Palacio del Buen Retiro

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Datos principales


Localización

Madrid

Localización


Desarrollo


Este palacio completaba el conjunto de residencias reales del Madrid barroco. Se levantó a lo largo de la década de 1630, con una sucesión de etapas constructivas ininterrumpidas y al ritmo frenético propio del Conde Duque de Olivares, verdadero promotor del proyecto. Su finalidad no era sustituir al viejo Alcázar, renacentista, sino que iría destinado al ocio de Felipe IV. Por eso, se ubicó en una zona muy transitada por los madrileños para pasear, y donde los nobles tenían palacetes con jardines en los que se daban fiestas: el Prado de San Jerónimo. El edificio, iniciado como una tímida remodelación del Cuarto Real de San Jerónimo, acabó siendo un gran conjunto palaciego, con jardines extensos salpicados de ermitas y con un estanque capaz de albergar batallas navales fingidas. Hoy, aún podemos admirar una buena parte de los mismos: el parque del Retiro de Madrid. La improvisación constructiva influyó en el diseño de la planta, y el aspecto exterior, construido básicamente con ladrillo, era bastante pobre. Sin embargo, esto quedó compensado por su riquísima decoración interior, a través de una colección pictórica extraordinaria, gran parte encargada en ese momento. Con la invasión napoleónica, el edificio sufrió graves daños, fue fortificado por los franceses y finalmente quedó devastado. Sólo se salvaron dos partes que han llegado hasta nosotros, aunque lógicamente modificadas: por un lado, lo que fue el Salón de Reinos, la estancia más importante y significativa por su decoración, y que contituyó hasta 1998 el Museo del Ejército; por otro, el Salón de Bailes, hoy el llamado Casón del Buen Retiro, edificio que forma parte del Museo del Prado.

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