Sagrada Familia de Francisco I

Datos principales


Autor

Raffaello Sanzio

Fecha

1518

Estilo

Renacimiento Italiano

Material

Oleo sobre tabla

Dimensiones

207 x 140 cm.

Museo

Museo Nacional del Louvre

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Con motivo de la reciente alianza entre el papado y el reino de Francia por la que el monarca francés defendería los derechos de la Iglesia, el pontífice León X encargó a Rafael -sirviendo como mediador Lorenzo de Medici- dos cuadros: el San Miguel derrotando a Satanás y esta Sagrada Familia destinados a Francisco I y la reina Claudia respectivamente. Debido a los múltiples trabajos en los que Sanzio estaba enzarzado, especialmente de arquitectura, dejó la ejecución de numerosas partes de la tabla a sus ayudantes, considerándose que el maestro elaboró las figuras de san José, la Virgen y el Niño mientras Giulio Romano es el artífice de santa Isabel y san Juanito, la cuna y las flores son de Giovanni da Udine y los dos ángeles obra de Gianfrancesco Penni y Raffaellino. El cuadro fue estrechamente seguido por sus contemporáneos, llegando a recibir críticas de Sebastiano del Piombo que hace referencia en una carta a Miguel Ángel a "figuras de hierro que brillan y parecen puestas al humo". La gran preocupación de Sanzio en este trabajo la encontramos en la luz debido a la profunda admiración que Francisco I sentía por Leonardo. De esta manera, Rafael quiere competir abiertamente con el maestro florentino, resultando un trabajo sumamente acertado. La iluminación procede de la derecha e impacta en la figura de Jesús, resbalando por el cuerpo de su madre para acentuar la importancia de ambos personajes.

En el resto de la composición se juega con un marcado contraste de claroscuro. El conjunto está organizado en torno a un círculo central donde el cuerpo del Niño sirve de diagonal interna, estructurando equilibradamente la escena. El movimiento también está presente en este trabajo, destacando los acentuados escorzos de los personajes que parecen anticipar el Manierismo y el Barroco. La dulzura que impregna los idealizados rostros de las sagradas figuras está presente en toda la producción del maestro, convirtiéndose en su seña de identidad, humanizando las escenas sacras en sintonía con la filosofía humanista imperante en el Renacimiento que sufrirá un notable retroceso con la pronta llegada de la Contrarreforma.

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