Mäda Primavesi

Datos principales


Autor

Gustav Klimt

Fecha

1912 h.

Escuela

Simbolismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

150 x 110,5 cm.

Museo

Metropolitan Museum of Art

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Mäda Gertrude Primavesi nació en Olmütz el 22 de diciembre de 1903. Realizó estudios de enfermería y en 1945 emigró a Canadá, donde fundó un hogar de niños convalecientes en Montreal, convirtiéndose en su directora. Sin embargo, ella siempre mantuvo contacto con Viena. Cuando abandonó Austria llevó consigo el retrato que Klimt había pintado de su madre hasta que lo vendió en 1987. Mäda falleció el 25 de mayo de 2000, privándonos no sólo del último modelo superviviente del pintor sino de una de las últimas fuentes para conocer la personalidad del artista.La familia del banquero Otto Primavesi sintió una especial admiración por la pintura de Klimt. El artista visitaba con frecuencia la residencia de los Primavesi en Olmutz (Moravia). Con ciertas dificultades, el maestro acabó este retrato de Mäda justo a tiempo para la Navidad de 1913, siendo exhibido públicamente por primera vez al año siguiente, en Roma. Tras la ruina de la familia, el lienzo fue posiblemente vendido en los últimos años de la década de 1920.Klimt nos presenta a la niña de nueve años en pie, vistiendo un vaporoso traje blanco que sobrepasa sus rodillas, adornado con una cenefa de flores a la altura del pecho. Medias, zapatos y lazo del mismo color son los complementos que nos muestra el pintor con perfecta maestría, relacionándose con los retratos de Whistler. Tras ella, y a modo de la estampa japonesa, podemos observar dos zonas de color para representar la estancia. La pared se pinta de rosa con flores de colores que parecen presentar relieve mientras que el suelo se cubre con una alfombra con motivos animales y florales, también en sintonía con el arte japonés, como habían hecho Monet y Van Gogh. El decorativismo de otras obras de este momento -La Virgen o La Bailarina- se ve limitado para presentarnos a Mäda a la manera de una adulta, interesándose el pintor por el contraste cromático, en sintonía con los artistas fauvistas. La mirada inteligente y desafiante de la joven se convierte también en uno de los elementos más importantes del retrato.

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