San Marcos y San Pedro

Lorenzo Ghiberti, el primer escultor que renovó el lenguaje del tardogótico

Gótico Italiano

El Gótico en Italia tiene características específicas que lo diferencian del Gótico en el resto de Europa. Se considera el inmediato precedente del Renacimiento Italiano, ya que sus artistas sientan las bases de los elementos desarrollados durante el Quattrocento.

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, realizó la estructura de madera del extraordinario tabernáculo de los lineros de Florencia. La decoración de las tablas corrió a cargo de Fra Angelico, el cual hizo un dibujo previo de las escenas que pintaría en los diversos paneles. La obra se realizó durante 1433, un año después de estar terminada la estructura del mismo. El tabernáculo guardaba en su interior la imagen de la Madona con el Niño

Virgen con el Niño

Tabla central del Tabernáculo de los lineros con el motivo de la Madre y el Niño Jesús rodeado de ángeles, y las figuras de San Juan Bautista y San Marcos en las alas laterales, que hacen de cierre al tabernáculo. Fra Angelico muestra progresos en la configuración de un efecto espacial, a la vez que introduce elementos de arquitecturas de claro sabor renacentista.

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rodeada de ángeles. En las alas internas figuraban San Marcos y San Juan Bautista. Las tablas al exterior, ya que el tabernáculo se abría los días festivos, pero permanecía cerrado los días de trabajo, también se decoraron, con las figuras monumentales del apóstol San Pedro y San Marcos, de nuevo, como en el interior. Abajo, la predela estaba constituida por tres escenas

Sermón de San Pedro en presencia de San Marcos

Tabla perteneciente a la predela del Tabernáculo de los lineros, obra pintada por beato Angelico en 1433, en donde se ejemplifica uno de los episodios históricos acontecidos al santo patrón de los comerciantes en lino, que sigue la "biblia" iconográfica de la "Leyenda dorada", de Jacobo de la Voragine.

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alusivas a estos santos y una Adoración de los Reyes. Los santos se manifiestan con gran rotundidad en sus formas, de pie, apoyados en un suelo de rocas apenas esbozado, que casi no da sensación de espacio, aunque parece sobresalir más allá de los límites de la pintura. Los pliegues ayudan a la monumentalidad y corporeidad de las figuras, y existen algunas sombras que proyectan las túnicas que nos indican de la procedencia del foco de luz, desde la izquierda. San Marcos se mantiene absorto en la lectura, ocupando todo el espacio, no pudiéndose discernir con claridad el león, su atributo por antonomasia, que queda recostado por detrás de él, a sus pies y en un segundo plano. En la otra tabla, Pedro porta el libro sagrado y la llave de la Iglesia. Ambos están nimbados con aureola de rico oro, que se recorta rotunda sobre el fondo de color mucho más oscuro. El resto de los paneles que constituyen el Tabernáculo de la cofradía de los lineros, continúan con avances en el terreno de la concreción de un espacio creíble.