La Córdoba califal

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Córdoba

Desarrollo


La "Córdoba lejana y sola" a la que aludía Federico García Lorca en su famosa "Canción del jinete", surcada por el río Guadalquivir, situada entre la sierra y la campiña, es una de las ciudades españolas más atractivas para el viajero. Oficialmente fue fundada por Claudio Marcelo en el año 196 a.C., existiendo en la actualidad importantes restos de su pasado romano. Junto al edificio del actual Ayuntamiento se alzan las ruinas del Templo. Gracias a la monumentalidad de los restos podemos deducir que se trataba de un edificio colosal, construido en época del emperador Claudio. Monumental también es el famoso Puente, levantado en época de Augusto. Consta de 16 arcos y ha sido restaurado en numerosas ocasiones, por lo que ha perdido parte de su aire original. En el paseo de la Victoria encontramos los restos de un mausoleo, enterramiento romano del siglo I. Sin duda, la época de gran esplendor de Córdoba es durante la dominación árabe. Capital del califato omeya, se convirtió en centro irradiador de cultura y poder durante el siglo X. La mezquita aljama cordobesa es una de las más impresionantes del mundo. Su construcción se prolongó durante dos siglos, configurando un espacio rectangular de más de 23.000 metros cuadrados. La antesala de este majestuoso edificio es el patio de los Naranjos y la torre, de 93 metros de altura. Una vez en el interior del templo, destaca su impresionante bosque de columnas, constituido originalmente por más de 1.

000 que sostienen arcos dobles: de herradura el inferior y de medio punto el superior, arquerías bicromas que constituyen un auténtico espectáculo. Pero el visitante todavía queda más impresionado cuando se acerca a la zona del mihrab. En la maksura, los arcos lobulados y entrelazados, decorados con ataurique, crean la característica red de rombos. Esta zona se cubre por una serie de cuatro cúpulas de crucería califal, con gruesos nervios que no se cruzan en el centro. Al mihrab se accede a través de un gran arco de herradura con su correspondiente alfiz, sobre el que se observan una serie de arcos polilobulados que encuadran una decoración vegetal, realizada en mosaico sobre fondo de oro. El alfiz y la serie de arcos tienen entre sí una amplia franja con inscripciones en letras cúficas, donde se pueden leer citas tomadas del Corán. Las jambas del arco de herradura se revisten de dos grandes losas de mármol decoradas con ataurique. La otra gran construcción de época califal es Madinat al-Zahra, el lujoso palacio califal construido a las afueras de la ciudad por Abd al-Rahman III, conocido como el "Versalles de Córdoba". Por desgracia, sólo quedan en pie unos cuantos restos de esta efímera maravilla, que fue arrasada apenas un siglo después de su construcción. La parte mejor conservada es el llamado Salón Rico, sala de recepción utilizada por los califas, que por su riqueza impresiono a todos los diplomáticos llegados a Córdoba desde cualquier lugar del mundo.

Las murallas de Córdoba se levantaron tanto en época romana como árabe. Sus medidas eran 400 metros de longitud, 6 de altura y casi dos metros y medio de espesor. Estaba construida a base de tapial y mampostería, y contaba con diferentes puertas de acceso y torres de defensa, como la famosa de la Malmuerta. Otro resto de época musulmana lo encontramos en el Molino de la Albolafia. Originalmente era un molino de harina situado en una de las pequeñas isletas que surgen en el cauce del río Guadalquivir. En época califal fue modificado para que trasladara agua a los jardines del cercano Alcázar. Una excelente muestra de la integración cultural que se produjo en la época de los califas la encontramos en la famosa Judería, centro de la poblada colonia judía en la Córdoba medieval, una de las más activas comunidades de su tiempo. Las calles poseen un trazado singularmente irregular y sinuoso, con callejones estrechos, callejuelas angostas y plazoletas que dan a casas encaladas en un blanco luminoso, levantadas en torno a un patio y repletas de flores. El centro de la vida comunitaria era la Sinagoga. Se trata de una estructura con planta cuadrada a la que se accede atravesando un pequeño patio con atrio de columnas y una puerta en el lado derecho. El 29 de junio de 1236 Córdoba cayó en poder del rey Fernando III. La entrada de las huestes cristianas supuso un vuelco en la vida de la ciudad.

