marginales. Este vacío fue pronto cubierto por algunos grupos de corte nacionalista que reivindicaban la realización de profundas transformaciones en la estructura agraria y la integración de las masas campesinas a las estructuras políticas. Uno de estos grupos era la APRA , fundada por Haya de la Torre.
Más información Nacionalismos y fascismos
En un principio, el nacionalismo solía estar vinculado a ciertas formas de pensamiento antiliberal, y entre los valores que reivindicaba estaban los de la hispanidad y el catolicismo, de forma que fue posible hablar de un nacionalismo oligárquico. La lucha contra los movimientos de izquierda, intensificada después del estallido de la Revolución Rusa de 1917, fue otro de los elementos aglutinadores de los nacionalistas de derecha, que en ciertas oportunidades iban acompañadas de manifestaciones de violencia. En lo que al fascismo se refiere, su incidencia, aunque innegable, fue menor y menos estructurada que la del comunismo y se hizo más visible a partir de la década de 1930.
Más información La Revolución mexicana
Los planteamientos de Francisco Madero, recogidos en su Plan de San Luis Potosí, que señalaba el inicio de la insurrección general para el 20 de noviembre de 1910, dieron comienzo a la Revolución Mexicana, un poderoso y violento estallido social que no sólo acabaría con el porfiriato sino también propiciaría la integración a la vida política nacional de vastos grupos sociales, hasta entonces marginados por el implacable proceso de centralización impulsado por Porfirio Díaz. Uno de los máximos conflictos en las filas revolucionarias se produjo con Zapata, que se negó a desarmar a los campesinos alistados en sus filas.
Más información La Revolución se institucionaliza
Las posturas favorables a la normalización mostraban la creciente influencia política de Obregón, a quien Carranza intentó cortar su carrera presidencial. Para ello fue necesario dar un golpe militar, en cuyo desarrollo Carranza resultó muerto (el 15 de mayo de 1920), al intentar huir de la capital. El asesinato del presidente y la eliminación de Zapata, en 1919, y de Villa, en 1923, dejaban expedito el camino a la definitiva institucionalización de la revolución.
Más información El Cono Sur y Brasil
En Argentina, después de que el presidente Sáenz Peña impulsara la modificación del sistema electoral, que introdujo el voto masculino universal, secreto y obligatorio, la Unión Cívica Radical decidió participar en las elecciones. En Uruguay, el gran modernizador del sistema político uruguayo y de los mecanismos de control partidario fue Batlle y Ordóñez. En Chile, el panorama político a partir de la Primera Guerra Mundial estaba dominado por dos coaliciones, no demasiado estables. En Brasil, en 1910, el mariscal Hermes Rodrigues da Fonseca, apoyado por los grandes propietarios de Rio Grande do Sul, fue elegido presidente, lo que supuso el retorno de los militares al primer plano de la vida política.
Más información Los países andinos
En Perú, los gobiernos civilistas, que habían controlado el país desde finales del siglo XIX, llegaron a su fin con la conclusión de la Primera Guerra Mundial, en medio de una creciente agitación estudiantil. Haya de la Torre y Mariátegui tuvieron un lugar destacado en la liquidación del régimen civilista. En Bolivia, el crecimiento de los sectores medios urbanos consolidó el dominio del Partido Liberal y permitió la elección de Ismael Montes por segunda vez en 1913. En 1912 un golpe de Estado acabó con el régimen de Alfaro en Ecuador, reservando para él y sus principales seguidores un sangriento final. La política venezolana de estos años se caracterizó por la dictadura de Gómez.
Más información La Gran Depresión en Iberoamérica
Después de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos aumentaron el peso que tenían en el comercio y en las finanzas internacionales, aunque de momento, y en consonancia con su postura aislacionista, no quisieron asumir un claro liderazgo en el concierto de las naciones. El lugar ocupado por los Estados Unidos en la economía mundial hizo que los efectos de la crisis bursátil de Wall Street de 1929, se transmitieran rápidamente por los cinco continentes. Como consecuencia, en América Latina asistimos también al aumento en la intervención del Estado en la actividad económica, en una especie de keynesianismo (aunque inconsciente) antes de Keynes.
Más información Efectos de la crisis
La crisis de 1930 fue una especie de hito fundacional para la industrialización del continente. A tal punto que se habla del antes y el después de la crisis. Mientras el antes estaba marcado por el predominio de las economías exportadoras, el después se colocaría bajo el signo de la industrialización y de la expansión del mercado interno, gracias a la implantación de políticas claramente autárquicas. La caída del sistema financiero internacional también supuso la interrupción en la llegada de una de las principales fuentes de capital, tanto público como privado, que financiaban actividades productivas en América Latina.
Más información Sustitución de importaciones
Si en la década de 1930 existió en América Latina un motor del crecimiento, éste fue sin duda alguna la industrialización por sustitución de importaciones. Si bien se redujo la actividad de algunos sectores vinculados a la exportación, hubo otros que lograron incrementos realmente importantes. Si en muchos países a partir de mediados de la década del 30 se comenzó a recuperar la coyuntura económica, la Segunda Guerra Mundial fue fuente de nuevos conflictos y en algunos casos volvieron a manifestarse con fuerza creciente las tendencias aislacionistas surgidas en lo más virulento de la crisis.
Más información Industrialización y sus dificultades
En aquellos países que más habían avanzado en el camino de la industrialización sustitutiva, como México, Brasil o Argentina, ya a mediados de la década de 1950 comenzaron a observarse los primeros signos de agotamiento de las políticas realizadas.
Más información Los felices años 20
Socialmente, los años veinte fueron años "felices", años locos, "la década del jazz "como la denominó el escritor norteamericano Fitzgerald, del tango y del charlestón, del deporte y del cine, de los night-clubs y cabarets, de Josephine Baker y Chevalier.
Más información La normalización democrática
Pese al auge ya señalado de las dictaduras y aunque las esperanzas democráticas suscitadas por la guerra mundial fueran un espejismo, los años veinte distaron de ser un desierto democrático. Los gobiernos de Coolidge (Estados Unidos), Baldwin (Inglaterra) y Briand (Francia) insistieron en la "normalización" de la vida política y en el desarrollo social y económico. La democracia se estabilizó igualmente en los años veinte en otros países europeos.
