Vista del estudio del artista, ventana izquierda

El mismo orden matemático que presidía su austera y solitaria vida, plasmada en su desnudo estudio en su casa de la calle An der Elbe 26 de Dresde, se trasladaba a sus obras en una particular simbiosis. En esta sepia de 1805-06 y su pareja, sobre la ventana derecha

Vista del estudio del artista, ventana derecha

Junto a su pareja, Vista del estudio del artista, ventana izquierda, esta sepia de 1805-06 nos permite indagar acerca de las propias condiciones cotidianas de trabajo de Friedrich. A pesar de su realismo, no se halla exenta de cierto contenido simbólico.

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, todo se reduce a una simplificación geométrica, de gran precisión. El estudio nos es conocido por dos célebres obras de Kersting

Georg Friedrich Kersting

Georg Friedrich Kersting (1785-1847) perteneció a la primera generación de pintores románticos alemanes. Tras estudiar en la Academia de Copenhague, se estableció en Dresde (1808-18), en donde estableció una fructífera relación con Friedrich. Junto al sentimentalismo poético, uno de sus temas vitales fue el nacionalismo, exacerbado con la invasión napoléonica (contra la que combatió como soldado). Su vertiente más característica, sin embargo, es la de pintor de la vida cotidiana de la pequeña burguesía, la cual lo caracteriza como uno de los precursores de la corriente Biedermeier.

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de 1811-1812 que presentan a Friedrich trabajando en su taller

Caspar David Friedrich en su estudio

Junto con otro cuadro de igual título, y una copia posterior de esta misma obra, Kersting realizó tres retratos de Friedrich en su estudio. Esta versión es la primera, de 1811. Nos presenta al pintor en su desnuda sala de trabajo, con el efecto de que el espectador permanece en la puerta contemplando. Es uno de los testimonios más interesantes sobre la personalidad de Friedrich.

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. Entre el año de esta sepia y el del primer óleo de Kersting, 1811, el pintor pomerano instaló unos cierres en la parte inferior de las ventanas, con los que podía regular la cantidad de luz de la sala; imprescindibles para su peculiar forma de trabajo, los llevó consigo a su nueva casa de la misma calle en 1820, como aparece en Mujer en la ventana

Mujer en la ventana

Es el único cuadro de interior de Friedrich. Pintado en 1822, y expuesto en la Academia de Dresde junto al lienzo precedente de El mar helado, es una de las obras maestras del artista. Aunque su simbología es habitual en Friedrich - la conexión de este mundo con el ultraterreno - los medios de expresión, de cuidada geometría, con su aparente costumbrismo doméstico, son infrecuentes en su obra.

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. En contraste con la desnudez del cuarto, como la de una iglesia protestante limpia de imágenes en semi-penumbra, se divisa, en el exterior, una animada escena fluvial en el Elba. Desde el asiento de trabajo de Friedrich poco más se aprecia. La ausencia de elementos que pudieran distraer su visión interior, de donde obtenía todas las imágenes que necesitaba, se hizo célebre entre todos los que le trataron. El escultor francés David d'Angers, quien rindió visita al pintor en 1834, describió así la sala: "Una pequeña mesa, una cama, que más bien parecía un féretro, un caballete vacío, eso es todo. Los muros de la sala, pintados en tono verde, están completamente desnudos y sin ningún ornamento; uno busca en vano con la mirada un cuadro o un dibujo".