Trinidad en la tierra con santos

Datos principales


Autor

José o Jusepe,José or Jusepe (El Españoleto) Ribera

Fecha

1632-35

Escuela

Naturalismo tenebrista

Estilo

Barroco Español

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

393 x 262 cm.

Museo

Palazzo Reale

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Cuenta De Dominici, a comienzos del siglo XVIII, que este gran lienzo que contemplamos había sido realizado para el coro de la Cartuja de San Martino pero que por su elevado costo los monjes rechazaron el cuadro. Ribera no dudó en añadir dos figuras más y vendérselo a las franciscanas de la Trinità delle Monache, en cuya iglesia es mencionado por vez primera en 1692. También dice De Dominici que estaba coronado con el Padre Eterno entre nubes rodeado de angelitos, pudiendo tratarse de un lienzo que estuvo en la iglesia de la Trinità hasta 1897. No existen pruebas documentales sobre estas cuestiones, asunto que los especialistas consideran infundado. Así, las restauraciones han corroborado que no se hizo ningún añadido al lienzo original y que el Padre Eterno se pintó como figura aislada desde un primer momento. El asunto de la Trinidad en la tierra es característico del Barroco y se completaría con la Trinidad celestial que forma el Niño Jesús, la paloma del Espíritu Santo y el Padre Eterno mientras que la terrestre está integrada por Jesús, San José y la Virgen. Los santos que rodean a la Trinidad están vinculados a las órdenes monásticas y son San Bruno, San Benito, San Bernardino y San Buenaventura, cada uno de ellos con sus respectivos atributos. En la parte superior del lienzo contemplamos un gracioso círculo de ángeles con el que se define la profundidad espacial y que sugiere un movimiento giratorio en el conjunto. Las figuras de los santos están realizadas de manera naturalista, pero en María y el Niño encontramos una mayor idealización, con unos rostros similares. Los gestos y las actitudes repiten el esquema de la primera etapa del maestro, cuando Caravaggio es el modelo a seguir, pero en la iluminación y el colorido encontramos cierta evolución hacia el pictoricismo que caracteriza su etapa madura. Eso no resta importancia a la iluminación tenebrista empleada, con la que crea excelentes contrastes de luz y sombra al tiempo que dota de mayor cotidianeidad a la composición.

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