Las edades

Datos principales


Autor

Caspar David Friedrich

Fecha

1834-35

Estilo

Romanticismo Alemán

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

72,5 x 94 cm.

Museo

Museum der Bildenden Künste

Contenidos relacionados


Es, además de una de sus más conocidas obras, una de las más profundas y complejas. Su título no corresponde al propio Friedrich, aunque ya aparecía en 1904-5 en la primera presentación pública de la obra. Según éste, las personas de la orilla representarían el ciclo de la vida humana: infancia, juventud y vejez. De este modo, se encontraría relacionado con los anteriormente pintados ciclos de la naturaleza, en la cual se incardina la vida humana, cuyo desarrollo, además de biológico, posee un claro contenido espiritual. Es, por tanto, una alegoría de la "navigatio vitae", del viaje vital. El lugar que la obra presenta es de dudosa identificación. Se suele considerar que se trata del popular mirador de Utkiek en Wyk, cerca de Greifswald, la ciudad natal de Friedrich. Asimismo, se ha propuesto la identificación con la costa de Wiltow, en la isla de Rügen, en que los barcos correo suecos se detenían antes de proseguir a Satralsund, descargando por medio de pequeños veleros. Esto podría explicar ciertos aspectos de la obra. Es el atardecer de verano. La composición se abre a una estrecha franja costera en primer plano. En la parte más próxima podemos ver un tonel vacío, una barca invertida y algunos aparejos de pesca. En la parte elevada de la costa aparecen cinco figuras, que se identifican, de forma unánime, con la familia del pintor. La figura masculina con chistera podría ser uno de sus sobrinos, Heinrich Wilhelm, cuyo padre poseyó el cuadro y que vivía con Friedrich en Dresde cuando éste sufrió su ataque de apoplejía en 1835.

Las personas sentadas son, respectivamente, su hijo Gustav Adolf, llamado así por el gran monarca sueco, nacido en 1824; su hija Agnes Adelheid, un año menor; por último, su hija mayor Emma, nacida en 1819. El anciano que aparece de espaldas, con un largo abrigo y birrete - a diferencia de su familia, vestida de verano - es el propio Friedrich, apoyado en su característico bastón. Es el último de sus autorretratos insertos en un óleo; el primero fue el Monje en la orilla del mar, casi tres decenios antes. El niño sostiene la bandera de Suecia, reino que dominaba la Pomerania en que nació el pintor, hasta 1815; Friedrich solía afirmar que él era "medio sueco". Este país se extiende al otro lado del mar que se halla ante la vista del anciano, quien contempla el horizonte, a pesar de los esfuerzos del hombre más joven, quien trata de captar su atención y señala hacia los niños. Más allá de estos personajes, cinco diferentes embarcaciones se aproximan a la costa. Parecen corresponder a las figuras: cinco personajes, cinco navíos. El mayor, y más cargado, próximo a concluir su navegación, se vincula al anciano; los pequeños botes a los niños; por fin, los lejanos veleros se relacionan con hija y sobrino. Hay otro más en la costa: la barca vuelta hacia la tierra - un 'memento mori' - parece un ataúd que apunta hacia el anciano Friedrich. Compositivamente la estructura, aunque clara, es compleja. Las cinco personas forman un semicírculo, una curva que se repite en el montículo de la costa, señalando hacia la nave más cercana, que ya recoge sus velas para fondear.

Este semicírculo está rematado por la bandera que sostienen los niños. Más allá, dichas curvas, a las que el maestro era tan aficionado, están contrapesadas por las coordenadas creadas por la línea del horizonte y el mástil del barco, que divide la superficie del lienzo horizontal y verticalmente en el mismo centro. La curva superior está formada por las nubes que se alzan suavemente hacia los extremos, y repetida por la situación de los barcos. No falta la luna, cuyo significado cristiano se refiere a Cristo y la vida tras la muerte (Dos hombres en la playa a la luz de la luna). Las generaciones marchan hacia la luz divina, a través de un camino cargado de pesadumbres. Es un cuadro premonitorio, la despedida de Friedrich quien, alejándose de su familia y de ese oscuro primer plano terreno en que siempre se sintió encerrado, se dispone a subir al velero - atravesando la muerte - que le ha de llevar al más allá, a la tierra de la libertad, al mundo espiritual.

Compartir