Más información La ilusión de la paz
El 27 de agosto de 1928, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia y Japón firmaron en París el llamado Pacto Briand-Kellogg, esto es, la propuesta del ministro francés de Exteriores, Briand, de quien partió la iniciativa, y del Secretario de Estado norteamericano Frank B. Kellogg, por la que los países firmantes renunciaban a la guerra como medio de resolver los conflictos.
Más información La crisis de 1929
La crisis económica mundial fue precipitada por la crisis de la economía norteamericana, que comenzó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y estalló cuando el 29 de octubre de 1929 se hundió la Bolsa de Nueva York. Como consecuencia, Estados Unidos redujo drásticamente las importaciones de productos primarios, procedió a repatriar los préstamos de capital a corto plazo hechos a países europeos y sobre todo a Alemania, y recortó sensiblemente el nivel de nuevas inversiones y créditos.
Más información La sombra de la guerra
A lo largo de los años treinta, la situación internacional empeoró de forma sustancial, sobre todo tras el triunfo de Hitler en Alemania. La guerra, o la amenaza de guerra, reapareció como factor principal en las relaciones internacionales. La debilidad de la Sociedad de Naciones y las evidentes contradicciones en que se movían Gran Bretaña y Francia -mientras Estados Unidos permanecía al margen de la política europea y la Unión Soviética sólo empezaba a salir de su aislamiento- reforzaron los planes de la política exterior de Hitler. Luego, la "política de apaciguamiento" hizo el resto. El 1 de septiembre, el ejército alemán invadió Polonia y ocupó Danzig. El día 3, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania. La II Guerra Mundial había comenzado.
Más información Declinar de Francia
Francia estaba, en vísperas de la II Guerra Mundial, en una grave situación de crisis económica y de profunda división interna. Fue eso lo que hizo que careciese de una política exterior coherente y vigorosa. El Estado Mayor militar, además, dominado por hombres como los generales Pétain, Weigand, Gamelin o Maurin, era un organismo derechista, inclinado a una estrategia de guerra estrictamente defensiva y que pensaba que la debilidad económica del país (y la reducción de gastos militares) habían reducido considerablemente su capacidad ante una eventual guerra en Europa. El débil gobierno Daladier optó así por seguir la "política de apaciguamiento" de Chamberlain.
Más información Decadencia del Imperio Británico
La Gran Bretaña de los años treinta era también un país, un Imperio, en declive. Pero la solidez y prestigio social de sus instituciones (Corona, Parlamento), el empirismo desideologizado y pragmático que impregnaba su tradición política, la ausencia de doctrinarismos ideológicos, y el carácter reformista y moderado del laborismo y de los sindicatos, impidieron que el extremismo político pudiera polarizar la vida política y social y deteriorar la convivencia civil. La solución fue un "gobierno nacional", que se prolongó hasta 1937 con dos gobiernos presididos respectivamente por MacDonald y Baldwin.
Más información Auge de los Estados Unidos
La clave de la recuperación norteamericana de la grave crisis económica de 1929 radicó en el liderazgo de la Presidencia de la nación, encarnada desde 1933 por Franklin D. Roosevelt. Su primer gran mérito como presidente fue convertir una frase, New Deal, en un programa articulado, casi una revolución institucional que, preservando los valores de la sociedad democrática, devolvió al país la confianza en su capacidad para recobrar la prosperidad económica. Por otra parte, tras la ocupación de Checoslovaquia por Alemania, Roosevelt envió un mensaje a Hitler y Mussolini exigiéndoles el compromiso de respetar a un total de treinta y un países, lo que significaba un primer paso para la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
Más información La II Guerra Mundial
El ascenso de los fascismos y su política expansiva, especialmente el alemán, produjo hondas convulsiones que llevaron a repetir, de forma aun más devastadora, la experiencia de la I Guerra Mundial, a pesar de los mecanismos preventivos que las naciones habían arbitrado a raíz de la finalización de ésta.
Más información La guerra en Europa: 1939-40
El error general en que consistió a partir de un determinado momento el "apaciguamiento" se sumó, por si fuera poco, a los de carácter parcial cometidos por cada una de las naciones que se vieron envueltas en el conflicto. El sistema de seguridad mutua -la Sociedad de Naciones- fracasó de modo tan total que más de medio centenar de naciones empeñadas en evitar que Italia ocupara la mitad de Abisinia acabaron por aceptar que la engullera entera. En definitiva, la guerra de 1939 fue la guerra de Hitler, que consiguió con su actitud superar todos los deseos de sus adversarios por evitarla.
Más información Estrategias y balances previos
Adolf Hitler tenía un conjunto de obsesiones muy insistentes, pero no propiamente un plan bélico ni tampoco objetivos que pudieran ser calificados de precisos. Su obsesión era la expansión hacia el Este, pero era consciente de que no le sería tolerada sin derrotar previamente a las potencias occidentales. Gran Bretaña pensó en serio que la guerra sería larga y confió en que se impondría, como en 1918, el potencial económico. Los problemas de Francia resultaban todavía más graves, a pesar de que su Ejército seguía siendo considerado como el mejor de Europa desde el final de la Gran Guerra.
Más información Batalla del Ebro
El 17 de julio de 1936 se produjo el levantamiento de la guarnición militar de Melilla contra el gobierno republicano, declarando el estado de guerra en el Marruecos español. Un día más tarde, los generales Goded en Baleares y Franco en Canarias su suman al golpe de estado, tomando este último el mando del ejército en Marruecos.
Más información Primeros éxitos de la Blitzkrieg
Una nueva manera de hacer la guerra hizo su aparición en la Historia durante la invasión alemana de Polonia. Las denominadas "divisiones panzer" -o las tan sólo motorizadas- de la Wehrmacht, pequeños ejércitos en miniatura capaces de llevar a cabo una penetración a fondo en las líneas adversarias y de desarticularlas, resultaron enormemente efectivas y en tan sólo dos semanas habían reducido el Ejército polaco a trizas. En cumplimiento de su pacto con Alemania, la URSS completó la liquidación de Polonia cuando ya la cuestión estaba decidida, atacando por retaguardia.
