Estudiante en la Universidad de Munich, ordenado sacerdote en 1951, profesor de teología sucesivamente en Bonn (1958), Münster (1963), Tübingen (1966) y Regensburg (1969), publica varios tratados de teología, entre los que destaca su "Introducción al cristianismo" ( 1?. edición alemana en 1968). Durante el Concilio Vaticano II, actúa como consejero del cardenal Frings, y colabora estrechamente con K. Rahner en la elaboración de documentos contra los criterios y métodos del Santo Oficio, y en favor de las posiciones más reformistas. En 1977 es nombrado por Pablo VI arzobispo de Munich. Desde noviembre de 1981, en que Juan Pablo II le nombra Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, asume varios y destacados procesos de investigación y control de la ortodoxia: continúa la investigación sobre Schillebeeckx iniciada en 1979; asume la crítica de la Teología de la Liberación. Sucedió a Juan Pablo II como papa en el año 2005. El 11 de febrero de 2013 anunció su intención de renunciar al papado, renuncia que hizo efectiva el 28 de febrero de 2013, pasando a ostentar el título de papa emérito.
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contexto
Gracias a las donaciones de todo tipo y exenciones fiscales, las iglesias se fueron configurando como una fuerza patrimonial que, en una época de quiebra económica en la que las masas de indigentes proliferaban, ejercía un poder determinante. La caridad y el amparo de la poderosa Iglesia constituía a menudo el único camino para estos hombres empobrecidos. En otros casos la Iglesia y sus obispos aparecían como opresores y los indigentes, organizados en bandas armadas (los bagaudas) saqueaban y mataban tanto a los grandes propietarios laicos como a las iglesias y obispos. En el año 449, un ejército de desesperados asoló la ciudad de Tarazona, matando a su obispo. El escenario principal de las actuaciones bagáudicas era el alto y medio valle del Ebro. El poder económico y social de la Iglesia atraía todo tipo de conversiones clericales. Es sugestiva la conversión de Theodoro, un judío de Iamona (Ciudadela) que era patrono de la ciudad y pater patrum (equivalente a jefe de la asociación religiosa) de la sinagoga de la ciudad. La presión de los cristianos para conseguir su conversión es elocuente: "Si quieres ser rico, honorable y vivir seguro, cree en Cristo". Su aceptación a tan tentadora propuesta fue seguida por la conversión de otros altos personajes de la ciudad, entre ellos Cecilianus, defensor civitatis, y su familia. Es un testimonio elocuente de que el orden clerical se había convertido en una categoría social en la que el enriquecimiento y la estabilidad del patrimonio estaban sólidamente garantizados. A partir de Constantino, la Iglesia se constituyó en la canalizadora de las donaciones no sólo del emperador, sino de los homini novi, la nueva aristocracia de funcionarios que rodeaba al emperador y, en menor medida, de la vieja aristocracia, puesto que ésta estaba vinculada en su mayoría -sobre todo en Roma- a la religión romana. Las múltiples disposiciones a favor de la inmunidad fiscal de los bienes, tanto de las iglesias como de los clérigos, que aparecen durante el período de Constantino y Constancio en el Codex Theodosianus, les confirió no sólo un poder económico sino una gran capacidad de influencia social. La Iglesia pasó a detentar el monopolio de la asistencia social, siendo asignada a esta actividad, en teoría, una cuarta parte de los beneficios que las iglesias tuviesen. En el año 468, Simplicio, obispo de Roma, ordenaba dividir los beneficios de las iglesias en cuatro partes: una para mantenimiento del obispo, otra como salario de los clérigos, otra para el culto y, el cuarto restante, para la asistencia social. El mismo principio fue decretado por el papa Gelasio en el 494. Sin embargo, en España las rentas se dividían en tres partes, correspondientes al obispo, al clero y a la fábrica de la Iglesia (G. Martínez Díez) sin constituir probablemente una excepción, pues tal debía ser en la práctica el reparto en muchas otras iglesias. No obstante, el derecho al asilo eclesiástico o, dicho de otro modo, el derecho a la protección del obispo a todo aquel que siendo sospechoso de haber cometido delito alguno se hubiera refugiado en un edificio sagrado así como la manumissio in ecclesia o capacidad jurídica para conceder la libertad a los esclavos siempre y cuando éstos accedieran a convertirse en colonos del dominus o gran propietario, si éste así lo decidía, y sobre todo la acción de muchos obispos como patronos de hecho de las ciudades, les confirió una gran influencia social y reforzó sus estructuras de poder. En Hispania se encargó a Hidacio, obispo de Aquae Flaviae (Chaves), llevar una embajada ante el general Aecio, responsable de la defensa de Hispania, solicitando que pusiera fin al pillaje y saqueo de los suevos sobre los galaicos. La embajada (que aceptó a instancias de los ruegos de sus conciudadanos) tuvo como resultado el envío del Conde Censorio a Hispania, quien inicia -junto al propio Hidacio- unas negociaciones con los suevos que sabemos concluyen con el establecimiento de la paz. La crisis provocada por las invasiones y la desorganización del poder civil de los hispanorromanos, refuerza la autoridad y el poder de los obispos. La tutela de éstos era la esperanza más segura para defenderse tanto de los saqueos de los bárbaros como de los llevados a cabo por los recaudadores de impuestos. La protección judicial -asentada sobre la capacidad jurídica otorgada a los clérigos para actuar como jueces de todo tipo de delitos, excepto los crímenes capitales- es entendida en el I Concilio de Tarragona, en su canon 10, no a la manera de los jueces de oficio, previo pago, sino por pura devoción. El agradecimiento por la protección dispensada sólo podría revertir en el beneficio del prestigio de la Iglesia. No obstante, los emperadores tuvieron que intervenir repetidamente contra la parcialidad con que la justicia era aplicada por los clérigos que defendían a los acusados cuando las pruebas por delitos graves -en gran medida de carácter fiscal- eran manifiestas. En una disposición del emperador Arcadio se nos dice que muchos clérigos arrancaban al culpable del suplicio merecido justamente (C. J. I, IV, 6 y C. Th. IX, XL, 16). A este tipo de defensa debieron dedicarse activamente en Hispania algunos obispos, entre ellos Rufino y Gregorio, a los que el papa Inocencio I insta a fin de que atemperen tales prácticas. Así, la Iglesia bajoimperial, tanto en el occidente del Imperio como en Hispania, llenó en cierto modo el vacío institucional dejado por las oligarquías municipales y por las propias autoridades imperiales. Lo cierto es que el ejercicio de estas funciones de carácter asistencial, si bien debilitó al fisco y por consiguiente al Imperio, contribuyó al fortalecimiento político de algunos obispos y, en consecuencia, al de la Iglesia.
