Las edades de Friedrich

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Datos principales


Personaje relacionado

Caspar David Friedrich

Desarrollo


Nos encontramos ante una de las obras más conocidas de Friedrich, una de las más profundas y complejas, pintada entre 1834 y 1835. La composición se abre a una estrecha franja costera en primer plano. En la parte más próxima podemos ver un tonel vacío, una barca invertida y algunos aparejos de pesca. En la parte elevada de la costa aparecen cinco figuras, que se identifican, de forma unánime, con la familia del pintor. La figura masculina con chistera podría ser uno de sus sobrinos, Heinrich Wilhelm. Las personas sentadas son, respectivamente, su hijo Gustav Adolf; su hija Agnes Adelheid; y por último, su hija mayor Emma. El anciano que aparece de espaldas, con un largo abrigo y birrete -a diferencia de su familia, vestida de verano- es el propio Friedrich, apoyado en su característico bastón. El niño sostiene la bandera de Suecia, reino que dominaba la Pomerania en que nació el pintor, hasta 1815. Más allá de estos personajes, cinco diferentes embarcaciones se aproximan a la costa. Parecen corresponder a las figuras: cinco personajes, cinco navíos. El mayor, y más cargado, próximo a concluir su navegación, se vincula al anciano; los pequeños botes a los niños; por fin, los lejanos veleros se relacionan con hija y sobrino. Hay otro más en la costa: la barca vuelta hacia la tierra que parece un ataúd que apunta hacia el anciano Friedrich. Compositivamente la estructura, aunque clara, es compleja. Las cinco personas forman un semicírculo, una curva que se repite en el montículo de la costa, señalando hacia la nave más cercana, que ya recoge sus velas para fondear.

Este semicírculo está rematado por la bandera que sostienen los niños. Más allá, dichas curvas, a las que el maestro era tan aficionado, están contrapesadas por las coordenadas creadas por la línea del horizonte y el mástil del barco, que divide la superficie del lienzo horizontal y verticalmente en el mismo centro. La curva superior está formada por las nubes que se alzan suavemente hacia los extremos, y repetida por la situación de los barcos. No falta la luna, cuyo significado cristiano se refiere a Cristo y la vida tras la muerte. Nos encontramos ante un cuadro premonitorio, la despedida de Friedrich quien, alejándose de su familia, se dispone a subir al velero que le ha de llevar al más allá.

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