Más información La derrota de Francia
La derrota de Francia
Lo que verdaderamente supuso un giro cardinal en la guerra fue la derrota francesa, producto de la voluntad férrea de Hitler y de una serie de circunstancias fortuitas. Aunque De Gaulle hubiera confirmado con lo sucedido en Polonia el papel decisorio que podían tener carros y aviones, los altos mandos franceses estaban muy lejos de haber aprendido nada. Pétain, por ejemplo, seguía siendo partidario de una línea continua de defensa y fortificación. En cuanto a los británicos, tan sólo unos días antes del comienzo de la ofensiva alemana habían cambiado su Gobierno, que ahora presidía Churchill. Su liderazgo resultaría decisivo para el mantenimiento de Gran Bretaña en la guerra.
Más información Gran Bretaña permanece en combate
Para el Führer no existía otra posibilidad, producida la derrota francesa, que el reconocimiento por parte de Gran Bretaña de que tenía perdida la guerra. Pero no lo hizo Gran Bretaña y ello se debió en gran parte a un hombre: Churchill. Si la clase dirigente política supo reaccionar en las gravísimas circunstancias en que se encontraba, fue porque también lo hizo la totalidad de la sociedad. Nunca un país se había movilizado de una forma tan abrumadora para el combate. La denominada Batalla de Inglaterra se inició en la segunda semana de julio y se intensificó de manera especial a partir de mediados del mes siguiente.
Más información La guerra se hace mundial: 1940-41
En el corto plazo de algunos meses, la guerra amplió de forma considerable su escenario, de modo que trascendió las fronteras europeas para convertirse en mundial y lo hizo en un sentido mucho más pleno que en 1914.
Más información Guerra en los Balcanes y África
La evolución militar del conflicto había ampliado el escenario hacia África y los Balcanes. En ambos casos, la iniciativa fue italiana y se saldó con otros tantos fracasos que permiten decir que, ya en el verano de 1941, Italia se había convertido en un pesado fardo, más que en una verdadera ayuda para Hitler.
Más información Operación Barbarroja
Desde un principio, estuvo muy claro cuál era el propósito de la Alemania de Hitler. Se trataba de poner fuera de combate a la URSS en un plazo muy corto de tiempo. El Ejército Rojo sería rodeado y destruido junto a las fronteras, mediante una serie de movimientos de pinza, de modo que se pensaba que en cuatro semanas la victoria sería completa. La propia brutalidad de la guerra emprendida por los alemanes -que tomaron casi seis millones de prisioneros y más de la mitad murió como consecuencia del trato recibido- no tuvo más consecuencia que la de fomentar la resistencia enemiga y a ello contribuyó que Stalin respondiera con idéntica dureza.
Más información Japón y EEUU entran en la guerra
El ataque a Pearl Harbour supuso la entrada de Japón en la Guerra del lado de Alemania e Italia. Resulta curioso que los principales líderes del conflicto recibieran con satisfacción la entrada de Japón en una guerra que, de este modo, se convertía de forma definitiva en mundial. Hitler dijo a sus colaboradores que ahora contaba con un aliado que no había sido vencido en 3.000 años; Churchill, que tanto luchó por conseguir la colaboración norteamericana, pensó haber ganado ya la guerra y el propio Roosevelt sintió el alivio que le proporcionaba la definitiva clarificación de la posición norteamericana ante el conflicto.
Más información Hacia el equilibrio
En los meses iniciales de 1942 si, por un lado, las potencias del Eje llegaron al máximo de su expansión, al mismo tiempo empezaron a testimoniar sus limitaciones, no sólo materiales sino también de otra clase. Los éxitos alemanes habían acabado teniendo como consecuencia el despropósito del ataque a la Unión Soviética, cuando Gran Bretaña distaba de haber desaparecido como adversario. En el caso del Japón, alcanzado el perímetro de lo que fue denominado "Área de Coprosperidad", faltó una idea clara de hacia dónde había que seguir la ofensiva. En cambio, los anglosajones supieron crear un Estado Mayor conjunto, planear la invasión del Norte de África y reafirmar su deseo de combatir hasta la victoria final.
Más información La guerra en el mar
A diferencia de lo sucedido en la Primera Guerra Mundial, en que los aliados conservaron siempre el frente francés, ahora, a partir de 1940, lo perdieron y volver a poner el pie en el continente suponía la concentración de unos efectivos formidables, de los que dependió siempre el resultado de la guerra. La Batalla del Atlántico, que tuvo un resultado dudoso durante la mayor parte de la guerra y que, en 1942, pareció incluso decantarse a favor de Alemania, jugó por tanto un papel decisivo.
Más información La vida en guerra
Ninguna de las sociedades pertenecientes a los países implicados en la II Guerra Mundial pudieron abstraerse del conflicto, pues el esfuerzo bélico requirió a su vez importantes sacrificios, tanto productivos como militares.
Más información Viejos y nuevos procedimientos bélicos
El uso del portaaviones, en especial en el Pacífico, y la aparición de lanchas y barcos de desembarco, capaces de trasladar grandes masas de tropas a distancias relativamente grandes, fueron las grandes innovaciones en la guerra naval. En tierra se produjeron más innovaciones técnicas, por ejemplo, la desaparición práctica de la caballería, a pesar de que los rusos la siguieron utilizando. Durante la guerra aparecieron armas individuales -fusiles de asalto- que multiplicaban la capacidad de fuego en perjuicio de la precisión. La artillería no sólo presenció la aparición de una potencia de fuego nunca conocida sino también la reaparición, a escala nunca imaginada, de los cohetes.
Más información Las retaguardias
En la retaguardia se produjeron modificaciones en las formas de vida colectiva y en los modos de dirigir la política, que tuvieron repercusión sobre los acontecimientos militares o sobre la configuración de las realidades institucionales, una vez concluida la guerra.
