Isabel de Borbón, a caballo

La reina Isabel de Borbón sería la pareja del retrato ecuestre de Felipe IV

Felipe IV, a caballo

Felipe IV a caballo es el retrato más interesante, junto con el de Baltasar Carlos, de los realizados por Velázquez para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Los arrepentimientos que caracterizan la obra del maestro - al pintar directamente sobre el lienzo, sin dibujo previo - se aprecian en las patas traseras del caballo y en la cabeza del monarca. El fondo, con la sierra madrileña, sugiere un acercamiento al Impresionismo, dos siglos antes de este movimiento.

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en una de las paredes menores del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro

Palacio del Buen Retiro

Palacio madrileño construido en la década de 1630, concebido como residencia de recreo, y ubicada en la zona del Prado de San Jerónimo. Albergó una fabulosa colección de pinturas, muchas de las cuales pueden verse en el Museo del Prado.

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. Sobre la puerta que separaba ambos cuadros se situaba el retrato ecuestre de su hijo Baltasar Carlos

El Príncipe Baltasar Carlos

El mejor retrato ecuestre realizado por el pintor para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, entre 1634-1635. Velázquez representa el caballo en corveta, dando la sensación de que sale del cuadro, efecto de movimiento típico del Barroco.

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. Este lienzo plantea los mismos problemas que los de Felipe III

Felipe III, a caballo

Realizado para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro el retrato ecuestre de Felipe III fue realizado por Velázquez con coloaboración de otros pintores. Velázquez realizaría el caballo, buena parte del fondo y el brazo y la pierna que vemos del monarca, en un estilo suelto muy característico de estas fechas.

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y Margarita de Austria

Margarita de Austria, a caballo

Como el retrato de su esposo Felipe III, estaba destinado al Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Éste se considera como en el que menos intervino el pincel de Velázquez, limitándose a algunos toques en la gualdrapa del caballo y en el fondo de la sierra de Guadarrama, donde la pincelada suelta del maestro es más efectiva.

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, ya que el vestido de su majestad y la gualdrapa del caballo están realizados tan minuciosamente que no corresponden con el estilo que hace gala Velázquez por esos años. Se piensa que la obra la iniciaría el maestro antes de irse a Italia en 1629, la continuaría otro autor en un estilo diferente y la finalizaría el sevillano en 1635, especialmente la cabeza de la reina y la del caballo. Precisamente en ambas zonas se aprecia la soltura característica de Velázquez en la década de 1630, destacando el mechón de pelo que cae sobre la cabeza del animal. El fondo de paisaje también podría ser de mano del maestro, al haberse conseguido el efecto de profundidad típico del Cinquecento Italiano.