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obra
Abadía navarra construida en el siglo XI -cripta y ábside- con añadidos en el gótico -resto de la iglesia-.
monumento
El monasterio de Leyre es la abadía con más solera del reino de Navarra y para algunos autores fue la más importante, tanto en cuanto a aspectos políticos como religiosos. Sin embargo, esta imagen triunfal de Leyre, que pudo ser cierta en determinados momentos, no fue una constante de toda su historia y seguramente ha podido falsear la realidad a la hora de estudiar algunos de los aspectos artísticos de este conjunto. De hecho, la abadía pudo gozar de la posición indicada en la consagración documentada en 1057, pero seguramente, como sugiere L. M?. de Lojendio, su papel no era tan destacado en el momento de la consagración de 1098. De cualquier modo, los conflictos que la abadía mantuvo frente al obispado de Pamplona después de 1078 determinaron durante el siglo XII un gran gasto de los fondos de Leyre y un claro declive de su importancia en todos los ámbitos en los que en otro momento había tenido un papel destacado. El monasterio alcanzaría su momento de esplendor con Sancho García el Mayor, quien lo ordenó reconstruir tras ser arrasado por Almanzor. De estilo románico son la cabecera de la iglesia y la cripta. La cabecera presenta triple ábside y elevadas proporciones, descansando sobre una cripta de cuatro naves. Desde el siglo XI la cripta ha servido como panteón real y en ella encontramos los sepulcros de varios reyes de Navarra. El resto de la iglesia está construido en estilo gótico, sobresaliendo la portada de acceso cuya escultura recuerda al Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela. La desamortización producida en el siglo XIX provocó que el monasterio fuera deshabitado entre 1835 y 1954. Posteriormente se establecieron en él los monjes benedictinos.
monumento
Monumento histórico-artístico de ámbito nacional desde 1931. Tiene nave de cruz latina, crucero y ábside central con sendos absidiolos laterales. Sus formas artísticas son románicas con influencias góticas y cistercienses; pero su construcción tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIII. La decoración y distribución del interior es de gran calidad artística, destacando sobre todo el ábside y sus pinturas murales, que forman uno de los conjuntos más destacados y mejor conservados de Galicia. Se trata de pinturas al temple, realizadas por al menos tres artistas y siendo la mejor escena la del misterio de la Anunciación de Nuestra Señora. También es necesario destacar el baldaquino de piedra del crucero y las sepulturas, puesto que a finales del siglo XII figura como lugar de enterramiento de los caballeros de la Orden de Santiago, perteneciendo una de las urnas sepulcrales al caballero Fernando Ares Noguerol, con figura yacente sostenida por animales y de estilo gótico. El frontis es excepcional, comparte elementos románicos y góticos y se organiza a partir de la puerta principal con arco de medio punto, tornalluvias y decoración abilletada, de zigzag o con motivos vegetales y figurados. Sobre el tornalluvias, esculturas pétreas y delante del propio frontis quedan vestigios del pórtico ojival.