Más información El nuevo orden y la resistencia
La guerra mundial fue una guerra civil europea en donde, a la existencia de una nacionalidad identificativa de la postura propia, se sumaba, además, la existencia de una ideología o incluso una religión que podía parecer contradictoria con ella. Ese tipo de enfrentamiento tuvo un componente de brutalidad hasta el exterminio en el seno de comunidades nacionales, rasgo que no se había manifestado durante la Gran Guerra.
Más información El esfuerzo económico y de producción
Cada día que la guerra transcurría aumentaban las esperanzas bélicas de los aliados y disminuían las del Eje. En el año 1941 la producción de los dos bloques era relativamente semejante, pero en 1944 los aliados triplicaban a su adversario.
Más información El Holocausto
El antisemitismo de Hitler tenía poco de nuevo, casi nada de coherente y tampoco fue constante en sus perfiles concretos. En realidad, esta actitud se hallaba muy difundida en la sociedad alemana, en especial en los medios de la derecha tradicional, sin necesidad de ser nazi. Lo que produjo el Holocausto fue, en fin, el carácter obsesivo del antisemitismo de Hitler. Los judíos, otras minorías raciales consideradas inferiores y los disidentes políticos fueron integrados en un sistema de trabajo forzado en campos de concentración, del que los explotadores extrajeron importantes ventajas económicas.
Más información Cultura y religión en tiempos bélicos
El estallido de la guerra había sido en cierto modo visto como un presagio por la propia creatividad cultural. Si tomamos tan sólo el campo de la pintura, no ya sólo en el caso Guernica de Picasso sino también en la obra de Kokoschka, Magritte, Grosz, Max Ernst o Dalí había sobradas premoniciones de una tragedia inminente. La guerra supuso un momento cardinal en la Historia de la cultura universal, como punto final de una época y de partida para otra. No engendró quizá una literatura pacifista de la envergadura de la que se hizo después de 1914-1918, pero no cabe la menor duda de que después de 1945 el panorama cultural cambió de forma decisiva.
Más información La victoria cambia de campo: 1942-43
Recuperado Stalingrado por el Ejército Rojo, podía esperarse que acabara derrumbándose el frente alemán pero no fue así, demostrándose con ello la calidad de este ejército, incluso en los momentos más difíciles. Sin embargo, Kursk fue una derrota grave que logró lo que Stalingrado no había conseguido: el derrumbamiento generalizado del frente alemán.
Más información Torch y Túnez
El escenario africano había sido siempre esencial para los italianos -que cosecharon en él derrota tras derrota-, muy importante para los británicos -que acumularon en él efectivos numerosos- y siempre secundario para los alemanes, de manera especial en el momento en que atacaron la URSS. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, en la fase final de la guerra en la zona, los alemanes acabaron empleando numerosos medios materiales y humanos, de tal modo que la derrota en el Norte de África es susceptible de ser comparada con la de Stalingrado.
Más información Verano de 1943: la caída del fascismo
Para los dirigentes del Eje, principalmente Hitler, existía todavía la esperanza de que podrían mantener su perímetro defensivo causando a sus adversarios un número elevado de bajas, en el caso de Japón, o de que lograrían mantener la superioridad en lo que respecta a su innovación tecnológica y en el arma aérea o podrían concentrar sus fuerzas contra uno de sus enemigos, en el de Alemania. Los meses que siguieron demostraron que estas esperanzas carecían de justificación y, sobre todo, liquidaron definitivamente al tercer miembro del Eje, Italia.
Más información Verano de 1944: Overlord
En el frente soviético, a partir de la batalla de Kursk, con titubeos iniciales, los rusos iniciaron una ofensiva generalizada en todo el frente que devolvió las fronteras a su estado anterior a la guerra. En el frente occidental, la "Operación Overlord" -denominación del desembarco en Normandía- fue extremadamente difícil, pero se saldó con una costosa victoria aliada, gracias a la aportación de un impresionante potencial bélico y a otros factores, algunos casuales, y a los propios errores del enemigo.
Más información Las dos coaliciones: coincidencias y problemas
En realidad el Eje, más que una verdadera alianza, fue siempre una superposición, mal trabada, de intereses contradictorios. El intento de desenganche de Italia contribuyó todavía más a empeorar la mala opinión que los generales alemanes tenían acerca de los italianos y el propio Hitler trató con mucha más brutalidad que amistad a Italia en la fase final de la guerra. En el bando contrario, los aliados habían mantenido una coincidencia grande hasta comienzos de 1943, merced a la íntima amistad entre Churchill y Roosevelt, a estar a la defensiva y a considerar no tan decisiva la potencia militar soviética. La URSS, por su parte, llevaba a cabo una guerra que en cierta manera podía considerarse como paralela e independiente.
Más información La victoria aliada: 1944-45
En torno a septiembre de 1944 se produjo una detención en el frente Oeste que tuvo un estricto paralelismo en el Este. Una primera razón reside en un factor imponderable que deriva de la logística y los aprovisionamientos. Resulta también cierto, sin embargo, que las tropas británicas y norteamericanas exigían unos aprovisionamientos que no admitían comparación con las de los demás beligerantes. Pero se manifestó también un titubeo con respecto a la estrategia general de las operaciones anglosajonas. Patton, en el centro del frente, hubiera querido proseguir las operaciones con decisión y agresividad. Montgomery, en cambio, apoyó una ofensiva desde Bélgica.
Más información El asalto a Alemania
El final de Alemania resultó patético. Algunos de los dirigentes nazis, como Goering y Himmler, que habían tomado parte en las más abominables empresas del régimen, tuvieron esperanzas de que podrían pactar con los aliados. Hitler reaccionó contra ellos antes de suicidarse. Tras casarse con Eva Braun, que seguiría su mismo destino, dictó un testamento por el que nombraba como sucesor a Donitz, que había dirigido la Marina con fidelidad bovina y como jefe de Gobierno a Goebbels; en el nuevo Gabinete no figurarían ni Speer ni Ribbentrop. Goebbels, sin embargo, se suicidó también con toda su familia. Sus cuerpos fueron quemados. El 2 de mayo se dejó de combatir y, una semana después, se produjo la capitulación definitiva.