Desde el primer momento empezaron a erigirse iglesias, muchas de ellas sobre anteriores mezquitas, como el Convento de San Francisco. Este conjunto monástico del siglo XIII ha sufrido diversas modificaciones con el paso del tiempo, destacando su espectacular claustro del que sólo quedan dos pandas en pie. De esta época también es la Parroquia de San Pedro, fundada en el mismo año de la conquista. Al igual que la mayoría de las antiguas parroquias, ha vivido numerosos cambios en su estructura, especialmente en época renacentista, momento al que corresponde su fachada, realizada por Hernán Ruiz III. La gran obra cristiana no es otra que la Catedral, situada en el centro de la Mezquita-aljama. Fue iniciada en 1523, siendo Hernán Ruiz el encargado de las trazas, una estructura en forma de cruz latina procurando afectar lo menos posible a la fábrica musulmana. En su interior destaca la sillería de coro, obra de Pedro Duque Cornejo realizada en madera de caoba americana, en un estilo churrigueresco que corresponde al siglo XVIII, cuando se ejecutó. Alonso Matías es el autor del retablo de mármol, mientras que los lienzos que lo adornan son obra del cordobés Antonio Palomino. La torre también se reconstruyó en época cristiana, siguiendo las trazas de Hernán Ruiz III. Distribuidas por los muros perimetrales de la mezquita encontramos un buen número de capillas, adornadas con ricos tesoros artísticos.

El Cristo de los Faroles es una de las imágenes más populares de Córdoba. La escultura fue realizada por Juan Navarro León en 1794 y se encuentra en la plaza de los Capuchinos, así llamada por hallarse en ella el convento de esta orden religiosa. El Arcángel San Rafael el patrono de la ciudad. La geografía urbana está salpicada de triunfos dedicados al santo, pero el más importante es el que se alza tras la catedral, junto a la Puerta del Puente, triunfo realizado por Michel de Verdiguier. También es muy venerado el que se encuentra en el centro del Puente Romano. La mencionada Puerta del Puente fue construida con motivo de la visita de Felipe II en 1570. Obra diseñada por Hernán Ruiz III, se ejecutó a modo de arco triunfal. La nómina de construcciones civiles realizadas en época cristiana la encabeza el Alcázar, una fortaleza del siglo XIV construida bajo mandato de Alfonso XI "el Justiciero" y que fue reformada en las centurias sucesivas. El recinto, de planta casi cuadrada, aparece rematado con cuatro torres, destacando los bellos jardines que rodean la construcción. También con carácter defensivo fue edificada la Torre de la Calahorra, al otro lado del puente, un primitivo castillo musulmán que fue reformado en tiempos de Enrique II. Originalmente el conjunto constaba con dos torres unidas por un arco, que también servía como acceso a la ciudad.

La nobleza urbana cordobesa se dedicará durante la Edad Moderna a construir palacios con los que demostrar su poder económico y su posición política. Entre estos edificios encontramos el Palacio de la Merced, antiguo convento de frailes mercedarios que constituye un auténtico hito en el Barroco de la ciudad. La Casa de las Ceas o del Indiano fue construida a finales del siglo XV, como evocación al Nuevo Mundo recién descubierto y a los cordobeses que viajaron a él, tratándose de un claro ejemplo de arquitectura civil mudéjar. También en esta época se abren importantes plazas, que dotarán de mayor encanto a la ciudad. La planta de la Plaza de la Corredera responde a un rectángulo semirregular, sumando ciento trece metros el lado mayor y cincuenta y cinco el menor, según el proyecto del arquitecto salmantino Antonio Ramos Valdés, tomando como referencia las plazas mayores castellanas. Muy cerca encontramos la plaza del Potro, un espacio que data del siglo XVI en el que se hallan los Museos de Bellas Artes y Julio Romero de Torres. Otro de los lugares de encuentro en Córdoba es la Plaza de las Tendillas. Durante siglos fue el ágora de la ciudad, rodeándose en la actualidad de elegantes edificios. En el centro de la plaza se alza el Monumento al Gran Capitán, realizado por el escultor cordobés Mateo Inurria. Una vez recorrida Córdoba, el viajero habrá podido sentir la larga y fecunda historia que ha vivido esta bella ciudad construida a la orilla del Guadalquivir.

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