Personaje
Político
Trabajó en la Universidad de Praga como catedrático de Filosofía, pero sus tendencias nacionalistas le llevaron a París, como exiliado, en 1915. En este tiempo inicia su trayectoria política como integrante del Consejo Nacional checo en el exilio. En 1918 es investido titular del Ministerio Exterior de la República Checoslovaca. Entre 1921 y 1922 ocupó la presidencia del Consejo y en 1935 accedió a la presidencia del país. Como gobernador, una de las decisiones más polémicas que tuvo que adoptar fue la firma del tratado de Munich, por el que Checoslovaquia debía ceder a Alemania el territorio de los Sudestes. Esta operación le obligó a dimitir en 1939. De nuevo en el exilio creó el Comité Nacional Checo, cuya sede trasladó a Londres en 1940. Desde aquí dio la orden de perpetrar el asesinato de Heydrich. Al término de la guerra regresó a su país y volvió a ocupa la presidencia hasta 1948, fecha en la que cesó ante el ascenso del comunismo.
Personaje
Pintor
<p>Pintor y crítico de arte español nacido en Tarrasa el 2 de junio de 1889 y fallecido en Barcelona el 16 de enero de 1979. </p><p>Rafael Benet, discípulo de Francesc Galí y su tío Joaquim Vancells, formó parte del Grupo Courbet (1919), de Les Arts i Els Artistes y fue fundador del Salón de Montjuïc. Fue presidente del Círculo Artístico de Sant Lluc (1928-30) y expuso en Barcelona, Madrid, Ámsterdam, Lisboa, Londres, Berlín y Nueva York. Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, de la Sociedad Catalana de Estudios Históricos y correspondiente de la Academia de San Fernando.</p><p>El gobierno francés lo nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1959. Sus cuadros, meticulosamente elaborados, con temas de figuras y paisajes, son exquisitas selecciones de una amplia gama cromática. Publicó las monografías Joaquim Vayreda (1923), El escultor Manolo Hugué (1942), Darío de Regoyos (1945), Velázquez (1946), Antonio Viladomat (1947), Isidro Nonell y su época (1947), Xavier Nogués (1949), Joaquim Vancells (1954) y Joaquim Sunyer (1975).</p><p>También publicó La escultura moderna y contemporánea (1949), El futurismo comparado (1949) y, en colaboración con su hijo Jordi Benet i Aurell (Barcelona, 1920-2001), Impresionismo (1952) y Simbolismo (1953). Colaboró en La Veu de Catalunya (de manera muy activa durante el período 1923-36) y en L’art català (1955-58). Dirigió la revista La Ciutat i la Casa (1925-28) y co-dirigió la Gaceta de Les Arts (1928-30). Fue cofundador del museo de Tossa. En 1989 se estableció la Fundación Rafael Benet, que promueve la difusión de su obra.</p>
lugar
La antigua ciudad romana de Beneventum (Benevento) está situada sobre el río Calore. Fundada por los samnitas, quienes la llamaron Maleventum, en el año 275 a.C. los romanos, después de haber conquistado Pyrrhus, no lejos de allí, tomaron la ciudad y cambiaron su nombre por el Beneventum. Tras establecer en ella un grupo de colonos, comenzó un vasto programa constructivo que se incrementó especialmente en la época de Augusto y sus sucesores. El mejor monumento que áun podemo apreciar de la época romana es el arco de Trajano o Porta Aurea, levantado enteramente con mármol de Paria. La ciudad cayó en el año 545 a manos del rey godo Totila, siendo reconstruida en 589 por Autharis, rey lombardo, quien hizo de ella la sede de un ducado.
lugar
Se trata de una importante necrópolis correspondiente al Reino Medio, con 39 tumbas excavadas en una colina. Beni Hassan se encuentra a 23 km al S. de el-Minya, en el Egipto Medio. Las tumbas de esta necrópolis guardan cadáveres de funcionarios locales, de los que los artesanos constructores dejaron constancia en largas inscripciones biográficas. Esta información se completa con escenas de corte histórico -batallas, asedios de ciudades, etc.- que fueron pintadas en las paredes. Muy cerca de Beni Hassan la reina Hatshepsut ordenó construir un templo excavado en la roca, dedicado a la diosa local Pakhet y que fue llamado Speos Artemidos. En el arquitrabe de su entrada se talló una inscripción en la que se relatan las adversidades sufridas bajo el dominio hicso.