Más información De Leyte al Missouri
En los primeros días de agosto de 1945, fue lanzada una primera bomba atómica en Hiroshima y una segunda en Nagasaki. En la primera ciudad, produjo unos 70.000 muertos, una quinta parte de la población, a los que hubo que sumar parecida cifra de heridos y la destrucción de cuatro de cada cinco edificios. El acto de la rendición japonesa se hizo efectivo en la bahía de Tokio sobre el acorazado Missouri. La Guerra Mundial había durado seis años y dos días.
Más información Costes y consecuencias de la guerra
La cifra de muertos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial no puede determinarse de forma absolutamente precisa pero es muy posible que llegase a alcanzar los sesenta millones de personas, al menos cuatro veces más que el número de muertos producidos durante el conflicto de 1914-1918. Por otro lado, frente a la decadencia de Gran Bretaña, Francia y Alemania, dos gigantes estaban destinados a dominar el mundo de la posguerra: los Estados Unidos y la URSS.
Más información Nuevo orden mundial y memoria de la guerra
En teoría, todos los vencedores estaban de acuerdo en dos principios esenciales: el castigo de los responsables de la guerra -los principales dirigentes nazis-y la creación de una nueva organización internacional destinada a evitar la repetición de las guerras. El juicio se inició a fines de 1945, en la ciudad de Nuremberg, y concluyó un año después. En general, puede decirse que la función de ejemplaridad quedó cumplida. La fundación de la ONU, por su parte, tuvo lugar en junio de 1945. La memoria de la Segunda Guerra Mundial ha jugado un papel esencial en la Historia de la Humanidad a partir de 1945.
Más información Entrada de EEUU en la I Guerra
El presidente Wilson quiso en principio mantener a toda costa la neutralidad de su país y luego, a medida que la guerra fue afectando a Estados Unidos, ejercer como mediador de cara a la negociación de la paz. La decisión alemana de reanudar la "guerra submarina ilimitada" provocó que Estados Unidos rompiera las relaciones diplomáticas. Luego, tras la interceptación del "telegrama Zimmermann" -enviado por éste, ministro de Asuntos Exteriores alemán, a su embajador en México exponiéndole ciertos inverosímiles planes germanos contra Estados Unidos- y ante el hundimiento de nuevos barcos norteamericanos, el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania.
Más información ·Auge de los Estados Unidos
Auge de los Estados Unidos
La clave de la recuperación norteamericana de la grave crisis económica de 1929 radicó en el liderazgo de la Presidencia de la nación, encarnada desde 1933 por Franklin D. Roosevelt. Su primer gran mérito como presidente fue convertir una frase, New Deal, en un programa articulado, casi una revolución institucional que, preservando los valores de la sociedad democrática, devolvió al país la confianza en su capacidad para recobrar la prosperidad económica. Por otra parte, tras la ocupación de Checoslovaquia por Alemania, Roosevelt envió un mensaje a Hitler y Mussolini exigiéndoles el compromiso de respetar a un total de treinta y un países, lo que significaba un primer paso para la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
Más información De Leyte al Missouri
En los primeros días de agosto de 1945, fue lanzada una primera bomba atómica en Hiroshima y una segunda en Nagasaki. En la primera ciudad, produjo unos 70.000 muertos, una quinta parte de la población, a los que hubo que sumar parecida cifra de heridos y la destrucción de cuatro de cada cinco edificios. El acto de la rendición japonesa se hizo efectivo en la bahía de Tokio sobre el acorazado Missouri. La Guerra Mundial había durado seis años y dos días.
Más información Decadencia del Imperio Británico
La Gran Bretaña de los años treinta era también un país, un Imperio, en declive. Pero la solidez y prestigio social de sus instituciones (Corona, Parlamento), el empirismo desideologizado y pragmático que impregnaba su tradición política, la ausencia de doctrinarismos ideológicos, y el carácter reformista y moderado del laborismo y de los sindicatos, impidieron que el extremismo político pudiera polarizar la vida política y social y deteriorar la convivencia civil. La solución fue un "gobierno nacional", que se prolongó hasta 1937 con dos gobiernos presididos respectivamente por MacDonald y Baldwin.
Más información Gran Bretaña permanece en combate
Para el Führer no existía otra posibilidad, producida la derrota francesa, que el reconocimiento por parte de Gran Bretaña de que tenía perdida la guerra. Pero no lo hizo Gran Bretaña y ello se debió en gran parte a un hombre: Churchill. Si la clase dirigente política supo reaccionar en las gravísimas circunstancias en que se encontraba, fue porque también lo hizo la totalidad de la sociedad. Nunca un país se había movilizado de una forma tan abrumadora para el combate. La denominada Batalla de Inglaterra se inició en la segunda semana de julio y se intensificó de manera especial a partir de mediados del mes siguiente.
Más información Declinar de Francia
Francia estaba, en vísperas de la II Guerra Mundial, en una grave situación de crisis económica y de profunda división interna. Fue eso lo que hizo que careciese de una política exterior coherente y vigorosa. El Estado Mayor militar, además, dominado por hombres como los generales Pétain, Weigand, Gamelin o Maurin, era un organismo derechista, inclinado a una estrategia de guerra estrictamente defensiva y que pensaba que la debilidad económica del país (y la reducción de gastos militares) habían reducido considerablemente su capacidad ante una eventual guerra en Europa. El débil gobierno Daladier optó así por seguir la "política de apaciguamiento" de Chamberlain.
Más información La derrota de Francia
Lo que verdaderamente supuso un giro cardinal en la guerra fue la derrota francesa, producto de la voluntad férrea de Hitler y de una serie de circunstancias fortuitas. Aunque De Gaulle hubiera confirmado con lo sucedido en Polonia el papel decisorio que podían tener carros y aviones, los altos mandos franceses estaban muy lejos de haber aprendido nada. Pétain, por ejemplo, seguía siendo partidario de una línea continua de defensa y fortificación. En cuanto a los británicos, tan sólo unos días antes del comienzo de la ofensiva alemana habían cambiado su Gobierno, que ahora presidía Churchill. Su liderazgo resultaría decisivo para el mantenimiento de Gran Bretaña en la guerra.
