Monstruo hueco
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dim. desc.
Museo
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Los dibujos de El Bosco carecen del misterio de sus grandes obras, con escenas infernales en las que podemos intuir trasfondos de significados ocultos. Sin embargo, no carecen del encanto de sus figuras llenas de fantasía e imaginación. Parece ser que el método de trabajo de El Bosco consistía en tomar objetos reales y unirlos, mezclarlos, colocarlos en situaciones absurdas. Este es el caso del monstruo hueco que ahora contemplamos. Se trata de un posible ensayo para el monstruo del Infierno Musical que flanquea el Jardín de las Delicias . Por su aspecto podemos ver que el cuerpo se trata de un tronco podrido, hueco por la carcoma, en cuyo interior se ha instalado una mesa de banquete con diversos comensales. El monstruo tiene unas extrañas piernas, nudosas, llenas de raíces, pero asentadas sobre barcas que podrían patinar o hundirse en el agua. En la cabeza tiene un enorme sombrero del que sale una jarra, con una escalera y un hombrecillo que trepa por ella. El hombre se estira desesperadamente, tratando de alcanzar un árbol que nace de la espalda del monstruo en el que está posada una lechuza: la herejía. El paisaje es hermoso, muy similar a aquéllos en los que El Bosco sitúa con frecuencia el Edén. Sin embargo, la presencia del monstruo altera por completo la apacibilidad del paisaje y nos habla de la inconstancia del hombre, del peligro del vicio y el pecado, así como la presencia continua de la herejía acechando nuestras debilidades.