Más información Verano de 1944: Overlord
En el frente soviético, a partir de la batalla de Kursk, con titubeos iniciales, los rusos iniciaron una ofensiva generalizada en todo el frente que devolvió las fronteras a su estado anterior a la guerra. En el frente occidental, la "Operación Overlord" -denominación del desembarco en Normandía- fue extremadamente difícil, pero se saldó con una costosa victoria aliada, gracias a la aportación de un impresionante potencial bélico y a otros factores, algunos casuales, y a los propios errores del enemigo.
Más información La democracia alemana
La crisis económica de la posguerra erosionó profundamente la legitimidad de la República. En esas condiciones, unidas a la inseguridad política creada por el hundimiento de la monarquía, la proclamación de la República y la amenaza revolucionaria de 1918-19, la industria alemana quedó paralizada. El líder nazi, Hitler, creyó llegado el momento para promover un golpe contra la República. El 8 de noviembre de 1923 lo intentó, con la colaboración de otros grupos ultranacionalistas y el concurso personal de Ludendorff. Hitler fue detenido y procesado. Pero todo el episodio fue significativo y premonitorio.
Más información La dictadura alemana
Tras ganar las elecciones con el 44 por 100 de los votos, Hitler logró que las cámaras aprobaran con la sola oposición de los socialistas una Ley de Plenos Poderes que le convertía virtualmente en dictador de Alemania. El 19 de agosto de 1934, asumió la Presidencia, tras la muerte de Hindenburg y luego de un plebiscito clamoroso en que logró un 88 por 100 de votos afirmativos. La dictadura alemana había quedado en menos de un año firmemente establecida. Conocidos escritores y artistas no nazis (Thomas y Heinrich Mann, Lang, Gropius, Brecht, Dix, Grosz, Beckmann y muchos otros) y centenares de intelectuales, científicos, profesores, artistas y músicos judíos tuvieron que exiliarse.
Más información Primeros éxitos de la Blitzkrieg
Una nueva manera de hacer la guerra hizo su aparición en la Historia durante la invasión alemana de Polonia. Las denominadas "divisiones panzer" -o las tan sólo motorizadas- de la Wehrmacht, pequeños ejércitos en miniatura capaces de llevar a cabo una penetración a fondo en las líneas adversarias y de desarticularlas, resultaron enormemente efectivas y en tan sólo dos semanas habían reducido el Ejército polaco a trizas. En cumplimiento de su pacto con Alemania, la URSS completó la liquidación de Polonia cuando ya la cuestión estaba decidida, atacando por retaguardia.
Más información El asalto a Alemania
El final de Alemania resultó patético. Algunos de los dirigentes nazis, como Goering y Himmler, que habían tomado parte en las más abominables empresas del régimen, tuvieron esperanzas de que podrían pactar con los aliados. Hitler reaccionó contra ellos antes de suicidarse. Tras casarse con Eva Braun, que seguiría su mismo destino, dictó un testamento por el que nombraba como sucesor a Donitz, que había dirigido la Marina con fidelidad bovina y como jefe de Gobierno a Goebbels; en el nuevo Gabinete no figurarían ni Speer ni Ribbentrop. Goebbels, sin embargo, se suicidó también con toda su familia. Sus cuerpos fueron quemados. El 2 de mayo se dejó de combatir y, una semana después, se produjo la capitulación definitiva.
Más información La Revolución Rusa
La revolución de octubre fue un golpe de Estado dado por un partido minoritario en una situación de vacío de poder y descomposición del Estado. Ni Kerensky ni sus colaboradores pudieron utilizar el Ejército, aunque lo intentaron. En la noche del 25 al 26 de octubre de 1917, Lenin se presentó ante el II Congreso de los Soviets y anunció la formación de un nuevo gobierno, el "Consejo de los Comisarios del Pueblo", integrado exclusivamente por bolcheviques (Trotsky, Stalin, Lunacharsky, Antonov-Ovseenko, Rykov, etcétera).
Más información La dictadura sovietica
La concepción leninista del partido; las ideas de los bolcheviques sobre el Estado y el poder político (dictadura del proletariado, control obrero, regulación planificada de la economía); el carácter minoritario del partido bolchevique, todo ello hacía inevitable que un régimen bolchevique desembocara, de forma casi inmediata, en un Estado totalitario y represivo. Las circunstancias en que los bolcheviques llegaron al poder y que condicionaron los primeros años del nuevo régimen -guerras, aislamiento internacional, hundimiento de toda la producción industrial y agraria, inflación, hambre- dejaron además muy escasas alternativas: la centralización del poder apareció como una necesidad inevitable para la reconstrucción del país.
Más información El estalinismo
En la elevación de Stalin al poder fue determinante el control que ejercía sobre la secretaría del Partido y la red de alianzas con líderes locales y elementos de la burocracia. Pero igualmente decisivos fueron su gran habilidad táctica, los errores de sus rivales -y en especial, de Trotsky-, la capacidad de Stalin para monopolizar la herencia de Lenin y sobre todo, la coherencia de su tesis, "el socialismo en un solo país", con las necesidades de la URSS. La dictadura impuesta provocó que Chagall o Kandinsky abandonaran Rusia para siempre. Los poetas Esenin, Mayakovsky y Tsvietáieva se suicidaron. Babel, Mandelshtam y Pilniak desaparecieron en las cárceles de Stalin; Bulgakov, Pasternak, Akhmatova, sobrevivieron condenados al exilio interior.
Más información Operación Barbarroja
Desde un principio, estuvo muy claro cuál era el propósito de la Alemania de Hitler. Se trataba de poner fuera de combate a la URSS en un plazo muy corto de tiempo. El Ejército Rojo sería rodeado y destruido junto a las fronteras, mediante una serie de movimientos de pinza, de modo que se pensaba que en cuatro semanas la victoria sería completa. La propia brutalidad de la guerra emprendida por los alemanes -que tomaron casi seis millones de prisioneros y más de la mitad murió como consecuencia del trato recibido- no tuvo más consecuencia que la de fomentar la resistencia enemiga y a ello contribuyó que Stalin respondiera con idéntica dureza.
Más información La victoria cambia de campo: 1942-43
Recuperado Stalingrado por el Ejército Rojo, podía esperarse que acabara derrumbándose el frente alemán pero no fue así, demostrándose con ello la calidad de este ejército, incluso en los momentos más difíciles. Sin embargo, Kursk fue una derrota grave que logró lo que Stalingrado no había conseguido: el derrumbamiento generalizado del frente alemán.
Más información El fascismo italiano
El fascismo italiano fue, como el comunismo ruso, resultado a la vez de la I Guerra Mundial y del propio contexto histórico nacional. Este último había visto, de una parte, la cristalización desde la década de 1910 de un nuevo nacionalismo italiano -D'Annunzio, Corradini, los futuristas-, un nacionalismo autoritario y antiliberal que aspiraba a la creación de un nuevo orden político basado en un Estado fuerte y en la afirmación de la idea de nación; y de otra parte, el descrédito político del régimen liberal. El 30 de octubre de 1922, Mussolini aceptaba el encargo que formalmente le hacía Víctor Manuel III y asumía la gobernación del país al frente de un gobierno de coalición en el que, junto a cuatro ministros fascistas, estaban cuatro liberales, dos populares, un nacionalista y algún independiente. Ese mismo día, miles de "camisas negras" desfilaban por Roma proclamando el triunfo del fascismo.
Más información El régimen fascista
Benito Mussolini, cuyo gobierno fue ratificado por el Parlamento, tardó aún en crear un régimen verdaderamente fascista. Ello se debió, primero, a que el fascismo carecía de ideas y programas claros, coherentes y bien estructurados; y segundo, a que su llegada al poder había exigido evidentes compromisos políticos.
Más información Sociedad y economía fascistas
El fascismo suprimió las libertades sindicales y prohibió las huelgas y los sindicatos de clase como contrarios a la unidad y a los intereses nacionales. Con todo, fue en el ámbito económico donde el dirigismo estatal fascista se hizo más evidente. El diseño económico bajo el gobierno de Mussolini se completó con grandes inversiones públicas en obras de infraestructura y con la creación de un gran sector público.
Más información Verano de 1943: la caída del fascismo
Para los dirigentes del Eje, principalmente Hitler, existía todavía la esperanza de que podrían mantener su perímetro defensivo causando a sus adversarios un número elevado de bajas, en el caso de Japón, o de que lograrían mantener la superioridad en lo que respecta a su innovación tecnológica y en el arma aérea o podrían concentrar sus fuerzas contra uno de sus enemigos, en el de Alemania. Los meses que siguieron demostraron que estas esperanzas carecían de justificación y, sobre todo, liquidaron definitivamente al tercer miembro del Eje, Italia.
Más información Modernización del Japón
Cuando en 1912 murió el Emperador Mutsu-Hito, Japón era un país rico. Producía hierro, acero, cemento, gas, electricidad, maquinaria, fertilizantes, barcos. La renta nacional creció entre 1890 y 1914 -verdadera época de oro para la economía japonesa- en un 80 por 100. Disponía igualmente de un ejército fuerte.
Más información Militarismo nacionalista en Japón
Los mismos éxitos militares que Japón había logrado durante la guerra mundial reforzaron el espíritu nacionalista de los militares. El Ejército, seducido por la idea de la misión asiática de Japón, aparecía radicalmente divorciado del poder civil y veía con creciente hostilidad la política internacional de distensión seguida por los distintos gobiernos de los años veinte. Bajo el gobierno del emperador Hiro Hito, Japón se vio envuelto en un formidable despliegue nacionalista expansivo que le llevó a invadir buena parte de Asia y proyectarse hacia el Pacífico, entrando en confrontación con Estados Unidos.
Más información Japón y EEUU entran en la guerra
El ataque a Pearl Harbour supuso la entrada de Japón en la Guerra del lado de Alemania e Italia. Resulta curioso que los principales líderes del conflicto recibieran con satisfacción la entrada de Japón en una guerra que, de este modo, se convertía de forma definitiva en mundial. Hitler dijo a sus colaboradores que ahora contaba con un aliado que no había sido vencido en 3.000 años; Churchill, que tanto luchó por conseguir la colaboración norteamericana, pensó haber ganado ya la guerra y el propio Roosevelt sintió el alivio que le proporcionaba la definitiva clarificación de la posición norteamericana ante el conflicto.
Más información El fracaso de China
La reacción china al desafío occidental -que había comenzado antes, hacia 1830-40, y por los mismos motivos, apertura de puertos al comercio internacional- fue muy distinta a la japonesa. Fue una reacción vacilante, contradictoria, débil e insuficiente, marcada por la aparición de sentimientos xenofóbicos de rechazo del mundo occidental y afirmaciones del tradicionalismo chino. La "rebelión de los boxers", que venía a ser la culminación de la paulatina desintegración del Imperio y de la penetración occidental, fue ya el acto final de la gran crisis china. Reafirmó los sentimientos antioccidentales de la población y desacreditó definitivamente a la dinastía Qing. Ello supuso un considerable reforzamiento del movimiento nacional y republicano de Sun Yat-sen. En 1912, abdicó el jovencísimo emperador Pu-Yi, proclamándose la república de China.
Más información Revolución nacionalista en China
El renacimiento cultural chino adquirió dimensión política cuando en 1919, como protesta por la adjudicación a Japón en el Tratado de Versalles de las antiguas concesiones alemanas en China, profesores y estudiantes de la Universidad de Pekín organizaron grandes manifestaciones de protesta. El Movimiento del 4 de mayo reveló la profunda conciencia a la vez nacionalista y reformista de la elite intelectual y universitaria. En 1927, Chiang dio un golpe de Estado contra la izquierda del Guomindang y contra los comunistas, arrestando y ejecutando a varios miles de ellos. El régimen de Chiang reprimió con dureza extrema a las células clandestinas del Partido comunista y a sus hipotéticos colaboradores y simpatizantes, y lanzó varias ofensivas militares para acabar con la guerrilla comunista, uno de cuyos líderes era Mao Zedong.
Más información La Revolución mexicana
Los planteamientos de Francisco Madero, recogidos en su Plan de San Luis Potosí, que señalaba el inicio de la insurrección general para el 20 de noviembre de 1910, dieron comienzo a la Revolución Mexicana, un poderoso y violento estallido social que no sólo acabaría con el porfiriato sino también propiciaría la integración a la vida política nacional de vastos grupos sociales, hasta entonces marginados por el implacable proceso de centralización impulsado por Porfirio Díaz. Uno de los máximos conflictos en las filas revolucionarias se produjo con Zapata, que se negó a desarmar a los campesinos alistados en sus filas.
Más información La Revolución se institucionaliza
Las posturas favorables a la normalización mostraban la creciente influencia política de Obregón, a quien Carranza intentó cortar su carrera presidencial. Para ello fue necesario dar un golpe militar, en cuyo desarrollo Carranza resultó muerto (el 15 de mayo de 1920), al intentar huir de la capital. El asesinato del presidente y la eliminación de Zapata, en 1919, y de Villa, en 1923, dejaban expedito el camino a la definitiva institucionalización de la revolución.
Más información El Cono Sur y Brasil
En Argentina, después de que el presidente Sáenz Peña impulsara la modificación del sistema electoral, que introdujo el voto masculino universal, secreto y obligatorio, la Unión Cívica Radical decidió participar en las elecciones. En Uruguay, el gran modernizador del sistema político uruguayo y de los mecanismos de control partidario fue Batlle y Ordóñez. En Chile, el panorama político a partir de la Primera Guerra Mundial estaba dominado por dos coaliciones, no demasiado estables. En Brasil, en 1910, el mariscal Hermes Rodrigues da Fonseca, apoyado por los grandes propietarios de Rio Grande do Sul, fue elegido presidente, lo que supuso el retorno de los militares al primer plano de la vida política.
Más información Los países andinos
En Perú, los gobiernos civilistas, que habían controlado el país desde finales del siglo XIX, llegaron a su fin con la conclusión de la Primera Guerra Mundial, en medio de una creciente agitación estudiantil. Haya de la Torre y Mariátegui tuvieron un lugar destacado en la liquidación del régimen civilista. En Bolivia, el crecimiento de los sectores medios urbanos consolidó el dominio del Partido Liberal y permitió la elección de Ismael Montes por segunda vez en 1913. En 1912 un golpe de Estado acabó con el régimen de Alfaro en Ecuador, reservando para él y sus principales seguidores un sangriento final. La política venezolana de estos años se caracterizó por la dictadura de Gómez.
Más información Vida cotidiana en los "locos" años 20
Tras la I Guerra Mundial, la sociedad occidental parece vivir años de recuperación y ansias de olvido. La recuperación económica comienza a ser un hecho, y atrás parecen quedar tiempos de penuria y escasez. El cine y los deportes son los escenarios en los que se proyectan las nuevas ilusiones de las poblaciones, en la confianza de que conflictos como el vivido no volverán a repetirse.
Más información Un mundo cada vez más pequeño
Las hazañas de aviadores como los ingleses Alcock y Brown, que en 1919 hicieron el primer viaje transoceánico sin escala, o como el norteamericano Charles A. Lindbergh -que en 1927 voló en solitario de Nueva York a París-, prepararon el camino para la comercialización de la aviación. No fue, pues, casual que Saint-Exupéry escribiera ahora, 1929-39, sus novelas sobre los pioneros de la aviación (Correo del Sur, Vuelo de noche, Tierra de hombres). En 1919, se pusieron en servicio en Estados Unidos y en Europa las primeras, y muy modestas, líneas aéreas de pasajeros.
Más información Jazz, tango y cabarets
Socialmente, los años veinte fueron años "felices", años locos, "la década del jazz "como la denominó el escritor norteamericano Scott Fitzgerald por el éxito de músicos como King Oliver, Duke Ellington y Louis Armstrong; los años del tango y del charlestón, de los night-clubs y cabarets, de Josephine Baker y Maurice Chevalier.
Más información Los dioses del estadio
Los deportistas -hombres como Babe Ruth, Joe Louis, Weismüller y Jesse Owens (y en Europa, como Magne, Leduc, Fred Perry, Schmelling y Carnera)- se convirtieron en verdaderos mitos populares. Algunos escritores (Prévost, Montherlant, Giraudoux, Hemingway) se sintieron atraídos por los ingredientes de belleza, fuerza, dinamismo, emoción y violencia consustanciales al deporte.
Más información La fábrica de sueños
El cine creó también muy rápidamente su propia leyenda, asociada a los nombres de las grandes estrellas de las producciones norteamericanas. Valentino y Fairbanks crearon los primeros arquetipos cinematográficos del héroe romántico. Chaplin, Keaton, Lloyd, Laurel y Hardy produjeron obras maestras del cine cómico. La formidable capacidad creadora de Hollywood fabricó multitud de mitos (Garbo, Dietrich, Cooper, los hermanos Marx, Astaire y Rogers, King Kong, Lo que el viento se llevó, etc).
Más información Fuera los corsés
La posguerra, los años veinte, registraron también, y significativamente, una progresiva liberalización de costumbres y sobre todo, de la sexualidad. Ello se reflejó en la literatura (novelas de D. H. Lawrence), en el arte (el surrealismo), en el cine, que desde pronto comenzó la fabricación de "sex symbols", y también en la tolerancia de las clases altas y círculos intelectuales y artísticos hacia el adulterio y la homosexualidad
Más información Nuevos papeles femeninos
El papel de la mujer experimentó cambios sustanciales. Escritoras como Virginia Wolf en Inglaterra, como Colette en Francia, como las norteamericanas Gertrude Stein y Dorothy Parker, alcanzaron prestigio, influencia y éxito muy notables. Una norteamericana, Amelia Earhart, emuló a Lindberg volando en solitario en 1928 a través del Atlántico
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